España: Según documentos
desclasificados de la CIA el Rey Juan Carlos I fue su informante
DIARIOOCTUBRE / febrero 22, 2024
Juan Teixeir, periodista investigador chileno.— La CIA ha desclasificado más de 12
millones de páginas de información, de las cuales unas 12.500 entradas tratan
sobre España. Los informes de estrategia y cables diplomáticos secretos
reflejan la visión e influencia de la inteligencia norteamericana sobre el
devenir del país en un momento clave de su historia como fue la Transición.
Según los documentos, Juan Carlos I se convirtió en uno de los informantes más
valiosos de EE.UU, revelando información confidencial a su contacto en Madrid,
el embajador norteamericano Wells Stabler. Además, Juan Carlos habría pactado
la entrega del Sáhara Occidental a Marruecos. Todo a cambio del apoyo norteamericano
para convertirse en Rey.
Mediados de la
década de los 70. La Revolución de los Claveles triunfa en Portugal. En Italia,
los comunistas están muy cerca de llegar a formar parte del Gobierno. En Grecia
la dictadura militar se desmorona. Y en España, el dictador Francisco Franco
está en las últimas.
El panorama es
muy preocupante para los intereses norteamericanos, que ven como sus aliados
pierden fuerza. Además del propósito global de frenar al comunismo y al
socialismo, para EE.UU esta zona es especialmente importante a nivel
geoestratégico. En 1973 por ejemplo, los aviones norteamericanos que se
dirigían a Oriente Medio para apoyar a Israel en la guerra del Yon Kippur solo
consiguen autorización portuguesa para repostar, y es probable que a partir de
ahora ya no sea así. Hay que hacer algo.
Esta necesidad
de EE.UU de ganar influencia en la región encuentra un aliado muy oportuno:
Juan Carlos I. El sucesor natural del dictador Francisco Franco no era del
agrado norteamericano en un principio. La CIA veía poco capacitado al monarca
para liderar una transición democrática en el país. Sus únicos puntos a favor
eran su «encanto personal», su intención de no legalizar el partido comunista y
no tener hemofilia (enfermedad hereditaria de los borbones). Todo lo demás
estaba en su contra:
Hay poco
entusiasmo por Juan Carlos y la monarquía en España, pero una cierta
disposición a apoyarle al no haber una alternativa mejor … Si logra preservar
la Ley y el orden mientras consigue una apertura política ganará apoyo. El reto
es enorme. Y es improbable que el nuevo rey reúna las cualidades necesarias
para lograrlo – Informe secreto de la CIA
Sin embargo,
poco después la figura del Borbón como aliado internacional fue ganando peso en
los informes de inteligencia, hasta el punto de referirse a Juan Carlos como
«motor del cambio» ¿Qué sucedió para que se diera este cambio de parecer?
JUAN CARLOS I,
ESPÍA NORTEAMERICANO
En 1975 se pone
en marcha un proyecto secreto de la CIA que tiene como objetivo arrebatar la
provincia número 53 de España: el Sáhara Occidental. Se trata no solo de un
territorio rico en fosfatos, hierro, petróleo y gas, sino que es muy valioso a
nivel geoestratégico. La inestabilidad en España debido a la enfermedad del
dictador Francisco Franco es clave para llevar a cabo esta operación, que
consiste en invadir la provincia española mediante una marcha de unos 350.000
ciudadanos marroquíes que se harían pasar por antiguos habitantes de la zona.
Se trata evidentemente de la famosa Marcha Verde.
El 6 de octubre
de 1975, los servicios de Inteligencia del Ejército español informan al
dictador Francisco Franco de estos planes de «invasión pacífica» del Sáhara Occidental
y le piden que mueva ficha. Y aquí es donde entra en juego Juan Carlos I, que
se convirtió en confidente de EE.UU, enviando información secreta de todos los
movimientos que Franco realizaba en la provincia del Sáhara. Es decir, el
entonces príncipe Juan Carlos reveló información confidencial sobre los planes
de España en el conflicto del Sáhara a una potencia extranjera que estaba
jugando un papel clave en dicho conflicto. Hay quien lo denominaría alta
traición.
De este modo,
Juan Carlos I se convirtió en aquel momento clave de la historia del país en
informante de EE.UU, con la esperanza de lograr así el apoyo norteamericano
tras la muerte de Franco. Lo consiguió, y probablemente la historia de España
sería muy diferente de no haber tomado esta decisión. El contacto del entonces
Príncipe era el embajador norteamericano en España, Wells Stabler, que tenía
contacto directo con la Casa Blanca y con el jefe del Departamento de Estado,
Henry Kissinger, quien le comunicó a este respecto en uno de los documentos
ahora desclasificados:
Tus contactos
con el príncipe deben ser tratados con la mayor discreción. Estos informes
tienen un grandísimo valor para EEUU y haremos lo que esté en nuestra mano para
asegurarnos de que en el futuro se manejen de manera apropiada – Henry
Kissinger.
