Revolución de color en
Bangladesh
DIARIOOCTUBRE / septiembre 4, 2024
Después de haber organizado el derrocamiento de Imran Khan en Pakistán, Estados Unidos logra derrocar también a la jequesa Hasina en Bangladesh. Y un tercer “cambio de régimen” parece estar en preparativos en esa misma región. Washington sigue decidido a erigirse en “jefe” de lo que llama “el mundo libre”, despreciando la voluntad de los pueblos e imponiéndoles dirigentes.
La jequesa Hasina logró desmentir la acusación de corrupción que Estados Unidos había fabricado contra ella. A pesar de eso, su gobierno fue derrocado, contra la voluntad de su pueblo.Thierry Meyssan ( Red Voltaire).— El 4 de agosto, una serie de manifestaciones y
disturbios callejeros llevaron al súbito derrocamiento de la jequesa Hasina,
quien gobernaba Bangladesh desde hace 15 años y era considerada una campeona de
la democracia. El nuevo régimen la acusa de haber transformado su gobierno en
una dictadura. Las elecciones legislativas –boicoteadas por la oposición– le
habían proporcionado un parlamento ampliamente favorable. Este año, las
manifestaciones que marcaron los meses de julio y agosto fueron reprimidas muy
violentamente, con saldo de 250 muertos, quizás 650.
Pero, como
siempre, las apariencias engañan y los reportes de los grandes medios de
difusión al final resultan ser campañas de intoxicación.
El 24 de mayo
de 2023, el Departamento de Estado de Estados Unidos prohibió la entrada en el
país a varios dirigentes de Bangladesh para, según la explicación oficial,
obligarlos a organizar «elecciones libres y equitativas» [1].
Primera
anomalía: injerencias de Estados Unidos y de la Unión Europea
El 6 de enero,
o sea la víspera de las elecciones generales boicoteadas por la oposición, la
portavoz del ministerio de Exteriores de la Federación Rusa, María Zajarova,
denunciaba las injerencias de la Comisión Europea y del Departamento de
Estado de Estados Unidos en la organización de las elecciones en Bangladesh [2].
Según el Washington Post, la India intervino ante el
Departamento de Estado para que el cambio de régimen en Bangladesh
no fuese violento.
Ahora se sabe
que el International Republican Institute (IRI) y el National
Democratic Institute (NDI) estadounidenses se implicaron a fondo en
la preparación de las elecciones legislativas en Bangladesh. Esos dos
organismos partidistas estadounidenses, ambos igualmente vinculados a la CIA,
recibieron para ello varios millones de dólares provenientes de la igualmente
estadounidense National Endowment for Democracy (NED).
En junio, el
Tribunal Supremo de Bangladesh reinstauró el sistema de cuotas en la atribución
de empleos públicos. Esos puestos se reservan a los veteranos de la guerra de
independencia de 1971 y a sus descendientes, lo cual favorece a los miembros de
la Liga Awami (en el poder), que condujo la guerra de independencia. Pero, al
mismo tiempo, los jóvenes que terminan sus estudios se ven sin perspectivas de
trabajo. Eso llevó los sindicatos estudiantiles a organizar una huelga
pacífica, que se vio interrumpida por las festividades musulmanas del Aid.
Precisamente
después de las elecciones de enero de 2024, un diplomático estadounidense
hizo una advertencia a la jequesa Hasina: sería derrocada si no aceptaba ceder
una porción del territorio de Bangladesh, así como la creación de un
Estado cristiano que abarcaría parte del vecino Myanmar y la instalación de una
base aérea extranjera en la isla de San Martín. El 24 de mayo,
o sea 2 semanas antes del inicio del movimiento contra su gobierno,
la jequesa Hasina reunió a los dirigentes de los 14 partidos políticos miembros
de su coalición gubernamental para advertirlos sobre la existencia del complot [3].
La advertencia resultó inútil.
