domingo, 29 de marzo de 2020

¡BASTA DE SIMPLEZAS PARA CONFUNDIR A LA OPINIÓN PÚBLICA!, SRA. "MATRIARCADA" PAOLA RUIZ-HUERTA. "NO ESTÁ CONFINADO EL HOMBRE", SINO LAS PERSONAS. LA SEÑORA DEL PESCUEZO LARGO DEL PP, NO ES "PATRIARCADO"; LA SEÑORA BOTÍN NO ES "PATRIARCADO", LA QUERIDA DEL REY BIS I,NO ES "PATRIARCADO", LA SEÑORA MERKEL NO ES "PATRIARCADO", LA SEÑORA TACHER ( O COMO SE ESCRIBA EN INGLÉS) NO FUE "PATRIARCADO", LA REINA ISABEL NO ES "PATRIARCADO" Y ETC., ETC., ETEC, Y ETCÉTERA, SON REPRESENTANTES DEL ACTUAL SISTEMA BASADO EN LOS VALORES IMPUESTOS POR EL MODO DE PRODUCCIÓN CAPITALISTA QUE SE BASA A SU VEZ EN RELACIONES DE EXPLOTACIÓN DE UNAS PERSONAS POR OTRAS QUE ES EL ORIGEN DE TODA VIOLENCIA, Y ESTO NO TIENE SEXO, SALVO QUE ALGUIEN TAN IGNORANTE COMO USTED DEMUESTRA SER SE LO ATRIBUYA, PERO AUN ASÍ, SIGUE SIN TENER SEXO. EL MODO DE PRODUCCIÓN CAPITALISTA SE BASA EN UNA FORMA DE PRODUCIR, EN UNA FORMA DE DISTRIBUIR LO QUE SE PRODUCE Y EN UN ACUERDO SOCIAL MAYORITARIO QUE ACEPTA TANTO ESA FORMA DE PRODUCIR COMO DE DISTRIBUIR LO PRODUCIDO, Y ESTE MODO DE PRODUCCIÓN, LO DIRIJA QUIEN LO DIRIJA, LO DEFIENDA QUIEN LO DEFIENDA O LO CONDENE QUIEN LO CONDENE NO ESTÁ EN FUNCIÓN DEL SEXO. USTED COMO PSICÓLOGA. NO HACE MÁS QUE TRATAR EFECTOS SIN CONSIDERAR LA CAUSA Y PODRÁ OBTENER TODOS LOS BUENOS RESULTADOS QUE SEAN, QUE CONSISTIRÁN EN BORRAR EL EFECTO PERO NO LA CAUSA. SRA. MÍA EL PARADIGMA MASCULINO QUE NO SE SABE QUE ES, NO ES OTRA COSA QUE LA PUESTA EN PRÁCTICA DE LOS VALORES DEL AMOR AL DINERO COMO ÚNICA RAZÓN PARA VIVIR, COMO EL ÚNICO DIOS VERDADERO DE TODAS LAS COSAS, IMPUESTOS POR EL MODO DE PRODUCCIÓN CAPITALISTA, Y ES ÉSTE EL QUE HAY QUE CAMBIAR, CAMBIANDO LAS RELACIONES DE PRODUCCIÓN: LAS RELACIONES TÉCNICASDE PRODUCCIÓN Y LAS RELACIONES SOCIALES DE PRODUCCIÓN, Y ES A PARTIR DE ESE CAMBIO DE LAS RELACIONES DE PRODUCCIÓN DONDE SE INICIARÁ EL PROCESO DEL QUE RESULTARÁ NO UN "MATERNAL" O UN "PATRIARCAL, SINO UN SER HUMANO CONSCIENTE DE SÍ MISMO, QUE COMPRENDE LA SOCIEDAD EN LA QUE VIVE EN LA MEDIDA QUE SE VAYA ALEJANDO DEL ESTADO DE ALIENACIÓN PERSONAL Y SOCIAL EN EL QUE LO TIENE SUMIDO EL MODO DE PRODUCCIÓN CAPITALISTA (Y NO EL "PATRIARCADO" U OTROS PIMIENTILLOS EN VINAGRE), QUE ES LO QUE SUBYACE EN TODO SU ESCRITO QUE APARENTEMENTE CRITICA, PERO QUE EN EL FONDO USTED AYUDA A MANTENER, PUESTO QUE NI CRITICA EL MODO DE PRODUCCIÓN CAPITALISTA NI PROPONE NADA (EXCEPTO VAPOROSIDADES TALES COMO CARICIAS O NUEVAS FORMAS DE PLACER, QUE NO SON MÁS QUE LA SUBLIMACIÓN DE RECLACITRANTES CONCEPTOS FETICHISTAS BURGUESES) PARA SU CRÍTICA. NO SE TRATA DE SER MENOS HOMBRE O MÁS MUJER, SINO DE SER MÁS SERES HUMANOS CONSCIENTES DE SÍ MISMOS PARA CONVERTIRSE EN SUJETOS ACTIVOS E INSUSTITUIBLES (TAMPOCO POR LA DEMOCRACIA REPRESENTATIVA NI POR LA PARIDAD EN LAS LISTAS ELECTORALES) DE SUSPROPIAS VIDAS Y DE LAS DE LOS DEMÁS (HOMBRES Y MUJERES), SIN LAS CUALES NO PODRIA VIVIR