EL SÁHARA A
CAMBIO DE LA CORONA
31 de octubre
de 1975, Juan Carlos asume la jefatura en funciones del Estado debido a la
enfermedad del dictador Francisco Franco. Uno de los temas más urgentes que
debe tratar es respecto a la decisión del rey Hasan II de Marruecos de lanzar
una ofensiva para reclamar una provincia española: el Sáhara Occidental.
El mismo día de
la toma de posesión de su nuevo cargo, Juan Carlos preside su primer Consejo de
Ministros, y muestra su intención de ponerse al cargo del asunto del Sáhara,
pero no informa de que ya había enviado a Washington a su hombre de confianza,
Manuel Prado y Colón de Carvajal, con la finalidad de conseguir el apoyo
norteamericano y evitar así un conflicto con Marruecos que le podría costar su
añorada Corona. De este modo, Kissinger media con Hassan II y finalmente se
firmaría el pacto secreto por el que Juan Carlos entregaría el Sáhara español a
Marruecos, a cambio de que EE.UU se convierta en su aliado en el complejo
futuro que tiene por delante.
El 2 de
noviembre, Juan Carlos viaja a la capital del Sáhara Occidental , El Aaiiún,
donde asegura ante las tropas españolas: «Se hará cuanto sea necesario para que
nuestro Ejército conserve intacto su prestigio y su honor». Hasta se permite
decirles a los oficiales de sus tropas: “España no dará un paso atrás, cumplirá
todos sus compromisos, respetará el derecho de los saharauis a ser libres”, y
también: “No dudéis que vuestro comandante en jefe estará aquí, con todos
vosotros, en cuanto suene el primer disparo”. Sin embargo, sabía que estaba
mintiendo. Ya había pactado con Hassan II los términos de la entrega del
Sáhara.
En uno de los
documentos desclasificados, el embajador de EE.UU en España comunica a
Washington: «Madrid y Rabat han acordado que los manifestantes sólo entrarán
unas pocas millas en el Sáhara español y que permanecerán un corto periodo de
tiempo en la frontera, donde ya no hay tropas españolas (…) El príncipe [Juan
Carlos] ha añadido que una delegación representativa de unos 50 marroquíes
tendrá permitido entrar en la capital territorial de El Aaiún».
En el documento también se puede apreciar el temor de la inteligencia nortemericana a que se descontrolara la situación: «La zona en la que no está prevista que caminen los manifestantes está claramente marcada como campos de minas. Juan Carlos dijo que las fuerzas españolas usarán cualquier medio a su disposición para evitar que los marroquíes crucen esta línea» …»Una vez que los manifestantes crucen la frontera, la situación puede descontrolarse fácilmente». También se habla de los posibles movimientos del Frente Polisario: «Algunos de sus miembros están en el área que ya han abandonado las tropas españolas»… «Casi con total seguridad intentarán atacar a los manifestantes».
Finalmente, el
6 de noviembre de 1975 la Marcha Verde invade la provincia española. Todo
estaba preparado de antemano. Los campos de minas y los legionarios se
retiraron de la frontera. La ONU, atónita ante los acontecimientos, urge a
Hassan II a retirarse y a respetar la legalidad internacional. El Consejo de
Seguridad se pronunció aprobando la resolución 380, en la que «deplora la
realización de la marcha» e «insta a Marruecos a que retire inmediatamente del
territorio del Sáhara Occidental a todos los participantes en la marcha», así
como volver a hacer un llamamiento al diálogo. Sin embargo, todo estaba pactado
ya.
En plena Guerra
Fría, Estados Unidos y Francia anhelaban la anexión marroquí del territorio,
puesto que Argelia y el Frente Polisario eran cercanos a la Unión Soviética.
Hassan II, que atravesaba una compleja situación política interna, marcaba un
tanto por la escuadra. Y España perdía un territorio clave, pero Juan Carlos I
ganaba un reinado. Todos contentos. Excepto claro está, los habitantes del
territorio en cuestión, que fueron las víctimas colaterales de este
pacto/traición, y cuyo sufrimiento generado se ha alargado hasta nuestros días.
El pecado que
España cometió contra el Sáhara sigue siendo fuente de sufrimiento para quienes
un día fueron ciudadanos suyos de pleno derecho – Tomás Bárbulo,
periodista y escritor especializado en la temática sobre el Magreb.
MI NOMBRE ES
BON… BOR-BÓN
Los movimientos
ocultos, las mentiras y la deslealtad de Juan Carlos con el tema del Sáhara
podrían ser considerados sin duda alta traición. Sin embargo, son un juego de
niños comparado con lo sucedido unas semanas antes. El 16 de octubre, el
dictador Francisco Franco sufría una crisis cardíaca que le dejó al borde de la
muerte. La embajada norteamericana en Madrid incluso lo llegó a dar por muerto.
