Estado
español. Con la huelga indefinida del Metal de Cádiz. Ni un paso atrás
KAOSENLARED
El martes 16 saltaba
la huelga indefinida del metal en Cádiz ante el bloqueo en la negociación del
convenio. La patronal quiere imponer fuertes recortes en salario y
derechos: exige eliminar dos pagas extras, aumentar la jornada laboral,
quitar pluses y se niega a recuperar los de riesgo tóxico, penoso y peligroso,
y además quiere crear una nueva categoría por debajo del especialista. Los
trabajadores y trabajadoras convocaron dos días de huelga en el mes de
noviembre, que fueron un éxito. Pero la patronal no cede y, tras varias
asambleas y a pesar de las trabas que ponían los sindicatos oficialistas de
CCOO y UGT, se convocó huelga la indefinida. Su impacto, en especial en la
Bahía de Cádiz ha sido absoluto, con fuertes movilizaciones y enfrentamientos
con la policía.
Los trabajadores
quieren impedir que continúe el proceso de desindustrialización y caída de las
condiciones laborales que arrastran desde hace años. Las dos factorías de
Airbus (una amenazada con cierre inminente y que mantuvo una dura lucha), las
tres Factorías de Navantia (Astilleros Públicos) y la de Dragados, son
prácticamente lo que queda de industria en la zona. En una clara apuesta por el
turismo de los diferentes gobiernos centrales y autonómicos, han permitido que
se fuera desmantelando todo el tejido. La provincia de Cádiz lleva años siendo
la que acumula los índices de paros más elevados del estado.
La subcontratación es brutal y es la tónica en los Astilleros: un arma de
destrucción masiva de derechos laborales. La división de miles de trabajador@s en
cientos de empresas, el ninguneo continuo de los comités de la empresa
principal y el escaso poder reivindicativo de los delegados sindicales de las
subcontratas, en muchos casos familiares y personas de confianza de los
empresarios, ha hecho que los trabajadores, la mayoría eventuales de
subcontratas, levantaran la voz y empezaran a organizarse. Uno de los
conflictos más recientes se dio cuando dos compañeros del sindicato CTM que se
atrevieron a convocar asamblea de trabajadores cuando el comité de empresa no
lo hacía, fueron despedidos.
La mesa negociadora
del convenio está controlada por CCOO y UGT, sin embargo, es muy importante la
participación de los sindicatos alternativos de Cádiz, que basan su lucha en la
movilización de las trabajadoras y trabajadores y en la toma de decisiones
desde las asambleas, ya que no se fían de las posibles maniobras de las
centrales oficialistas, con un largo historial de concesiones a favor de los
empresarios. El núcleo de la huelga está en la Bahía de Cádiz. Para intentar
evitar que la huelga se haga fuerte en toda la provincia, la Junta de Andalucía
ha convocado a ambas partes para mediar. Pero en la calle se palpa una decidida
voluntad de lucha.
No es una excepción,
sino la tónica general en todo el Estado. La patronal quiere aprovechar los
efectos de la pandemia para activar planes de deslocalización industrial e
imponer cierres y enormes retrocesos a las condiciones de trabajo. Para ello
cuenta con total impunidad en los despidos que le permiten las sucesivas
reformas laborales, en especial la del Gobierno del PP del 2012, que el
Gobierno del PSOE-IU/Podemos sigue sin derogar.
Coincidiendo con la
huelga de Cádiz, el miércoles otra huelga general paralizaba por completo la
comarca gallega de Amariña en Lugo, contra el desmantelamiento industrial y
llenó las calles de Burela. Es la misma lucha que llevan las trabajadoras y
trabajadores de subcontratas ante el cierre de Nissan. Por ello la huelga
indefinida del metal de Cádiz es la de toda la clase obrera, y hay que levantar
la más amplia solidaridad.
Alto al
desmantelamiento industrial, no más pérdidas de derechos laborales. Basta ya de
subcontratación y división. Derogar ya la reforma laboral del 2012. Todo el
control de la lucha en manos de las asambleas. Viva la lucha de la clase obrera
18 de noviembre 2021.
Lucha
Internacionalista
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