El 11 febrero de
este año, Nancy Fraser fue entrevistada en la Wisconsin Public Radio por la
periodista Anne Strainchamps. La entrevista fue publicada en el portal digital
de TTBOOK bajo el título "La filósofa radical mapea la crisis del
capitalismo".
Entrevista con Nancy Fraser
El Viejo Topo
30 abril, 2023
Nancy Fraser y Anne Strainchamps
La
norteamericana Nancy Fraser (Baltimore, 1947) es una de las pensadoras más
lúcidas e influyentes de la izquierda marxista y feminista contemporánea, no
solo en EEUU y la anglosfera, sino a nivel mundial. Su debate con Judith Butler
en los años noventa tuvo un gran impacto intelectual, dejando bien establecidas
las diferencias entre un feminismo posmoderno y un feminismo más clásicamente
materialista y socialista. Sus estudios en torno a las injusticias de
redistribución y reconocimiento crearon un fértil campo para pensar
problemáticas complejas sin caer en simplificaciones ni polarizaciones
maniqueas, en tanto que sus debates con Axel Honnet han sido de enorme valor
intelectual. Hace pocos años dio a conocer un potente Manifiesto para
un feminismo del 99 %, redactado en colaboración con Titthi Bhattacharya y
Cinzia Arruzza: un verdadero hito del feminismo anticapitalista, y una
demoledora crítica al feminismo liberal (hoy dominante). Su último libro, Cannibal
Capitalism. How Our System Is Devouring Democracy, Care, the Planet -and What
We Can Do about It (Verso, Londres y Nueva York, 2022, 190 págs.), aún
no traducido al español, está dando que hablar en el campo intelectual y
militante de la izquierda marxista, feminista y ecologista, debido a sus
ambiciones teóricas y sus implicaciones políticas. Las aclaraciones entre
corchetes son nuestras.
La historia
emergente de nuestro tiempo es un relato de crisis superpuestas: el cambio
climático, la pandemia, la agitación económica, la guerra, la violencia racial
y mucho más. La filósofa Nancy Fraser lo llama «una tormenta perfecta de la
irracionalidad y la injusticia del capitalismo». Es un momento que ella lleva
tiempo prediciendo, incluso esperando.
«Los momentos
de crisis profunda y aguda que son visibles para mucha gente, crisis que se
viven como terribles callejones sin salida, en los que la gente siente que algo
tiene que ceder y que no podemos seguir así, cuando esa sensación se
generaliza, entonces se produce una aceleración del aprendizaje social. También
se produce una aceleración de las cosas más feas y desagradables», dijo Fraser
a To The Best Of Our Knowledge. «Pero es una época en la que la
gente está abierta a ideas innovadoras, a cosas que nunca antes se habrían
planteado».
Hablar con
Nancy Fraser es extrañamente alentador. Si algo le han enseñado 40 años de
estudio del capitalismo es el valor de una buena crisis.
Nancy Fraser: Las cosas se ponen interesantes en estas situaciones de crisis. Fue
entonces cuando conseguimos el New Deal. Nunca se podría haber conseguido de
forma gradual. Hizo falta una gran conmoción en todo el sistema y el miedo de
las clases empresariales a la revolución social desde abajo, al comunismo, a
los sindicatos, etcétera. Hacen falta fuerzas movilizadas que asusten a las
clases dominantes para que se les ocurra hacer, o aceptar, cambios importantes.
Creo que
estamos en un momento de crisis aguda. Son raras en la historia. Ha habido
quizá cuatro o cinco en los 500 años de historia del capitalismo.
Anne
Strainchamps: ¿Son puntos de inflexión?
Nancy Fraser: Los puntos de inflexión son aquellos en los que se puede crear un nuevo
sistema. Así sí es como yo lo veo. En primer lugar, veo la historia del
capitalismo como periodos de relativa normalidad en los que el riesgo rapaz
está, digamos, suficientemente contenido. Se descarga sobre poblaciones que no
cuentan, o que podemos ignorar, porque están lejos. Así que construimos un
estado de bienestar para nosotros. Pero mientras tanto, seguimos bombeando
petróleo por ahí y así sucesivamente.
Anne
Strainchamps: ¿Qué ocurre cuando llega uno de estos momentos de
crisis, de agitación social y política? ¿Qué cambia?
Nancy Fraser: Cuando acaba relativamente bien –lo que no siempre ocurre–, surge una
nueva forma de capitalismo que es estructuralmente diferente. Sigue estando
impulsado por la acumulación de capital y tiene esa rapacidad incorporada, pero
es un reinicio. Y cuando funciona, es también porque hay alguna nueva forma de
producción económica o tecnología que crea una riqueza que puede ser compartida
más ampliamente, por lo que se obtiene una mayor participación de la población.
Lo que hizo
posible el New Deal fue la construcción de toda la sociedad en torno al motor
de combustión interna. Ahora, en retrospectiva, eso resulta ser trato
diabólico: dimos a la gente de los países ricos unos derechos sociales
relativamente buenos a costa del medio ambiente. No son soluciones permanentes,
pero si duran 40 ó 50 años, se desarrollará un nuevo modo de vida.
Anne
Strainchamps: Usted cree que esta crisis es diferente. ¿Por qué?
