Ochenta
años de Stalingrado: La batalla más importante en la historia de la humanidad
TERCERAINFORMACION /
06.02.2023
Esta gesta marcó el inicio del fin del intento alemán de construir el III Reich y el punto de partida para la derrota definitiva del nazismo durante la segunda guerra mundial (Gran Guerra Patria para la Unión Soviética).
El 2 de febrero se conmemoran 80 años de la victoria de la Unión Soviética (URSS) en
la Batalla de Stalingrado. Esta gesta marcó el inicio del fin del intento
alemán de construir el III Reich y el punto de partida para la derrota
definitiva del nazismo durante la segunda guerra mundial (Gran Guerra Patria
para la Unión Soviética). Ha sido
la batalla más importante en la historia de la humanidad. No
quise dejar pasar esta fecha sin recordarla y honrar a los cientos de miles de
ciudadanos rusos y de otras nacionalidades que dieron su vida por liberar a la
humanidad del cáncer del fascismo.
Durante los meses finales de 1942 ya se había evidenciado que la “Operación Barbarroja” que Hitler había lanzado contra la Unión Soviética en junio del año anterior comenzaba a debilitarse y el ejército alemán -más temprano que tarde- tendría que pasar a la defensa estratégica después de más de un año de ofensiva ininterrumpida.
Avance
alemán hacia Stalingrado. 1942
La
colosal resistencia en Stalingrado, Moscú y Leningrado,
ciudades que las tropas nazis nunca pudieron ocupar, presagiaba el colapso de
los intentos nazis de derrotar a la Unión Soviética. No obstante, ese fin
todavía se visualizaba muy lejano a mediados de 1942. Stalingrado era el eje
fundamental de la región del Cáucaso, ubicada en la zona sudoccidental de
Rusia, era ambicionada por Hitler por la gran producción de petróleo que las
fuerzas armadas alemanas necesitaban para movilizar su gigantesca máquina de
guerra. Así mismo, poseía una gran industria de armamento y era un cruce
ferroviario de importancia estratégica toda vez que comunicaba a Moscú
con el mar Negro y el Cáucaso, de igual manera era una vía fluvial de primer
orden para la navegación por el río Volga. La heroica resistencia de la ciudad
paralizó al ejército alemán e hizo imposible cumplir sus planes operativos. Si
no hubiera así, la guerra habría tenido otro curso y la historia sería
distinta.
Por esta razón, el alto mando alemán se vio obligado a readecuar sus
planes, prepararse para la defensa e intentar lograr una
victoria definitiva en 1943. Los objetivos estratégicos trazados por Hitler
para ocupar y derrotar a la Unión Soviética habían quedado en el intento. Según el Mariscal Gueorgui Zhúkov, el más destacado
jefe militar soviético de la época, Alemania carecía de reservas estratégicas y
su estado moral era bajo.
Según Zhúkov en noviembre de 1942, los alemanes
“tenían en el frente soviético-germano 266 divisiones con efectivos de seis
millones 200 mil hombres, cerca de 51 mil 700 cañones y morteros, cinco mil 080
tanques y cañones de asalto, tres mil 500 aviones de combate y 194 buques de
guerra. Por aquel tiempo, las tropas en campaña de la Unión Soviética contaban
con seis millones 600 mil hombres, 77 mil 800 cañones y morteros, siete mil 350
tanques, cuatro mil 544 aviones de combate”. Así mismo la URSS poseía grandes
reservas estratégicas. En términos absolutos la correlación de fuerzas y medios
comenzaba a tener un cambio a su favor. La industria militar había logrado
reinstalarse más hacia el oriente y ya se encontraba en plena producción.
Vistas estas cifras, el conflicto actual en Ucrania pareciera ser solo una
escaramuza.
Por otro lado, se había despejado la incógnita
sobre las intenciones de Japón (que ocupaban la Manchuria china desde 1931) y
ya se sabía que no atacaría a la Unión Soviética, lo cual había permitido
trasladar grandes contingentes militares desde el Lejano Oriente a Occidente
donde se desarrollaba la parte más sustancial de la guerra. A esto habría que
sumarle el gran trabajo de inteligencia, contra inteligencia y desinformación
que el alto mando soviético empezó a utilizar con gran éxito en el desarrollo
de la contienda.
