Lula, frente al golpe,
movilización popular
Rebelion
| 13/01/2023 |
Fuentes: Rebelión
[El edificio del Congresso visto desde el Palacio de Planalto, donde se
aprecian los destrozos provocados por la barbarie fascista. Créditos: Fabio
Rodrigues-Pozzebom/Agência Brasil]
En este artículo el autor sostiene que más allá de las medidas judiciales
oportunas, la única forma de vencer a la ultraderecha es el apoyo popular a los
gobiernos progresistas.
El intento de
golpe de Estado bolsonarista fascista del 8 de enero de 2023 en Brasilia no es
un hecho meramente local. Todo indica que contó con auspicio internacional.
Está lejos de tratarse de una revuelta espontánea pues son innumerables los
hechos que demuestran un alto grado de organización, coordinación y
financiamiento previos al asalto y vandalización a las principales
instituciones representativas de las tres ramas del poder del Estado
en Brasil, nada menos que el Congreso, el Palacio de Planalto y la
sede del Supremo Tribunal Federal. Esa relación con el apoyo de una
organización internacional tras el conato golpista y otros graves
intentos subversivos que ocurren en nuestra región ha sido señalada por varios
analistas pero no he leído ninguno tan preciso como el del cubano Hedelberto
López Blanch. Él nos recuerda la Conferencia
Política de Acción Conservadora (CPAC) celebrada en México, los días 18 y 19 de
noviembre pasado, “la organización ultraderechista más grande del mundo, creada
y controlada desde hace medio siglo por la Unión Conservadora Estadounidense,
que realiza una o dos reuniones al año y donde más de 100 organizaciones
contribuyen con abundante capital”. El autor cita la presencia en la
cita de Eduardo Bolsonaro, hijo de Jair, quien en una de
sus intervenciones afirmó: “se deben juntar energías para poner
en marcha la lucha por la libertad en Brasil, México y de la región
latinoamericana”, todo en medio de alertas contra el avance
del socialismo, como ellos denominan el menor intento de
revertir las políticas neoliberales.
En cuanto a la
planificación y financiamiento del asalto a las más altas
instituciones de la república brasileña son abrumadoras las
evidencias en las propias redes digitales, en las que se informó con antelación
de la convocatoria a Brasilia “con desayuno, almuerzo y cena
pagados” y por supuesto, la movilización de 100 ómnibus para el
traslado. En numerosas publicaciones en esos medios se mencionaban los tres
edificios oficiales posteriormente invadidos y hasta se decía que acamparían en
el Planalto. Lo que es asombroso es que nadie informara al presidente Lula de
estos preparativos. Ni siquiera la inteligencia nacional. Luce natural que
cuando menos algunos de sus colaboradores deben haber conocido los anuncios
y acaso los subestimaran. También parece un descuido muy grande de
quienes están encargados de la seguridad y la defensa en el gabinete de Lula el
haber dejado en sus cargos a los bolsonaristas jefe del gobierno de Brasilia y
jefe de la seguridad de la ciudad. Por ciento, este último vio
al parecer en Miami las escenas en la tele del asalto
a los edificios gubernamentales sentado al lado del ex presidente.
Esto explica la débil custodia policial con que se topó la turba y
la inacción cuando no complicidad de la policía militar dependiente
del gobierno de Brasilia. Un hecho muy sospechoso es la no entrada en acción
del batallón siempre de guardia en el subsuelo del Palacio de Planalto. Este,
dependiente del alto mando de las fuerzas armadas. La inacción de los generales
ante los campamentos de bolsonaristas emplazados frente a los cuarteles del
ejército, especialmente frente a la jefatura de las fuerzas armadas, provocó el
mordaz comentario de Lula sobre la pasividad de los generales y que “parecía
gustarles” los llamados a derrocarlo que hacían las turbas allí reunidas.
El papel de las
redes digitales en la rebelión bolsonarista y ultraderechista a escala global
merece un capítulo aparte y sobre el tema y la amenaza que
significan esas redes, en manos de megamonopolios privados, para lo que queda
de democracia en el mundo se han publicado dos espléndidos artículos de Ignacio
Ramonet y Eduardo
Febbro.
Lula ha actuado
vigorosamente en la defensa y protección de la institucionalidad. Sale
fortalecido de este lance. Según Datafolha el 93% de los brasileños censura la
intentona golpista. El prestigio de Bolsonaro pasa por
horas bajas. Pero el bolsonarismo está vivo y ya planeaba
una nueva movilización en Brasilia esta semana que ha hecho al
gobierno reforzar las medidas de seguridad. La apuesta de
la ultraderecha (y su nueva aliada) la derecha en nuestra región es al caos y
la ingobernabilidad. El principal recurso de los gobiernos progresistas es el
apoyo de masas como se demuestra en México, donde López Obrador la mantiene a
raya con su enorme aceptación popular. A ello tendrá que recurrir el incansable
y experimentado Lula con su carisma para consolidar su gobierno
y avanzar en su prometedor programa de salvación nacional.
@aguerraguerra
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante
una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para
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