Kurdistán
en revolución: un nuevo nacimiento
KAOSENLARED / Por Otros
medios
Leandro Albani
4 de agosto de 2022
“Cuando
la OTAN, que es la fuerza más fuerte de la modernidad capitalista, ve esto,
dice que si la revolución sale victoriosa en Medio Oriente, ya no se va a poder
dividir a la gente, no podrán usar las guerras y las contradicciones para sus
propios intereses”
Remzi Kartal habla con
todo su cuerpo. Abre los brazos, mueve su torso de un lado hacia otro, se
inclina sobre sí mismo y aunque sus palabras pueden sonar trágicas o dolorosas,
durante la entrevista, pasa de la seriedad a la sonrisa de forma permanente. Kartal es el copresidente de Kongra Gel (Congreso del
Pueblo, en kurdo), una de las principales organizaciones que integran el
Movimiento de Liberación de Kurdistán.
Sentado en un gran
sillón blanco, en su oficina en Bruselas (Bélgica), Kartal se explaya sobre la
situación actual del pueblo kurdo dentro de los cuatro Estados-nación en que
quedó atrapado a principios del siglo XX, cuando Francia y Gran Bretaña
comenzaron a reconfigurar a su antojo Medio Oriente. Con tratados
internacionales y traiciones varias, a los hombres y a las mujeres de Kurdistán
se les negó el derecho a la libertad y la independencia. Hoy, más de 40 millones de kurdos y kurdas habitan
Turquía, Siria, Irak e Irán en sus territorios originarios, pero perseguidas y
con sus derechos coartados.
Kartal habla de todo
esto, pero también de lo que denomina como “revolución kurda”, iniciada en 1978
con la creación en un pequeño pueblo de Bakur (región kurda de Turquía) del
Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), encabezado por Abdullah Öcalan,
quien se encuentra prisionero desde 1999 en Imrali, una isla y base militar
turca en el mar de Bósforo. Öcalan, el ideólogo de la revolución kurda, el
guerrillero, el político, el transgresor que dejó atrás el socialismo clásico y
definió el paradigma de “confederalismo democrático”, y el impulsor de la
liberación de las mujeres kurdas, en todo Kurdistán es conocido, simplemente,
como “el liderazgo” de esa revolución que nunca tomó el poder, pero, desde hace
10 años, puso de cabezas el status quo de Medio Oriente.
“En
Turquía, sigue el aislamiento de Abdullah Öcalan bajo condiciones muy duras
–remarca Kartal-. Turquía no deja que ni siquiera una sola palabra de Reber Apo
(como se lo conoce a Öcalan) pueda salir de Imrali hacia su familia o para el pueblo
en general. Ya sea de Reber Apo o de los otros tres prisioneros políticos en la
isla de Imrali, no sabemos sus estados de salud, cómo están, qué les pasa”.
Contra el
fascismo turco
Con la creación de la
República de Turquía en 1923, la suerte del pueblo kurdo quedó marcada por las
masacres, los asesinatos, la persecución política, los planes de asimilación y
la prohibición de hablar en su lengua materna o educarse dentro de su cultura
originaria. En Turquía, donde se calcula que viven unos 20 millones de kurdos y
kurdas, nació la resistencia moderna de este pueblo. Por eso, ya sea en la
actualidad bajo el régimen de Recep Tayyip Erdogan o en dictaduras o gobiernos
anteriores, los y las kurdas son el principal blanco de la represión estatal,
al mismo tiempo que se conformaron como la vanguardia de una resistencia
permanente y efectiva.
“La lucha contra el
fascismo turco llegó a un nuevo nivel en estos días –asegura Kartal-. Sobre
todo, después de los logros y la victoria de la Revolución de Rojava (Kurdistán
sirio). Desde 2015, el Estado turco comenzó una nueva guerra mucho más grande
contra el Movimiento de Liberación de Kurdistán. Es un nuevo concepto que el
Estado turco desarrolla en lo político, en la comunicación y en lo militar, ya
sea en Rojava, en Bakur o en Bashur (región kurda de Irak), o fuera del propio
Kurdistán”.
Desde las
organizaciones que integran el Movimiento de Liberación de Kurdistán, califican
como “política especial” los planes oficiales de represión del Estado turco.
Kartal explica que, desde hace siete años, se aplica esta política. “El Parlamento tiene la forma que quería el
gobierno, todos los periodistas son perseguidos. La política, la cultura, el
arte también son perseguidos. El gobierno tiene una política que impide la
comunicación. Aún así, estos ataques y esta presión no tuvo resultado en el
territorio, porque la gente sigue en resistencia y pidiendo la liberación de
Reber Apo”.