En este contexto, el Gran Cuartel General (GCG)
soviético, con el mayor sigilo comenzó a planificar la esperada contraofensiva
estratégica que debía llevar a la liberación del territorio soviético y a la
derrota de Alemania. La inteligencia del ejército nazi nunca pudo descubrir los
planes soviéticos que incluyeron trasladar a Stalingrado un enorme contingente
de tropas, armamento y equipos “en sus propias narices”.
Al comenzar la contraofensiva del ejército rojo,
la correlación de fuerzas entre los contendientes era muy pareja con una leve
superioridad soviética en tanques. La exhaustiva preparación de las acciones se
realizaron desde el GCG, pasando por el Estado Mayor General, los Frentes, ejércitos,
cuerpos de ejércitos, divisiones y regimientos hasta las pequeñas unidades de
combate y aseguramiento logístico y combativo. La idea de las acciones se
proponía establecer un doble cerco (exterior e interior) para aislar y
aniquilar a las tropas alemanas en el bolsón creado.
En el desarrollo de las acciones, el papel
decisivo le correspondió a soldados, oficiales y generales “con sus audaces
ataques, certero fuego, intrepidez, valor y pericia quienes se batieron a
muerte con el enemigo” según lo relata el mariscal Zhúkov en sus memorias.
El plan establecía que durante la primera etapa
de la contraofensiva el papel principal lo debía desempeñar el Frente del
Suroeste al mando del general Nikolái F. Vatutin quien tendría que atacar en
dirección sureste hacia la margen derecha del río Don. Mientras tanto, el
Frente de Stalingrado al mando del general Andréi Eriómenko, compuesto por los
ejércitos 51, 57, 62 y 64, con el apoyo del 8vo. Ejército Aéreo al mando del
mayor general de aviación Timofei Jriukin, desarrollaría sus acciones en
dirección oeste-noroeste desde la ciudad para unirse con el Frente del Suroeste
a fin de concretar el cerco del contingente mayor del ejército alemán.
El 62do. Ejército del general Vasili Chuikov que
se encontraba en el interior de Stalingrado debía desarrollar el combate
defensivo para impedir las acciones de las tropas del enemigo que operaban
directamente contra la ciudad y estar listo para pasar a la ofensiva. El 57mo.
Ejército del general Fiódor Tolbujin y el 64to. Ejército del general Mijaíl
Shumílov tendrían que pasar a la ofensiva en dirección oeste y noroeste con el
fin de copar la agrupación enemiga por el sur para asegurar la ofensiva de las
tropas de la agrupación de choque del Frente de Stalingrado desde el noreste.
Para crear el frente exterior del cerco en esta dirección se utilizaría el
51er. Ejército que también debía atacar hacia el noroeste.
Un papel fundamental en el éxito tuvieron los
medios de transporte de tropas, armamento y equipos. Trabajaron 27 mil camiones
simultáneamente con los ferrocarriles que entregaban diariamente mil 300
vagones de cargamentos en condiciones de extrema dificultad cuando el río Volga
se encontraba congelado. Del 1° al 20 de noviembre cruzaron el río más de 111
mil hombres, 427 tanques, 556 cañones, 14 mil automóviles y cerca de siete mil
toneladas de municiones, lo cual fue decisivo en el desarrollo de la batalla.
La planificación de los combates, la preparación
de los aseguramientos y el trabajo político fueron garantizando el éxito de la
operación antes que comenzara. En total silencio las unidades se fueron
concentrando en los lugares previstos con anterioridad. Se realizaron
simulacros de las probables acciones combativas poniendo el énfasis en la
cooperación entre armas, tropas de aseguramiento y tipos de fuerzas armadas,
todo lo cual estuvo listo para el 15 de noviembre.
En general la idea del combate se proponía crear
un cerco interior de las tropas enemigas en Stalingrado y un cerco exterior que
asegurara el aniquilamiento del enemigo rodeado y acorralado. Se previó que
cuando el cerco estuviese a punto de concretarse, el Alto Mando alemán
intentaría trasladar sus tropas desde otros sectores, especialmente de una
agrupación que se dislocaba al suroeste de Moscú, a unos mil Km. al noroeste de
Stalingrado, en un lugar denominado el saliente de Rzhev.
