Los
caballos modernos se domesticaron en las estepas al norte del Cáucaso y se
extendieron por Asia y Europa
TERCERAINFORMACION
/ 14.10.202
- Un equipo científico con
participación del CSIC ha determinado el origen de la domesticación del
caballo moderno. Con un comportamiento más dócil y una constitución más
robusta que las razas previas, el linaje genético del actual equino se
extendió rápidamente por el mundo hace aproximadamente 4.000 años.
Manada de caballos en las
estepas de Mongolia Interior, China / Ludovic Orlando
Un estudio genético internacional con
participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha determinado que los caballos
de los que descienden todos los caballos domésticos actuales se domesticaron en
las estepas del norte del Cáucaso y desde ahí se extendieron a
otras regiones de Asia y Europa. Los resultados se publican en la
revista Nature.
Este trabajo es el mayor estudio
genético realizado hasta el momento. En él han participado
investigadores de centros como la Institución
Milá y Fontanals (IMF) y del Instituto de Arqueología (IAM),
del CSIC, junto a científicos del Museo de la Evolución Humana (MEH),
la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Extremadura (UEx), entre otros.
“Con este estudio se pone fin a un largo debate
en torno al lugar y la cronología en la que se documentan las primeras
evidencias de domesticación de los caballos que originaron a las poblaciones
actuales”, según subrayan los investigadores, “así como a las preguntas sobre
el momento en el que este proceso de domesticación comenzó a extenderse a otras
regiones del planeta, sustituyendo a otros tipos de caballos existentes en
aquel momento”.
Para llegar a esta conclusión, ha hecho falta un
equipo compuesto por 114 instituciones y 162 investigadores especializados en
arqueología, paleogenética y lingüística, liderados por el profesor Ludovic
Orlando, investigador del CNRS e
investigador principal del Proyecto ERC-Pegasus, encargado
junto al France Genomique – proyecto Bucéphale, de la financiación de la
investigación.
El estudio ha incluido la secuenciación
del genoma de 273 restos de caballos que poblaron diversas regiones de
Eurasia en un arco cronológico que se extiende entre los 50.000 y los 200 años
a.C.
Toda la información genética ha sido secuenciada
en el Centre for Anthropobiology and
Genomics of Toulouse, y Genoscope,
antes de ser comparada con los genomas de los caballos domésticos modernos.
Gracias a la amplia batería de análisis
estadísticos realizados, ha podido constatarse que entre el 2200 y el 2000 a.C.
se produjo un drástico cambio en el cual el perfil genético existente en
las estepas pónticas comenzó a extenderse más allá de su región de origen,
reemplazando en unos pocos siglos a todas las poblaciones de caballos salvajes
desde el Atlántico hasta Mongolia.
Según indica Orlando, “se ha visto que este
reemplazamiento en la composición genética de las poblaciones euroasiáticas
está asociado a diferencias genómicas significativas entre este nuevo tipo de
caballo y los caballos de las poblaciones que desaparecieron. Por un lado, este
nuevo tipo de caballo procedente de las estepas del norte del Cáucaso tenía un
comportamiento más dócil y, por otro lado, una constitución más robusta en el
esqueleto vertebral”.
Los investigadores han sugerido que estas
características fueron el detonante del éxito en la selección de estos
animales, en un momento en el que los viajes con caballos empezaron a
generalizarse por Eurasia.
Según Pablo Librado (CNRS),
primer autor de esta investigación, este estudio «ha puesto de manifiesto que
la distribución de este nuevo tipo de caballo por Asia coincide con la
aparición de los carros ligeros y con la difusión de las lenguas indoiranias».
Por el contrario, la migración de las
poblaciones indoeuropeas desde la zona de las estepas al corazón de Europa
durante el 3er milenio a.C., no tuvo a este nuevo tipo de caballo como vector
de su expansión.