En diferentes períodos
de la historia de la Turquía moderna, los levantamientos y rebeliones del
pueblo kurdo –y también de otras minorías étnicas- marcaron, en muchas
ocasiones, el panorama político del país. En estos últimos años, es el ritmo
explosivo de protestas kurdas y represión estatal turca continuo con una puja
que lleva más de 50 años.
“La
respuesta de la gente es que la política del gobierno se quede vacía, porque
llevó a que la economía del país esté muy mal. Este concepto no es solo contra
el pueblo kurdo, sino también contra el movimiento de mujeres, las fuerzas
democráticas, los medios de comunicación y todo lo que conforma la oposición”,
estima Kartal.
En Bakur, la tercera
fuerza política es el Partido Democrático de los Pueblos (HDP, por sus siglas
originales), una organización encabezada por los y las kurdas, pero mucho más
amplia e inclusiva, donde convergen otras minorías, diferentes sectores
religiosos, agrupaciones de la izquierda turca, grupos LGBTIQ+ y, por supuesto,
el poderoso movimiento de mujeres kurdas. Por estas características, desde los
principales dirigentes hasta las militantes de base del HDP son perseguidas y
encarceladas. Se calcula que, en la actualidad, en toda Turquía, existen unos
10 mil presos y presas políticas, y buena parte son kurdos o kurdas.
Par Kartal, las
fuerzas que se oponen al régimen de Erdogan, “para encontrar una solución para Kurdistán se quedan
muy cortas. El HDP es realmente una fuerza que propone una tercera vía y
soluciones. Por su carácter democrático, muchas fuerzas en toda Turquía se
acercan al HDP. Es la primera vez en 100 años, desde que fue constituida la
República de Turquía, que se llega a este nivel de complejidad en que la
cuestión kurda, tanto a nivel económico, político, social y dentro como fuera
del país, tiene mucha repercusión”.
Al referirse a una de
las realidades más urgentes en Turquía, el copresidente del Kongra Gel detalla
que los partidos gobernantes AKP y MHP “no pueden ganar solos las elecciones”
previstas para 2023. Pero “la oposición tampoco puede, entonces esta tercera
vía del HDP puede tener influencia sobre las cosas y esto es algo nuevo en
Turquía”, afirma.
Guerra a
la guerrilla
Desde hace al menos
dos años, el Estado turco recrudeció su guerra contra las guerrillas kurdas,
aglutinadas en las Fuerzas de Defensa Popular (HPG) y las Unidades de Mujeres
Libres (YJA Star), las cuales tienen sus bases en las montañas de Qandil, en
Bashur. El gobierno de Erdogan utiliza todos los medios para intentar derrotar
a la insurgencia, además de ocupar de forma ilegal territorios kurdos de Irak e
instalar bases militares. En pleno siglo XXI, las violaciones flagrantes de
Turquía a las leyes internacionales y a la soberanía iraquí son moneda
corriente. Pero nadie parece darse por enterado: ni la ONU ni Estados Unidos y
la Unión Europea (UE), y mucho menos aliados de peso de Ankara como Rusia.
“En la guerra, Turquía
quiere romper la voluntad de la guerrilla mediante la técnica y la tecnología,
pero está pasando totalmente lo contrario -manifiesta Kartal-. Al principio,
que Turquía empezó a desarrollar estas técnicas, sí tuvo resultados, porque
fueron ataques fuertes. Pero la guerrilla se
ha renovado en función de esta nueva tecnología, se ha transformado según las
nuevas necesidades y eso generó una crisis en el Estado profundo turco, porque
no se esperaban algo así”.
Todos los días se pueden
leer reportes difundidos por las HPG y las YJA Star en donde se contabilizan
decenas de soldados turcos abatidos en combates que, en ocasiones, llegan a ser
cuerpo a cuerpo. Mientras tanto, el gobierno turco utiliza drones, armamento de
última tecnología y agentes químicos no solo contra la insurgencia, sino
también contra el propio pueblo kurdo de Irak. El último caso fue la masacre
cometida en la aldea de Perex, en el distrito de Bamerne, en Zakho, región del
Kurdistán iraquí que limita con la frontera turca. En una zona turística, el
fuego de artillería turco mató a nueve personas, entre ellos, un menor de edad.
Las víctimas fueron ciudadanos árabes que habían llegado de vacaciones desde
Bagdad.
