¡Cambiemos ya España!
04.02.2020
En la cresta del
naufragio neoliberal como principio de orden social, España vive
asimismo la más grave crisis del Estado construido sobre las bases de
una transición superficial dirigida desde el autoritarismo plúmbeo de la
dictadura hacia los brotes verdes del jardín de los bonsáis del
pragmatismo progresista como principio universal de distinción personal.
La lógica de Felipe González –motor ideológico del tsunami
felipista–, reposa ya en una destacada posición del museo de la historia
de España. Justo en la sala de cómo los sueños de libertad y democracia
de un pueblo profundamente reprimido pueden reconducirse al maravilloso
mundo de las burbujas económicas penalizando y ridiculizando toda
referencia a valores éticos y morales, propios y colectivos.
La entrada a la sala exhibe a su izquierda el siguiente letrero en oro; ¡Progreso para quien pueda, y resignación para el resto!
A la derecha en negro sobre blanco marmóreo cuelga el siguiente letrero: ¡Bienvenidos a la Constitución del 78!
Aznar impulsó esa misma lógica entre 1996 y 2004 aderezándola con los
clásicos dogmas del conservadurismo español. Y tanto picante le puso a
la burbuja que terminó estallándole a Zapatero con la crisis del
neocapitalismo financiero global en 2008. Visitemos el museo:
La oligarquía rentista más secular de Occidente
Sin valores morales y con una mochila bien cargada de burbujas, y
pragmáticos, el PSOE afrontó su propia deriva política abriéndole camino
a las viejas costumbres de la derecha conservadora que, bajo la moral
de una austeridad destructiva tras el fiestón inmobiliario, seguía
haciendo caja privatizando los servicios públicos a precio de ganga para
los amigos; que son los únicos que, con seguridad y precisión relojera,
progresan en España desde que Franco ganó la Guerra Civil en 1936.
Para no ser de raíz industriosa, tenemos en España la oligarquía rentista más secular de Occidente viviendo –per secula seculorum–
de mercados cautivos y del expolio del Estado en sus vertientes tanto
civil, como militar, además de gozar de la más amplia protección
judicial, ya que todas las leyes son subjetivamente interpretables en
España.
El gobierno de los débiles y el desmoronamiento del Consenso de Washington
No obstante, y por designio de la providencia –«contingencia», para
los ateos–, la debilidad del PSOE se ha sumado, en la segunda década
del siglo XXI, con las debilidades de Podemos, y otras debilidades de
menor rango estadístico, logrando conformar un gobierno que para ser
consecuente podríamos empezar a denominar como un ejecutivo de «no–derecha dura», ya que lo sustantivo de la izquierda en España queda todavía por ver.
A esta providencia interior hay que sumarle la contingencia
exterior, que está tomando cuerpo en el escenario internacional –Europa
incluida–, al comienzo de esta década de los 20 del siglo XXI, toda vez
que se está abriendo paso una fuerte reacción en contra la doctrina
neoliberal del imperio ilimitado de los mercados. En todas partes la
doctrina del mercado "libre" y del laissez-faire se percibe ya como una quimera.
La percepción viene fundamentada en unos rasgos que ya se reconocen
y describen como síntomas mórbidos de la ideología neoliberal dominante
de un orden económico globalizado que desencadenó la crisis de 2008.
Orden que se describe hoy destacando sus graves anomalías de imposible
solución; tales como el crecimiento débil, la desigualdad galopante con
colapso de la movilidad social (los hijos vivirán peor que los padres);
un medioambiente expoliado, sobreexplotado y amenazado, y una clase
media en permanente asedio de precariedad y desamparo (1).
