Una, dos, cien huelgas
DIARIO OCTUBRE / febrero 2, 2023
Lynx "El Lince" pardinus
La segunda jornada de huelga general en Francia ha hecho grietas en el muy democrático gobierno de Macron. Si hasta ahora mantenía que el aumento de la edad de jubilación era “no negociable”, ahora dice que “la reforma de las pensiones plantea interrogantes y dudas, las escucharemos”.
Eso no quiere
decir que dé marcha atrás, sino que el miedo comienza a hacerse visible y está
intentando que la cosa no vaya a más. Y lo es porque los sindicatos, o para ser
más exacto el sindicato CGT ha subido la apuesta. Sus federaciones más
combativas hablan de continuar con las huelgas y las movilizaciones.
El discurso es
doble: por una parte, el de “huelga imputable”, es decir, que las huelgas son
responsabilidad del patrón, en este caso del Estado por su cerrazón a retirar
la medida de aumento de la edad de jubilación. Es la respuesta “legal” al
“ejercicio pedagógico” del gobierno y sus perros de manada para justificar el
aumento de la edad de jubilación.
Por otra, estos
sectores más combativos (químico, eléctrico, gas, puertos y ferrocarriles)
anuncian nuevas convocatorias y diferentes iniciativas para ampliar el golpe al
gobierno. Así, los estibadores y el sector eléctrico vuelven a la huelga el 6
de febrero, el químico (sector petrolero, con las refinerías paralizadas) el 7
y el 8 y este último día también los ferrocarriles.
Lejos de ser
huelgas sectoriales, aisladas entre sí, la CGT pone en marcha un proceso de
movilización general con acciones coordinadas partiendo de los sectores
estratégicos de la economía. Es lo que se llama “rastreabilidad
de la huelga”, es decir, el seguimiento que se hace de las huelgas para
identificar dónde se hace más daño al poder. Por eso estas convocatorias de los
sectores más combativos, y determinantes, del sindicalismo.
Es un pulso de
poder evidente. El gobierno tiene el poder y lo usa contra la
opinión popular, muy mayoritaria, que rechaza el aumento de la edad de
jubilación. Por lo tanto, no hay que cejar hasta que ceda. Los
trabajadores tienen obviamente un papel único, ya que tienen, y lo están
demostrando, la capacidad de intervenir en la producción de la riqueza del país
y en las ganancias empresariales. A través de las huelgas están abriendo
grietas en el muy democrático gobierno francés y en alguno de sus perros de
manada, los medios de propaganda, donde tras la segunda huelga ya comienzan a
aparecer algunos debates donde se reconoce que elevar la edad de jubilación no
está justificado, ni desde el punto de vista demográfico ni económico, y menos
desde el punto de vista humano. No es más que una imposición, otra, de la
plutocracia de Bruselas.
Ni que decir
tiene que el pulso no ha terminado, y que estas huelgas no serán las últimas.
También en Gran
Bretaña la cosa está caliente y ayer fue otro día para enmarcar, por el número
de seguidores de las manifestaciones y de las huelgas.
Pero en
Gran Bretaña el muy democrático gobierno ha respondido con la aprobación del
Proyecto de Ley de Niveles Mínimos de Servicio, que restringe hasta casi hacer
desaparecer el derecho de huelga en sectores considerados como esenciales:
bomberos, educación, trabajadores de centrales nucleares y policía de
fronteras.
Pero, además,
ya no serán posibles las huelgas “políticas”, por ejemplo contra leyes
presupuestarias o reformas del mercado laboral, no está permitida la “huelga
general” y por último pero no menos importante, “las huelgas de solidaridad”
tampoco están permitidas. Según esta ley, solo se puede hacer huelga por
disputas relacionadas con las condiciones contractuales en su lugar de trabajo.
Vamos,
democracia en estado puro. Este es el jardín occidental y sus valores. Por eso
se apoya a los neonazis ucranianos.
El Lince
FUENTE: elterritoriodellince.blogspot.com
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