El
1º de Mayo, la lucha obrera francesa y el cambio climático
KAOSENLARED
30 de abril de 2023
En estos momentos las
movilizaciones en Francia nos están obligando a preguntarnos a muchos, (incluso
a los trabajadores que les cuesta movilizarse y que apenas tienen inquietudes)
por qué y cómo es que aquí, siendo mucho más grave lo que ocurre a los trabajadores
y a las capas populares, no surgen este tipo de explosiones de indignación y de
hartazgo.
La modificación en el
Estado español del artículo constitucional 135, conlleva el ataque que venimos
constatando contra todos los servicios sociales y en contra de la jubilación
con su retraso a los 67 años; lo cual viene a ser, de un modo muy concreto, una
irracionalidad que supera niveles nunca imaginados. Tampoco, cuatro décadas
atrás, hubiéramos imaginado que ante este machetazo que nos asesta la burguesía,
nos cruzaríamos de brazos.
Igualmente es
descorazonador e incomprensible que, ante el encarecimiento general de la vida,
y en especial de las cosas básicas y primordiales como la alimentación y la
vivienda, tampoco se le esté dando respuesta de lucha. Otro tanto ocurre con el
proceso de desmantelamiento y robo de la sanidad que produce criminales
estragos por los que se deteriora la salud y mueren personas. En este fatídico
camino, se infringen emboscadas a la enseñanza, al sistema público de
pensiones, a las condiciones de trabajo, a los salarios…
Como suele decirse “nos
hemos dejado comer la tostada”. Desde el inicio del siglo XX, las direcciones
de la clase obrera organizada en partidos y en sindicatos, fueron dejando que,
poco a poco, los explotadores se fueran haciendo con la iniciativa de la
exigencia de clase. Tal hecho se produce por miedo y comodidad de los
dirigentes obreros. Ante esta debilidad los burgueses se adueñaron de la batuta
reivindicativa y pusieron la verdad y la lógica patas arriba. El avanzamos,
luego hemos de trabajar en óptimas condiciones y vivir mucho mejor los
trabajadores, se convirtió en: avanzamos, luego los trabajadores vais a
trabajar y vivir peor porque lo exigen las contradicciones y necesidades que
tiene el capitalismo.
Lo que en estos momentos
está aconteciendo en Francia, es un buen indicador de lo que ha venido
sucediendo desde hace muchos años en la lucha de clases. Aunque la clase obrera
francesa nos está dando una lección de dignidad y conciencia de clase. La dinámica
de esta lucha se desarrolla en ese mismo sentido invertido y según la crítica
que desde hace varias décadas personalmente vengo planteando. Ciertamente yo no
inventaba nada, sobre la marcha, con el tiempo, constaté asombrado que estas
mismas críticas y razonamientos ya se habían efectuado por otros filósofos y
revolucionarios con bastante anterioridad.
Para que lo entendamos,
esta lucha de los trabajadores y las trabajadoras francesas tendría que estar
desarrollándose en base a reducir la edad de jubilación y no en que se quede
como estaba. Aunque la iniciativa la emprende la burguesía (tal y como viene
sucediendo desde hace mucho tiempo), si la contrapropuesta obrera hubiera sido
extremadamente opuesta, por ejemplo, jubilación a los 55 años acompañada de un
arsenal de contundentes razones: revolución científico-técnica, la juventud es
la que ha trabajar, producción de calidad y la realmente necesaria, cambio
climático, etc. no sólo hubiera servido para que inmediatamente los
capitalistas retiraran su propuesta (ese insulto a la inteligencia del pueblo
francés), sino que también hubiera sido un revulsivo, una explosión de claridad
y toma de conciencia en toda la clase obrera europea.