Esta reacción ha dinamitado ya el viejo «Consenso de Washington»
del progreso infinito, que abogaba por el constante progreso económico y
social globalizado. Su método, considerado brillante, consistía en
impulsar la privatización sin alternativa –¡There is no alternative!, el célebre “TINA”
de Thatcher–, la desregulación de los mercados y la libre circulación
de capitales en un marco amplio de estabilización macroeconómica con
imposición de una fuerte disciplina fiscal y mínimo gasto público de los
Estados. Ideología que tubo su impacto en la propia configuración de la
Unión Europea con el tratado de Maastricht en 1992, con rebote en la
reforma del art. 135 de la Constitución Española de 2011.
La izquierda y el nuevo Consenso post–neoliberal
Sin embargo, uno de los resultados más patentes de la crisis
financiera de 2008 es el desmoronamiento de las ideas fuerza del
consenso de Washington que ahora se están viendo sustituidas por un
amplio movimiento pendular, en el que destaca el denominado «Consenso post–neoliberal». Consenso amplio que empieza cuestionando el “TINA”
oponiéndose al imperio desregulado de los mercados, y a la supremacía
jurídica de la globalización, abogando por un papel mas relevante de los
Estados.
Tres son las áreas más urgentes que señala el consenso
post–neoliberal. De un lado la concepción del Estado como agente
articulador y regulador de los mercados mediante medidas tales como el
aumento de los niveles de salarios mínimos y políticas efectivas
antimonopolio, entre otras.
Por otro lado, señala la figura del Estado como agente integrador;
corrector de las desigualdades mediante políticas redistributivas
agresivas y regenerador de los servicios públicos, e instituciones al
servicio de la comunidad.
Finalmente, el consenso post–neoliberal contempla una política
fiscal y monetaria más proactiva en el impulso de la dinámica productiva
de la comunidad en orden al desarrollo de una sociedad sostenible con
responsabilidad medioambiental que reconsidere la naturaleza como un
bien jurídico de titularidad pública.
La derecha y el secreto de la reforma legislativa
En este campo, son muchas las voces en el mundo que señalan el peso
determinante de la legislación en la formación de la riqueza privada.
Una de las más destacadas es Katarina Pistor, catedrática de Derecho comparativo en la Universidad de Columbia que señala que «la
riqueza acumulada es en gran medida un producto de la legislación, y
por consiguiente del Estado y del pueblo que lo constituye»
Es este crucial «detalle» el que fundamenta que la derecha española meta la Constitución del 78 en «el sagrario de los intocables»
de la política nacional, pues tocar la Constitución del 78 –y su
interpretación sesgada por el Poder Judicial–, es la más seria amenaza
al statu quo de nuestra oligarquía rentista española basada en la explotación de los privilegios que obtiene de sus títulos de propiedad.
A diferencia del siglo XVIII, donde la religión, y el poder
eclesiástico constituían la base del sistema social y político en
Europa, y su sínodo de los jueces, como los grandes cancerberos del
sistema improductivo nacional, toda vez que nuestra economía tiene
escaso peso productivo real.
Es, pues, desde el poder legislativo que la izquierda española debe
de afrontar un debate a fondo con fines didácticos antisépticos para
que la población comprenda qué es una ley, cómo se redacta, qué papel
juegan las lagunas, cómo se interpretan los textos legales y qué
consecuencias se pretenden alcanzar; a quienes protege y a quienes
desprotege y por qué.
Sin las reformas adecuadas todo emprendimiento en España será
irremediablemente asfixiado, o fagocitado, por los poderes económicos y
financieros establecidos. En este sentido la figura jurídica de la
propiedad intelectual es todo un campo de minas que requiere de una muy
detenida revisión desde la izquierda, al igual que el resto del
ordenamiento civil con la que se entrelaza.
Pero si no se reforma la Ley Orgánica del Poder Judicial
–erradicando la arbitrariedad, penalizando la retórica trilera y
persiguiendo efectivamente la prevaricación ab libitum, con controles efectivos de calidad, eliminando el subterfugio de la «sana crítica», y racionalizando la carga de trabajo y la rutina procesal–, todo será en vano.
