España se seca: la sequía vacía embalses, acaba con cosechas y pone a
Cataluña en situación límite
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DIARIO DE
OCTUBRE / abril 14, 2023
La reserva de
agua para consumo humano es la menor en los últimos 12 años, los embalses antes
del verano están al 51,2% de su capacidad y la previsión de lluvias es nefasta.
El 60% de los cultivos del país está dañado. En Cataluña, que sufre la peor
sequía, los ecologistas advierten que la gestión privada del líquido es un
problema añadido.
CC0 / Unsplash/ Radhey Khandelwal
La situación se debe al hecho de que no llueve en España. El invierno ha resultado ser muy suave, marzo fue anormalmente caluroso y abril, todavía inconcluso, está en vías de serlo. La falta de precipitaciones ha sido la tónica general que ha acompañado esta engañosa bonanza atmosférica y los resultados ya se están dejando sentir en forma de graves daños a las cosechas.
Según datos de
la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), la
principal organización agraria del país, la sequía asfixia ya al 60% del campo
español y está produciendo pérdidas irreversibles en más 3,5 millones de
hectáreas de cereales de secano.
Las cosechas de
trigos y cebadas en Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha, Murcia y las
zonas más áridas de Aragón, Cataluña, Castilla y León, se dan por perdidas. La
escasez de lluvia también amenaza la producción de miel. La falta de vegetación
y floración en los montes impide que las abejas puedan alimentarse y
producirla. “Sería la tercera campaña sin cosecha para los apicultores”,
advirtió la COAG en un comunicado oficial.
En la región de
Madrid los datos apuntan pérdidas para el 40% de las cosechas de secano. Por si
fuera poco, hay una plaga de conejos que está acabando con los escasos brotes
todavía verdes.
Los pronósticos
de la Agencia Española de Meteorología (AEMET) no son buenos. Apenas se prevén
precipitaciones pluviales en las dos próximas semanas. A finales de abril
podría haber un cambio de tendencia en el área del Mediterráneo y el sur de la
península, pero, como advierte el organismo climático, la incertidumbre marca
estos modelos predictivos. En general, de aquí a julio la AEMET espera un
volumen de lluvias “inferior” al habitual para ese periodo del año.
Preocupa el
agua embalsada
De acuerdo a
las estadísticas del Ministerio para la Transición Ecológica, las reservas
hídricas de España se están reduciendo drásticamente. Los embalses están al
51,2% de media en cuanto a su capacidad; es decir, un 15% por debajo del
promedio de la última década, por lo que la reserva de agua para consumo humano
es la menor en los últimos 12 años. Sólo quedan 28.665 hectómetros cúbicos
(hm³).
Precisamente el agua embalsada es la que dota a los sistemas de regadío, de modo que los agricultores temen el inicio de restricciones, como ya ocurre en Cataluña, pues “mermarán con toda seguridad las siembras de verano y harán que muchos agricultores opten por reducir la superficie de maíz, girasol, arroz y algodón”, afirman en COAG, cuyo análisis estima una restricción del agua de regadío “de hasta el 80%” en las cuencas mediterráneas de Andalucía.
“Si la semana
que viene no llueve, y parece que no va a llover, el canal de Urgell, por
ejemplo, acabará su temporada de riego en abril y no en junio, que sería lo
normal. A nivel urbano, falta muy poco para que haya serias restricciones”,
comenta a Sputnik el portavoz de la organización Les Agulles-Ecologistes en
Acció, Jaume Grau. “Hay ayuntamientos que están planteando reducir la presión
del agua”.
Cataluña, la
peor parada
La situación de
sequía en la zona catalana es extremadamente preocupante; la reserva de los
embalses de la región apenas alcanza el 26% de su capacidad, muy por debajo del
nivel del año anterior.
Y eso que los
años 2021 y 2022 resultaron los más secos de la historia, según los registros
del Observatorio Fabra de Barcelona, que inició su actividad en 2014. En marzo
entraron en vigor restricciones en el suministro de agua para 224 localidades
de 15 comarcas catalanas.
Ante esta
situación, las organizaciones ecologistas lamentan la “dejadez” de las
autoridades en la aplicación de medidas para hacer frente a la sequía. “El Pla
d’Emergència per Sequera (PES) se incumple en toda Cataluña”, explica Grau,
cuya organización ha denunciado en un reciente comunicado la inacción de los
ayuntamientos de las localidades de la comarca del Baix Llobregat, la segunda
más poblada de toda Cataluña (833.540 habitantes).
“Hablamos del
Baix Llobregat porque es nuestra comarca, pero el plan se incumple en la mayor
parte de municipios de más de 20.000 habitantes, que están obligados por un
decreto de la Generalitat a activarlo”, expone el activista.
Grau recuerda
que el problema del agua viene de antaño y apunta a su “gestión privada” como
uno de los problemas principales. “La mayor parte de municipios de la comarca
integra el área metropolitana de Barcelona, que tiene una administración
específica con la competencia de la gestión del agua”.
“Así que es esta administración la que ha permitido esta situación, donde hay una falta de previsión y cierta connivencia con la compañía Aigües de Barcelona, la gran multinacional que gestiona aquí el recurso hídrico y que está interesada en hacer negocio con él. Por ejemplo, no han invertido lo suficiente para prevenir las fugas de la red”.
— Jaume Grau
Les Agulles-Ecologistes en Acció
Fugas y plantas
desaladoras
Las pérdidas de
agua en los sistemas de canalización son comunes en toda España e incluso
Europa; pero, como subraya Jaume Grau, “no es tan grave” perder agua en
Centroeuropa, donde el recurso es abundante y puede reconducirse “por otros
cursos fluviales subterráneos”, a perderla en muchas comarcas de Cataluña.
“Porque aquí lo que se escapa de la red va directo al mar”.
“En Badalona,
que es la tercera ciudad de Cataluña, tenemos un caso flagrante”, señala. “Allí
hay una megafuga en una tubería principal que pierde 126.000 litros diarios de
agua potable. Pues Aigües de Barcelona no ha invertido nada en repararla”,
afirma.
También
recuerda que las pérdidas de agua en Cataluña por fugas en la red se cifran “en
torno al 25%”. Por esta y otras razones, declara Grau, “la remunicipalización
del recurso hídrico es una de las claves para afrontar la actual situación”.
Preguntado por
las plantas potabilizadoras y de desalinización de agua, Grau opina que se
trata de “la solución menos mala”, no obstante que tienen un coste
medioambiental muy grande, “sobre todo a nivel energético, pero son una
solución en una situación de emergencia”, admite.
“Nosotros
apostamos por gestionar bien la demanda, no la oferta, sabiendo que es un
recurso limitado y caro. Hay que tender a reducir el consumo de agua y a
ajustarlo a las posibilidades de nuestro entorno. Si la capacidad es inferior a
la demanda, hay que reducir la demanda. ¿Cómo? Tocando todos los sectores:
agrícola, industrial, lúdico, eliminando el consumo superfluo”, valora.
“Socialmente hay que trasladar ese mensaje también a nivel doméstico. Cualquier nueva edificación o reforma de vivienda debería contar con un sistema de aprovechamiento de las aguas grises [la de ducha y lavabo que se puede reconducir a la cisterna del inodoro], que además tiene un componente pedagógico”, concluye Jaume Grau.
FUENTE: sputniknews.lat
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