La guerra en Gaza
ha paralizado la creación de un Corredor India- Oriente Medio-Europa
–alternativo a la Ruta de la seda– en el que EEU y la UE habían puesto empeño y
esperanza. Pero una pieza clave, la aproximación Arabia Saudí-Israel, es ahora
imposible.
Consecuencias de la guerra
El Viejo Topo
22 noviembre, 2023
Cómo la guerra
contra Gaza ha paralizado el Corredor Económico India-Oriente Medio-Europa
El 9 de
septiembre de 2023, durante la reunión del G20 en Nueva Delhi, los Gobiernos de
siete países y la Unión Europea firmaron un memorando de entendimiento
para crear un Corredor Económico India-Medio Oriente-Europa. Sólo tres de los
países (India, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos o EAU) formarían parte
directamente de este corredor, que debía comenzar en India, atravesar el Golfo
y terminar en Grecia. Los países europeos (Francia, Alemania e Italia), así
como la Unión Europea, se unieron a esta iniciativa porque esperaban que el
IMEC fuera una ruta comercial para que sus productos llegaran a la India y para
acceder a los productos indios a un coste –esperaban– reducido.
Estados Unidos,
que fue uno de los promotores del PIEM, lo impulsó como medio tanto para aislar
a China e Irán como para acelerar la normalización de las relaciones entre
Israel y Arabia Saudí. Parecía un instrumento perfecto para Washington: aislar
a China e Irán, acercar a Israel y Arabia Saudí y estrechar los lazos con
India, que parecían haberse debilitado por la reticencia de este país a unirse
a Estados Unidos en su política respecto a Rusia.
La guerra de
Israel contra los palestinos y las palestinas en Gaza ha cambiado toda la ecuación
y ha paralizado la IMEC. Ahora es inconcebible que Arabia Saudí y los Emiratos
Árabes Unidos participen en un proyecto de este tipo con los israelíes. La
opinión pública del mundo árabe está en llamas, con una ira inflamada por los
bombardeos indiscriminados de Israel y la catastrófica pérdida de vidas
civiles. Los países de la región que mantienen estrechas relaciones con Israel
–como Jordania y Turquía– han tenido que endurecer su retórica contra Israel. A
corto plazo, al menos, es imposible imaginar la puesta en marcha del IMEC.
Pivote hacia
Asia
Dos años antes
de que China inaugurara su iniciativa “una franja, una ruta” o la Iniciativa de
la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés), Estados Unidos ya había
planeado una ruta comercial financiada por el sector privado para unir India
con Europa y estrechar los lazos entre Washington y Nueva Delhi. En 2011, la
entonces secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, pronunció
un discurso en Chennai (India) en el que
habló de la creación de una Nueva Ruta de la Seda que iría desde India hasta
Asia Central, pasando por Pakistán. Esta nueva “telaraña y red internacional de
conexiones económicas y de tránsito” sería un instrumento para que Estados Unidos
creara un nuevo foro intergubernamental y una “zona de libre comercio” de la
que Estados Unidos sería miembro (de forma muy similar a como Estados Unidos
forma parte de la Cooperación
Económica Asia-Pacífico o APEC).
La Nueva Ruta
de la Seda formaba parte de un “pivote hacia Asia” más amplio, en palabras del
presidente estadounidense Barack Obama. Este “pivote” se diseñó para frenar el
ascenso de China e impedir su influencia en Asia. El artículo de Clinton en “Política
Exterior” (America’s Pacific Century, 11 de octubre de 2011) sugería que
esta Nueva Ruta de la Seda no era antagónica a China. Sin embargo, esta
retórica del “pivote” llegó junto con el nuevo concepto AirSea Battle del
ejército estadounidense que se diseñó en torno al conflicto directo entre
Estados Unidos y China (el concepto se basaba en un estudio del Pentágono de 1999 llamado
“Asia 2025” que señalaba que “las amenazas están en Asia”).
Dos años más
tarde, el Gobierno chino declaró que construiría un proyecto masivo de
infraestructuras y comercio denominado “Una Franja, una Ruta”, que más tarde se
llamaría Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés). En
los diez años siguientes, de 2013 a 2023, las inversiones de la BRI ascendieron a 1,04 billones de dólares
repartidos en 148 países (tres cuartas partes de los países del mundo). En este
breve periodo, el proyecto BRI ha dejado una huella considerable en el mundo,
especialmente en las naciones más pobres de África, Asia y América Latina,
donde el BRI ha realizado inversiones para construir infraestructuras e
industria.
Estados Unidos,
escarmentado por el crecimiento de la BRI, intentó bloquearla a través de
varios instrumentos: la América Crece para América Latina y
la Corporación del Desafío del Milenio para
el sur de Asia. El punto débil de estos intentos fue que ambos dependían de la
financiación de un sector privado poco entusiasta.
Complicaciones
del IMEC
Incluso antes
del bombardeo israelí de Gaza, la IMEC se enfrentaba a varios problemas graves.
En primer
lugar, el intento de aislar a China parecía ilusorio, dado que el principal
puerto griego del corredor –en El Pireo– está gestionado por la China Ocean Shipping
Corporation, y que los puertos de Dubai cuentan con considerables inversiones del puerto chino de
Ningbo-Zhoushan y del puerto marítimo de Zhejiang. Arabia Saudí y los EAU son
ahora miembros del BRICS+, y ambos países participan en la Organización de
Cooperación de Shanghai.
En segundo
lugar, todo el proceso IMEC depende de la financiación del sector privado. El
Grupo Adani –estrechamente vinculado al primer ministro indio Narendra Modi
y en el punto de mira por prácticas
fraudulentas– ya es propietario del puerto de Mundra (Gujarat, India) y
del puerto de Haifa (Israel), y pretende
hacerse con una participación en el puerto del Pireo.
En otras palabras, el corredor IMEC está dando cobertura geopolítica a las
inversiones de Adani desde Grecia hasta Gujarat.
En tercer
lugar, la vía marítima entre Haifa y El Pireo atravesaría aguas disputadas
entre Turquía y Grecia. Esta “disputa del Egeo” ha provocado que el Gobierno
turco amenace con la guerra si Grecia sigue
adelante con sus designios.
En cuarto
lugar, todo el proyecto dependía de la “normalización” entre Arabia Saudí e Israel,
una extensión de los Acuerdos de Abraham que llevó a Bahréin, Marruecos y los
Emiratos Árabes Unidos a reconocer a Israel en agosto de 2020.
En julio de 2022, India, Israel, los Emiratos Árabes Unidos y los Estados
Unidos formaron el Grupo I2U2, con la intención, entre otras cosas, de
“modernizar las infraestructuras” y “avanzar en vías de desarrollo con bajas
emisiones de carbono” mediante “asociaciones de empresas
privadas”. Éste fue el precursor del IMEC. Ni la “normalización” con Arabia
Saudí ni el avance del proceso I2U2 entre EAU e Israel parecen posibles en este
clima. Los bombardeos israelíes contra los palestinos de Gaza han congelado
este proceso.
Los anteriores
proyectos indios de rutas comerciales, como el Corredor Internacional de Comercio Norte-Sur (con
India, Irán y Rusia) y el Corredor de Crecimiento Asia-África (liderado por
India y Japón), no han pasado del papel al puerto por multitud de razones.
Éstos, al menos, tenían el mérito de ser viables. El IMEC correrá la misma
suerte que estos corredores, en cierta medida debido al bombardeo de Gaza por
Israel, pero también a la fantasía de Washington de que puede “derrotar” a
China en una guerra económica.
Fuente: Globetrotter.
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