«Este resultado demuestra la importancia de
incorporar también la historia genética de los animales cuando se analiza la
dimensión de las migraciones humanas y los contactos interculturales”, concluye
el inestigador.
Yacimientos en la península
ibérica
Entre los individuos analizados se encuentran
équidos procedentes de diversos yacimientos de la península ibérica, entre los
que destacan Casas del
Turuñuelo (Guareña, Badajoz) y Cova
Fosca (Alto Maestrazgo, Castelló).
Cova Fosca fue excavada por Francesc
Gusi y Carmen Olaria. Según Olaria, catedrática de
Prehistoria de la UJI y coautora de este estudio, “Cova Fosca tiene un registro
arqueozoológico holoceno muy rico. Pudimos identificar restos de caballo en
niveles del Neolítico antiguo, un taxón muy raro de encontrar en los yacimientos
ibéricos de esta época. Esta singularidad nos permitió publicar hace años junto
a Jaime Lira Garrido y Juan Luis Arsuaga las
primeras secuencias mitocondriales de caballos de este lugar.”
Según Arsuaga, director científico del MEH, catedrático de
Paleontología UCM, director del Centro Mixto UCM-ISCIII y coautor de este
estudio, “en Cova Fosca encontramos un linaje mitocondrial único y exclusivo de
Iberia que en la actualidad aparece en muy pocos caballos, todos ibéricos o de
origen ibérico. En este nuevo estudio pretendíamos desvelar los secretos
genómicos de Cova Fosca”.
Uno de los mayores
sacrificios del Mediterráneo antiguo
Casas del Turuñuelo es uno de los
descubrimientos más impactantes de la arqueología peninsular de los últimos
años.
Sus excavaciones se desarrollan bajo un proyecto
dirigido desde el IAM-CSIC y
están siendo codirigidas por Esther Rodríguez González y Sebastián
Celestino, también investigadores del IAM-CSIC.
“El Turuñuelo es un complejo arquitectónico de
mediados del I milenio a. C. perteneciente a la cultura de Tarteso,
donde hemos encontrado la mayor hecatombe documentada hasta la
fecha en un yacimiento de la protohistoria mediterránea. Este sacrifico masivo
destaca por la gran cantidad de équidos que se han diferenciado en el patio de
este lugar. Para este estudio seleccionamos al Équido 4”, comenta Rodríguez,
coautora del estudio.
Por su parte, Celestino comenta
que “alrededor del Turuñuelo se ha creado un equipo multidisciplinar de
especialistas de humanidades y biociencias que están generando un intercambio
constante de información y de ideas, ofreciendo un gran enfoque
multidisciplinar al estudio de este yacimiento”.
Entre las líneas de investigación del
proyecto Construyendo
Tarteso, destaca el estudio genético de estos équidos
sacrificados, del que se encarga Lira Garrido (UEx/Centro
Mixto UCM-ISCIII) y que también ha participado en el estudio.
“Este último trabajo dirigido por el profesor
Orlando ha permitido, además, profundizar en la historia evolutiva de los caballos
ibéricos. En un estudio anterior, Orlando y su equipo descubrieron que en
la península ibérica se desarrolló un linaje genómico ahora extinto y muy
diferente del resto de linajes de caballos euroasiáticos antiguos y modernos
descritos hasta la fecha”, subraya este investigador.
Lira Garrido añade que «el origen evolutivo de
este linaje y las causas que llevaron a su desaparición, todavía no las
conocemos. Sin embargo, hemos podido identificar en la muestra neolítica de
Cova Fosca las evidencias más antiguas de este linaje extinto y que el Équido 4
del Turuñuelo era, sin embargo, descendiente de este nuevo tipo de caballo que
se distribuyó tan rápidamente por el mundo conocido hace ~4000 años”, concluye.
Referencia:
Librado, Ludovic et al. “The origins and spread of domestic horses from the Western
Eurasian steppes”. Nature,
2021.
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