Casa
Farfara. Agricultura emocional desde la Alpujarra almeriense
Antonia Bonet Álvarez y Matías Ruiz Antequera.
Elportaldeandalucia.org
31 enero 2023
Casa Farfara es un proyecto de agricultura emocional que ponemos en valor los pilares básicos dónde se sostiene la agroecología: el mejoramiento de la calidad del suelo, incluyendo la diversidad de organismos que viven en él, y el manejo del hábitat mediante la diversificación temporal y espacial de la vegetación, que fomenta la biodiversidad, especialmente la de los insectos beneficiosos.
Las semillas como principio de la vida es nuestro
primer objetivo. Empezamos a buscar semillas naturales libres y arraigadas en
el territorio. Tarea complicada y difícil teniendo en cuenta que más del
setenta por ciento de las semillas del mundo están en manos de cuatro
multinacionales. Nosotras a día de hoy contamos con más de sesenta especies y
unas trescientas variedades, “auténtica libertad”.
Otra pieza clave son los insumos. La dependencia de
los químicos (nitratos y venenos), también en manos de las mismas multinacionales,
hacen de los agricultores esclavos del modelo agroindustrial. Nosotras pusimos
en marcha un manejo permacultural de la zona cultivo, manejo holístico de
rumiantes, preparación de tés y biofertilizantes con recursos de la propia
finca, caminando con la idea de bosque comestible y siempre con cubierta
vegetal permanente. De esta manera se multiplica la biodiversidad, evitamos
plagas y conseguimos algo indispensable; hacer de las zonas de cultivo
auténticos sumideros de carbono (a más carbono, más fertilidad). De paso
contribuimos de forma eficaz a reducir los gases de efecto invernadero. Por
tanto, nuestra huella de carbono es baja, bajo cero.
Al hablar de comercialización surgió un problema. El
mercado no comercializa los productos de semillas locales. ¿Y ahora qué?
Contactamos con la Cooperativa Integral Granadina, nos pusimos manos a la obra,
generando y colaborando con la puesta en marcha de grupos de consumo y tiendas
de consumo responsable. Y en esas estamos, esta es una tarea que tratándose de
lo social está siempre viva, y hay que cuidar con esmero. Ponemos en valor los
canales cortos de comercialización con las ventajas que tiene como modelo de
soberanía alimentaria.
¿De dónde venimos? Nacemos como proyecto en el corazón
de la bestia de plástico (poniente de Almería) buscando una alternativa viable
desde el campesinado. Nuestro comienzo se hace desde la agroindustria. Eso
supuso ser esclavos de un eslabón de la cadena alimentaria. Rompimos con esa
cadena para dejar de ser un eslabón más en el funcionamiento de ese sistema.
Con la crisis del 2007 fuimos víctimas de una
ejecución hipotecaria por parte de Unicaja. Esto nos llevó a participar muy
activamente en las plataformas de Stop Desahucios, para que desde el colectivo
salvar nuestra vivienda y nuestra zona de trabajo (la finca).
Sin dinero, y muy activamente en la calle luchando por
lo social contra una banca asesina, teníamos que financiar el proyecto. Y como
hay un refrán que dice que cuando se cierra una puerta se abre una ventana, ahí
apareció COOP57,
a través de un compañero del SAT. Presentamos el proyecto, pasó por la comisión
social, y después de intensos debates por mi característica de autónomo, pasé a
ser entidad socia de COOP57 y poder poner el proyecto en marcha.
Hay algo en lo que quiero hacer hincapié. Cuando todo
estaba listo, la finca en marcha, las redes de grupos de consumo funcionando,
la ilusión por las nubes, una tormenta hundió el invernadero y destrozó la
cosecha en diez minutos. La comprensión por parte de todas las partes
implicadas fue indispensable para hoy poder escribir estas letras. Quiero dar
las gracias a la COOP57 por su paciencia y comprensión en todo el proceso de
restauración (casi tres años), a los grupos de consumo y tiendas de consumo
responsable por dar prioridad a los productos nuestros aunque algunos estaban
dañados, a las amigas que ayudaron con trabajo a recuperar lo caído, gracias.
En el 2018 trasladamos el proyecto a Almócita, en la
Alpujarra almeriense, con el objetivo de estar en un entorno mucho más amable y
participar de algo tan bonito como es el proyecto Almócita en Transición, y a
la vez contribuir al desarrollo rural desde la mirada de la soberanía
alimentaria y la agroecología.
Siendo zona de montaña, en un parque natural, es todo
un reto aplicar nuestro manejo de cultivo por la altitud y por la climatología;
los tiempos en suelos vivos son de respuesta calma. Pese a ello, lo estamos
consiguiendo, tener producción todo el ciclo; despacio, como la madre tierra.
En Almócita hemos diversificado incluyendo la
pedagogía a través de talleres y cursos de formación. Para el albergue del
alumnado contamos con una casita rural que restauramos en las cuadras de
nuestra vivienda y aquí está COOP57 esta vez acompañada de FONREDESS,
echando una mano para terminar las obras. Turismo consciente, soberanía
alimentaria, agroecología, todo dentro de la mirada de la agricultura
emocional. Gracias.
Autoría: Antonia Bonet Álvarez y Matías Ruiz
Antequera. Casa Farfara.
No hay comentarios:
Publicar un comentario