El hombre confinado

Por Paola Ruiz-Huerta | 28/03/2020 | Feminismos
 

Fuentes: https://www.eldiario.es 

Tal vez el hombre confinado pueda llegar a descubrir, en estos días, que salirse de la lógica productiva, patriarcal y machista genera cambios importantes y positivos en su vida y en la de quienes le rodean.

¿Qué les estará pasando a los hombres durante este periodo de encierro y confinamiento? ¿Cómo vivirán las 24 horas al día en el espacio doméstico, ese espacio privado, femenino, tan denostado por el patriarcado y que tanto amenaza su masculinidad? ¿Cómo llevarán el saberse menos productivos? ¿Cómo se sentirán los que hayan perdido el atributo identitario que es su trabajo? ¿Cómo estarán gestionando sus emociones: el miedo, la incertidumbre, la frustración, la rabia…?

¿Cómo afectarán a su identidad estos días de confinamiento en los que resulta tan complicado ser activo, racional y autónomo, los mandatos principales que determinan la masculinidad, según el sociólogo Antonio García? ¿Es posible que esta situación favorezca que algunos adopten posiciones más dominantes y aumenten su agresividad y violencia para sentirse así más masculinos y recuperar lo que Dona Haraway denomina la plusvalía de género?.

Pienso en las mujeres, y en lo que supone para ellas y el núcleo familiar, la presencia del hombre todo el día en casa. Pienso en las mujeres a las que, como psicóloga, acompaño desde hace tiempo, para las que su casa no es un hogar y el riesgo que para ellas puede implicar esta convivencia. Pienso en las mujeres que conviven con sus agresores: parejas dominantes, controladoras y violentas, hombres que agreden con el silencio, que fuerzan a sus parejas a mantener relaciones sexuales, padres o familiares que abusan sexualmente de ellas, que las humillan y hacen sentir a sus mujeres e hijos como un trapo. El confinamiento es caldo de cultivo para la violencia machista y para muchas mujeres y niños el peligro aumenta estos días.

Ayer, en Castellón, un hombre asesinó a una mujer. El 30º hombre que asesina a una mujer en lo que llevamos de año, según la última actualización de la plataforma Feminicidio.net. Otro, en Sevilla, intentó ayer cortarle el cuello a su pareja cuando le dijo que iba a dejarle.
La construcción de la subjetividad masculina está basada en la dominación, la crueldad y la falta de empatía. La subordinación, la complacencia y el agrado son atributos determinantes de «lo femenino». Y es sobre este orden mental de ambos géneros sobre el que tenemos que reflexionar, para deconstruirlo.

