La exportación de
cereales ucranianos atravesando el Mar Negro ha sido suspendida por Rusia,
harta esta última de que buena parte del trigo y la cebada acabara en países de
Occidente y no en África, además de que las sanciones sigan afectando al grano
ruso.
El hambre en el mundo y la guerra en Ucrania
El Viejo Topo
27 julio, 2023
El lunes 17 de junio, Dmitry Peskov, portavoz del presidente de Rusia, Vladimir Putin, anunció: “Los acuerdos del Mar Negro ya no están en vigor”. Se trataba de una declaración tajante para suspender la Iniciativa del Grano del Mar Negro, surgida de intensas negociaciones en las horas posteriores a la entrada de las fuerzas rusas en Ucrania en febrero de 2022. La Iniciativa entró en vigor el 22 de julio de 2022, después de que funcionarios rusos y ucranianos la firmaran en Estambul en presencia del secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, y del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdoğan.
Guterres
calificó la Iniciativa como un “faro de esperanza” por dos razones. En primer
lugar, es notable que se haya alcanzado un acuerdo de este tipo entre
beligerantes en una guerra en curso. En segundo lugar, Rusia y Ucrania
son grandes productores de trigo, cebada,
maíz, colza y aceite de colza, semillas de girasol y aceite de girasol, así
como de fertilizantes nitrogenados, potásicos y fosfóricos, que representan el
12% de las calorías comercializadas. Diversas organizaciones internacionales
consideraron que la interrupción del suministro desde Rusia y Ucrania tendría
un impacto catastrófico en los mercados mundiales de alimentos y en el hambre
global. A medida que aumentaban las sanciones occidentales
–principalmente estadounidenses, británicas y europeas– contra Rusia, la viabilidad del
acuerdo empezó a disminuir. El año pasado se suspendió varias veces. En marzo
de 2023, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zajarova,
en respuesta a las sanciones contra la agricultura rusa, dijo: “Los principales
parámetros previstos en el acuerdo [sobre cereales] no funcionan”.
La financiarización produce hambre
El Secretario
de Estado estadounidense, Antony Blinken, declaró que su país lamenta la
“continua financiarización de los alimentos” por parte de Rusia, ya que esto
“perjudica a millones de personas vulnerables en todo el mundo”. De hecho, el
momento de la suspensión no podría ser peor. Un informe de Naciones Unidas titulado El
estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2023 (12
de julio de 2023), muestra que una de cada diez personas en el mundo lucha
contra el hambre y que 3.100 millones de personas no pueden permitirse una
dieta sana. Pero el propio informe hace una observación interesante: que la
guerra en Ucrania ha sumido en el hambre a 23 millones de personas, una cifra
que palidece en comparación con otros factores causantes del hambre, como el
impacto de los mercados de alimentos comercializados y la pandemia del
COVID-19. Un informe de 2011 del World Development
Movement titulado Broken Markets: Cómo la regulación de los mercados
financieros puede ayudar a prevenir otra crisis alimentaria mundial mostraba
que “los especuladores financieros dominan ahora el mercado [de alimentos],
teniendo más del 60% de algunos mercados frente al 12% de hace 15 años”.
La situación ha
empeorado desde entonces. La Dra. Sophie van Huellen, que estudia la
especulación financiera en los mercados alimentarios, señaló a finales de 2022
que, aunque efectivamente hay escasez de alimentos, “la actual crisis
alimentaria es una crisis de precios, más que de suministro”. El fin de la
Iniciativa de los Granos del Mar Negro es, en efecto, lamentable, pero no es la
causa principal del hambre en el mundo. La principal causa –como coincide incluso el Comité Económico y
Social Europeo– es la especulación financiera en los mercados alimentarios.
¿Por qué suspendió Rusia la Iniciativa?
Para supervisar
la Iniciativa de los cereales del Mar Negro, las Naciones Unidas crearon un
Centro de Coordinación Conjunta (CCM) en Estambul. En él trabajan
representantes de Rusia, Turquía, Ucrania y las Naciones Unidas. En varias
ocasiones, el CCM tuvo que hacer frente a las tensiones entre Rusia y Ucrania
en torno a los envíos, como cuando Ucrania atacó a la Flota rusa del Mar Negro
–algunos de cuyos buques transportaban grano– en Sebastopol (Crimea) en octubre
de 2022. Las tensiones se mantuvieron en torno a la iniciativa a medida que se
endurecían las sanciones occidentales contra Rusia, lo que dificultaba a este
país la exportación de sus propios productos agrícolas al mercado mundial.
