Estados
Unidos: El acuerdo sobre la deuda es una tragedia
TERCERAINFORMACION / 08.06.2023
Imagen: Joe Biden tuvo una reunión con el presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, en el Despacho Oval, el 22 de mayo de 2023, para discutir sobre el aumento del techo de deuda en un esfuerzo para evitar la suspensión de pagos del gobierno federal (Drew Angerer/Getty Images)
El acuerdo sobre el límite de deuda consagra una
austeridad a largo plazo. Ha sido una enorme victoria para el Partido
Republicano.
Dos hombres salen del Despacho Oval. Uno de
ellos, el presidente Joe Biden declara que el acuerdo al que se acaba de llegar
«reduce el gasto aunque se protegen los programas esenciales para los
trabajadores y las trabajadoras, y estimula el crecimiento de la economía para
todo el mundo».
El otro, el presidente de la Cámara de
Representantes, Kevin McCarthy, declara que el acuerdo llevará a «una histórica
reducción del gasto, unas consecuentes reformas que harán que la gente logre
salir de la pobreza para entrar en el mercado de trabajo, frenando, a su vez,
los excesos del gobierno».
Contrariamente a lo que dice el presidente
Biden, el acuerdo no hará «crecer la economía» y contrariamente a lo que dice
el presidente de la Cámara de Representantes, tampoco permitirá que «la gente
salga de la pobreza». Dicho acuerdo no afectará a las fuerzas armadas, a los
veteranos de guerra, a la seguridad social ni al seguro de salud, y se centrará
en recortes y límites en el ámbito de los gastos discrecionales no ligados a la
defensa —en los que, como explica el Centro para el Progreso Americano (Center
for American Progress), se incluyen muchos de los «programas más esenciales.»—
Esos recortes son acumulativos y —a medida que la población crezca y los
precios aumenten— acabarán siendo excesivos. En realidad, los límites a los
gastos se aplicarán solamente durante dos años, pero el problema del tope
de deuda aparecerá
de nuevo, y por lo tanto, probablemente se tengan que renovar. El precedente ya
se estableció. El presidente de la Cámara de los Representantes tiene razón:
los recortes son históricos. El acuerdo significa austeridad a largo plazo.
Realmente, fue una gran victoria del Partido republicano.
El acuerdo, según Peter Baker en The New York
Times, contiene «importantes cambios en la permisividad medioambiental, en los
requerimientos de trabajo en los programas de la red de ayudas o protección
social, y en un aumento de los impuestos del servicio público de impuestos
(Internal Revenue Service).» Todas estas reformas son éxitos para el partido
republicano, beneficiando a las industrias del petróleo y de los minerales y a
«los ricos evasores de impuestos» —circunscripciones bipartidarias, pero que no
constituyen la base electoral del Partido Demócrata. Los «requerimientos de
trabajo» para la SNAP (Supplemental Nutrition Assistance Program, Programa de
ayuda complementaria para la nutrición) harán aún más dura la vida de la gente
más pobre de Estados Unidos.
¿Qué obtuvo el presidente? Un aumento en el
techo de la deuda, hasta que se produzca la siguiente elección. Y en ese
momento se volverá a la misma situación. Por ello, Biden cedió sobre los
siguientes puntos de principios, que anteriormente había mantenido: 1) el techo
de deuda se debe elevar cuando sea necesario sin condiciones; 2) los programas
de la red de ayudas y protección social y el aumento de impuestos son buenos y
necesarios: y 3) el gasto interno discrecional no es en realidad excesivo pero
debe estar en los niveles requeridos para cumplir los objetivos de interés público
y las necesidades nacionales. Si Biden es reelegido, estas concesiones tendrán
malas consecuencias en su próxima administración. Si es derrotado, permitirán
al nuevo presidente utilizar el techo de deuda para llevar a cabo el programa
republicano al completo.
¿Fueron necesarias esas concesiones por la
gravedad de la inminente crisis? Esa es una enorme mentira, compartida por
ambas partes, repetida por Wall Street y amplificada por los medios de
comunicación que adoran las crisis y toman al público por imbécil.
