España ha vivido
un incremento inédito de muertes entre el 1 y el 25 de julio de este año
DIARIO OCTUBRE / julio 29, 2022
Según la base de datos MoMo (sistema de monitorización
de la mortalidad diaria por todas las causas), que depende directamente del
Ministerio de Sanidad, se ha registrado un exceso de defunciones entre ambas
fechas de 8.655 personas más de lo previsto.
El portal estadístico señala igualmente
que solamente 1.823 son atribuibles a las altas temperaturas que se han vivido
en toda la península en las últimas semanas. El resto son «causas
desconocidas», sin que exista una explicación oficial medianamente clara o
veraz; ni siquiera los datos de MoMo están siendo atendidos por la mayoría de
medios de comunicación.
No obstante el incremento atribuido a
los termómetros también se ha disparado, y tampoco se está buscando
explicación. Entre 2006 y 2020 se registraron 188 fallecimientos asociados a
golpes de calor o exposición al calor excesivo; la mayoría en mayores de 64
años de edad. Los años más dramáticos en número de muertes fueron 2006, 2015,
2018 y 2019, con 21, 24, 42 y 21 defunciones respectivamente.
En 2020, pese a que en términos anuales
fue “el año más cálido junto a 2017”, tan solo se registraron seis muertes (dos
en Cataluña y una en Andalucía, Baleares, Extremadura y Murcia), todas ellas en
hombres con una edad media de 45 años.
Las respuestas que se están dando hasta
ahora siempre tratan de evitar asociar esto al mayor acontecimiento sanitario
de los últimos años y que, en condiciones normales, tendría que ser el primer
elemento a investigar: la vacunación masiva contra el COVID-19.
Y algunas otras explicaciones apuntan a
lo contrario, a que los fallecidos, la absoluta mayoría vacunados, lo han sido
por un nuevo «brote» de la enfermedad.
El rechazo a explorar la posible
asociación de la vacuna al exceso de mortalidad ha convertido esta hipótesis en
una herejía, aunque sea la primera que debería analizarse. Hay que recordar que
ninguna de las vacunas COVID estuvo sujeta a las pruebas habituales debido a la
«emergencia».
Los pocos estudios que se realizaron se
tornaron con el paso de los meses muy defectuosos, y dado que las vacunas solo
existen desde hace unos 18 meses, literalmente no ha habido tiempo para hacer
ningún tipo de investigación sobre los posibles efectos secundarios a largo
plazo de la misma, por lo que todo ello sería un elemento más que convincente
para plantear, aunque sea como primera idea, que este exceso de mortalidad
pueda tener relación con la campaña de inoculación.
Fuente: Momo
VÍA:mpr21.info
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