El derribo del dron estadounidense sobre Irán cambia
los cálculos militares en Oriente Medio
Diario octubre / junio 24, 2019
El dron de
reconocimiento Northrop Grumann RQ-4A Global Hawk de Estados Unidos fue
derribado en el Estrecho de Ormuz por la defensa antiaérea iraní cuando volaba
en modo furtivo y, por lo tanto, indetectable a los radares convencionales.
El Northrop
Grumann RQ-4A es uno de los aviones no tripulados de Estados Unidos más caros
de su inventario. El coste unitario supera los 230 millones de dólares y cuando
fue derribado en el Golfo Pérsico volaba con opciones de sigilo adicionales y
completamente nuevas.
El mando
militar iraní afirmó haber derribado el aparato y deliberadamente salvó a un
avión de guerra estadounidense Poseidón P-8A con 35 personas a bordo que
acompañaban al dron. El Poseidón P-8 es un avión de combate antisumergibles y
antibuques basado en una versión militarizada del Boeing 737.
El dron fue
bloqueado y derribado por un misil tierra-aire Jordad de fabricación iraní.
Hasta ese momento había sobrevolado países con sistemas de defensa antiaérea
muy potentes y una densa malla de radares sin ser detectado. El incidente
demuestra que el Pentágono desconoce las capacidad real de la defensa antiaérea
iraní.
El hecho de que
un misil tierra-aire fabricado íntegramente en Irán pueda derribar uno de los
mejores drones estadounidenses plantea innumerables interrogantes sobre la
realidad de la postura defensiva de Irán, que ciertamente no debe ser de
segunda línea.
El sistema
iraní SAM Jordad es uno de los pocos sistemas que ha tenido su bautismo de
fuego muy poco después de su presentación al público. Su primera prueba de
combate fue sin duda un éxito total. La defensa antiaérea iraní lanzó dos
misiles y el segundo de ellos fue el que alcanzó al dron “invisible”. Es una
hazaña que ni el sistema ruso S-300 ni el US Patriot han logrado en condiciones
de combate reales.
El Jordad III
es una variante del sistema de defensa tierra-aire de medio alcance de la RAAD
que entró en servicio en 2006-2007 y despliega misiles TAER-2B en rampas
móviles y TEL. El TAER-2B es uno de los misiles tierra-aire iraníes más
utilizados por las fuerzas de defensa aeroespacial iraníes. Las baterías RAAD
se utilizan a menudo junto con las baterías mejoradas S-200 y S-300PMU2.
En su última
variante el sistema Jordad es una versión de largo alcance del RAAD y podría
alcanzar de seis a ocho objetivos simultáneamente desde más de 200 kilómetros
de distancia. Según un general iraní, el Jordad puede atacar objetivos ocultos
desde una distancia de 85 kilómetros.
No se sabe de
dónde proceden los radares iranés capaces de detectar aparatos furtivos a tan
largas distancias. No se puede descartar un origen chino o norcoreano, pero los
iraníes han demostrado que dominan este campo. No sólo los estadounidenses: los
israelíes también han tomado buena nota, o deberían hacerlo porque el derribo
tiene un enorme impacto en el equilibrio estratégico de Oriente Medio.
El error de
cálculo sobre la capacidad defensiva real de Irán paralizará cualquier decisión
favorable a una agresión militar. A mismo tiempo animará a los iraníes a
fabricar más misiles tierra-aire y a acelerar la investigación y el desarrollo
de nuevas armas.
Es el resultado
de las sanciones y del estrangulamiento económico y financiero de una vieja
nación que Israel quiere destruir a toda costa utilizando el poder militar
estadounidense en su beneficio. Una apuesta muy arriesgada. Oriente Medio ha
cambiado drásticamente desde el fracaso de la guerra contra Siria.
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