Más de 400 mil niños y niñas
viven en la calle en la Unión Europea
Diario octubre / octubre
8, 2024
Unicef
Cerca de 400.000 niños y niñas no tienen techo y
sufren sinhogarismo en Europa, según el noveno reciente informe sobre la
exclusión residencial en Europa, elaborado por FEANTSA, la federación europea
de organizaciones que trabajan con personas sin techo, y la Fundación Abbé
Pierre.
Para estas organizaciones el aumento del sinhogarismo
en una de las regiones teóricamente “más prósperas del mundo” es un reverso del
aumento del precio de la vivienda en todo el subcontinente. En un contexto
donde “los alquileres se disparan, los precios de las vivienda están cada vez
más fuera de nuestro alcance y la escasez de viviendas asequibles empeora día a
día”, no es extraño que las situaciones de sinhogarismo, precariedad
habitacional, desahucios y pobreza energética se multipliquen en casi todos los
países de la Unión Europea.
“Si el valor de una sociedad se mide por cómo trata a
la población joven”, enuncia el informe, Europa estaría en grandes problemas. A
los 400.000 menores que sufren sinhogarismo, se le suman 14,5 millones de niños
y niñas que viven en viviendas inadecuadas mientras que cinco millones de
familias con menores a cargo sufren situaciones de pobreza energética. Uno de
cada cuatro menores vive en pisos hacinados.
Los altos precios de la vivienda están forzando a cada
vez más familias y menores a vivir en la calle, en centros de acogida, alojados
temporalmente en hostales u obligados a vivir en refugios improvisados, barrios
marginales o viviendas superpobladas en situaciones que “niegan a estos niños
las condiciones de vida que les permitirían crecer con dignidad”. Las
consecuencias de esta crisis habitacional en la infancia tiene “consecuencias
directas y profundas”, que van desde un gran impacto en la salud y en el acceso
a la atención médica, a la nutrición o el acceso a la educación. “Más allá del
efecto en la vida cotidiana, la vivienda inadecuada puede obstaculizar
potencialmente la trayectoria y las oportunidades futuras de toda una
generación”, dice el informe.
El caso alemán
Alemania es uno de los países que más está sufriendo
esta crisis de vivienda. A principios de 2023, la Oficina Federal de
Estadística contabilizó 372.060 personas sin hogar, una cifra que puede ser
mayor ya que solo cuenta las personas registradas en centros de alojamiento
gestionados por las autoridades locales. Según la proyección de 2022 de la
Asociación Federal de Ayuda a las Personas sin Hogar, el total de personas que
sufren el sinhogarismo en Alemania podría superar las 607.000. “La falta de
vivienda es un problema social grave”, afirma Werena Rosenke, directora de esta
organización.
Según el informe, la guerra de Ucrania ha empeorado la
situación. El 35 por ciento de los homeless en Alemania son refugiados
ucranianos, unos 120.000, mientras que apenas había refugiados de este país
hace dos años. Ocho de cada diez personas sin techo en Alemania son
extranjeros.
Muy
lejos de las cifras de Alemania, el sinhogarismo ha crecido en España paralelo
al aumento del precio de la vivienda. Según el INE, la media diaria de personas
acogidas por los servicios sociales se elevó de 17.000 en 2020 hasta los
21.500, un 22% más, unas cifras que no incluyen a las personas sin hogar que no
acuden a los servicios sociales. Según Hogar Sí, organización que trabaja con
las personas sin techo, la cifra de personas que sufren el sinhogarismo en
España es de 37.000. De ellos, 8.000 duermen cada día en la calle. Esta
organización pone cifras a las consecuencias de vivir en la calle en España: 30
años menos de esperanza de vida, una posibilidad mucho mayor de sufrir
enfermedades graves —un 37% de las personas sin hogar las sufre— y una mucho
mayor posibilidad de morir a causa de un suicidio: el 31% de las personas sin
hogar han intentado quitarse la vida, según sus datos. Se trata además,
explican desde Hogar Sí, de un colectivo especialmente expuesto a los delitos
de odio: hasta el 47% de las personas sin hogar los han sufrido aunque solo el
13% los ha denunciado (Tomado de El Salto).
Fuentecubaperiodistas.cu
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