sábado, 23 de mayo de 2020

Menos cocodrílicos lloros por la muerte de Julio Anguita y menos buenos deseos de ingénuos bondadosos y menos lamentaciones y menos acusación tonta y menos simplismo mental y más Círculos, Círculos, Círculos de Podemos. Más Asambleas locales, Asambleas locales, Asambleas locales de Izquierda Unida. Más Agrupaciones locales, Agrupaciones locales, Agrupaciones locales del PSOE, y más, multiplicado también por tres: Organizaciones sociales, políticas, culturales, plataformas. Este es el procedimiento, el único, que tenemos los trabajadores para resolver nuestros problema que, sin ser pocos y muy importantes porque determianan nuestras vidas, van aumentar a partir de ahora


Las enseñanzas del maestro Anguita aplicadas a la última semana política
  • Anguita padeció con ferocidad las presiones mediáticas durante su etapa como líder de IU
  • Abogó por una militancia organizada, en contraste con este momento, en el que Podemos logra la menor participación de la militancia en una Asamblea Ciudadana
CUARTO PODER
El sábado, 23 de mayo de 2020


Julio Anguita, en una imagen de archivo. / Efe

Hace una semana que fallecía Julio Anguita, ex secretario general del PCE y coordinador federal de IU, uno de los mayores referentes para las izquierdas del panorama estatal. Esta semana, intensa en lo político, volvían a cobrar sentido algunas de las principales enseñanzas que a lo largo de su trayectoria política destacaron del maestro comunista.

Y fueron muchas las advertencias de Anguita que estos días podrían parecer profecías: la anunciada pérdida de soberanía popular al encorsetarse la política económica de los gobiernos en los márgenes del Tratado de Maastricht, léase Nadia Calviño, o la ferocidad con la que los poderes económicos y mediáticos de este país azuzaron (y azuzan) a aquellos que se atreven a impulsar políticas que intenten enfrentarse a los intereses de lo que el 15M osó llamar "los de arriba", el vulgo denomina "los ricos" o, en definitiva, a apretar en el sentido en el que un tal Karl Marx definía la "conciencia de clase" y "lucha de clases".

"Programa, programa, programa". Sintagma que caracterizó al Anguita político y que se heredó entre dirigentes de la izquierda décadas después. Que había que llegar a un acuerdo de coalición electoral: programa, programa, programa. Que había que firmar un acuerdo de investidura, de legislatura o de gobierno: otra vez programa, programa, programa. El programa electoral es un contrato con la ciudadanía, el cual ha de cumplirse cuando se desempeña un cargo público, venía a decir el profesor de Historia. También esta frase repetida hasta la saciedad por el comunista se refería al material sobre el que debe versar la política, es decir, esto no va de puestos en la lista, ni de priorizar los cargos en un acuerdo, sino de qué políticas se pactan, las cuales hay que llevar a cabo.

"Nos hemos acostumbrado, dando ejemplo de un cinismo impresionante, más grande que todos los océanos del mundo". Así respondía Anguita a Jordi Évole en una entrevista en 2012, en referencia a que los dirigentes políticos, una vez llegan al Gobierno, no cumplieran con sus promesas electorales. "Llegan al poder mintiendo", añadía. Y es que la doctrina de Anguita era una apelación constante al "pacta sunt servanda (lo pactado obliga)" tan famoso esta semana.

Esta locución latina, base del derecho civil entre otras disciplinas, la pronunciaba el jueves por la mañana el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, en una entrevista en Catalunya Ràdio. Lo pactado obliga, y lo pactado, por PSOE, Unidas Podemos y EH Bildu, era que se derogaría íntegramente la reforma laboral del Gobierno de Mariano Rajoy del 2012 en un plazo breve, antes de que se den por finalizadas las medidas extraordinarias adoptadas por el Gobierno para hacer frente a la pandemia de covid-19.

Lo que sucedió después es harto conocido, ha sido la trama principal de la semana: la vicepresidenta económica, Calviño, tras ser consciente del disgusto de la CEOE, obligaba a rectificar lo pactado y firmado por los portavoces parlamentarios de PSOE, Adriana Lastra, de Unidas Podemos, Pablo Echenique, y de EH Bildu, Mertxe Aizpurua. Lo acordado en el Congreso, sede de la soberanía popular, por los máximos representantes de tres grupos que recogieron, en las pasadas elecciones, más de 10 millones de votos, pretendía ser modificado por un comunicado de WhatsApp enviado desde Moncloa. La descoordinación gubernamental ha hecho que estos días hayan sido los de mayor debilidad del Gobierno de coalición desde su nacimiento. La falta de conexión entre Ejecutivo y portavoces parlamentarios, enmarcable.

La confrontación de Anguita con el expresidente del Gobierno y exlíder socialista, Felipe González, fue una constante. Desde algunos medios de comunicación progresistas se acusaba al líder de IU de fomentar la famosa "pinza" al PSOE conjuntamente con el presidente del PP, entonces José María Aznar. La estrategia de la IU de Anguita hablaba no tanto de "pinza", como de "las dos orillas", de tal modo que situaba a PP y PSOE en una de las orillas y a IU, en la otra. Un "PSOE, PP, la misma mierda es" adelantado.