Nancy Fraser: El cambio climático parece cambiar las reglas del juego. Es una amenaza
existencial para todo el planeta, para cualquier cosa que se parezca a una
civilización humana. La cuestión es si el capitalismo puede resolverlo. No
puedo asegurar que no, pero tengo mis dudas.
Y por eso creo
que deberíamos exigir cosas como nacionalizar las compañías petroleras y las
empresas de combustibles fósiles. Que la cuestión de cómo vamos a generar
energía se convierta en una cuestión política, sujeta a la política democrática
y a la planificación social.
Mientras tanto,
probablemente no soy la única persona que a las dos de la mañana teme que todo
se venga abajo y la vida se convierta en algo parecido a un especial de la HBO
con bandas de humanos salvajes vagando por autopistas abandonadas.
Anne
Strainchamps: ¿Arrasando, luchando en botes salvavidas, cada uno
por su lado?
Nancy Fraser: Correcto.
Anne
Strainchamps: Pero quizás después de eso, ¿las pequeñas
comunidades se unirían y formarían sus propias sociedades nuevas?
Nancy Fraser: Pensar después del apocalipsis y la devastación es demasiado derrotista
para mí. No apostaría los ahorros de mi vida a la idea de que estaremos a la
altura de las circunstancias, pero tenemos que seguir luchando como locos,
porque las alternativas son demasiado horribles, incluida esa.
Anne
Strainchamps: Lo sé. No paro de leer artículos sobre el colapso de
la civilización, así que es alentador oírte decir que todavía podemos hacer
algo.
Nancy Fraser: No digo que vayamos a hacerlas. Hace falta imaginación política y
voluntad política. Pero mi idea es la siguiente: la gente se está organizando
en todas partes. En algunos casos, están formando desagradables milicias
derechistas supremacistas blancas. En otros casos, están haciendo “Black Lives
Matter” o están luchando contra los oleoductos o la deforestación o lo que sea.
Así que hay mucha gente en movimiento. Pero está fragmentada. Está por todas
partes. Lo que les falta es un mapa.
Anne
Strainchamps: ¿Un mapa?
Nancy Fraser: De dónde se sitúa la cuestión que es existencial para ellos en relación
con la cuestión que es existencial para esas otras personas de allí, que no es
intuitivamente obvia. Así que lo que hago, y no soy la única, es intentar
trazar un mapa del sistema, para que puedas entender cómo el mismo sistema que
te está jodiendo a ti en relación con este río contaminado de aquí, está
jodiendo a otra persona en relación con el motivo por el que no puede vacunarse
allá. No se puede luchar contra estas cosas una por una. Tienes que intentar
luchar contra el sistema.
Anne
Strainchamps: ¿Qué tendrían en común un creyente de QAnon o un
supremacista blanco con un socialista progresista?
Nancy Fraser: Creo que hay que alejarse de las creencias superficiales para ver de
dónde viene la ira y qué les motiva. Yo diría que muchas de estas personas
tienen quejas legítimas y buenas razones para estar enfadadas, pero tienen
diagnósticos muy equivocados. Creen que es culpa de los inmigrantes, de los
negros, de las redes de pedofilia y las pizzerías, o de unas elecciones
robadas.
Anne
Strainchamps: También les motiva una profunda crítica a las
élites.
Nancy Fraser: Más que eso. Yo diría que tienen un mapa de la jerarquía social en tres
partes. Tienen una élite. Tienen a la despreciada clase baja que son los
violadores mexicanos, los islamistas, los negros perezosos que no quieren trabajar.
Y luego tienen a la gente virtuosa, los «verdaderos estadounidenses», que están
atrapados en el medio, e intentan luchar contra los de arriba y los de abajo.
También está el
populismo de izquierda, que no tiene [en su mapa] a la despreciada underclass
[«lumpemproletariado»]. Tiene al 1% y al 99% [léase: «oligarquía» vs.
«pueblo»]. Eso también es populismo, no un sofisticado análisis de clase.
Anne
Strainchamps: Cuando dice mapa, pienso en algo visual.
Nancy Fraser: Creo que todo el mundo tiene un mapa en la cabeza. Cuando las personas se
organizan o movilizan políticamente, tienen una especie de mapa de quién es el
enemigo. El problema es que la mayoría de los mapas que la gente genera
espontáneamente, si no ha reflexionado a fondo, son demasiado simples. El mapa
permite trazar conexiones.
Así que, si
cada uno de nosotros puede rastrear las raíces profundas hasta el mismo
sistema, y si tenemos un nombre para el sistema, podemos al menos hablar de
cómo hacer un cambio radical, que llegue a las raíces de esto.
Anne
Strainchamps: Y aun así podríamos fracasar. Las fuerzas del caos,
la codicia y la estupidez son grandes. Pero -¡por amor de Dios!- teniendo en
cuenta lo que está en juego, ¿cómo no vamos a intentarlo?
Nancy Fraser: Lo que está en juego ahora mismo es tan importante, y la situación es tan
grave, que -es extraño decirlo, pero- este es el momento que he estado
esperando desde la década del 60. Este es el momento en el que algún tipo de
radicalismo es necesario y posible, porque nada más funcionará. De eso estoy
segura. Sólo funcionará el radicalismo real.
Fuente: La haine.
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