Europa
cayó en la trampa, siendo Alemania la principal víctima –Ucrania y Rusia
aparte, obviamente– del conflicto. Y con ella, toda Europa, cuyo futuro parece
incierto.Los estrategas estadounidenses deben estar frotándose las manos.
EEUU declara la guerra a Alemania y Europa
El Viejo Topo
5 octubre, 2022
Era algo más
que rumor. Se venía comentando desde hace semanas. El gobierno alemán y en
especial el canciller Olaf Scholz habían iniciado conversaciones con Rusia con
el objetivo de resolver el conflicto existente entre los dos países y evitar el
desastre social que se cierne sobre Alemania y la UE. Reabrir los Nord Stream I
y II y proporcionar el gas necesario para mantener la industria funcionando era
la condición indispensable.
El atentado
perpetrado contra los dos gaseoductos, de propiedad rusa, no va dirigido
únicamente contra Moscú sino especialmente contra Alemania. Es por ello que la
principal responsabilidad se ha de buscar en el conglomerado
anglonorteamericano junto con otros países beneficiados indirectamente, como
Ucrania o Polonia. En concreto las élites de este último país, desde hace
mucho, han adoptado una postura muy dura con su vecino germano, reclamando a
Berlín reparaciones de guerra. Unos días antes del inicio del conflicto en
Ucrania, Biden, en presencia del canciller alemán, afirmaba: “Si Rusia
invade, es decir, si los tanques o las tropas vuelven a cruzar la… la frontera
de Ucrania, entonces ya no habrá… ya no habrá Nord Stream 2”. Scholz,
por su parte, sólo atinó a decir que EEUU y Alemania siguen “absolutamente
unidos”. Sin duda ha sido el mayor error que ha podido cometer el débil
canciller alemán. El Nord Stream II se diseñó para evitar la dependencia
alemana de los gaseoductos polaco o ucraniano; al bloquearlo, (Sholz no
autorizó la puesta en marcha) Alemania se sometía a los intereses
geoestratégicos de Norteamérica.
Coincidiendo
con el atentado, Varsovia (uno de los países más interesados en esa acción)
inaugura su propio gaseoducto el uno de octubre, aunque es pequeño para las
necesidades europeas. Cortados los gaseoductos que atraviesan Polonia y
Ucrania, para Alemania era vital el mantenimiento de los dos gaseoductos que
pasaban por el fondo del mar Báltico; para Rusia representaban una fuente de
ingresos estable y permanente que le permitía una cierta influencia política en
el seno de la UE. Ni a Rusia ni a Alemania les beneficia este atentado.
Inmediatamente y para aumentar la presión, Macron[1] permite
la posibilidad de tránsito del gas licuado procedente de Norteamérica con
destino España y Alemania por territorio francés. El control energético por
parte de EEUU queda en evidencia.
La
responsabilidad sobre los atentados está cada vez más clara. No se trata solo
de recordar las amenazas contra el gaseoducto lanzadas por Biden o Victoria
Nuland al señalar el 27 de enero de 2022, en una sesión informativa del
Departamento de Estado: «Me gustaría decir francamente: si Rusia invade
Ucrania, de cualquier manera, el Nord Stream 2 no funcionará». También cuando
el excanciller polaco y actual miembro del Parlamento Europeo, Radoslaw
Sikorski, daba las gracias a EEUU, en lo que parecía, Lavrov dixit,
«una declaración oficial de un atentado»; en la cuenta de Twitter del
Parlamentario puede leerse: «Como decimos en polaco, una pequeña cosa, pero
mucha alegría.
A pesar de las
claras evidencias, en los próximos días aún veremos más miembros de los
ejecutivos europeos (la última ha sido nuestra ministra de Industria) haciendo
un alarde de cinismo o estupidez a partes iguales acusando a Rusia de haberse
auto-provocado el atentado. El ejército norteamericano por su parte amenazaba
con tomar represalias contra Rusia por haber destruido “sus propios
gaseoductos”. Es la feria internacional del disparate.
La crisis
ucraniana, como lo hemos escrito en otras ocasiones, esconde el intento de
hundir económicamente a Alemania y la UE. Aunque en realidad, dada la
deslocalización industrial de occidente hacia Asia, paradójicamente, será China
otra de las grandes ganadoras en este pulso puesto que Europa dejará de ser
competitiva. En esta tesitura mantener operativos el Golf Stream I y II eran
vitales.
En el momento
actual queda claro que los auténticos enemigos de EEUU, al margen de Rusia, son
sus aliados europeos. El declive norteamericano, la pérdida del control
económico sobre sus aliados, orientados a maximizar sus beneficios a través del
comercio con Rusia o China, explica el interés de Washington en disciplinar
“aún más “a los “vasallos europeos”. Visto en perspectiva, la inexistencia de
una amenaza real de China o Rusia contra EEUU ponía a este país en un aprieto:
el problema para los planificadores de la industria militar es precisamente
ese, la ausencia de amenazas; por eso la actual guerra en Ucrania justifica la
existencia del entramado militar-industrial estadounidense. EEUU ha provocado
conscientemente a Rusia y China para obligar a sus “aliados” a seguir su
política de sanciones. Pequín intenta enfriar la situación. Sabe que el
siguiente objetivo, de ser derrotada Rusia, serán ellos, pero precisa de tiempo
para preparar y asegurar la victoria en el enfrentamiento que se dibuja en el
horizonte entre ellos y EEUU. Las consecuencias de esta crisis que es
multidimensional comenzamos a entreverlas. Para el caso alemán el analista
Michael Hudson, y no le falta razón, aseguraba que Berlín sería derrotada por
tercera vez en un siglo.
El control que
ejerce en este momento la OTAN sobre los gobiernos europeos define un nuevo marco
conceptual. Este organismo militar es el que dirige la política exterior
europea, aunque personajes tan tristes como Josep Borrell todavía piensen que
son algo en el mundo de las relaciones internacionales.
La respuesta
El atentado
contra los gaseoductos es otra línea roja más que ha franqueado Norteamérica en
su intento por mantener su hegemonía unipolar. EEUU y sus aliados llevan el
conflicto a un nuevo escenario. Si han sido capaces de destruir los
gaseoductos, ¿por qué nos vamos a asombrar de que las líneas submarinas de
conexión por internet sean saboteadas? ¿por qué nos vamos a asombrar de que la
miríada de satélites, tanto civiles como militares –cuyo objetivo es hoy
monitorear el campo de batalla a favor de Ucrania– dejen de funcionar? La
guerra ha dejado de ser localizada para convertirse en multidimensional,
librándose en múltiples frentes. Si Alemania y por tanto Europa no reaccionan a
este ataque contra su soberanía, el Viejo Continente, tras 500 años de
liderazgo cultural y político en el mundo, caerá en las zonas grises del mundo
subdesarrollado.
Nota
[1] Fiel discípulo de Klaus Schwab el fundador del Foro Económico de
Davos. Uno de los más activos precursores en la actual crisis gracias al peso
de sus “fundaciones filantrópicas” y autor de “El gran reseteo”.
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