Hoy que PSOE y Unidas Podemos comparten orilla en el Gobierno, se repite la presión del mainstream mediático madrileño para romper (hace unos meses, para evitar a toda costa) el Gobierno de coalición. Como un bumerán, la filiación felipista del PSOE regresa cada pocas semanas, a través de grandes medios, barones territoriales y opinadores empujando detrás, para que el entendimiento Sánchez-Iglesias caiga por los suelos. Cuando los temas en la agenda tienen que ver con derechos laborales, beneficios empresariales y fiscalidad, el azote al Gobierno de coalición aumenta, las tensiones en el Consejo de Ministros saltan a la opinión pública y el conflicto interno en el PSOE sube el tono. Anguita, de presiones mediáticas, sabía mucho, y su maltrecho corazón también.

El valor de la militancia

En un reciente artículo publicado por Juan Rivera en la web del Colectivo Prometeo de Córdoba, el autor recoge algunas de las cuestiones que Anguita no querría para hoy. "No querrías vernos tristes, sino enfundándonos el mono de trabajo para engrosar las filas de la marea, círculo, asamblea, agrupación, asociación, grupo de activistas...que nos corresponda. Predicando con militancia lo que pedimos a los demás que hagan. Y denunciando, lealmente pero con claridad, las decisiones de nuestros dirigentes que consideremos equivocadas".

En la misma web, se recoge el último manifiesto que firmaba el primer alcalde de Córdoba de la democracia antes de morir. En él, se subraya: "Consideramos imprescindible que desde el mundo político, social y cultural que aglutina a militantes y simpatizantes de fuerzas como Unidas Podemos, mareas, comunes, confluencias, sindicatos, colectivos de defensa de los derechos sociales, feministas, ecologistas, ateneos y fundaciones... debe darse un paso más y organizar colegiadamente el combate político - cultural y la entente programática". "Si pretendemos crear hegemonía social y cultural para construir algo nuevo, dado el fiasco de lo existente y de lo vivido por seguir los dictados del neoliberalismo, debemos impedir que quienes se consideran dueños de un poder sempiterno reconstruyan la realidad a su imagen y semejanza", concluye el texto, titulado El hoy y el mañana: razones para nuestro compromiso.

La movilización social en España, en plena pandemia, está capitaneada por la derecha bajo el eslogan de "Gobierno dimisión", las manifestaciones, en pleno estado de alarma para evitar contagios de covid-19, se suceden por distintas ciudades del Estado. Estas comenzaron hace unos días en el madrileño distrito de Salamanca y, cuando eran muy minoritarias, recibieron un trato preferente por grandes medios de comunicación dotándoles de una importancia que numéricamente no existía. Hoy se repiten en barrios de Madrid como Carabanchel y en ciudades como Málaga o Sevilla.

En este contexto político y social enfurecido, Podemos celebraba su III Asamblea Ciudadana Estatal, la cual ha pasado bastante desapercibida. Iglesias ha arrasado en las primarias a secretario general con más del 92% de los votos a su favor; su candidatura ocupará todos los puestos del nuevo Consejo Ciudadano Estatal y los documentos político, organizativo, ético y feminista presentados por el equipo del secretario general serán los que deberían regir al partido morado los próximos años. Sin embargo, la otra cifra a tener en cuenta de la asamblea es la escasa participación de los inscritos en comparación con las anteriores asambleas.

Iglesias ha obtenido 53.167 votos, mientras que en 2017 conseguía 128.700. En esta ocasión, la participación ha sido muy baja respecto al censo de personas inscritas. Tomando como referencia la última cifra proporcionada por el partido morado de "inscritos activos", que es de 219.158, el porcentaje de votación se queda solo en un 26,3%. Tomando como referencia la cifra total de personas inscritas, 516.492, el porcentaje de participación es del 11,1%. La desmovilización de la militancia de Podemos durante este cónclave ha sido protagonista, teniendo en cuenta el difícil contexto en el que se ha celebrado la asamblea.

Los últimos años de activismo de Anguita versaron sobre cómo crear un contrapoder político y social al poder imperante. Para ello, motivó iniciativas como el Frente Cívico Somos Mayoría al calor del ciclo de movilizaciones sociales del 15M en el 2011 y  delos años posteriores. En multitud de conferencias y textos, el que fuera líder del PCE apuntaba a la necesidad de una sociedad civil organizada y movilizada, así como de una militancia crítica e instruida. Los resultados de participación de la asamblea de Podemos no van en ese sentido.

El documento organizativo elegido en el cónclave morado de esta semana apela a que "Podemos es una herramienta política que pretende cambiar la vida de las clases populares de este país de países desde la movilización social y la entrada en las instituciones para que estas sean, al fin, útiles a las mayorías y no a unas élites privilegiadas". Además, aboga porque "la militancia va a ser más que nunca la protagonista del presente y del futuro de nuestra organización. A ella la dotaremos, a partir de ahora, de todas las herramientas a su alcance para que su voz tenga el eco que merece".El nuevo Podemos también se compromete a dar mayor protagonismo a los círculos.

"La última vez que hablé con él (Anguita) fue el 30 de abril. Me llamó porque le había gustado escucharme decir algunas cosas a la ultraderecha en el Congreso y para explicarme que el parlamento no bastaba para hacer frente a los golpistas, que era necesario activar a las militancias que Julio veía algo descolocadas ante la agresividad de las derechas". Esto escribía Iglesias en el obituario a Anguita en La Vanguardia hace una semana. La tarea de la nueva dirección de Podemos, y del resto de las izquierdas, para reactivar la militancia y la movilización social será uno de sus mayores retos.

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