No hubo crisis. La administración tiene
múltiples caminos —sujetos a la ley y a la Constitución—para desactivar el
techo de la deuda sin dar nada a cambio. Podría haber emitido la moneda de
platino [1].
El temor de que el tribunal Supremo pudiera bloquearla fue rebatido por Phillip
Diehl, antiguo director de la Moneda, que redactó la legislación habilitante.
Dijo como jefe de la Moneda, «El hecho de que la moneda de platino tuviese un
valor nominal de un billón de dólares fue una parte del intento.» Ahora bien,
el Tesoro debería haber emitido bonos perpetuos, consolidados, que no están
cubiertos por el techo de deuda porque no hay un capital para reembolsar.
Podría haber emitido (probablemente) Bonos Premium (bonos que cotizan por encima
de su valor nominal NdeT). Podría haber preguntado a la Reserva Federal para
que compensara los cheques del Tesoro, con un interés cero, con una línea de
crédito no garantizado. Finalmente, podría dejar algunos cheques sin fondos,
dado el caso, y confiar en los grandes banqueros, sin mencionar al público
indignado, para llamar al Congreso al orden. No hay ninguna posibilidad de que
una crisis de default no pueda resolverse en pocas horas, como mucho.
El último punto merece unas palabras. Biden
declaró que Estados Unidos nunca había entrado en suspensión de pagos de
ninguna de deuda. Y eso es falso. En un
excelente y reciente artículo, el historiador Éric Toussaint señaló
que, en abril de 1933, el presidente Franklin Delano Roosevelt derogó la
«cláusula oro» en todos los contratos de deuda de Estados Unidos, incluyendo
las deudas públicas, por una orden ejecutiva, y devaluó el dólar, con respecto
al oro, de 20,65 USD a 35 USD por onza, prohibiendo la mayoría de los holdings
privados de oro. Fue una suspensión de pagos masiva. Los acreedores
cuestionaron la acción de Roosevelt y el Tribunal Supremo la encontró
inconstitucional, pero solo en principio. En una votación aparte, el Tribunal
encontró que no había daños, y la prohibición del oro permaneció válida hasta
los años 1970. Se produjo una devaluación de
la deuda y se llevó a cabo una gran transferencia de riqueza hacia la clase
trabajadora. Fue la llave para la recuperación económica. Roosevelt fue un
luchador.
La cuestión del techo de deuda fue una farsa,
pero revelaba una tragedia. La tragedia es que el presidente no quiere luchar.
No quiere defender ningún principio. No quiere utilizar sus poderes para
proteger y defender el pueblo estadounidense. No quiere estar con los
demócratas en el Congreso ni con sus partidarios en el partido Demócrata.
Quiere que lo vean sentado, uno junto al otro, con el presidente republicano de
la Cámara de Representantes. Quiere conseguir los aplausos de la clase
dirigente, por su «compromiso» y por haber alcanzado un acuerdo «bipartidario».
Pues bien, el presidente Biden tiene lo que quería. El presidente de la cámara
de Representantes tiene lo que quería. Dejemos que defiendan las consecuencias.
Nota:
[1] La
moneda de platino de 1 billón de dólares https://es.wikipedia.org/wiki/Moneda_de_un_bill%C3%B3n_de_d%C3%B3lares
James K. Galbraith está al
frente de la cátedra «The Lloyd M. Bentsen Jr. Chair» en relaciones
Gobierno/Negocios en la Lyndon B. Johnson School of Public Affairs, en la
Universidad de Texas, en Austin. Fue director ejecutivo de The Joint Economic
Committee in the US Congress.
Texto original: https://www.thenation.com/article/economy/debt-ceiling-deal/
Traducción: Griselda Piñero
Delledonne
Fuente: http://www.cadtm.org/Estados-Unidos-El-acuerdo-sobre-la-deuda-es-una-tragedia
No hay comentarios:
Publicar un comentario