Por ello, fue necesario realizar una operación
ofensiva contra esta agrupación nazi para fijarla e impedir que pudiera ser
trasladada a la ciudad. Esta misión se planificó entre el 20 de noviembre y el
8 de diciembre cuando se dio la orden para el inicio del ataque. Tras fuertes
combates que duraron varios días y aunque esta agrupación no logró cumplir plenamente
el objetivo planteado, sus acciones impidieron que el mando alemán pudiera
trasladar refuerzos considerables desde Rzhev a Stalingrado, mejorando de esa
manera y de forma ostensible la correlación de fuerzas en las inmediaciones de
la ciudad para la ofensiva que se preparaba.
El 17 de noviembre el 24to. Ejército del Frente
del Don había iniciado la ofensiva en Stalingrado atacando a lo largo de la
orilla izquierda del río Don, pero esta acción no tuvo éxito dada la debilidad
de las fuerzas participantes, lo cual permitió el contrataque alemán. Sin
embargo, este movimiento además de hacerse de forma extemporánea no reunió las
fuerzas necesarias que pudieran resistir el golpe principal de los frentes del
Suroeste y de Stalingrado que ya el 23 de noviembre se encontraron con la 36ta.
Brigada Mecanizada al mando del teniente coronel M. Rodiónov, generándose por
primera vez la amenaza de cerco contra la agrupación enemiga. Otro cuerpo
acorazado y uno mecanizado acudieron al combate cerrando, como estaba previsto,
el anillo del cerco de la agrupación enemiga de Stalingrado, en un territorio
triangular en las inmediaciones de la casi confluencia de los los ríos Don y
Volga.
A partir de entonces, las tropas soviéticas se
propusieron la ofensiva “hacia adentro” es decir en dirección este hacia
Stalingrado oprimiendo en el cerco interior al enemigo, que comenzó su retirada
bajo férrea persecución de las tropas soviéticas con fuerzas de hasta tres
ejércitos reforzados con tanques, con la misión de rechazar a los nazis lo más
lejos posible hacia el oeste de la ciudad, sellando y fortificando el anillo
exterior para atacar desde dos direcciones para aniquilar al enemigo cercado. Durante
los primeros días de diciembre el objetivo fue cumplido creando las condiciones
para la derrota total de los alemanes en el cerco. Así se consumó la primera
etapa de la contraofensiva en el frente de Stalingrado.
El 28 de noviembre, en el marco del desarrollo
de las acciones combativas para concretar el cerco interior de la agrupación
alemana, se comenzó a planificar la operación encaminada a aniquilar la
agrupación nazi en Stalingrado. Al comienzo, la ofensiva tuvo un lento ritmo de
avance, pero el mando alemán empezó a percibir que las tropas soviéticas se
aprestaban a concretar una misión que podría devenir en un desastre de
dimensiones incalculadas para las tropas del Reich.
Ante esta situación, Hitler tomó la decisión de
crear una nueva agrupación denominada Grupo de Ejércitos del Don, para lo cual
ordenó el traslado de tropas desde otros sectores del frente soviético y
también desde Francia y Alemania a fin de desarrollar la Operación Tormenta de
Invierno. El nuevo Grupo de Ejércitos fue puesto bajo el mando de uno de los
mejores generales alemanes, el mariscal de campo Erich Von Manstein, quien
recibió la misión de salvar las tropas del 6.º Ejército comandado por el
mariscal Friedrich Von Paulus, que se encontraba cercado en Stalingrado.
Estos planes no pudieron ser cumplidos. Varios
factores incidieron: las fuerzas armadas de Alemania tenían una elevada escasez
de reservas, así mismo las tropas se desplazaban con extrema lentitud bajo el
acoso constante de las fuerzas guerrilleras que operaban en la retaguardia en
Ucrania y Bielorrusia. La desesperación de Hitler iba en aumento por lo que
Manstein se vio obligado a iniciar la ofensiva el 12 de diciembre sin haber
consumado sus preparativos.