Y todo este lamentable
panorama de retrocesos de la clase obrera, de haber olvidado el fundamento
principal de la lucha de clases (dejarse dividir y explotar sin límites y
cargar constantemente con las contradicciones de sus antagonistas de clase),
está teniendo consecuencias aún más graves. Como consecuencia los problemas
medioambientales y el indiscutible cambio climático está arrastrando al planeta
produciendo una modificación tenebrosa para los seres humanos. Esto ha sido
reconocido y explicado en uno de sus informes del Grupo Intergubernamental de
Expertos sobre el Cambio Climático (IPPC). Este es el Órgano de las Naciones
Unidas que evalúa la ciencia relacionada con el cambio climático: “el
capitalismo es incompatible con la lucha contra el cambio climático”.
Coincido, cómo no, con
quienes plantean que el cambio climático es el problema más grave y urgente a
abordar. Primero, porque todos los demás problemas en que estamos sumidos no
podrán resolverse mientras tengamos encima esta espada de Damocles. Segundo;
multitud de expertos en ciencias ambientales afirman: “si se pierde la
predicción en el clima, no habrá posibilidades de desarrollar la agricultura de
manera constante”. Tercero; porque el planeta maravilloso que conocemos los
humanos dejará de serlo y nos perjudicará como no podemos imaginarnos. Cuarto;
si no logramos acabar con el capitalismo y socializar el mundo ya mismo,
nuestros descendientes sufrirán consecuencias terribles. Quinto; y el más
importante, porque el cambio climático ha sensibilizado al conjunto de la
sociedad y especialmente a la juventud. Sólo hace falta organizarla y
orientarla para que tomen conciencia y luchen por la única solución que es dar
fin al capitalismo, e implantar la socialización de la humanidad.
Ahora depende de nosotros,
de que seamos capaces de combatir al capitalismo, a la manipulación que ejercen
con sus potentes medios, los cuales manipulan y tratan de confundir a los
pueblos. Los capitalistas pretenden aparentar que están al frente para
solucionar el inevitable desastre que ellos mismos han creado.
Los núcleos sociales
organizados hemos de tomar esa iniciativa importante, de repetir estas verdades
miles de veces: claro que hay solución; se progresa y se avanza. Luego lo
lógico, lo racional es que los problemas sean pocos y leves y no muchos y
graves. Ya hace mucho tiempo que es posible tener una verdadera calidad de
vida. Lo beneficioso para la humanidad y para el planeta es producir, construir
y servir lo verdaderamente necesario, con calidad para que no haya que
reproducir y cambiar constantemente los productos. Se ahorraría así energía,
materias primas, esfuerzos, etc.
Es determinante llegar a la
juventud para que comprenda que el cambio climático tiene que ver con el
aberrante funcionamiento del sistema capitalista, con su falso libre mercado,
con su brutal competitividad y ataques con espolios constante contra los
pueblos más débiles del mundo.
De modo que es verdad y
urgente que hemos de acabar con el capitalismo porque es la única solución para
revertir el cambio climático y todos los demás problemas que padece la
humanidad.
La educación en los centros de enseñanza y en todas partes ha de ser
preponderante para apremiar el proceso de desaparición del capitalismo y de la
aparición del proceso hacía la socialización.
Por su bien, la humanidad habría de ir tomando conciencia de la conveniencia,
para todos, en ponerse de acuerdo en el reparto del esfuerzo de aportación
necesaria (concepto, este, que debería sustituir al del trabajo), así como en
la distribución de bienestar que ese esfuerzo común generara.
Sí, sin duda, hay que
hablar de las cosas antes de construirlas. Sabemos que hay organizaciones
políticas y sindicales que no tienen intención de profundizar, de construir
teoría y organización para transformar la sociedad. Se lo impide la
remuneración de comodidad y “seguridad” que les garantiza el sistema.
Ahora bien, eso no es razón
para que los que creemos que sí hay que construirlas, nos esforcemos en
teorizar adecuadamente. Y es que, recordemos: sin teoría revolucionaria es muy
difícil construir organizaciones revolucionarias. Y sin una teoría
pormenorizada de lo que ya podría ser una sociedad socializada, no se puede
convencer a nadie para que luche por conseguirla.
J. Estrada Cruz 27/4/2023
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