¡Basta de mentiras y de recortes, hay suficiente para todo el mundo!
Rebelión
Le Vif
27.12.2019
Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos |
Desde hace más
de cuarenta años oímos la misma historia de que “no hay dinero”. Es la
razón (la excusa) para imponernos medidas de austeridad. Pero este
mantra se basa en una burda mentira que cada vez se creen menos
personas.
El truco de magia
Desde la década
de 1980 los gobiernos de austeridad se suceden tanto en Bélgica como en
otros lugares. Y es muy raro porque desde 1980 la economía belga a
tenido un crecimiento real anual medio de casi un 2 % mientras que la
riqueza producida por habitante ha aumentado un 77 % en el mismo periodo
de tiempo (1). Somos cada vez más ricos pero tenemos que
seguir ahorrando y haciendo sacrificios. ¿Cómo diablos se concilia esto?
¿Cuál es el truco de magia?
Un examen del anterior gobierno
[belga] lo muestra claramente. El gobierno Michel (2014-2019) logró
salirse totalmente del presupuesto. De aquí a 2022 el déficit deberá ser
nada menos que de 14.000 millones de euros, de modo que... no tendremos más remedio que subsanar el déficit.
Pero, un momento, un déficit de 14.000 millones de euros: ¿acaso hemos
vivido por encima de nuestras posibilidades? No: hemos sufrido una
pérdida salarial de un 2 % (salto de índice), tendremos que trabajar dos
años más, se han recortado
las ayudas familiares y el subsidio por enfermedad, ha subido la
factura de la luz, lo mismo que el precio del diésel, etc. En 2018 las
personas asalariadas perdieron colectivamente no menos de 9.000 millones de euros respecto a 2014. Así que no dependerá ni de usted ni de mí.
Tax shift y mala elección
Entonces, ¿por qué hay este agujero enorme en el presupuesto? Se debe,
sobre todo, a varias medidas que favorecen a las personas ricas. Para
empezar, el gobierno anterior redujo el impuesto de sociedades. Así,
según el Service Public Fédéral Finances [Servicio Público Federal de Finanzas] el gobierno pierde cada año casi 5.500 millones de euros de ingresos.
En segundo lugar, también se han reducido las cotizaciones. Las
cotizaciones patronales son la parte del salario de las personas
trabajadoras que los patrones deben pagar a la Oficina Nacional de la
Seguridad Social. Se trata de la caja de la seguridad social que asegura
que en caso de enfermedad, de paro o de jubilación usted se pueda
beneficiar de unos ingresos. Pues bien, según la Bureau du Plan [Oficina de Planificación], esta medida supone una reducción anual de 5.800 millones de euros de ingresos.
Una tercera medida consiste en una serie de subvenciones salariales y de reducciones de cotizaciones para los empleadores que ascendieron a 7.200 millones de euros en 2017.
Estas tres medidas deberían servir para crear puestos de trabajo a
tiempo completo. Pero no es el caso. En efecto, en los últimos años se
han creado unos 230.000 empleos, pero la mayoría de ellos se crearon
gracias a la mejora de la situación económica en Europa. En nuestro
país, Bélgica, el aumento de los empleos casi ha sido el menor de Europa. Además, menos de la mitad de estos empleos eran a tiempo completo. Según el profesor Paul De Grauwe
de la London School of Economics, las empresas belgas no han utilizado
las reducciones de impuestos para crear empleo sino para aumentar sus
márgenes de beneficio.
Existen, por último, muchas ventajas
extralegales de las que se benefician las personas asalariadas, como la
bonificación salarial, la prima de rendimiento, los vales de comida, la
pensión complementaria, el vehículo de empresa, el seguro de
hospitalización, etc. En la mayoría de los casos no se cobra ninguna
cotización de la seguridad social, de modo que la seguridad social pierde también al menos 2.600 millones de euros de ingresos.
Por lo tanto, no tenemos que ir muy lejos a buscar el origen del
agujero en el presupuesto y la razón por la que nos someterán a nuevas
medidas de austeridad. La palabra mágica del gobierno anterior era “tax
shift” (transferencia fiscal). En efecto, ha habido una transferencia
del simple trabajador al rico. Las personas que son el sustento de la
familia, las paradas, las jubiladas y las enfermas han pagado un precio
muy alto, mientras que las personas ricas han visto como se disparaban
sus beneficios y se saqueaba el Tesoro.
Fraude y exceso de dinero
Veinte mil millones de malas elecciones, ¡casi nada! Pero eso no es
todo. No se trata solamente de elecciones mal hechas, se trata también
de falta de voluntad. El gobierno belga pierde cada año unos 30.000 millones de euros debido a la evasión fiscal (fraude) y a la elusión fiscal (legal).
Gracias a estos regalos fiscales cada año fluyen decenas de miles de
millones de euros a las personas ricas y superricas de nuestro país.
Acumulan tanto capital que a largo plazo ya no saben qué hacer con él. Y
al no haber posibilidades de inversión rentables lo depositan en
paraísos fiscales para eludir los impuestos. Cada año las personas
superricas de Bélgica depositan en ellos entre 100.000 y 200.000 millones de euros, unas cantidades escandalosamente altas. ¿Quién dijo que no hay dinero?