Segunda
anomalía: operaciones de destrucción de los símbolos de Bangladesh
Desde el inicio
mismo de la huelga, individuos atacaron y ultrajaron monumentos que rendían
homenaje a la memoria de Mujibur Rahman, el fundador de la nación, asesinado en
1975. Cosa rara porque anteriormente no habían existido críticas hacia esa
personalidad de la historia nacional. Pero sucede que Mujibur Rahman, no es
sólo el padre de la nacion (Bangabandhu), sino que también es
el padre de la jefa del gobierno, la jequesa Hasina. Además, se trata
exactamente del mismo esquema de disturbios que se vio en Siria
en 2011, cuando personas no identificadas atacaban las estatuas del
fallecido presidente Haffez El-Assad (1930-2000) –en realidad
no se trataba de cuestionar el legado de esa personalidad histórica
sino de destruir símbolos del Estado sirio y de deslegitimar a su hijo y
sucesor, el presidente Bachar al-Assad.
Los medios de prensa internacionales no dieron importancia a esas acciones contra los monumentos públicos, perpetrados al parecer por miembros del Partido Nacionalista de Bangladesh (BNP, siglas en inglés), creado por Ziaur Rahman, quien fue presidente del país desde 1977 hasta su asesinato, en 1981. El Partido Nacionalista de Bangladesh es favorable a los islamistas mientras que la Liga Awami es laica. Toda la historia del medio siglo de existencia de Bangladesh como país está marcada por la lucha entre islamistas y laicos. La presidente del BNP y ex gobernante del país (1991-1996 y 2001-2006), Khaleda Zia, está actualmente en la cárcel por malversación de fondos. Su hijo, Tariq Rahman, ha tomado su lugar a la cabeza del partido… desde Londres, la ex metrópoli de Bangladesh, donde vive como exiliado.
Siempre tras las huellas de su padre. Hunter Biden, hijo del actual
presidente de Estados Unidos, cobrará 100 millones de dólares cuando Khaleda
Zia sea liberada y el Partido Nacionalista de Bangladesh regrese al poder.
A través de la
firma Blue Star, en mayo de 2023, el Partido Nacionalista de Bangladesh
contrató a Hunter Biden –el hijo del presidente estadounidense Joe Biden. El
contrato precisa que, además de los gastos por acciones de cabildeo, Hunter
Biden cobrará 100 millones de dólares cuando ese partido regrese al poder en
Bangladesh.
En ese país,
los islamistas están representados por la formación Jamaat-e-Islami, fundada
por Sayyid Abul Ala Maududi y Said Ramadán, conocido personaje de la Hermandad
Musulmana egipcia. Los islamistas están contra el Estado nacional y
reclaman que Bangladesh vuelva a ser parte de Pakistán.
El 10 julio se
produce un enfrentamiento entre los participantes en una marcha
antigubernamental y manifestantes de la Liga Awami. El 19 de julio, grupos
de manifestantes atacan un centro de detención, liberan a los presos e
incendian la instalación. Viene después una serie de motines que cuestan
la vida a un centenar de personas. El 4 de agosto, nuevos motines
dejan un saldo de 97 muertos. Al cabo de 2 meses de disturbios,
cuando la cifra de muertos ya es de 650, la jequesa Hasina renuncia a su cargo
de consejera principal (jefa del gobierno) y huye a la India en un
helicóptero militar. Desde ese país, denuncia el papel de Estados Unidos
en los hechos que la llevaron a renunciar a su cargo [4].
Tercera
anomalía: un gobierno pacífico se convierte inesperadamente en un “régimen
sanguinario”
La jequesa
Hasina nunca había recurrido a la violencia. ¿Por qué desató
sorpresivamente un baño de sangre? Vuelven a aparecer aquí, en Bangladesh, los
métodos que Estados Unidos utilizó y perfeccionó durante las guerras de
Yugoslavia, métodos que yo mismo vi aplicar en Libia y en Siria
contra los gobiernos de esos países: francotiradores convenientemente apostados
en lugares estratégicos disparan al mismo tiempo contra policías y
manifestantes, de manera que cada bando crea que está siendo agredido
por el otro.
