En Ucrania está a punto de comenzar una guerra diferente
DIARIO OCTUBRE
/ octubre 6, 2022
Tres semanas después de la celebrada contraofensiva del ejército ucraniano en la provincia de Jarkov, los acontecimientos que al principio quedaron oscurecidos por la niebla de la guerra pueden verse ahora con mayor claridad.
La gran mayoría
de las fuerzas ucranianas eran reclutas, una parte importante de los cuales
había recibido unas semanas de entrenamiento intensivo en las bases de la OTAN
en Polonia, Alemania y Gran Bretaña.
La mayor parte
del equipamiento entregado por la OTAN durante este periodo se destinó a este
nuevo ejército en lugar de dispersarse a otras zonas a lo largo de los 1.000
kilómetros de la línea de contacto que va de Jarkov y Jerson.
El número total
de fuerzas ucranianas reunidas por la OTAN sigue siendo incierto, pero parece
haber sido de entre 35.000 y 50.000, incluidos unos 5.000 “voluntarios
extranjeros” de la OTAN que finalmente iban a servir como “tropas de choque”
para la ofensiva.
En las semanas
previas al ataque ucraniano, los rusos habían reducido considerablemente la
densidad de hombres y equipos en el triángulo geográfico formado por el río
Seversky-Donets, que fluye de noroeste a sureste, y el río Oskol, que fluye de
norte a sur.
La confluencia
de estos dos ríos se encuentra cerca del sureste de Izium, con el centro de
transporte de Kupiansk a caballo entre el Oskol al norte y Andreievka en la
orilla izquierda del Seversky-Donets al noroeste.
Los rusos
dejaron en su lugar pequeñas pero bien abastecidas formaciones de milicias del
Donbas y la Guardia Nacional rusa, cubiertas por un fuego de artillería de
largo alcance relativamente potente, un modesto apoyo aéreo cercano y
ocasionales ataques de misiles de precisión contra las concentraciones de
tropas ucranianas.
Discusión sobre
la debilidad rusa en el frente norte
No es posible
afirmar que los comandantes rusos debilitaron deliberadamente esa zona en
particular o si simplemente se vieron obligados a dejarla debilitada porque no
tenían fuerzas suficientes para cubrir todo el frente.
La opinión más
extendida es que la línea se debilitó inadvertidamente en esta zona,
principalmente porque los comandantes rusos pensaron que el ataque ucraniano
tendría lugar en otro lugar.
William
Schryver sostiene que el alto mando ruso debilitó intencionadamente su línea en
esta zona en particular para inducir a la OTAN a atacar donde lo hicieron, y
luego llevarlos deliberadamente a la bolsa triangular definida por los dos ríos
(*).
Hay que tener
en cuenta que desde el principio de esta batalla, que dura ya tres semanas, las
fuerzas rusas que defienden la zona han sido superadas en número por lo menos
en 5 a 1 en casi todo momento. Es absurdo creer que esta disparidad en el
número de fuerzas no estuviera prevista por los comandantes rusos, por lo que
el plan de batalla consistía en explotar la geografía y la superioridad
inherente de la potencia de fuego de los defensores para efectuar una retirada
táctica e infligir un duro castigoa a los atacantes.
La versión de
una retirada rusa desordenada, con mil tanques y vehículos blindados
abandonados, miles de bajas y diez mil prisioneros, no son ciertas. La retirada
se llevó a cabo de manera disciplinada, avanzando a través de múltiples líneas
de defensa preparadas e infligieron graves pérdidas a los hombres y equipos
ucranianos en cada paso del camino, mientras que ellos mismos sufrieron
pérdidas relativamente modestas.
Varias ciudades
y pueblos fueron brevemente defendidos y luego abandonados en el camino. Los
propagandistas ucranianos y sus aliados en los medios de comunicación
occidentales pregonaron las victorias, pero ninguno de estos relatos se molestó
en mencionar el exorbitante precio pagado por los modestos avances en el
terreno que decían haber ganado.
Tampoco
informan de las posteriores purgas de colaboradores rusos infiltrados en cada
una de esas ciudades y pueblos.
A pesar del
aluvión de propaganda ilusoria, los movimientos de tipo “guerra relámpago” de
los primeros días de la ofensiva se ralentizaron hasta convertirse en un rastro
sangriento en la segunda mitad de septiembre, devorando cientos de hombres y
docenas de piezas de equipo cada día, con sólo un mínimo avance.
Los rusos
establecieron su primera línea de defensa en la orilla oriental del río Oskol.
Todos los días durante las últimas dos semanas, los ucranianos han afirmado que
sus tropas habían tomado o estaban a punto de tomar Kupiansk, que se encuentra
a caballo del río. Pero eso no fue así hasta hace dos días, cuando las fuerzas
rusas en la parte oriental de la ciudad la dejaron en manos de los ucranianos,
no antes de infligir una matanza totalmente desproporcionada en relación con
sus propias pérdidas.