En estos días, Juan Carlos se convirtió en el mejor informador de EE.UU de todo lo que estaba sucediendo en Madrid, e incluso pidió ayuda al embajador Stabler para que intercediera por él ante el presidente Carlos Arias Navarro con la finalidad de convencerlo de que Franco le traspasara sus poderes antes de morir. Kissinger se negó en rotundo por miedo a que relacionaran a EE.UU: «No estás -repito- no estás autorizado a mediar con Arias en este momento«. Así que Juan Carlos tuvo que esperar para ver colmadas sus ansias de poder.
Durante los
siguientes meses, el contacto de Juan Carlos con el embajador norteamericano
fue habitual. Además de las conversaciones telefónicas documentadas en los
archivos desclasificados, cualquier ocasión era buena para verse en persona: en
la base militar de Torrejón, en un encuentro con estudiantes del National War
College o en Palma de Mallorca.
Cualquier
excusa era buena para que Juan Carlos informara de todo lo que estaba
sucediendo en las altas esferas españolas y acercarse así a EE.UU, su mejor baza
para llegar al ansiado reinado. Sin embargo, este presente en forma de
información confidencial era un esfuerzo eran prescindible, puesto que EE.UU ya
tenía claro que Juan Carlos era el mejor candidato para sus intereses en España
(y no eran pocos).
La desaparición
de Franco allana el camino para una era más esperanzadora, pero la desaparición
de Juan Carlos abriría las puertas a una lucha de poder donde los comunistas y
los extremistas de todos los colores jugarían un papel determinante – Wells
Stabler, embajador de EE.UU en España.
El 4 de
noviembre de 1975 Wells Stabler envió a la Casa Blanca un informe gen. eral de
la situación en España y de su incierto futuro tras la muerte del dictador,
redactado en gran parte con la información obtenida a través de Juan Carlos I.
Las respuestas sobre las líneas generales a seguir que Henry Kissinger le envía
de vuelta a Madrid no tienen desperdicio:
«…el interés de
EEUU reside en empujar a Juan Carlos a que dé un giro gradual, pero de manera
decidida y no demasiado lenta, hacia la democratización. Debemos darle el apoyo
que él claramente está pidiendo a EEUU».
«… no
favoreceremos a ningún partido político en concreto más allá de las decisiones
democráticas, pero anticipamos que la transición estará en manos básicamente
del bloque conservador».
«Veríamos la
participación del Partido Comunista en un futuro gobierno español como algo muy
negativo que dañaría irremediablemente los lazos con nosotros y con las
instituciones de Europa occidental».
«… los países de la Europa occidental deberían participar en la toma de poder de Juan Carlos y el funeral de Franco en una base positiva para el futuro, no en términos de recriminaciones sobre el pasado».
Traducción :
– NO ESTAMOS A
FAVOR DE NINGUNA SOLUCIÓN POLÍTICA EN PARTICULAR NI DE NINGÚN PARTIDO DENTRO DE
LA AMPLIA GAMA DE PENSAMIENTO DEMOCRÁTICO, PERO ANTICIPAMOS QUE LA TRANSICIÓN
ESTARÁ EN MANOS DE PERSONAS ESENCIALMENTE CONSERVADORAS.
– VEMOS LA
PARTICIPACIÓN COMUNISTA EN UN FUTURO GOBIERNO ESPAÑOL COMO UN HECHO INSALUBRE
QUE PERJUDICARÍA INEVITABLEMENTE LOS VÍNCULOS CON NOSOTROS Y CON LAS
INSTITUCIONES DE EUROPA OCCIDENTAL.
Obviamente la
prioridad de EE.UU no era la democratización del país, sino principalmente
lograr un acuerdo ventajoso para la instalación de las bases militares
estadounidenses en España. El acuerdo anterior vencía precisamente en 1975, y
Franco se había dedicado a torpedear la renovación al no poder formar parte de
la OTAN.
De este modo,
Juan Carlos se convirtió en la mejor baza norteamericana para lograr el ingreso
de España en la Alianza Atlántica y lograr la instalación de varias bases
militares en suelo español. Y EE.UU se convirtió en la mejor baza de Juan
Carlos para llegar al poder. Una historia de amor y traición con drásticas
consecuencias para el desarrollo de la historia reciente del estado español.
Finalmente, el
21 de septiembre de 1976 se firmó el Tratado de Amistad y Cooperación entre
España y EE.UU, ya con Juan Carlos como rey, siendo el paso previo para el
ingreso en la OTAN, que no llegó hasta 1982.
Fuentes: CIA //
WikiLeaks // Público // El Español // El Confidencial Saharaui
Fuente: observatoriocrisis.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario