jueves, 9 de febrero de 2023

2023 un año complicado

 

2023 un año complicado


Por José Avilés

launiondelpueblo.es / Enero de 2023 - Edición 135- AÑO VI - Número 27- Gratuito



Scholz afirma que no se debe permitir un enfrentamiento directo entre Rusia y la OTAN

Si tuviéramos que caracterizar el momento político que vivimos habría que decir que la situación política de España se encuentra enmarcada en una crisis estructural del sistema capitalista, y que este se expresa por el retroceso de EEUU frente al avance de China, una de cuyas consecuencias es la guerra de Ucrania.

 Esa guerra es un intento de EEUU de solucionar sus propias contradicciones internas, provocando una tercera guerra mundial de baja intensidad limitada al territorio de Ucrania con el objetivo de debilitar al aliado económico-político más importante de China que es Rusia. Una ofensiva estadounidense que no duda en sacrificar a sus aliados europeos (Alemania, Francia, Italia, Reino Unido etc.) para sostener una recomposición económica del capitalismo en EEUU). También es un segundo intento de controlar los inmensos recursos naturales de Rusia, por la vía de postrarla de rodillas; cosa que no pudieron hacer cuando la caída de la URSS, debido a la rápida reacción de la nueva élite capitalista Rusa que utilizó al Estado no ya para reimplantar el socialismo, sino para asegurar el dominio de una oligarquía que bascula entre un hibrido de economía de mercado y un capitalismo de Estado. En Rusia, incluso siendo un país capitalista, regido por normas capitalistas y con grandes diferencias de clases, los sectores estratégicos principales de la economía están bajo control estatal –que no siempre propiedad legal estatal-. Eso no nos debe extrañar, el capitalismo es perfectamente compatible con un potente sector publico; recordemos el INE durante el franquismo

De este intento de descargar la crisis de EEUU sobre la Europa capitalista se derivan las reservas en primer lugar de Alemania, y en segundo lugar de Francia de implicarse en la guerra de Ucrania con la contundencia que pide la OTAN. La contradicción principal del momento político que vivimos, la que condiciona la contradicción entre pueblos oprimidos-imperialismo, la que influye sobre la contradicción clase obrera-burguesía, y aún la de países socialistas y capitalistas, están condicionados por las contradicciones inter-capitalistas, y en concreto por el intento del imperialismo norteamericano en descomposición, en mantener un mundo unipolar. De ello que EEUU sea en estos momentos la potencia más agresiva y peligrosa para la paz mundial. En eso se diferencia el actual momento político de la situación de existente cuando la primera Guerra Mundial en la que varias potencias imperialistas se disputaban el reparto del mundo. Para nadie es un secreto que el destino de muchos de los países progresistas de América latina (incluido el de Cuba que proclama su voluntad de construir el socialismo) depende del triunfo de la victoria o derrota de EEUU en la Guerra de Ucrania. Pues no en balde la mayoría de estos países latinoamericanos tienen fuertes lazos políticos y económicos con Rusia y China, y que en cierta manera los sostienen con el fin de debilitar a su competidor: EEUU. La derrota de EEUU en la Guerra de Ucrania –por lo menos de momento favorece el avance de los pueblos contra el imperialismo. Por tanto identificar la actual guerra de Ucrania de una forma simplista equiparándola a una lucha entre imperialismos, similar a la I guerra Mundial, o a las comienzos de la II Guerra Mundial –como lo hacen algunos comunistas-, no conduce más que despistar al movimiento obrero, y a tirar piedras sobre el tejado de los pueblos que intentan liberarse del dominio norteamericano, especialmente los latinoamericanos (Venezuela, Colombia, Bolivia, Nicaragua, Cuba, y con menor intensidad México, Brasil, o Argentina).

Por otra parte, las consecuencias de la Guerra de Ucrania hacen que empeoren las condiciones de vida de la clase obrera europea que asiste asombrada a un descontrolado aumento de la inflación. Lo que está provocando una oleada de actos de protesta y movilizaciones en los países más cercanos y dependientes de las relaciones económicas con Rusia. Por tanto la contradicción clase obrera-burguesía en cada país también está influida por las contradicciones inter-capitalistas.

“Hay que echar al tigre, pero cerrar la puerta trasera para que no entre el lobo”

Todo apunta que nos vemos abocados a un largo periodo de fuerte agudización de la lucha de clases a nivel mundial, causada precisamente por la crisis del modelo capitalista inspirado en Occidente. Es pronto para vaticinar el camino que seguirá Rusia y China, países que aunque el uno proclame ideología capitalista y el otro declare su voluntad de construir el socialismo, su posicionamiento internacional se aproxima, y quizás también se asemeje la estructuración de clases interna. No obstante es obvio que hoy por hoy representan un importante contrapeso el enemigo principal que es el imperialismo norteamericano. Y en lo inmediato, al igual que se ven obligados a favorecer el avance de los pueblos por su liberación, pueden contribuir a crear un marco mundial que favorezca el socialismo en los países capitalistas. No obstante “hay que echar al tigre, pero cerrar la puerta trasera para que no entre el lobo”.

Las contradicciones inter-capitalistas en el Estado español El marco internacional no puede dejar de manifestarse en España. Aquí –a veces confusamente y no claramente deslindadas- también se expresan las dos propuestas ideológicas, políticas y económicas que atraviesa todo el mundo capitalista. Si por una parte hay un punto de coincidencia común en la persistencia del capitalismo, por la otra hay una discrepancia en cuanto al modelo ideológico a seguir para salvaguardarlo. Diferencias ideológicas –no muy definidas y no antagónicas-, que en ocasiones se traducen en desajustes de cómo tratar las cuestiones económicas. Por una parte asistimos al resurgimiento de una extrema derecha que intenta representar los sectores industriales de cada país, levantando la defensa ideológica de la patria en la dirección de conseguir un mejor posicionamiento en un mundo capitalista comúnmente aceptado. Esta corriente capitalista que tiene lazos comunes con el fascismo clásico intenta atraerse a clases medias fuertemente golpeadas por la crisis y siempre receptivas un discurso racista, y a las propuestas ideológicas más conservadoras y retrogradas (no al aborto, no a la inmigración, rechazo del feminismo, oposición frontal al movimiento LGTBI etc.). En algunos casos, como en Francia, defienden un confuso proteccionista social del Estado, limitado solo a los franceses. Eso no es nuevo, también lo hizo el fascismo italiano y el Nacional-socialismo de Alemania. El problema de su aplicación es que es incompatible con la dirección en la que camina el modo de producción capitalista –amenazado por a tendencia a la caída a tasa de beneficios empresariales-, y al que juran fidelidad los movimientos de extrema derecha y próxima al fascismo. El encuadramiento político en España de esta corriente de extrema derecha (participada por fascistas auténticos en sus cenáculos e intimidades), se localiza tanto en VOX, como en las corrientes más extremas del Partido Popular.

En España y en el mundo, el otro sector del capitalismo neoliberal adopta formas más sofisticadas. Por una parte no tiene escrúpulos en presentar a un régimen de clara orientación nazi, como un campeón de la democracia, aunque la represión que se aplica en Ucrania se ejerce contra toda la izquierda en general, incluidos los propios partidos socialdemócratas; y en eso coincide con el fascismo y la ultra-derecha clásica. Este sector del capitalismo neoliberal -que es quien en EEUU ha provocado la guerra de Ucrania- recibe el auxilio de toda la socialdemocracia internacional, que una vez dinamitada la capacidad de los estados nacionales para influir en su economía, han renunciado al proyecto keynesiano de conciliar las clases sociales dentro de la común aceptación del capitalismo. El PSOE –y el resto de sus partidos hermanos-, es directamente un partido de la alta burguesía, u oligarquía en la que predominan los criterios ideológicos capitalistas neoliberales, por mucho que en ocasiones se presenten como progresistas. Deslices que veces también se observan en el Partido Popular, que hora habla de ser de “centro”, y hora habla de ser de derecha clásica.

El papel de la socialdemocracia clásica ha sido ocupado por los herederos de una izquierda genérica de procedencia ideológica comunista que ha sido ya engullida e integrada en la lógica ideológica del capitalismo. El horizonte político de partidos políticos como PODEMOS, movimientos como IU, y hasta en partidos como el PCE (que mantiene una indefinición suficiente para permitir la coexistencia de una referencia teórica a la supresión del capitalismo, con un pragmatismo de estrechas miras limitado al acceso a las instituciones). Pero esta última corriente de origen genérico inicialmente anticapitalista, ha proporcionado al capitalismo neoliberal un importante auxilio ideológico que permite a una parte del gran capital presentarse como progresista al aceptar propuestas ideológicas complementarias, nacidas en ambientes alternativos al sistema. De esta forma el feminismo, ecologismo, el antirracismo, la ideología LGTBI, y el animalismo se han convertido en unas señas de identidad detrás de las que se esconden los antagonismo de clases y la explotación de unos seres humanos por otros, sirven para embellecer a la fracción capitalista que las hace suyas, les permite deslindar campos ideológicos con la otra fracción del capitalismo de ultraderecha y desvía la lucha de clases hacia el logro de unos objetivos y libertades que en absolutos ponen en cuestión el capitalismo.

Al final, al grito de libertad y democracia en general se alinean tanto los partidos llamados “de izquierda” que han renunciado a la supresión del capitalismo, como aquellos del gran capital que utilizan esa frontera ideológica para trazar una línea divisoria con los que marcan su terreno en la defensa de valores tradicionales. Lo que ocurre es que este aparente enfrentamiento entre sectores del capital queda difuminado cuando de intereses económicos o geoestratégicos se trata, como ha quedado demostrado en el apoyo al régimen pro-nazi en la Guerra de Ucrania. El demócrata Biden es quien ha provocado la masacre de ucranianos pare servir a los intereses de empresas militares y gasísticas de EEUU, y de paso debilitar la competencia de una Europa capitalista industrializada.

¿En ese contexto como se presentan la situación en España en los próximos meses?

Todo el mundo conoce y vive día a día la subida desenfrenada de los precios de artículos de primera necesidad que se oculta detrás de medias estadísticas para cestas de compra en la que se incluyen otros artículos de no tan de primera necesidad. Nadie ignora un paro oculto detrás de los contratos por horas y de fijos discontinuos (es decir a la carta del empresariado); que además no han expulsado el trabajo en negro. Todo el mundo sufre un deterioro y empeoramiento general de la Seguridad Social en el conjunto del Estado. Empeoramiento que en su disputa con el Partido Popular el PSOE quiere focalizar exclusivamente en la Comunidad de Madrid. Tampoco se puede ocultar el aumento incesante de las bolsas de pobreza, y hasta un organismo oficial como la Agencia tributaria se ve obligada a reconocer que 7,3 millones de trabajadores seis de cada diez pensionistas cobran menos de 1.000 euros mensuales, cuando, si dividimos el PIB por la población activa, resulta que el valor medio producido por cada trabajador asalariado es de casi seis mil euros por mes. No es necesario, seguir porque sería abusar de la redundancia en lo que todo el mundo sabe.

Pero no es esa realidad sobre España la que perciben os grandes buitres capitalistas que se reúnen Suiza anualmente con el nombre de Foro de Davos Allí la gestión de Pedro Sánchez al frente del “Gobierno más progresista de la historia”, ha recibido el siguiente elogio del moderador del acto, Børge Brende:. “Enhorabuena por los buenos resultados económicos” ha comenzado diciendo el que también fuera ministro de Asuntos Exteriores, Industria o Medioambiente de Noruega. Dicho individuo ha destacado en relación a España que “la transición que España está realizando, la reforma laboral y otras reformas económicas han llevado a uno de los crecimientos más fuertes de Europa”: “Sois el decimosexto mayor exportador del mundo. ¿Hay cosas en la agenda de reformas que puedan ser aplicables a otras naciones para que aprendan? Porque hay veces que oyes que las reformas pueden hacer que los países sean menos competitivos, pero lo que has mostrado con algunas de estas reformas es que llevan decir que eso de que figure más gente trabajado se debe a que ya no se considera parado a una persona que trabaja dos o tres horas por semana. Es decir, cuando los grandes saqueadores mundiales felicitan a nuestro Gobierno por “su buen hacer”, lo más prudente es echarse mano a la cartera.

Aquí lo que está en juego ahora es que equipo de gobierno elige la oligarquía española para que gestione sus intereses durante los próximos cuatro años.