“Todos los partidos
del pueblo kurdo están en contra de la guerra de ocupación que lleva adelante
Turquía, salvo por el Partido Democrático de Kurdistán (PDK), que la apoya”,
dice el copresidente del Kongra Gel, en referencia al partido que gobierna la
región semi-autónoma de Bashur. “Cuando
empezaron con este concepto de utilizar la tecnología, con el objetivo de
aniquilar la resistencia kurda, todas las fuerzas del Estado profundo se
pusieron de acuerdo, pero cuando vieron que este concepto no daba resultados,
entonces empezó la crisis –agrega Kartal-. Al mismo tiempo, en Turquía, la
crisis política y económica se acentúa”.
El PDK, dirigido por
el poderoso clan Barzani, funciona como lugarteniente del Estado turco en
Bashur. A su vez, los Barzani dirigen un régimen autoritario con el único
objetivo de sostenerse en el poder y seguir enriqueciéndose.
Kartal da ejemplos de
las posturas históricas del PDK: “Con el Sha de Irán, hicieron una alianza
contra las fuerzas revolucionarias. Después, no dudaron en pactar con Saddam
Husein para ir contra de la Unión Patriótica de Kurdistán (UPK), de la familia
Talabani. Contra el PKK hicieron lo mismo con Turquía. Contra la Revolución de
Rojava también hicieron alianzas con el Estado turco. La familia Barzani, para
el pueblo kurdo, es como un cáncer político. Lo mismo que en Sri Lanka, que la
gente protestó contra una familia que tenía el poder, en Bashur es similar,
porque ellos lo quieren controlar todo”.
“Lo que hace la
familia Barzani no es para el interés o el bienestar de su pueblo, sino que es
para mantener su poder y por sus propios intereses. De la misma forma que el
Estado turco pone mucha presión contra la sociedad kurda, Barzani hace lo mismo
en Bashur para mantener su poder”, resume el dirigente.
Modernidad
capitalista en crisis
“La modernidad
capitalista está en una gran crisis –reflexiona Kartal-. A nivel económico,
agotó la tierra, la naturaleza y a la sociedad. Todos los problemas ecológicos,
de cambios en las estaciones del año, tienen como responsable al capitalismo.
En todas partes, hay problemas económicos y sociales. Ya sea en Estados Unidos,
en Europa, en Sri Lanka o en Argentina, la gente está protestando”.
La definición
modernidad capitalista la brindó el propio Öcalan en sus “defensas”, durante el
juicio que se le hizo en Turquía, acusado de “terrorismo” y traición a la
patria. Esas defensas son el corpus ideológico del Movimiento de Liberación de
Kurdistán y están publicadas en cinco tomos, con el nombre Manifiesto
por una sociedad democrática.
“Ahora que el sistema
capitalista está en una situación difícil, es una oportunidad. Necesitamos desarrollar
la modernidad democrática y la tercera vía, pero como pueblo sabemos que solos
no podemos. Necesitamos desarrollar la tercera vía y ahora es el tiempo
correcto –destaca el copresidente del Kongra Gel-. Todos los pueblos oprimidos,
quienes luchan por la libertad, los ecologistas, los movimientos de mujeres,
todos y todas necesitamos unirnos, ya sean socialistas o comunistas, eso no
importa, la gente que queremos la libertad necesitamos unirnos”. A este
análisis, agrega: “Nadie puede decir que
no se puede contra la modernidad capitalista. Cuando la gente se une, se
organiza, protesta, se puede vencer y ganar, porque la fuerza más grandes es la
humanidad”.
Como ejemplo, Kartal
recuerda la resistencia en la ciudad kurda de Kobane (Rojava, Kurdistán sirio),
en 2015. Ese año, el Estado Islámico (ISIS) se encontraba en su esplendor y uno
de sus principales blancos era el pueblo kurdo. Durante más de tres meses, ISIS
intentó ocupar Kobane, pero fue derrotado estrepitosamente. “Cuando fue la
resistencia de Kobane, la gente fue la que se levantó y quien puso la presión
en América y en Europa, y que hizo que los gobiernos tuvieran que moverse.
Cuando vemos que la gente se levanta y va con su fuerza, se puede llegar a una
victoria”, estima el dirigente.
En un Medio Oriente
siempre en estado de explosión, capitalismo y fascismo en muchas ocasiones
están entrelazados, pese a que sobre ellos haya un manto religioso que lo
cubra. “El fascismo no se va por sí solo ni tampoco por elecciones, porque
siempre va a utilizar la corrupción para ganarlas –explica Kartal-. La única manera de eliminarlo es por la resistencia. Ahora
hay muchas probabilidades de que el fascismo en Turquía tenga que aumentar sus
ataques contra Bashur, Bakur y Rojava, y eso es un riesgo. Sabemos que, en un
futuro, los ataques del fascismo van a ser más grandes, entonces necesitamos
que, a nivel internacional, todo el mundo esté atento y se movilice contra
estos ataques, que todos nuestros amigos y amigas que creen en la democracia,
que no estén de acuerdo con la modernidad capitalista, se unan y acompañen este
proceso de resistencia”.
