EL PAQUETAZO ECONÓMICO CAMUFLADO EN EL CORANOVIRUS
- "Se obvia que el capitalismo está en crisis profunda, y se sitúa al coronavirus como el “momento cero” de dicha crisis"
- "El coronavirus únicamente es un "disparador" de la crisis económica pero en ningún caso su principal causa"
- "¿No es el capitalismo un gigante con pies de barro, habiéndose desnudado su incapacidad para garantizar la sostenibilidad de la vida?"
Firma invitada cuartopoder.es
Gonzalo
Fernández Ortiz de Zárate, investigador de Paz con Dignidad-OMAL
El miércoles, 18 de marzo de 2020
Fachada de la sede del Fondo Monetario Internacional
(FMI) en Washington, Estados Unidos. / Efe
Los momentos de
miedo e incertidumbre suelen ser aprovechados por las élites para provocar
importantes transformaciones en su favor, apoyándose en relatos sesgados. La
situación generada por el coronavirus es, sin duda, uno de esos episodios.
Haremos bien entonces en discernir, en medio del shock que atravesamos,
lo necesario para frenar la pandemia, por un lado, de lo que apuntala privilegios
de una minoría, por el otro.
La maquinaria
ya se ha puesto en marcha. Se trata de imponer un relato económico que,
muy sintéticamente, se resume en dos ideas: el coronavirus ha trastocado las
tendencias de recuperación económica, convirtiéndose en la causa principal de
la crisis actual; los planes de choque en favor de las empresas son, por tanto,
estratégicos para revertir esta situación.
De este modo, se
obvia que el capitalismo está en crisis profunda, y se sitúa al coronavirus
como el “momento cero” de dicha crisis. Esta es la coartada perfecta
para que aceptemos un "paquetazo económico" en toda regla: reducción
de tipos de interés; rebajas y moratorias fiscales; líneas blandas de
financiación para bancos y empresas; y facilidades para la regulación laboral y
el despido temporal y/o permanente. En definitiva, y una vez más, los recursos
colectivos al servicio de los intereses empresariales, sin justificación sólida
alguna.
Dicho paquetazo
se expande cual pandemia: EEUU baja los tipos de interés; la UE pretende
inyectar 120.000 millones a las entidades financieras mediante compra de deuda
pública; el FMI y la OCDE piden laxitud fiscal; el Estado español plantea una
moratoria fiscal de 6 meses para PYMES y autónomos (igualando cooperativas de 4
personas con empresas de 250 trabajadores/as, como si vivieran situaciones
similares), además de créditos para el sector turístico, bonificaciones a la
seguridad social y fórmulas para facilitar bajas laborales y ERTEs; el Gobierno
vasco, por su parte, anuncia una línea excepcional de financiación y avales a
empresas de 300 millones de euros, ampliable a 500. Estas medidas, en
ocasiones, se acompañan de otras de corte más social, como el anuncio del
aplazamiento del pago de hipotecas (Italia y Estado español), programas
asistenciales menores, o el reforzamiento del privatizado y precarizado sistema
público de salud. En todo caso, la asimetría en favor del poder corporativo es
más que evidente.
Pero lo grave
del asunto es que este "paquetazo económico" se sostiene sobre
premisas completamente falsas: ni la génesis de la crisis se sitúa en el
coronavirus, ni sus medidas reactivarán la economía y mejorarán el bienestar
general. Al contrario, se trata de una nuevo ejercicio de injusticia contra
la clase trabajadora, que únicamente pretende dar aire a un capitalismo
agonizante que, además, nos conduce a un abismo social y al colapso
ecológico.
En este
sentido, el coronavirus únicamente es un "disparador" de la crisis
económica (su incidencia real dependerá de la duración del fenómeno), pero en
ningún caso su principal causa. Por supuesto que las medidas de restricción
de movilidad y confinamiento, así como el contexto actual de incertidumbre,
tienen graves consecuencias sobre la economía. Pero los cantos de sirena de la
recuperación no eran sino una falacia que trataba de ocultar la profunda crisis
en la que se encontraba un sistema capitalista gripado (incapaz de encontrar
nuevas formas de acumulación y ganancia), insostenible (construido sobre pies
de barro y responsable del colapso ecológico en ciernes), salvaje (generador de
crecientes desigualdades de clase, género, raza/etnia y de todo tipo),
vulnerable (a expensas de un enorme excedente especulativo, que augura nuevos
estallidos como el de 2008), y bajo respiración asistida (sostenido sobre
inyecciones monetarias a Estados y corporaciones ultra-endeudadas, cifrada para
estas últimas en 19 billones de dólares).
Se niegan estas
evidencias, el coronavirus pasa de síntoma a causa, y bajo el estado de
shock se convierte en víctimas a los responsables de esta situación: el
capitalismo y las grandes empresas. El paquetazo económico acude en su
rescate, en un enésimo intento por apropiarse de todos los resortes públicos y
colectivos. Una estafa, con todas las letras, inútil además en sus supuestos
objetivos.
Pero aún
estamos a tiempo, no caigamos en la trampa. Exijamos su paralización y
propongamos medidas económicas alternativas frente a la actual coyuntura,
a partir de dos principios básicos: uno, la prioridad es sostener la
vida, no las empresas: fortalecer el sistema público de salud; enfrentar la
precariedad (moratorias en hipotecas y alquileres) y la pobreza (energética,
infantil, etc.); mantener los ingresos de la clase trabajadora; apoyar a
autónomos precarizados, pequeñas y microempresas; garantizar el cuidado de
calidad de las personas; generar mesas de crisis con la participación activa de
movimientos sociales. En segundo término, que la financiación recaiga en las
instituciones y en las medias y grandes empresas, principales beneficiarias de
décadas de neoliberalismo.
A su vez,
miremos más allá. El coronavirus también es una oportunidad para extraer
aprendizajes para el medio y largo plazo. Así, ante la crisis generada… ¿No se
han demostrado los mercados globales como la parte más vulnerable de la
economía en un momento como este, pese a los cantos de sirena de la
globalización y la internacionalización? ¿No es lo público y lo común lo que realmente
responde ante el fiasco de lo privado y corporativo? ¿No es el capitalismo
un gigante con pies de barro, habiéndose desnudado su incapacidad para
garantizar la sostenibilidad de la vida?
Confrontemos
con rabia y con alternativas el paquetazo económico, desmantelemos de una vez
un capitalismo virulento, pero agonizante.
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