Una cuestión de prioridades
Incluso una pequeña parte de estas enormes fortunas bastaría no solo
para cubrir el déficit presupuestario sino también para invertir
considerablemente en proyectos sociales. Hay muchas necesidades y no son
necesariamente costosas (2).
Una persona belga de cada seis vive en la pobreza . Aumentar los salarios de subsistencia y otras prestaciones por encima del umbral de pobreza cuesta 2.000 millones de euros al año.
Una cuarta parte de las mujeres tiene que contentarse con una pensión menor de 750 euros y la mitad de ellas no superan los 1.000 euros al mes. Hacen falta de 1.330 a 1.500 euros para llegar a fin de mes (3). Garantizar a todas las personas una pensión mínima de 1.500 euros cuesta 3.200 millones de euros.
Urge invertir en educación: la calidad de la enseñanza disminuye y
dentro de muy poco habrá una grave escasez de docentes. Coste: al menos 2.000 millones de euros.
Más de 17.000 personas discapacitadas están en una lista de espera con
un tiempo de espera que puede ser de hasta 18 años. Eliminar estas
listas de espera cuesta 1.600 millones de euros.
Hay mucho que hacer en los círculos de la derecha en lo que se refiere
al alojamiento de las personas refugiadas. Se trata de un montante total
de 800 millones de euros
al año (4), una cifra nimia en comparación con los montantes de las
“malas elecciones” que mencionábamos antes. En cualquier caso, quienes
saquean nuestra seguridad social no son las personas refugiadas. Con el
paso del tiempo estas personas refugiadas como grupo generan un
“retorno” en forma de impuestos y de cotizaciones a la seguridad social.
En el caso de Bélgica se calcula que este montante es de
aproximadamente 2.800 millones de euros.
Y también están las medidas urgentes que debemos tomar para detener el calentamiento del planeta. Nuestro país va a la cola. Para alcanzar los objetivos climáticos de aquí a 2030 se necesitan unas inversiones por valor de 35.000 millones de euros , es decir, unos 3.500 millones de euros al año.
El coste de las inversiones sociales y verdes es incluso más bajo de lo
que sugieren las cifras. En efecto, con estas dos inversiones se tiene
un efecto de retorno considerable ya que aumenta el poder adquisitivo,
se crea empleo y se pagan cotizaciones a la seguridad social. Esa es la
diferencia respecto a la transferencia fiscal a favor de las personas
ricas que en gran medida favorece la circulación de dinero a paraísos
fiscales o provoca especulación.
Llegar a lo esencial
En el mundo entero la gente comienza a darse cuenta de que la
austeridad y las políticas neoliberales han demostrado ser un fracaso.
Lo que necesitamos no son recortes sino inversiones sociales y verdes.
La gente sale a la calle en todas partes: en Francia, en los Países
Bajos, en España, en Chile, en Líbano, en Ecuador, en Irak, en Colombia,
en Argel, en Haití, en Egipto, etc. También en nuestro país está
tomando forma la resistencia al actual frenesí de austeridad.
Esta resistencia es positiva. Pero para que dé frutos duraderos habrá
que llegar al fondo de las cosas. En primer lugar, tendremos que acabar
con la mentira de que no hay dinero. Mientras aceptemos esta mentira,
seguiremos haciendo recortes inútiles. En el mejor de los casos
aportaremos algunas migajas irrisorias que después podrán llevar al
siguiente ciclo de austeridad.
En segundo lugar, tenemos que
asegurarnos de que el dinero, que está ahí, se utiliza bien. En otras
palabras, que obtenemos dinero ahí donde está y ahí donde no debería
estar. Por supuesto, no es una tarea fácil. La historia nos enseña que
solo es posible con una lucha continua y construyendo con paciencia
relaciones de poder favorables.
Así pues, sabemos lo que tenemos que hacer. En todo caso, el periodo que se avecina promete ser apasionante.
Notas:
(1) El crecimiento real anual
medio, que tiene en cuenta la inflación, fue del 1,86 % desde 1980 y el
aumento real del Producto Nacional Bruto (PNB) durante este periodo fue
del 105 %. El PNB por habitante aumentó de media un 1,48 % al año
durante este periodo y un 77 % en el conjunto del periodo.
(2)
La educación y el bienestar social no dependen del gobierno federal y,
por lo tanto, no están vinculados directamente al déficit presupuestario
federal. Pero no se trata de eso, sino de comparar las necesidades
sociales con las enormes cantidades de “regalos” que se han hecho a las
personas ricas. Además, se podría devolver a las regiones una parte de
los ingresos provenientes de una lucha adecuada contra el fraude fiscal.
(3) Dependiendo de si se necesitan cuidados crónicos o un coche.
(4) 500 millones para acoger a las personas que piden asilo, 260
millones en salarios de subsistencia para las personas refugiadas y 33
millones en prestaciones familiares.
Esta traducción se puede reproducir libremente a
condición de respetar su integridad y mencionar a los autores, a la
traductora y Rebelión como fuente de la traducción.
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