El 6 de agosto,
el presidente de Bangladesh, Mohammad Shahabuddin, disuelve el parlamento y
designa a Muhammad Yunus como primer ministro interino para que gobierne el
país después de una serie de discusiones con el ejército y con los líderes de
las protestas.
Cuarta
anomalía: un personaje regresa del extranjero para convertirse en jefe del
gobierno
“Casualmente”, Muhammad Yunus había anunciado en junio su intención de volver a la escena política y de gobernar el país [5]. Otra característica de las “revolución de colores” es que el ganador nunca es quien parece serlo.
El banquero de 83 años Muhammad Yunus se convierte en jefe del gobierno de
Bangladesh sin haber hecho absolutamente nada. ¿Cuál será su papel? Mantener el
sillón caliente hasta que Estados Unidos revele en manos de quién quedará el
cargo.
El economista
Muhammad Yunus (laureado en 2006 con el premio Nobel de la Paz por su
práctica de los microcréditos) había entrado en conflicto con la jequesa
Hasina, quien cuestionaba precisamente las prácticas de su banco de
microcréditos. Para evadir el pago de impuestos, Yunus había transferido a una
empresa familiar 100 millones de dólares de subvenciones de diferentes
países. Además, imponía elevadas tasas de interés (entre 21 y 37%) a mujeres
pobres que recurrían a su banco [6].
Muhammad Yunus
es un amigo personal de Bill y Hillary Clinton y un importante donante de la
Clinton Global Initiative (CGI). Los Clinton amenazaron a la jequesa Hasina con
oponerse a un préstamo –ascendente a 1 200 millones de dólares– del Banco
Mundial a Bangladesh si el gobierno nacional llevaba a Yunus ante los
tribunales. A falta de ese préstamo, el gobierno de Bangladesh tuvo que
interrumpir la construcción de un puente ferroviario sobre el río Padma.
Diarios
financiados por Estados Unidos afirmaron entonces que la empresa canadiense
a cargo de la construcción del puente había pagado comisiones ocultas a la
jequesa Hasina. La empresa canadiense desmintió y acusó a Muhammad Yunus
de ser el autor de la patraña. Yunus tuvo entonces como defensor al
ex presidente del Banco Mundial y miembro del comité de dirección del
Grupo de Bilderberg, James Wolfensohn. El entonces fiscal-jefe de la Corte
Penal Internacional (CPI), Luis Moreno Ocampo, llegó incluso a viajar a
Bangladesh para proceder a varias inculpaciones. En definitiva, nunca hubo
en Bangladesh procesos jurídicos contra Yunus, a pesar de que un
tribunal canadiense comprobó que nunca hubo problemas de malversación en
la construcción del puente sobre el Padma.
En cuanto fue
designado jefe del gobierno, Muhammad Yunus se autoasignó 25 carteras
ministeriales. En su primera conferencia de prensa declaró: «He tomado
las riendas de un país que, en muchos sentidos, era un verdadero desastre. En
sus esfuerzos por mantenerse en el poder, la dictadura de la jequesa
Hasina destruyó todas las instituciones del país. El sistema judicial fue
destruido. Los derechos democráticos han sido suprimidos por una represión
brutal que ha durado 10 años y medio.»
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[1] “Controversial US visa policy for Bangladesh catches
flak from India”, Ranjan Basu, Dhaka Tribune, 20 de
agosto de 2023.
[2] «Exposé de la porte-parole du Ministère des affaires
étrangères, Maria Zakharova», Moscú, 6 de julio de 2023.
[3] “China praises Bangladesh PM Hasina for refusing to
permit foreign air base”, Press Trust of India (PTI), 24 de
mayo de 2024.
[4] “Sheikh Hasina alleges US role in ouster, says
could’ve remained in power if she surrendered sovereignty of
Saint Martin Island”, Dipanjan Roy Chaudhury, Economic
Times, 11 de agosto de 2024.
[5] “No competitive politics left in Bangladesh,
says Nobel laureate Yunus”, Ruma Paul, Reuters, 11 de
junio de 2024.
[6] “The
Micro Debt”, Tom Heinemann, 26 de enero de 2011.
Fuente: Red Voltaire
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