Felipe VI bendice la nueva
recorversión de los Fondos Europeos y nos pide que nos preparemos para los
esfuerzos necesarios
Por Santiago Lupe
Rebelion / España
27/12/2021 | España
Fuentes: La
Izquierda Diario
Desde su lujoso
palacio bendijo el plan de ajuste subvencionado por la UE y remarcó que la
Constitución del 78 debe seguir siendo inamovible. Como era de esperar no habló
del emérito. Unidas Podemos critica lo que no dijo porque con lo que sí dijo
están de acuerdo. PSOE y la derecha lo aplauden.
Felipe VI
volvió a bendecir esta Nochebuena el grueso de la labor de los diferentes
gobiernos ante la persistente crisis socio-sanitaria, la inamovible
Constitución y el que empieza a configurarse como el nuevo consenso que incluye
desde el progresismo en el poder a la extrema derecha, pasando por los partidos
independentistas catalanes y el nacionalismo vasco, los Fondos Next Generation.
Por su puesto,
y como era previsible, ni una palabra de la situación de su padre, el emérito
fugado en Abu Dhabi, ni de nada relacionado con la Casa Real. Unidas Podemos y
la izquierda institucional han salido a quejarse pero ¿Qué esperaban? A veces
su republicanismo sui generis se acerca más a una ensoñación imposible con una
futura monarquía más “transparente” y “democrática”. Pero Felipe V fue a lo
suyo, como no podía ser de otra manera.
Arrancó con un
saludo protocolario a los afectados de La Palma para recordarles que no se
olvidaban de ellos, aunque a tres meses de haber perdido su vivienda cientos
siguen malviviendo en caravanas o casas de familiares.
También formal
fue su mención a la crisis sanitaria y la sexta ola. Primero se autofelicitó
por el éxito del la campaña de vacunación de la que “podemos sentirnos
satisfechos”, y después, siguiendo el argumentario del gobierno central y los
autonómicos, se lamentó de lo rápido que se transmite la nueva variante. Como
si este nuevo pico de contagios fuese otro mal sobrevenido contra el que nada
se pudiera haber hecho, no hizo ni una sola mención al estado de la sanidad
pública, a la falta de recursos o la sobrecarga de sus trabajadores y
trabajadoras, que la están llevando a un nuevo colapso. Esi sí, no falto un
llamamiento a la “responsabilidad individual y colectiva” para culpar a la
ciudadanía del inminente “paso atrás” que viviremos en las próximas semanas.
Sobre la enorme
crisis social se felicitó también por la recuperación económico y el descenso
del paro este 2021. Mostró su preocupación por el aumento de la pobreza, la
falta de empleo estable y la evolución de los precios, pero para descargar
responsabilidad alguna en patronal y gobierno en este terreno cerró el bloque
aludiendo a las tendencias internacionales de las que dependemos y explicarían
estos “detalles».
El discurso
siguió, entrando en momento que recordaba al viejo programa televisivo “Un,
Dos, Tres” en el que le hubieran pedido que dijera el mayor número de lugares
comunes en un minuto. La importancia de las nuevas tecnologías, la “ciencia
avanza pero modifica muchos aspectos de nuestras vidas”, “vivimos tiempos
complicados”, “en un escenario lleno de incertidumbres y de contrastes”…
Un rodeo que
parecía acabar cuando se preguntó “ante esta situación ¿Qué hacer? Pero no, la
lista de generalidades no había terminado. No podemos “dejarnos llevar por el
pesimismo”, ni tampoco por el “conformismo esperando que los problemas se
resuelvan por sí solos”, debemos “entender y asumir las nuevas
transformaciones”, tenemos que “ir por delante”, “adaptarnos a los cambios”,
“todos deseamos una sociedad avanzada”, estamos comprometidos con el
“equilibrio medioambiental”…
Toda esta
palabrería para lanzar el aspecto de contenido más relevante de todo lo que
dijo “los desafíos que tenemos por delante representan para España, como para
muchas otras naciones, una auténtica encrucijada; pero son sin duda una
oportunidad histórica, incluso una exigencia para ponernos al día, para
actualizar y modernizar nuestro país (…) En lo que hagamos está en juego que
podamos seguir avanzando, junto a las naciones más avanzadas, o que perdamos el
paso en nuestro camino”.