La izquierda y el fin de la historia neoliberal
Por otro lado, el tercer pilar del consenso post–neoliberal tiene ya
voces muy autorizadas en Europa que apremian a la nueva presidenta de
la Comisión Europea Ursula von der Leyen para mover ficha
reposicionando tanto al Banco Europeo de Inversiones como al Banco
Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo con el fin de formar un
contrapeso creíble entre Estados Unidos y China.
Salir de la sombra del imperio al otro lado del Atlántico, no es
fácil, pero permanecer bajo su protectorado es letal para Europa. Es por
ello que la reforma del marco fiscal europeo se torna urgente en orden a
liberar, cuanto antes, un gran paquete de inversión fiscal que tenga en
cuenta las necesidades europeas a largo plazo en innovación, educación,
infraestructuras y modernización de la economía. Tema que ya aflora con
fuerza en los think tank de la Unión Europea, y que con toda probabilidad deberá surtir efecto en esta legislatura (2).
Austericidio y Expansión cuantitativa (la impresora de billetes del
BCE), son ya políticas obsoletas de cara al futuro inmediato, incluso
para la nueva presidenta del BCE Christine Lagarde, que también
aboga por el impulso fiscal. Realidad que viene a dar viento de popa a
los viejos postulados socialdemócratas al mismo tiempo que sopla viento
en contra de la derecha neoliberal y de las derechas de la caverna
española; PP de Casado incluido.
El interregno del ruido y la crispación. Quijotes en medio del vendaval
Consciente de esta situación la derecha española trata por todos los
medios a su alcance de moldear la percepción y la imaginación de los
ciudadanos generando confusión y ruido al objeto de quitar la mayor
fuerza posible de convicción a los discursos y decisiones que genere el
nuevo gobierno.
No obstante, la equivocación estratégica de Casado sitúa a la
derecha española en un extremismo sin retorno al centro, y cuya única
carta de supervivencia se juega en el entorno del ruido, la
desorientación y la crispación. Sin embargo, el primer golpe duro lo
sufrió con la adhesión de los empresarios al acuerdo de la subida del
SMI del gobierno tildado por el propio Casado de «comunista».
Así, bajo la apariencia de oposición, el objetivo de la derecha
española no es tanto el fracaso del gobierno, como el enturbiamiento de
la opinión pública generando y manteniendo la ignorancia y el
desconcierto en el máximo de frentes posibles. No hay que olvidar que el
campo de batalla no se encuentra ya en unas instituciones bastante
diezmadas por el desinterés y el austericidio fomentado por todos los
gobiernos de la transición. La prueba más patente de esta descomposición
institucional no sólo es observable en la institución judicial, sino
que también es visible en la gran mayoría del sistema institucional
español.
Es obvio que, con este panorama por delante, la derecha española en
ningún caso está interesada en la regeneración institucional toda vez
que un Estado civil fuerte empodera a la ciudadanía configurando un
capital colectivo que merma y pone coto a los privilegios de la
oligarquía rentista nacional.
Sin embargo, la idea de un Estado fuerte viene ya impulsada desde fuera por la propia lógica del denominado «Consenso post–neoliberal», algo que tanto Casado, como el PP y la oligarquía nacional ha de presumirse que conocen; ¡fin de la historia!
Esta es la razón por la que el PP no puede adoptar la posición
centrista manteniendo a VOX como fuerza de infantería para generar y
alimentar el desconcierto en la opinión pública lanzando debates
esperpénticos a fin de mantener alta la temperatura de crispación en la
ciudadanía.
Más que una amenaza política; VOX es un artilugio retórico y
mediático de aturdimiento por confusión, ignorancia y crispación; un
aparejo clásico de pesca de arrastre en fondos de aguas turbias
concebido para captura de renegados y excluidos que han perdido la fe en
el sistema. ¿Qué hace la izquierda? Nada. Luchar contra molinos de
viento en medio del vendaval.