Pues bien, en este contexto este año caminamos hacia unas elecciones generales, que tendrán un ensayo en mayo con la celebración de elecciones municipales y autonómicas en la mayoría de comunidades. Aquí lo que está en juego ahora es que equipo de gobierno elige la oligarquía española para que gestione sus intereses durante los próximos cuatro años, y como previamente se reparte el pastel a nivel autonómico y local. En esta subasta los dos principales pujantes son la derecha clásica del Partido Popular auxiliada en su flanco más extremo por el filo-fascismo de Vox, y el neoliberalismo del PSOE atemperado en su flanco izquierdo por las lamadas izquierdas transformadoras –cada vez menos transformadoras- : Compromís, IU, Mas País, PODEMOS, Los comunes etc.

Pero estos últimos tienen el problema de que la porción de la tarta que les corresponde no da para saciar a todos; lo cual representa un problema para el PSOE. Razón por la cual desde hace tiempo han puesto en marcha su operación Yolanda Díaz. Y es que durante meses no hay un solo día en que no la tengamos invitada a nuestra mesa en horarios de máxima audiencia televisiva.

Mientras tanto esta llamada “izquierda de la izquierda” se pelea a cara de perro por las migajas que le ofrece el PSOE. Veamos con detalle que está pasando.

No pasa desapercibido que la prensa capitalista en su totalidad, desde la más reaccionaria hasta la de perfil progre”, se ha inclinado para favorecer a Yolanda Díaz. Esta se ha convertido en una carta de Pedro Sánchez para embellecer por la izquierda sus políticas neoliberales, en coherencia con toda la socialdemocracia europea. La coincidencia entre ambos es cada día más perfecta.

Por su parte, Yolanda Díaz no ha dejado de dinamitar con sus declaraciones -pero nunca con los hechos-, a un Podemos, que aunque incrustado en el sistema todavía cree que se puede dar un giro de timón a la izquierda.

La reforma laboral, presentada por los medios de comunicación como un triunfo personal de Yolanda Díaz la verdad es que de –grado o por la fuerza-, cedió a las propuestas de la CEOE, siguiendo obedientemente a una social-liberal confesa como es Nadia Calviño. No es extraño que patronal se felicitara de esta negociación, y que las direcciones de CCOO y UGT reclutadas desde hace años para servir a una paz social que siempre se ha traducido en empeoramiento de las condiciones de vida y trabajo, también aplaudieran la “gestión” y capacidad de dialogo de Yolanda Díaz. El peor aval que tiene Yolanda Díaz a su favor es el apoyo de las direcciones de CCOO y UGT, que desde la transición, ada vez que hablan sube el pan.

Con la guerra de Ucrania, ocurrió otro tanto de lo mismo: Yolanda Díaz apoyó claramente a Zelenski, para bochorno -un tanto escenificado-, de sus mismos compañeros de Podemos. Tanto Yolanda Díaz, omo Alberto Garzón se pusieron objetivamente a las órdenes de la OTAN.

Que la campaña mediática a favor de Yolanda Díaz es muy descarada es evidente. A su favor se apuntan todos aquellos que temen un estallido social, tanto se digan de izquierda como la derecha.

Yolanda Díaz ha hecho meritos par ser la candidata preferida por la patronal y los sectores neoliberales para encabezar una nueva “confluencia” de los partidos que situándose a la izquierda del PSOE se prestan gustosamente a servirle de muleta. Y esto no es por casualidad, el temor a un Podemos arraigado en la movilización todavía persiste en sectores de la derecha y en la parte más neoliberal del PSOE. Muchos creen de verdad que Podemos fue la consolidación política de la rabiosa protesta social que se dio en España desde 2011 al 2015, cuando en el fondo fue un exitoso intento de evitar que esa protesta social se desbordara fuera de los cauces institucionales. Recordemos que aquellos años Pablo Iglesias era invitado todos los días a nuestra sobremesa al igual que ahora lo es Yolanda Díaz.

Pero es que ni la misma propuesta de Podemos, ni del conjunto de Unidas-Podemos, sobrepasan las intenciones de reformar de la reforma del capitalismo, con la esperanza de conducirnos a la etapa dorada de la socialdemocracia (años 1950-1980).

