Ayuso y el respeto a la vida
DIARIO OCTUBRE / febrero 11, 2024
El 27 de
octubre de 2022 se puso en marcha el nuevo plan de “urgencias
extrahospitalarias” y se eliminaron las urgencias de las ciudades y los SAR
(Servicio de Atención Rural). Las nuevas “urgencias extrahospitalarias” se
abrieron con plantillas fuertemente diezmadas. Se abrieron 80 centros con personal
que solo pueden cubrir 40. La consecuencia de reducir al mínimo el personal es
que se abren centros sin médicos y esto tiene resultados
gravísimos en la esperanza de vida y la salud de la clase obrera.
El primer caso
sucedió el 7 de diciembre de 2022, sólo un mes y medio de iniciado el plan,
cuando fallece un bebé por una parada cardiorrespiratoria en el Punto de
Atención Continuada de Paracuellos del Jarama (Madrid), durante un turno en el
que no había médico.
El segundo caso
sucedió en Majadahonda, el 27 de enero de 2022, un hombre de 72 años falleció
también por una parada cardiorrespiratoria, en este centro tampoco había
médico. El equipo de enfermería hizo todo lo posible y contactó con el 112 para
solicitar una UVI móvil que tardó más de 20 minutos en llegar y que, cuando lo
hizo, tras 30 minutos de RCP avanzada, sólo pudo confirmar el fallecimiento del
paciente.
Si hubiera
habido médico en estos centros desde el primer momento tal vez los fallecidos
podrían haberse salvado, nunca lo sabremos, porque con este nuevo modelo de
centros de urgencias extrahospitalarias nos están quitando la vida a la clase
obrera.
Por un lado, se
constata que la mercantilización de la sanidad y la mirada puesta en la
rentabilidad, es una nueva agresión contra la clase obrera que trae aparejadas
miles de muertes y el recorte de la esperanza de vida de los pacientes. Toda
esta política busca el ideal del capitalismo de que las personas vivan sólo en
su edad productiva. Christine Lagarde, cuando dirigía el Fondo Monetario
Internacional, dio un discurso en el MIT (Massachussetts Institute of
Technology) y dijo:
“Muchos
consideran el envejecimiento de la población como un lastre significativo en el
precio de los activos», y añadió «definitivamente,
los gobiernos, los fondos de pensiones y los individuos subestiman seriamente
las perspectivas de una vida más larga de lo anticipado».
Es decir, es un
riesgo para la economía que las personas vivan más allá de su vida productiva.
Eso es lo
público para la clase capitalista, una fuente más de rentabilidad. La burguesía
sólo busca su propio beneficio sin importarle ni siquiera la salud de la población.
Por otro lado,
se constata el desprecio a los trabajadores y sus condiciones, en este caso
concreto sanitarios, y la falta de escrúpulos para precarizar sus condiciones.
Miles de bajas por problemas de salud así lo certifican.
Isabel Díaz
Ayuso, una persona que está en contra de la Ley de Eutanasia, según ella por
respeto a la vida, con su gestión va dejando el camino sembrado de cadáveres
sin un ápice de remordimiento.
La sanidad
pública y la salud de la clase obrera están en peligro. El panorama no es mucho
más alentador en otras comunidades autónomas, es tónica general en todo el
estado debido al sistema capitalista.
La clase obrera
sólo tiene garantizada su vida y su supervivencia en la medida en que sea capaz
de llevar a cabo su propia emancipación de la clase burguesa, de su afán
insaciable de lucro y de su sacrosanta propiedad privada de los medios de
producción. Lo público sólo es viable cuando la clase obrera expulse a la clase
parasitaria que no produce y se apropia de la ganancia, y construya una
sociedad justa e igualitaria que no es otra que el socialismo.
¡POR LA
SUPERACIÓN DEL CAPITALISMO!
¡POR LA CONSTRUCCIÓN DEL SOCIALISMO!
Comité Regional
del PCOE en Madrid
FUENTE: pcoe.net
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