La justa lucha del campo: por
una hoja de ruta sin desviacionismos
INSURGENTE.ORG
/ 11.02.2024
Pocos dedos de frente ostentan quienes pretenden pintar las movilizaciones de taxistas, transportistas o – ahora– agricultores como un “paro patronal” contra el “Allende sanchista” (?). Por muchos libros que hayan leído, se saltaron precisamente la página de Laclau en la que expresaba la necesidad estratégica de construir un “nosotros” amplio contra el “ellos” más estrecho de la oligarquía. Por eso resulta imprescindible que nadie nos confunda con ellos, con su incomprensión de los rudimentos del marxismo y con su falta de la más elemental empatía.
Celebramos y apoyamos
sin fisuras la justa lucha del campo. Tras una Política Agraria Común que les
entrega la mayor parte de los fondos europeos a los terratenientes. Tras unos
Tratados de Libre Comercio que, por ejemplo, eliminan los aranceles al grano
ucraniano para apoyar la misión de la OTAN, perjudicando a los agricultores
autóctonos, incapaces de competir en precios. Tras unas grandes superficies
que, como Mercadona, acaparan inmensos beneficios cada año, vendiendo los
productos agrarios a un precio muy superior al que pagan a los agricultores en
origen. Ya era hora de que el campo estallara.
Abandonen toda
esperanza quienes esperan a ver una lucha nítida, clara, impoluta entre la
burguesía y el proletariado. Su incomprensión les deja el terreno expedito a
los demagogos de Vox, que están haciendo un astuto (aunque perverso) trabajo de
masas en estas movilizaciones. El trabajo que deberíamos estar haciendo
nosotros. ¿Había alguna página de Chantal Mouffe que explicara que en política
no hay vacíos, o eso solo estaba en los libros de Lenin?
La actual lucha del
campo mezcla e incluye a grandes terratenientes, pequeños agricultores e
incluso trabajadores. Normal. Se trata precisamente de apoyarse en el hecho
objetivo de que, salvo los dueños de supermercados y los grandes
terratenientes, ninguno de los demás sectores sociales implicados (empezando
por los pequeños agricultores) salen beneficiados por la PAC, por los TLC
(Tratados de Libre Comercio, a favor de los cuales han votado repetidamente
Vox, PP y el PSOE, entre otros) o por la existencia de supermercados y
oligopolios privados que hacen de bienes básicos como la alimentación un sucio
negocio.
Debemos estar ahí,
ponernos al servicio de la lucha y, si no sabemos otra cosa, ofrecernos para
engrasar las ruedas de los tractores. Ruedas que tendrán que estar duras y bien
hinchadas para no encallar en el confusionismo ridículo de quienes desembarcan
como paracaidistas en las movilizaciones, esgrimiendo ridiculeces sobre el
contubernio judeomasónimo de la “Agenda 2030” y otras conspiraciones
“globalistas” de gorrito de papel de plata como los “chemtrails”. Lo que sea
con tal de no denunciar los beneficios del Mercadona.
Si hacemos bien nuestro trabajo de influencia
política, no conseguirán desviar a los tractores de su senda, como intentan
para auparse sobre ellos en pos de sus hipócritas ambiciones políticas. Si lo
consiguen, no podremos echar más balones fuera: hasta los debates librescos
universitarios acabarán siendo proscritos si, por aislacionismo
autorreferencial teoricista, dejamos que sigan echando raíces estos
desviacionistas profesionales.
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