La presencia durante tres años de Unidas Podemos en el Gobierno no ha servido ni siquiera para una reforma del capitalismo en sentido progresista

Ahora, estos dos partidos –al igual que el proyecto, entre comillas unitario de Sumar de Yolanda Díazse encuentran infectados por la pelea interna de la izquierda de la izquierda del PSOE para hacerse un hueco en su papel de muletilla. La verdad es que todos han hecho méritos suficientes para acreditarse como instrumentos útiles para que todo siga igual. Y eso a pesar de una bien orquestada y persistente campaña mediática para dar la impresión de que “algo se mueve” Pero a pesar del desfile de personajes, ministros y ministrillos anunciado esta o aquella llamativa reforma que beneficiará a tantos miles de personas, lo cierto es que nada de eso ha servido para arrancar conquistas concretas...

Podemos inicio su andadura declarando que el marxismo era una teoría superada y que ellos estaban llamados a enterrar la vieja cultura de los partidos. Así se promovió un ejército de arribistas pequeñoburgueses que no tardaron en despedazarse entre ellos para acomodarse al calor de las instituciones a la vez que se enterraba el hábito de la movilización y la presión de la calle. A partir de entonces –siguiendo los planes de Errejón- los encuentros se limitaron a promocionar a Podemos más que a la reivindicación de demandas sociales, laborales o políticas.

Si hacemos un rápido repaso de Podemos por el Go bierno, vemos que la Ley Mordaza sigue en vigor, y que se calla en lo que respecta a la actuación del ministro reprimiendo inmigrantes en Melilla o a las trabajadores del metal en Cádiz. Unidas Podemos dio la espalda a una ley sobre los alquileres promovidas por la Plataforma de afectados por las Hipotecas el Sindicato de Inquilinos y se conformaron con las promesas del PSOE... En el fondo Podemos ha encargado a Yolanda Díaz que gestionara estos incumplimientos de los acuerdos firmados con el PSOE. La reforma de las pensiones, defendida con uñas y dientes por Yolanda Díaz, ha puesto en pie de Guerra a los pensionistas. El Ingreso Mínimo Vital es un fracaso aplastado por la burocracia que no ha llegado ni al 20% de las personas previstas; pero se sigue presentando como gran avance social del gobierno “progresista” y en particular como un éxito de Podemos. De la “extraordinaria” reforma laboral que ha negociado Yolanda Díaz, ya hemos hablado.

Unidas Podemos no se cansa de repetir de que gra ias a su presencia en el Gobierno se ha conseguido aprobar la Lay si es si, -que ha sido una iniciativa de lrene Montero-ha sido tan burda que al final ha servido a la ultraderecha de Vox y sus seguidores dentro del PP para ganar posiciones.

Las consecuencias de la pandemia del Covid y en especial en lo que afecta a la atención primaria ha terminado favoreciendo a la sanidad privada. El gobierno respaldado por Unidas-Podemos, Mas País y compañía tiran balones fuera y dice que eso es un problema de las autonomías. En una situación sanitaria tan grave como la que vivimos la obligación de un Gobierno del pueblo seria intervenir directamente. ¿Era más importante auxiliar a la banca que a una población que sufre en sus carnes ausencia de médicos y largas listas de espera? ¿Quién puede afirmar que los criterios neoliberales de favorecer a la sanidad privada y favorecer a los grandes oligopolios farmacéuticos no se están aplicando?

Lo mismo ocurre con la educación. Si el ejecutivo quisiera podría poner coto al avance imparable de la enseñanza privada, tomaría medidas en ese sentido Pero eso sería enfrentarse directamente con la Iglesia, cosa que no está dispuesto a hacer.

Incluso con escenificadas, y más bien breves y rabietas, Unidas Podemos y todo el entorno parlamentario de la izquierda a la izquierda del PSOE ha terminando dando el visto bueno al aumento del presupuesto militar tal y como lo pedía la OTAN, y colaborando para presentar como un hecho menor el apoyo del Gobierno al régimen fascista de Ucrania, y a la traición al pueblo saharaui. Hay que decir que en esas rabietas de dirigentes de Podemos, Yolanda Díaz no ha participado, sino que directamente se ha posicionado públicamente a favor de las tesis del PSOE. Lo mismo ha hecho cuando de educción y sanidad se trata.