El rey se
sumaba desde su palacio al proyecto del gobierno y el conjunto de partidos del
régimen de ir a una reconversión del capitalismo español en los próximos años, en
la tónica de los planes de la UE, que son la condición para recibir nada menos
que 140 mil millones de fondos. Un nuevo ajuste que incluye nuevos recortes
sociales, que de momento se han pospuesto al 2023, y nuevas contrarreformas de
pensiones y laborales. El mantenimiento del grueso de la del PP que se recoge
en el reciente acuerdo con patronal y burocracia sindical, es solo un primer
adelanto.
Como otras
transformaciones de este calado en la historia la pregunta es ¿Quien asumirá
los costes? Ayer Felipe V adelantó que seremos todos, o lo que es lo mismo, los
de siempre. Nos dijo que en esta tarea “las instituciones tenemos la mayor
responsabilidad”. Tuvo hasta la sinvergonzonería de decir que tenían que
“respetar y cumplir las leyes”, mientras mantiene a su padre en un retiro
dorado a costa del erario público. Pero a renglón seguido añadió que “sin duda
también la sociedad tiene que jugar un papel esencial” y recordó que las
circunstancias nada fáciles que nos han tocado vivir sobre todo a lo largo de los
últimos 40 años nos han forjado como una sociedad fuerte y responsable”. Una
referencia al mantra del gran “esfuerzo y sacrificio” que forjaron la
prosperidad de la democracia y que ahora sería momento de reeditar para un
desafío similar.
Pero si hablamos
de “esfuerzo y sacrificio” ni el más monárquico podrá defender sin sonrojarse
que este haya sido el caso de la familia real. Estas cuatro décadas, a golpe de
comisiones y negociazos en común con los grandes capitalistas, catapultaron a
los Borbones a la Lista Forbes. Mientras millones de trabajadoras y
trabajadores padecieron las reconversiones industriales, décadas de desempleo
masivo, una precariedad estructural de un 30% y el grueso de los costes de las
diversas crisis, incluidas la de 2008 y la actual.
No podían
faltar sus menciones a la Constitución del 78 como el marco que “nos integró en
las modernas democracia occidentales”, e inculcó los valores de “unidad”,
“diálogo”, “respeto”, “integración”…. La definió esta vez como “la viga maestra
que ha favorecido el progreso” y por lo tanto “merece respeto, reconocimiento y
lealtad”.
Este sería pues
el marco inamovible para encarar la nueva etapa. Una forma elegante de decir
que “el que saque los pies del plato” se queda fuera del reparto. Un mensaje
que hace tiempo entendieron los dirigentes independentistas catalanes que
cierran 2021 embarcados de regreso a la autonomía a cambio de una participación
significativa de los fondos.
Estos últimos,
los euritos para la nueva gran fiesta de la democracia y el IBEX35, no salieron
hasta el final del discurso. Felipe VI los mencionó en el marco de una
reivindicación general de la UE, definiéndolos como unas fondos que servirán
para “modernizar el país y las empresas, en clave digital, verde, inclusiva…” y
“una ocasión única que no podemos desaprovechar”.
Acabó su
mensaje con algún que otro saludo protocolario a todos “los servidores
públicos” y una felicitación navideña en castellano, euskera, catalán y galego
para demostrar que, a pesar de ser el monarca del 155, tiene mucha sensibilidad
con todos sus súbditos.
Ninguna
sorpresa por lo tanto. Este 25 las reacciones han sido también las de esperar.
Críticas de la izquierda institucional y los nacionalismos periféricos por lo
que no dijo – el problema es que están de acuerdo con lo que sí dijo, ya que es
su proyecto desde Moncloa o desde el apoyo parlamentario a Moncloa – y
aplausitos del PSOE y todas las derechas.
La lucha contra
esta reaccionaria institución sigue siendo una demanda democrática pendiente
que, además, está profundamente ligada a la pelea contra una democracia al
servicio del IBEX35 y las hojas de ruta del capitalismo español para salir de
la actual crisis a costa de un nuevo “sacrificio histórico” a cargo de las y
los trabajadores y sectores populares.
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