No obstante a eso, el ejército alemán pudo
avanzar hasta 40 Km. de Stalingrado, lo que los llevó equivocadamente a
respirar un aire de victoria. El Alto Mando soviético introdujo en combate
desde el este al 2do. Ejército reforzado de la Guardia bajo el mando del
general Rodión Malinovski quien en una feroz batalla de tanques y con gran
apoyo artillero rompió la escalonada defensa alemana y penetró en la
profundidad del diezmado ejército, resolviendo definitivamente la suerte de la
batalla a favor de las tropas soviéticas.
La victoria de Malinovski y el 2do. Ejército
de la Guardia selló el destino de los 250 mil soldados alemanes y de otros
países atrapados en la bolsa de Stalingrado. Esto permitió que el 16 de
diciembre se iniciara la ofensiva de las tropas del Frente del Suroeste que
derrotó al enemigo al salir a su retaguardia al oeste de Stalingrado. Manstein
se vio obligado a utilizar las últimas fuerzas que le quedaban en un ataque
frontal desde el sur poniente, pero el Frente Suroeste que operaba en la zona,
le salió al flanco y la retaguardia, decidiendo definitivamente la suerte del
6to. Ejército alemán que ya no podrían salir del cerco.
Las tropas cumplieron brillantemente las tareas
planteadas y con la impetuosa victoria ante el enemigo, frustraron el plan de
Manstein de desbloquear las tropas de Von Paulus al hacer fracasar todo conato
de romper el cerco. Sobrevino la desesperación total en el Alto Mando alemán
que desde entonces solo intentaría salvar la mayor cantidad de fuerzas y
medios, pretendiendo una retirada ordenada.
Tanto el Alto Mando soviético como el alemán
comenzaron a pensar en lo que continuaría a partir de entonces. Hitler
pretendió ganar tiempo para detener la contraofensiva soviética que ya se
vislumbraba, mientras que Stalin ordenó aniquilar lo más pronto posible la
agrupación enemiga cercada e iniciar la persecución de las tropas nazis en
retirada hacia el suroeste.
El 31 de enero, a las 5:45 de la mañana, Von
Paulus se rindió ante el Ejército Rojo. Aunque algunas fuerzas del ejército
nazi continuaron resistiendo, el 2 de febrero se produce la rendición total.
Von Paulus fue capturado junto a todo su Alto Mando. El 6.º Ejército fue
totalmente destruido.
La
Batalla de Stalingrado ha sido la más mortífera y sangrienta en la historia de
la humanidad. Según el mariscal Zhúkov hubo “una cifra de muertos
estimada en más de un millón, desde el inicio del ataque alemán que parecía
irresistible hasta el total aniquilamiento de su punta de lanza, el Sexto
Ejército. El balance de la sangrienta batalla habla de un millón de muertos y
otro millón de heridos, desaparecidos o capturados de ambos bandos; de 40 mil
civiles fallecidos; de 91 mil alemanes hechos prisioneros, de los que solo
volvieron a casa (12 años después) seis mil”.
En la Batalla
de Stalingrado se produjo una total victoria de la Unión Soviética que
significó el comienzo de la derrota definitiva del III Reich. En
ella se conjugaron la sabia dirección política y militar de la contienda por
parte del GCG y el Alto Mando, de los generales y oficiales, así como el valor
y arrojo de los soldados, el acertado abastecimiento combativo y logístico
desde la industria militar, el transporte y el avituallamiento de las tropas y
sobre todo el honor, la valentía y la gloria de los ciudadanos de la urbe que
en total justicia fue declarada Ciudad Héroe.
Hoy, al igual
que hace 80 años el ejército ruso está luchando por salvaguardar a la humanidad
del fascismo. Hoy, como hace 80 años, Rusia está entregando a sus mejores hijos para impedir
que el virus del nazismo enquistado en los países occidentales pueda resurgir
para amenazar al mundo con la destrucción, el avasallamiento y la pérdida de
los valores por lo que se ha luchado tantos años. Hoy, al igual que hace 80
años, Rusia vencerá y con ella venceremos todos los pueblos dignos del planeta.
*Twitter: sergioro0701
Fuente: La Pupila Insomne
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