Rusia puso
sobre la mesa tres exigencias a las Naciones Unidas en relación con su propio
sistema agrícola. En primer lugar, el Gobierno ruso pidió que el Banco Agrícola
Ruso –el principal banco de crédito y comercio para la agricultura rusa–
volviera a conectarse al sistema SWIFT, del que había sido excluido por
el sexto paquete de sanciones de la Unión
Europea en junio de 2022. Un banquero turco dijo a TASS que existe la
posibilidad de que la Unión Europea pueda “emitir una licencia general para el
Banco Agrícola Ruso” y que el Banco “tiene la oportunidad de utilizar JP Morgan
para realizar transacciones en dólares estadounidenses”, siempre y cuando los
exportadores a los que se pague formen parte de la Iniciativa de Granos del Mar
Negro.
En segundo
lugar, desde las primeras discusiones sobre la Iniciativa de los Cereales,
Moscú puso sobre la mesa su exportación de fertilizante amoniacal de Rusia
tanto a través del puerto de Odesa como de suministros retenidos en Letonia y
los Países Bajos. Una parte central del debate ha sido la reapertura del
oleoducto Togliatti-Odesa, el oleoducto de amoníaco más largo del mundo. En
julio de 2022, la ONU y Rusia firmaron un acuerdo que facilitaría la
venta de amoníaco ruso en el mercado mundial. Guterres, de la ONU, acudió al
Consejo de Seguridad para anunciar: “Estamos haciendo todo lo posible para…
aliviar la grave crisis del mercado de fertilizantes que ya está afectando a la
agricultura en África Occidental y en otros lugares. Si el mercado de
fertilizantes no se estabiliza, el año que viene podría producirse una crisis
alimentaria. En pocas palabras, el mundo podría quedarse sin alimentos”. El 8
de junio de 2023, las fuerzas ucranianas volaron una sección del oleoducto
Togliatti-Odesa en Kharkiv, aumentando la tensión por esta disputa. Aparte de
los puertos del Mar Negro, Rusia no tiene otra vía segura para exportar sus
fertilizantes a base de amoníaco.
En tercer
lugar, el sector agrícola ruso se enfrenta a problemas derivados de la falta de
capacidad para importar maquinaria y piezas de repuesto, y los buques rusos no
pueden contratar seguros ni entrar en muchos puertos extranjeros. A pesar de
las “exenciones” de las sanciones occidentales a la agricultura, las sanciones
a empresas y particulares han debilitado el sector agrícola ruso.
Para
contrarrestar las sanciones occidentales, Rusia impuso restricciones a la
exportación de fertilizantes y productos agrícolas. Estas restricciones
incluyeron la prohibición de exportar determinados productos (como la
prohibición temporal de exportar trigo a la Unión Económica Euroasiática), el
aumento de los requisitos para la concesión de licencias (incluso para los
fertilizantes compuestos, requisitos establecidos antes de la guerra) y el
aumento de los impuestos a la exportación. Estas medidas rusas se suman a las
ventas estratégicas directas a países como la India, que re-exportará a otros
países.
A finales de
julio, San Petersburgo acoge el II Foro Económico y Humanitario Rusia-África,
en el que seguramente estos temas ocuparán un lugar destacado. Antes de la
cumbre, el Presidente Putin llamó al sudafricano Cyril Ramaphosa para
informarle de los problemas a los que se enfrenta Rusia para exportar sus
alimentos y fertilizantes al continente africano. “El principal objetivo del
acuerdo”, dijo sobre la Iniciativa de Granos del Mar Negro, era “suministrar
grano a los países necesitados, incluidos los del continente africano, no se ha
llevado a cabo”.
Es probable que
la Iniciativa de Cereales del Mar Negro se reanude en el plazo de un mes. Las
suspensiones anteriores no han durado más de unas semanas. Pero esta vez, no
está claro si Occidente dará a Rusia algún alivio en su capacidad de exportar
sus propios productos agrícolas. Sin duda, la suspensión afectará a millones de
personas de todo el mundo que luchan contra el hambre endémica. Otros miles de
millones que pasan hambre debido a la especulación financiera en los mercados
alimentarios no se ven afectados directamente por estos acontecimientos.
Fuente: Globetrotter.
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