Por
un proyecto educativo andaluz
PORTALDEANDALUCIA.ORG
5 marzo,
2023
A pesar de esas intenciones, en la realidad, estas
propuestas normativas no van más allá de celebrar una jornada gastronómica -es
decir, el suculento mollete con aceite- o la intervención de alguna persona
versada en el tema “andaluz” que imparta una breve charla, conferencia o taller
sobre la importancia de sentirnos andaluces y/o lo que significó Blas Infante,
el 28 de febrero y, como mucho, el 4 de diciembre de 1977.
Estas actividades caen en saco roto. Alumnos y alumnas
asisten a esas sesiones y el día después vuelven a la rutina. Así viene
sucediendo desde hace más de cuarenta años, desde que nos convertimos en la
primera Comunidad Autónoma sin un segundo idioma oficial, que asumió las plenas
competencias en educación. Ya va siendo hora de que se diga con claridad: eso
no es suficiente. Así no se hace. A pesar del voluntarismo de muchos docentes
que, con la mejor de sus intenciones, pretenden que esas fechas sean realmente
significativas para sus estudiantes, vemos que esa vía es, siendo muy
condescendiente, exigua.
La administración educativa debe adoptar otras
estrategias para conseguir/reforzar/construir una conciencia andaluza entre
nuestros estudiantes. Es necesario elaborar un proyecto educativo propio. Poner Andalucía en el centro de la educación. Llevar a cabo esa tarea
supone destinar otros recursos y desarrollar estrategias mucho más ambiciosas,
imaginativas y realistas.
Apostar por un proyecto educativo andaluz significa
articular medidas más allá de añadir asignaturas o temas con “Andalucía” como
eje fundamental. Nuestras escuelas llevan casi dos siglos intentando solucionar
problemas sociales, culturales y/o económicos cargando el currículo de
asignaturas o de temas entendidos como significativos: educación musical,
educación vial, educación ambiental, educación financiera… y así, un larguísimo
etcétera. Pero esa no puede ser la única vía.
Es necesario exigir la formulación de un proyecto
educativo andaluz integral. Un instrumento coordinado, consensuado y con la voluntad
de hacerlo real. Se trata de enunciar un proyecto con el objetivo de partir de
lo próximo para aprender lo general, de lo concreto a lo abstracto, de lo
próximo a lo más lejano.
Efectivamente, no se pueden olvidar las asignaturas:
Historia de Andalucía en ESO y Bachillerato; explicar temas sobre como nuestra
forma de expresarnos como andaluces y andaluzas; sobre la Geografía andaluza,
nuestra Literatura, nuestro folklore, el flamenco, etc. etc.
Pero junto a todas esas medidas, el sistema educativo
andaluz, su arquitectura, sus fines generales, deben estar orientados hacia el
“ser” andaluz. Encaminados a conseguir lo que defendía Blas Infante en 1915: la
educación metafísica del pueblo, la creación del “espíritu”. Buscar la
educación integral del individuo. Se trataría de llevar a la escuela una
reflexión apuntada por Isidoro Moreno en 2021: «Hay que aplicar una lógica
diferente en Andalucía, centrada en sus necesidades».
Trasladar esta idea fuerza a la educación supone
desarrollar un proyecto
educativo andaluz donde las escuelas e institutos tengan la
autonomía suficiente para elegir con total libertad si incluir o excluir las
asignaturas, los libros de texto más interesantes, los contenidos más adecuados
o no a la comunidad educativa del centro, sus horarios… Todo ello con la
intención de colocar el centro de atención de la educación andaluza los
problemas, las realidades y las situaciones, que los estudiantes viven de forma
de cotidiana. Se trata de fijar normas facilitadoras de la toma de decisiones en
las comunidades educativas y garantistas del principio de autonomía pedagógica.
Para cumplir con esa finalidad, la Administración debe permitir una escuela
donde se minusvaloren determinados contenidos del currículo oficial. O la
Delegación de Educación debe ayudar/asesorar la publicación de materiales o
libros de texto por parte de los centros.
Proponemos cambiar radicalmente el modelo de la
escuela andaluza. Estaríamos construyendo un sistema orientado más hacia
Andalucía y menos a intereses, problemas o realidades muy ajenas y externas. En
otras palabras, es ineludible defender una enseñanza que:
– promueva y valore la identidad andaluza. Donde se
susciten los elementos vertebradores de esa identidad. Una escuela donde, por
ejemplo, el andaluz sea “la lengua vehicular” todos los días, y no se recrimine
o discrimine a los alumnos y alumnas porque se expresen como lo hacen
cotidianamente, sin limitaciones, con su familia y con sus amigos.
– ejerza y promueva los valores relativos a la
economía de kilómetro cero y la economía circular, al hilo de los trabajos de
Manuel Delgado. Esto no significa tan solo incluir esos “temas” o esas
“asignaturas” en el currículo. También supone, por ejemplo, fomentar el consumo
en las escuelas e IES productos andaluces o de proximidad. Significa igualmente
conocer y valorar la importancia de las empresas y actividades comerciales
vinculadas a la zona.
– valore nuestro pasado común, nuestra Historia, más
allá de una lista nombres y fechas, como el resultado de la obra de personajes
andaluces y andaluzas, donde se aprecie su papel para el progreso de la
Humanidad. Mostrar, como defiende Lacomba, la Historia de Andalucía escrita
desde Andalucía.
– significa enseñar y ejercer la agroecología como
recurso económico para el desarrollo de la tierra, con la planificación de
actividades que aproxime la realidad, las exigencias, los derechos del mundo
rural al urbano. De igual modo, definir la escuela como un lugar donde se
recicle todo, se preocupe cada día por disminuir la huella ecológica, se usen
exclusivamente energías renovables…
– facilite la creación y desarrollo de centros
escolares regidos por criterios públicos y sin ánimo de lucro desmedido, y al
cargo de personas físicas y jurídicas de Andalucía.
– apoye la conversión de los centros escolares en
espacios de reflexión, crítica y evaluación de derechos comunitarios. Definir
las aulas andaluzas como espacios donde el clima del aula esté impregnado en
cada momento con valores de la Cultura Andaluza, con nuestra forma de
interpretar la realidad: cooperación, solidaridad, generosidad, participación,
igualdad, comunidad, son términos ineludiblemente asociados a este modelo de
enseñanza. Se trata de abrir la escuela al barrio o a la localidad. El centro
escolar como lugar público, de encuentro, donde la comunidad educativa (padres,
madres, tutores, tutoras, asociaciones, ONG, entidades públicas, …) tengan un
papel relevante.
No se está tratando de revolucionar el sistema. Que no
se asusten algunos. El marco normativo actual lo permite. Es una propuesta
factible. De lo que se trata es de adecuar la educación andaluza a nuestra realidad.
De lo que se trata de es de darle más protagonismo a ese personal docente que
lleva años explicando y tratando en clase “cosas” que carecen de sentido para
unos estudiantes desmotivados y desmotivadas, simplemente porque el libro de
texto y el Decreto correspondiente así lo ordenan.
En definitiva, se trata de encontrarnos todos y todas
en un nuevo modelo educativo, atractivo porque se centra en lo que nos
interesa, porque prepara a las generaciones más jóvenes de acuerdo con lo que a
todos y todas nos resulta más próximo y real.
Profesor
Titular del Departamento de Teoría e Historia de la Educación. Universidad de
Málaga
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