No ha habido
mucha lucha de infantería. El ejército ruso suele arrasar los asaltos
ucranianos principalmente con fuego indirecto de artillería y ataques aéreos,
corregidos continuamente por drones y observadores de vanguardia.
La batalla de
Liman
En el extremo
sur del cerco, los rusos abandonaron rápidamente Izium, oponiendo sólo la
suficiente resistencia para cubrir su retirada. Luego se concentraron en las
cercanías de Liman, en la orilla oriental del Oskol, y fue la defensa de Liman
la que desde entonces se convirtió en el mayor y más sangriento enfrentamiento
de la larga batalla.
Durante varios
días, los ucranianos y las tropas de choque de “voluntarios extranjeros”
lucharon, con grandes pérdidas de hombres y material, para establecer cabezas
de puente duraderas a través del Oskol. Finalmente, su superioridad numérica se
impuso y avanzaron sus fuerzas a través del río.
Durante más de
una semana, los repetidos intentos de los ucranianos de atacar y derrotar a los
defensores de Liman fueron rechazados con enormes pérdidas para los atacantes.
Miles de soldados ucranianos y cientos de piezas de su equipo, suministrado por
la OTAN, fueron destruidos en la carnicería, pero han seguido enviando aún más
tropas, blindajes y vehículos a la contienda, fanáticamente decididos a tomar
la ciudad a cualquier precio.
La guarnición
de Liman y sus alrededores, apoyada por la artillería de largo alcance y los
ataques aéreos, ha infligido una terrible herida a la capacidad de combate de
las formaciones ucranianas contra las que luchó. El Ministerio de Defensa ruso
afirma que miles de ucranianos han muerto en los últimos combates a lo largo de
la línea de defensa del río Oskol, entre Kupyansk y Liman. Esas cifras se suman
a los miles de muertos en la primera semana de la ofensiva. Ahora las fuerzas
ucranianas, muy mermadas, se encuentran al final del saliente creado por esa
contraofensiva de última hora.
Un viraje en el
curso de la guerra
La batalla de
Liman será vista como el eje de esta fase de la guerra. Para llegar a ese punto,
los ucranianos han gastado una parte insustituible del ejército que la OTAN se
esforzó en reunir durante el verano. Puede que aún les queden varios miles de
soldados menos aptos para participar en futuros combates, pero han perdido
muchas de sus tropas de choque de “voluntarios extranjeros”, así como vastas
cantidades de equipo suministrado por Occidente y existencias limitadas de
munición que ya no pueden ser reemplazadas fácilmente, por la sencilla razón de
que los países europeos de la OTAN, e incluso Estados Unidos, simplemente han
agotado sus limitadas existencias.
Desde hace
varias semanas, trenes aparentemente interminables de equipos militares rusos
fluyen desde Rusia hacia Ucrania. No se trata de columnas de tanques y
vehículos oxidados y anticuados, como quieren hacer creer los propagandistas.
Se trata de cientos de tanques de primera categoría, piezas de artillería
autopropulsadas, vehículos de combate de infantería, cientos de lanzacohetes,
un número impresionante de sistemas de defensa aérea e innumerables vehículos
de apoyo de todo tipo.
Nada de esta
enorme acumulación de fuerza militar se distribuyó rápidamente por las líneas
del frente. Las fuerzas que han estado luchando en Kupiansk, Liman y otros
lugares en las últimas semanas han sido abastecidas, pero no reforzadas
sustancialmente. El refuerzo que se está llevando a cabo está claramente
destinado a otro lugar.
A ello hay que
sumar la movilización parcial de las reservas rusas: 200.000 soldados en total,
la mayoría de los cuales acabarán siendo desplegados para ocupar el lugar de
las tropas de combate, mucho más experimentadas, que se han visto obligadas a
servir de apoyo de fondo durante los últimos siete meses de la guerra.
Lo más
importante es el número de batallones profesionales rusos que no han
participado en esta guerra y que ahora se añadirán a la potencia de fuego de la
línea de frente, sin duda equipados en gran parte por la nueva incorporación de
blindaje y artillería que se ha visto en la zona de combate.
Más de
ochocientos aviones de múltiples tipos se han reunido en varias bases rusas que
rodean el actual teatro de operaciones. Aunque se han seguido realizando
cientos de salidas aéreas diarias en el campo de batalla, sólo han desplegado
una fracción de la fuerza disponible.
“Rusia está
luchando en esta guerra con una mano atada a la espalda”, dice Schryver, a
pesar de que Estados Unidos y sus vasallos de la OTAN han pasado de una
escalada a la siguiente.
Tras el
impactante sabotaje de los oleoductos Nord Stream en el Mar Báltico, y dada la
masiva pero aún no utilizada acumulación militar en las zonas de combate
activas, es casi seguro que octubre será un punto de inflexión importante en la
guerra ruso-ucraniana.
(*)
https://imetatronink.substack.com/p/turning-point
FUENTE: mpr21.info
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