Pues bien, con los ojos puestos en las próximas elecciones generales, estos mismos fracasados en sus ilusiones reformistas del capitalismo quieren repetir la experiencia de un nuevo gobierno de coalición. Parece que no es cierto eso de que “el perro escaldado del agua huye” Que el PSOE pretenda reproducir un Gobierno de coalición tiene su lógica, porque todos los ministros han bailado al son de la música que toca Pedro Sánchez. Pero ¿Cuál es la causa que quieran reproducirlo aquellos que solo han hecho de teloneros? Pues no puede tener otra explicación que intentar asegurar trabajo durante cuatro años al conjunto de arribistas pequeño-burgueses que bajo el nombre de asesores y cargos de confianza se rodean los ministros y consejeros.

Izquierda Unida, Los comunes de Ada Colau, Compromís y hasta Podemos, incluido Pablo Iglesias –pese a las tensiones- están de acuerdo en aceptar el liderazgo de Yolanda Díaz para las elecciones generales; la pelea que tienen entre ellos es de momento secundaria y centrada en que entre el omento presente y la celebración de las generales hay que pasar el escollo de las elecciones locales y autonómicas, y en las que no en todos los lugares concurren juntos. Pero todos quieren aprovechar el tirón mediático que el PSOE de está facilitando a Yolanda Díaz, para que haga campaña a su favor en estos primeros comicios.

APRENDER DE NUESTROS PROPIOS ERRORES.

Los revolucionarios generalmente analizamos bien e identificamos las fallas del sistema, pero con frecuencia nos equivocamos en relación del camino a seguir. Desde hace años venimos practicando la táctica de unir todo lo unible contra el enemigo principal. Y hemos utilizado tanto la propuesta de un frente común republicano contra la Constitución del 78, como en ocasiones pedir el voto para PODEMOS o Unidas-Podemos. Eso sí, plasmando en el papel la importancia de tomar la calle, o volver a tomar la calle.

¡Pero eso ha sido solo en el papel Conscientes de nuestra propia debilidad, y ante la necesidad de favorecer un ambiente social de protesta y de ruptura con el régimen hemos hecho esfuerzos por arrastrar a esa izquierda institucional a la izquierda del PSOE a romper con el régimen. Nos hemos felicitado y considerado un éxito conseguir el apoyo testimonial –que no real- a cada una de las iniciativas de ruptura con el Régimen, de PODEMOS, Izquierda Unida, Mas País, Compromís, los Comunes etc. Y ello ignorando que tras un corto periodo de tambaleo la monarquía ha conseguido, que la república no esté en el orden del día. De ello que los partidos parlamentarios declarados republicanos se hayan recluido en la defensa de una Constitución democrático-burguesa. Al grito de ¡viva la República!, todos los partidos parlamentarios de izquierda se han apresurado a apuntalar la Constitución monárquica.

Su aparición en algún manifiesto republicano, o que siquiera sugería una ruptura con la monarquía siempre ha sido un acto simbólico destinado a no perder clientela electoral por su flanco izquierdo. ¿Cuál ha sido la implicación real de PODEMOS en la consulta monarquía o república del 14 de mayo, pese a que figuraba como uno de sus promotores?: ninguna.

Ahora tenemos ante nosotros un año de crisis capitalista, y el correspondiente empeoramiento de las condiciones de vida y trabajo, pero el sistema hará todo lo posible para que la atención de la gente se encauce hacia vacíos concursos electorales, como si de una competición deportiva se tratara. Y en el mejor de los casos, a que se vincule, muy confusamente, la solución de problemas reales al éxito de esta o aquella propuesta política.

Es cierto que la receptividad política se acentúa en momentos electorales. ¿Pero que podemos ofrecer los revolucionarios como propuesta a corto plazo, cuando al día de hoy apenas hay movilización ni presión social frente a la crisis económica y los partidos reformistas se centrarán en sus batallas para posicionarse en el espectro parlamentario?

Pues no nos queda más remedio que fortalecer nuestras propias organizaciones para intentar que los próximos intentos de unir todo lo unible contra el enemigo principal, los próximos intentos de construir unidades republicanas de ruptura con la monarquía oligárquica, podamos hacerlo desde una posición de fuerza.

Eso significa que dada la situación del momento, cualquier movimiento –y concretamente durante las próximas elecciones- debe ir destinado a fortalecer y hacer propaganda de las alternativas revolucionarios en los momentos de mayor receptividad política, y desechar cualquier fórmula de apoyo a esa izquierda parlamentaria a la izquierda del PSOE que ya ha demostrado que es lo que sabe hacer.

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