Resistencia
y esperanza
¿Cómo vivir durante
100 años –como mínimo- entre la persecución y la resistencia, entre la muerte y
la esperanza, entre las largas noches en cárceles-tumbas y una praxis política
que tiene como fin proteger una cultura ancestral y una lengua originaria? La
pregunta es inevitable cuando se habla del pueblo kurdo.
“Podemos decir que el
PKK fue como un nacimiento para los y las kurdas, porque antes, con los ataques
de los Estados-nación, en especial del Estado turco, hubo muchas protestas,
muchos levantamientos, pero siempre fuimos masacrados –cuenta Kartal-. Antes
del PKK no quedaba esperanza en la sociedad kurda, incluso una parte se había
rendido frente a los procesos de asimilación”.
Otra vez aparece la
figura de Öcalan, a quien todos y todas nombran como “Reber Apo”. Para el
copresidente del Kongra Gel, el líder kurdo encarcelado puso la esperanza y la
confianza del pueblo kurdo sobre la compleja mesa política de Medio Oriente. De
esta forma, el PKK comenzó un trabajo sostenido para rescatar “las raíces y la
historia” de Kurdistán, y así “volver a creer que se puede luchar”, sintetiza
Kartal.
“Reber Apo hizo una
formación especial con los y las militantes, y les dijo que siempre se puede,
que siempre hay que ir hacia la victoria. Este espíritu que se creó en los y
las militantes fue visto por la sociedad y esa característica se traspasó al
pueblo. A esto, Reber Apo no lo hacía para sí mismo, sino para el pueblo. No
luchaba para una familia o una tribu, o para una parte de Kurdistán, sino que
para todo el pueblo kurdo”, recuerda el dirigente.
Para
Kartal, “en esta marcha de 50 años de lucha, Reber Apo se transformaba a sí
mismo. Esta transformación que se hacía a sí mismo también la hacía dentro del
partido y en la sociedad. Siempre hubo una transformación. Todo este proceso
llevó a la idea de la nación democrática, del confederalismo democrático, de la
liberación de las mujeres. Hoy en día, hay pueblos kurdos, árabes, asirios en
el norte y el este de Siria que están alrededor de estas ideas de democracia y
ecología. Esto también le da las esperanzas al pueblo”.
Aunque la revolución
kurda, casi desconocida en América Latina, sigue su curso, los peligros están
más latentes que nunca. El dirigente del Kongra Gel lo explica de manera
sencilla: “Ya sea el Estado turco o el régimen de Siria, intentan romper las
alianzas entre los pueblos kurdo y árabe. Pero la gente dice que no, porque
quieren la liberación. Es una revolución, porque está rompiendo los planes
llevados adelante por la modernidad capitalista. El miedo más fuerte que tiene el Estado turco es que
la propia gente turca se una a los kurdos. Entre los
diferentes estados (Irak, Irán, Turquía y Siria), hay contradicciones, pero el
pueblo kurdo está unido con un proyecto de libertad y de liberación. Esto
también es una revolución para todo Medio Oriente, es un nuevo nacimiento”.
El proceso
revolucionario en el territorio kurdo también genera señales de alarma en
Occidente. “Cuando la OTAN, que es la fuerza más fuerte de la modernidad
capitalista, ve esto, dice que si la revolución sale victoriosa en Medio
Oriente, ya no se va a poder dividir a la gente, no podrán usar las guerras y
las contradicciones para sus propios intereses”, asegura Kartal.
“En
la actualidad, vemos que de la Revolución de Rojava se habló en todo el mundo.
Si ahora se puede eliminar el fascismo en Turquía, la revolución se ampliará
aún más. Por eso, llamamos a todas las fuerzas democráticas a apoyarnos para
luchar en contra del fascismo, a apoyar a la guerrilla y a la revolución”,
remarca el dirigente.
Por último, Kartal reflexiona: “Vemos otra vez, con la guerra en Ucrania, que hay dos poderes: Rusia y la OTAN, que tienen sus contradicciones y hacen sus guerras, pero en el medio está la gente. Después de esta guerra, el conflicto será con China bajo el modo de una guerra económica capitalista. Por eso, para la gente que cree que hay una tercera vía, que podemos vivir de otras formas, ahora es el momento de hacer algo juntos”.
Fuente: La Tinta
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