El agente naranja sigue pudriendo los suelos de
Vietnam 50 años después
Por Miguel Ángel Criado
Kaosenlared
18.03.2019
El herbicida usado por EE UU en la
guerra aún llega a los humanos desde sedimentos de ríos y lagos.
En
Vietnam, el ejército de EE UU mantuvo dos guerras: una contra el Viet Cong y otra contra la naturaleza. En
esta, los militares estadounidenses usaron millones de litros de herbicidas
contra la selva donde se escondían los comunistas y los cultivos de arroz que
les alimentaban. El herbicida más usado fue el agente naranja. Una revisión de
diversos estudios muestra que, 50 años después de que dejaran de rociarlo, aún
hay restos altamente tóxicos de este defoliante en suelos y sedimentos, desde
los que entran en la cadena alimenticia.
Fue
el presidente Kennedy quien, en el marco de una nueva estrategia para impedir
que Vietnam del Sur colapsara bajo la presión de los nacionalistas y comunistas
del norte, abrió la puerta a la mayor guerra química de la historia. Los
primeros herbicidas llegaron al sudeste asiático en enero de 1962 en una
operación que acabaría llamándose proyecto Ranch Hand.
Usaron diversos compuestos químicos, muchos de ellos desarrollados durante la
guerra mundial para destruir las cosechas de alemanes y japoneses.
Diversos informes de las Academias
Nacionales de Ciencia de EE UU (NAS) y agencias gubernamentales como la USAID
estiman que en la Guerra de Vietnam se usaron más 80.000 millones de litros de
herbicidas. El más usado fue el agente naranja, un defoliante. Los militares no
se rompieron mucho la cabeza al nombrarlo: iba en barriles con una franja de
ese color para diferenciarlo del agente blanco, el agente púrpura, el agente
rosa o el agente verde (contra vegetación de hoja ancha) y el agente azul
(usado contra los arrozales).
El
20% de las selvas del país y 10 millones de hectáreas de arrozal fueron
rociadas al menos una vez con dosis 20 veces mayores a las recomendadas
La
lógica militar era la siguiente: ya que los comunistas usaban la selva como un
arma más contra ellos, había que neutralizarla. El trabajo recién publicado en
una revista especializada en suelos muestra
que el 20% de las selvas de Vietnam fueron fumigadas al menos una vez. Pero el
arroz y otros productos agrícolas también fueron objetivos. Hasta el 40% de los
herbicidas se usaron contra los cultivos. Aunque los militares intentaran
diferenciar entre arrozales de amigos y enemigos, unos 10 millones de hectáreas
fueron rociadas con agente azul, que acababa con la cosecha en horas. El tercer
principal uso de los herbicidas fue el de acabar con todo el verde que hubiera
en los alrededores de las bases militares estadounidenses, creando así un
perímetro de seguridad.
Los efectos de todos los herbicidas eran
temporales y había que volver a rociarlos cada cierto tiempo. Para ello usaban
desde mochilas a la espalda hasta las lanchas para rociar las riberas. Pero
fueron una flotilla de aviones C-123 Provider y helicópteros adaptados para
levantar tanques de 3.800 litros los que protagonizaron el proyecto Ranch Hand,
con más de 19.000 salidas entre 1962 y 1971.
El agente naranja era en realidad un
compuesto a partes iguales de dos herbicidas, el ácido 2,4-diclorofenoxiacético
(2,4-D) y el ácido 2, 4, 5- triclorofenoxiacético (2,4,5-T). Son reguladores
hormonales del crecimiento y en unos días, semanas como mucho, dejan de actuar.
Pero lo que no se sabía entonces era que el agente naranja contenía una dioxina
altamente tóxica, la TCDD. Para acelerar la producción, se elevó la temperatura
unos 5º y el cloro presente en el compuesto a altas temperaturas generaba entre
6.000 y 10.000 partes por millón (ppm) de TCDD más que en condiciones normales.
Esta sustancia carcinogénica es hidrofóbica, así que no se disuelve en el agua.
Tampoco se absorbe, sino que se adsorbe. Se quedaba pegada como una lapa a las
hojas que, al caer, llevaban la dioxina hasta el suelo y la naturaleza se
encargaba de propagarla.
