Movimiento de pensionistas
vasco: el valor de perseverar en el empeño
Por Mikel de la Fuente, Josu Egireun |
Rebelion / España
27/01/2022 | España
Fuentes: Viento
Sur
El movimiento
de pensionistas de Hego Euskal Herria (País Vasco Sur) sigue en pie. Cuatro
años después de emerger con fuerza (aún siguen vivas en la retina las
multitudinarias movilizaciones del 17 de marzo de 2018), ni determinados
conflictos internos ni las dificultades planteadas por la pandemia o la
aprobación de las Recomendaciones del Pacto de Toledo por el parlamento en
octubre del 2020 han llevado a que el movimiento abandone la calle. No sólo a través
de las concentraciones semanales en las 4 capitales y en 70 municipios de la
geografía vasca, sino también encadenando, uno año sí y el otro también,
iniciativas de movilización más amplias (como la huelga general del 30 de enero
de 2020) en consenso con el movimiento social y sindical.
La última, el
pasado 15 de enero, cuarto aniversario del nacimiento del movimiento actual, en
el que 15.000 personas salieron a la calle en defensa de un sistema público de
pensiones, de unas pensiones dignas, para exigir una sanidad pública y de
calidad (centros de atención primaria, urgencias) y servicios
socio-sanitarios de residencias y atención domiciliaria a personas
dependientes, etc. y en apoyo solidario a los trabajadores y trabajadoras en
defensa de unos empleos de calidad con salarios dignos, que no se ven
garantizados por la reforma laboral promovida por el gobierno
español.
Una
movilización basada en la unidad, la pluralidad y el respeto a la diversidad,
en el que se reconocía un amplio espectro social: la mayoría del movimiento
sindical (ELA, LAB, ESK, Steilas -enseñanza-, Etxalde -campesino-, Hiru
-transporte-, CGT-LKN y CNT), diversos colectivos juveniles, Asociaciones de
Familiares de usuarios de residencias (Babestu de Bizkaia y Araba, Gipuzkoako
Senideak e Irauli Zaintza de Gipuzkoa) así como varios colectivos feministas.
Una movilización que contó, también, con el apoyo y la solidaridad de
plataformas y movimientos de pensionistas del resto del Estado español
(ASJUBI40, COESPE, MADPP y FOAM de Andalucía, MODEPEN de Galicia, UNIDAD
COESPE, Plataformas de Pensionistas de Badajoz y Móstoles), Pensionistas de
Badalona y de la Coespe de Andalucía.
Por ello,
frente a determinados pájaros de mal agüero que desde 2019 se empeñan, un año
sí y el otro también, en proclamar el ocaso del movimiento o su carácter
testimonial, porque las movilizaciones no alcanzan la cuota de las 115.000
personas que se movilizaron el 17 de marzo de 2018, la perseverancia de este
movimiento tiene un valor inestimable.
En primer
lugar, porque en nuestro entorno no se conoce ningún otro movimiento social que
mantenga viva la llama de sus reivindicaciones movilizando en torno a 5000 y
6000 personas todas las semanas, y más de 12.000 en las manifestaciones
provinciales que se realizan casi mensualmente, como lo hace el movimiento de
pensionistas vasco.
En segundo
lugar, porque sin esta perseverancia, sin esta sabia tozudez, sin la
comprensión de que la fuerza de las reivindicaciones no sólo depende de que
sean legítimas, sino de que haya una masa social que las defienda, una
reivindicación tan justa como elemental (la exigencia de una pensión mínima de
1080 € para dignificar la vida de las y los pensionistas), así como otras
tendentes a mejorar sustancialmente las pensiones de mujeres o el escándalo de
unas pensiones que no permiten llegar a final de mes a muchas personas
pensionistas, habría desaparecido de la escena pública hace tiempo.
En tercer
lugar, porque sólo a través de su persistencia en el tiempo el movimiento ha
logrado consolidar un amplísimo consenso social y ampliar su tabla
reivindicativa, que hoy en día abarca al conjunto de las condiciones de vida de
las personas mayores: desde un sistema de salud digno, hasta una política de
cuidados que responda a las necesidades de la población, sin olvidar un sistema
de residencias público que hoy en día está más orientado al beneficio privado
que a la atención a la gente.