Por eso, quiero pensar también en cómo la incomodidad que para el género masculino produce este confinamiento puede ser una oportunidad para que los hombres reflexionen, se impliquen con el feminismo y hagan un proceso de transformación de sus vidas y de las relaciones de género, que tenga el consecuente impacto social.

El feminismo es imprescindible y positivo para todas las personas: para los hombres también. Les libera de esa fragilidad rígida y la carga que supone tener que liderar, competir y dominar todo el tiempo. Aunque sin perder de vista que los hombres en el Patriarcado tienen la posición privilegiada y dominante. El patriarcado oprime a los hombres, pero asfixia y mata a las mujeres.

Partiendo de la idea de Elisabeth Badinter de que la masculinidad se construye en oposición a tres grupos (mujeres, niños y homosexuales), ahora es el momento para cambiar el paradigma masculino y funcionar de otro modo. Para desarrollar, en la intimidad de la casa, habilidades que les permitan ser el hombre que querrían ser, si estuvieran dispuestos a perder privilegios. O a ser, quizás, «menos hombre».

Estas son algunas propuestas que me parecen imprescindibles para un cambio radical en las relaciones de género y el sistema patriarcal. Y que en este periodo de obligado encierro los hombres pueden ejercitar:

–Hacerse cargo de los cuidados. Es el momento para ver la cantidad de cosas que hay que hacer en un hogar y entender que los cuidados son responsabilidad de todos y todas. Los domésticos y los emocionales. Otorgarles el valor que merecen y la necesidad de ponerlos en el centro de la vida. Prestar atención a las personas con las que se convive. Ocuparse también de los padres, hermanos, amigos. Decir que les echas de menos. Que los quieres.

–Desarrollar la escucha. La empatía. Ponerse en el lugar de la otra persona tratando de entender, de verdad, lo que quiere decir. Escuchar en silencio, procurando no dar consejos ni «resolver vidas». Escuchar, además, sin ningún interés por medio, sexual o de cualquier otra índole, y sin cerrar a priori la posibilidad de aprender de la otra persona.

–Responsabilizarse de las emociones y necesidades. Estos días van a surgir muchas emociones y hay que aceptar cualquier sentimiento sin luchar contra él. Conectar con la propia vulnerabilidad, reconocer el sufrimiento y hacerse cargo de él. Puede ser un buen momento para llamar a algún amigo y compartir la ansiedad y la fragilidad.

–Descubrir la ternura: otra sexualidad es posible. Deconstruir la sexualidad patriarcal, la erotización de la dominación y la violencia y erotizar la empatía, los cuidados y el buen trato. Quizás sea momento para experimentar otras formas de placer, de explorar, sin prisas, nuevas maneras de relacionarse con el propio cuerpo y el de la compañera o compañero. Romper con la jerarquía de los placeres que nos enseña que hay unos superiores, como la cópula y el orgasmo, y otros inferiores. Dedicar más tiempo a las caricias, a la ternura y atreverse a experimentar nuevas sensaciones. A ver qué sucede.

Tal vez el hombre confinado pueda llegar a descubrir, en estos días, que salirse de la lógica productiva, patriarcal y machista genera cambios importantes y positivos en su vida y en la de quienes le rodean. Cambiar el pequeño mundo de cada uno es la única manera de cambiar el mundo. Y será sólo a través de la toma de conciencia, el propio cuestionamiento, la responsabilidad y la renuncia de los privilegios que este sistema otorga a los hombres, por el hecho de nacer varones, como podremos acabar con este virus que es el patriarcado.


Sobre la autora: Paola Ruiz-Huerta Psicóloga, sexóloga, experta en género y activista feminista.

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