La Fuerza Aérea de EE UU realizó unas 20.000 misiones
herbicidas. U.S. AIR FORCE PHOTO
“La dioxina contaminante se adhiere al
carbono orgánico y partículas arcillosas del suelo en las zonas contaminadas y
procesos de erosión mueven los sedimentos contaminados mediante escorrentías
hasta los cursos de agua, ríos, estanques y lagos, donde las condiciones
anaeróbicas protegen la dioxina de la degradación microbiana, extendiendo su
vida media”, comenta en un correo el experto en suelos y coautor del estudio Ken
Olson, profesor de la universidad de Illinois (EE UU).
Expuesta a la acción del sol, la TCDD se
degrada en menos de tres años. Pero en suelos protegidos por la vegetación
tarda en degradarse hasta 50 y, si está en sedimentos fluviales o marinos, más
de un siglo. “Los peces y camarones que se alimentan en el fondo atrapan los
sedimentos contaminados y la dioxina se acumula en sus tejidos. Peces más
grandes se comen a estos peces y los vietnamitas a ellos”, recuerda Olson.
En uno de los informes más recientes
revisados por Olson y su colega, la socióloga rural de la Universidad Estatal
de Iowa Lois Wright Morton, los investigadores oficiales analizaron los suelos
de la base aérea de Bien Hoa y sus alrededores. Fue una de las principales
bases desde las que partían las misiones herbicidas y allí se acumularon los
bidones sobrantes cuando se suspendió Ranch Hand. “Recogieron 1.300 muestras de
suelo de 76 puntos diferentes de la base, tierras cercanas y lagos. Unas 550
muestras tenían niveles de dioxina por encima de la normativa para el uso de la
tierra del Ministerio de Defensa Nacional de Vietnam”, comenta el profesor
estadounidense.
Treinta años después de ser usados en
Vietnam, varios aviones aún tenían la dioxina pegada
Los suelos de otras 16 bases áreas estadounidenses
tanto en Vietnam como Tailandia están contaminados y muchos de los vietnamitas
y estadounidenses expuestos en su momento a estos productos desarrollaron
enfermedades. Pero se sabe poco del impacto del agente naranja que queda más
allá de las bases. Junto a la de Bien Hoa está la ciudad homónima, en la que
viven unas 900.000 personas, y está prohibida la pesca en ríos y lagos de la
zona aún hoy.
La
persistencia de la TCDD es tal que varios de los aviones que se usaron para
rociar el agente naranja tuvieron que ser retirados de una subasta e
incinerados porque, 30 años después de volver de Vietnam, aún tenían la dioxina pegada.
El último de los informes de las NAS sobre los efectos del agente naranja en
los veteranos de guerra, publicado en noviembre pasado, añadía nuevas
patologías que aparecían correlacionadas con la exposición al herbicida. Estos informes se publican cada dos
años y son un mandato del Congreso de EE UU.
Aunque
se estima que hay aún tres millones de vietnamitas que
sufren los efectos de los defoliantes, no tienen un seguimiento
similar al de los veteranos estadounidenses. De los pocos estudios
internacionales sobre la persistencia de la TCDD en el ambiente destaca uno
publicado hace ya 10 años por investigadores japoneses y vietnamitas. En él
compararon los niveles de contaminación de los suelos de una de las aldeas
rociadas con agente naranja con los de otras que se libraron. En la primera, la
presencia de dioxina quintuplicaba a la de la segunda, aunque su concentración
era más baja que la observada en la base aérea de Bien Hoa. El trabajo también
halló mayores niveles de dioxina en la
leche materna, pero no puede descartarse que se deban a la
exposición más reciente a pesticidas agrícolas.
Olson cree que sería exagerado y sin
base científica considerar que todos los suelos rociados hace 50 años sigan
contaminados hoy. En todo caso, solo en Bien Hoa hay al menos 414.000 metros
cúbicos de suelos que deberían ser tratados. Para Olson, el método definitivo
para acabar con la dioxina sería incinerarlos, quemar la tierra.
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