Por último, el
valor de perseverar en la movilización reside, sobre todo, si miramos al
futuro. Si el movimiento de pensionistas hubiera plegado velas tras el respaldo
parlamentario a las Recomendaciones del Pacto de Toledo, ¿alguien piensa que en
un futuro próximo sería posible levantar un movimiento masivo en defensa de sus
reivindicaciones? Sería perder de vista que si hace cuatro años se expresó con
fuerza el movimiento de pensionistas en la calle, aquellas movilizaciones no
caían de cielo. La convocatoria de las movilizaciones a través de redes
sociales, que todo el mundo cita para marcar el punto de partida del movimiento
actual, caía sobre terreno abonado. El hartazgo social de las y los
pensionistas que se pusieron de manifiesto en aquellas movilizaciones no se
puede desligar del trabajo paciente que a lo largo de 10 años desarrollaron las
Plataformas de pensionistas de Euskal Herria, ni de otras iniciativas
como la que logró impulsar una Iniciativa Legislativa Popular con el
respaldo de 71.400 firmas en la Comunidad Autónoma Vasca y 8.000 en la
Comunidad Foral de Navarra.
Así pues, más
que proclamar su ocaso, la pregunta que hay que hacerse hoy es si hay razones
para seguir movilizándose y seguir construyendo y consolidando el movimiento de
pensionistas. Y esas razones siguen existiendo hoy con más fuerza aún que hace
cuatro años.
Los tres pilares del movimiento
Sin duda, el
elemento central que explica la existencia de este movimiento y que se siga
movilizando en la calle es la precaria situación de las pensiones y el
progresivo desmantelamiento del sistema público de pensiones. A fecha de hoy y
a pesar de haber hecho soltar por los aires el límite de aumento anual del
0,25% impuesto por el gobierno de Rajoy, la situación de la mayoría de los
9.916.000 pensionistas sigue siendo dramática (de los que casi seis millones
cien mil, es decir, más del 60%, no alcanzan los 1000 euros mensuales de
pensión), sin que el gobierno de coalición PSOE-UP, ni las los gobiernos de
Gasteiz e Iruña (que podrían completar las pensiones conforme a las
competencias de sus Estatutos de Autonomía para situarlas en los 1080 euros
exige el movimiento) respondan favorablemente a sus demandas. Una situación que
al término del año 2021 se va a ver especialmente agravada con la inflación
acumulada, que de golpe reduce drásticamente el aumento de pensiones ya que la
nueva fórmula de revalorización basada en la media interanual de aumento del
IPC, reduce ese aumento para el 2021 al 2,5% frente al 5,5% que correspondería
conforme al criterio anterior basado en la inflación acumulada de diciembre de
2020 a noviembre de 2021. Es decir, las pensiones van a perder un 3% de poder
adquisitivo. Una reducción que se amplía al 4 % si se tiene en cuenta que a
diciembre del 2021 ha sido del 6,5%.
El segundo
elemento es su arraigo social, el carácter unitario del movimiento y su
funcionamiento democrático. Un arraigo construido pueblo a pueblo, pegado al
terreno, e impulsando múltiples iniciativas que afectan a vida cotidiana de las
y los pensionistas, tales como la asistencia sanitaria, la situación de las
residencias, los cuidados, la pobreza energética, la atención presencial, etc.
Han sido incontables las concentraciones ante centros de salud, hospitales,
residencias, entidades bancarias y empresas eléctricas, sin olvidar las
muestras de solidaridad con el movimiento obrero (huelga de Tubacex…) u otros
movimientos sociales.
Su carácter
unitario y funcionamiento democrático van de la mano, si bien no ha sido fácil
en todo momento. Sobre todo, cuando determinados sectores, minoritarios y poco
representativos, se amparaban en el funcionamiento por consenso para ejercer el
bloqueo de iniciativas apoyadas por mayorías muy cualificadas. Conflicto que se
resolvió combinando la representatividad con la toma de decisiones por mayoría
cuando fuera necesario.
En tercer
lugar, pero no por ello menos importante, su persistencia no se puede
comprender sin su carácter autónomo e independiente. A pesar de que ya antes de
su primer aniversario algunos medios (El Mundo, entre otros)
comenzaron con operaciones de acoso y derribo, con acusaciones, en un primer
momento, de estar manipulados por Podemos y la Izquierda Abertzale y
posteriormente sólo por la Izquierda Abertzale, el movimiento sigue fiel a un
elemento central de su identidad: ser unitario y respetar la diversidad, libre
de ataduras políticas, independiente de los partidos y los gobiernos. Esto es
lo que le ha permitido no sólo tener interlocución con todos los sindicatos y
todas las fuerzas políticas, sino tener un criterio propio ante las decisiones
que determinadas fuerzas políticas cercanas al movimiento (como UP o EH Bildu)
hayan podido adoptar en el tema de las pensiones en cada momento.
Por último, la
persistencia del movimiento se debe también, no hay que olvidarlo, al haber
logrado echar por tierra el bloqueo impuesto por Rajoy a la revalorización de
las pensiones e impedir la puesta en marcha del Factor de Sostenibilidad que
iba a reducir de forma cada más intensa las pensiones iniciales, a la tensión
permanente por impulsar iniciativas de forma regular (ahí está el calendario de
movilizaciones más allá de las concentraciones semanales que ha desarrollado el
movimiento) y la puesta en pie de un boletín informativo electrónico
(distribuido a más de 4000 personas inscritas) que, semana a semana, aporta
elementos de información y reflexión no sólo sobre los temas directamente
ligadas a las pensiones, sino de todo un abanico de cuestiones de carácter
social, económico o político que afectan a las y los pensionistas y permiten
tener una comprensión del lugar del movimiento en la sociedad: luchas de otros
sectores (feminismo, movimiento obrero o estudiantil, ecologista), políticas
fiscales o energéticas, desmantelamiento del sistema público,… que
alimentan la reflexión sobre las políticas gubernamentales o de la UE, dan
razones para seguir en la brecha y dan valor a su actividad.
Mirando hacia adelante
El plan de
iniciativas inmediatas del movimiento vasco de pensionistas abarca temas de
amplio calado:
- Apoyar y participar en las
manifestaciones del domingo 23 de enero, convocadas por los sindicatos de
Osakidetza (Servicio Vasco de Salud) exigiendo un aumento inmediato de las
plantillas que permita hacer frente al colapso, especialmente pero no solo
de la Asistencia Primaria y que permita reanudar una atención sanitaria
decente, recuperando lo que se ha interrumpido por la pandemia. En la nota
de apoyo a las movilizaciones el movimiento pensionista denuncia que “no
sólo nos obligaron a pagar de nuestros bolsillos primero las mascarillas y
posteriormente los test de antígenos e incluso las pruebas PCR, sino que
han llegado a responsabilizarnos de nuestro propio control de la pandemia,
confinamiento, medicación y control de nuestros contactos. Problemas que se
añaden a las dificultades que venimos sufriendo para acceder a una
atención presencial sin filtros, fundamental para un buen diagnóstico, y a
los cierres temporales de centros de salud o de los PAC (puntos de
atención contínua) fundamentales para una atención de calidad”.
- Aunque todavía no está
aprobado, previsiblemente apoyará las movilizaciones en Bilbao,
Donostia-San Sebastián, Vitoria-Gazteiz e Iruña-Pamplona de la mayoría
sindical vasca el 30 de enero contra la reforma laboral, en defensa del
marco vasco de relaciones laboral y en particular a favor de la prioridad
de los convenios provinciales y autonómicos para impedir la aplicación de
los convenios estatales, que recogen peores condiciones salariales y
sociales, y el despido barato. Estas movilizaciones van a ser acompañadas
de concentraciones en los centros de trabajo el día previo a la votación
de la reforma laboral
- Movilización coincidente
a escala estatal –es decir con toda las plataformas y movimientos de
pensionistas del resto de los pueblos del Estado español– el 12 de
febrero, con dos temas centrales: a) la denuncia de la pérdida de las
pensiones con el nuevo IPC y la exigencia de que se aplique el anterior;
b) la exigencia de una pensión mínima de 1080 euros.
En las próximas
semanas prevé preparar un plan de movilizaciones sostenidas hasta el verano.
Combinará tres temas: seguir con las pensiones, tanto para exigir la derogación
de las medidas regresivas de las reformas de 2011 y 2013 que todavía estén en
vigor como de las nuevas resultantes del Pacto de Toledo del 2020, la cuestión
de la salud y la vida, problema acentuado con la pandemia, y el apoyo a las
luchas referidas y dependientes de la reforma laboral. Un aspecto que va a
hacer converger las movilizaciones de pensionistas y trabajadoras en activo es el
de la revalorización de pensiones y salarios, ya que la patronal pretende
aplicar a los salarios la nueva forma de cálculo del IPC que se aplica este año
a las pensiones, incluso cuando en convenios en vigor se recoja el criterio
tradicional.
Así pues, y para
concluir, si hay que resaltar un elemento en este cuarto aniversario del
movimiento de pensionistas vasco es el valor que ha tenido y tiene el
perseverar en la movilización iniciada el 15 de enero de 2018. Esperemos que su
ejemplo sirva también para reforzar el movimiento de pensionistas a escala
estatal y que la confluencia de los movimientos de pensionistas permita mejorar
la relación de fuerzas frente a las políticas gubernamentales.
Mikel de la Fuente y Josu Egireun forman
parte de la redacción de viento sur
Fuente: https://vientosur.info/movimiento-de-pensionistas-vasco-el-valor-de-preservar-en-el-empeno/
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