El mito de la meritocracia en el olimpo de la expertolatría in vitro
El primer gran éxito de esta política de enturbiamiento es la
ausencia de grandes debates públicos auspiciados por la izquierda con
suficiente eco en los grandes medios de comunicación. Y cuando digo la
izquierda no me refiero a la élite neopija de la expertilandia in vitro
de nuestros laboratorios universitarios. Aquellos que se autoproclaman
padres, hijos y espíritus santos del izquierdismo pseudo–ilustrado en la
más absoluta ignorancia de lo que es la pobreza y la reivindicación de
dignidad colectiva.
Fuera de las estructuras políticas, el principal problema de la
izquierda española es que carece de estructuras civiles comunitarias
alternativas que den sentido cotidiano y vertebren un tejido social.
Tras el naufragio de Mondragón sólo permanece transitada el oximorón que
auspicia la vieja ley franquista de las cooperativas agrarias.
A la sombra del gigantismo ideológico de la Iglesia y su doctrina
del orden jerárquico sublunar, lo cierto es que la derecha española
surfea permanentemente sobre la lógica que vertebra de facto la sociedad
entera; desde las empresas hasta los medios de comunicación pasando por
las entidades financieras y la gran mayoría de las instituciones del
Estado. Frente a esta potente lógica conservadora, la izquierda navega
permanentemente en las pateras de la desilusión perpetua, naufragando
una y otra vez asidos a románticos conceptos líquidos incapaces de crear
en España una realidad consistente.
Así, desde Millán Astray el mérito y la preparación académica no
han sido en España moneda de valor alguno para conjugar el avance de
nuestro sector público compitiendo contra los privilegios de pertenencia
al viejo «movimiento nacional», o a las familias que lo apoyaron y
forman a sus élites en el orden jerárquico «de toda la vida».
Ni siquiera el subterfugio de los aparentemente «rigurosos» procedimientos de «las oposiciones»
han logrado implementar un sector público competente, o de mayor valía,
ni en la Universidad, ni en la judicatura, ni en las demás
instituciones del Estado; y todo pese a los gobiernos mayoritarios del
PSOE. El resultado de esta historia es que, a día de hoy, la degradación
institucional en España es ya un hecho irrefutable (3).
Sin embargo, el mito de la meritocracia (4) sigue seduciendo
en la izquierda española como principio jerárquico que discrimina al
pueblo ignorante del sapiente titulado, e impulsa la «expertolatría»
–o veneración ciega al experto–, mediante los cánticos de alabanza a
los intelectuales que abrazan tanto a Marx como a Santa Teresa, o a
Lacan, Deleuze o Guattari, por citar algunos. Casi ninguno de estos
doctos licenciados conoce, o practica, la humildad socrática; todos son
sapientes metafísicos del mundo de las ideas al mismo tiempo que ignoran
la realidad de barriadas enteras de las ciudades y pueblos de España
que subsisten con infrahumanos subsidios de 430€ mes, o de pensiones no
contributivas, o menos aún a la intemperie.
Vista la ciencia macoreconómica universitaria desde la perspectiva
monetaria del indigente, la inflación alcanza niveles estratosféricos
tan descabellados como la distancia abismal que separa la economía de un
subsidiado estatal de la economía de Juan Roig, Amancio Ortega, Jeff
Bezos o Bill Gates. No hay racionalidad posible que abarque esta
distancia, ni Estado democrático que la justifique.
Expertolandia y el periodismo de las maravillas en el castillo de la bruja
El expertólatra –tanto de izquierdas, como de derechas–, no expende
discursos científicos, sino arengas autorerefenciales; siendo capaz de
hablar de la aporofobia (el rechazo al pobre) sin ni siquiera imaginar
que la exclusión no es otra cosa que la pérdida objetiva de dignidad
percibida desde la conciencia de un estatus social tan bajo que el
Estado y sus instituciones –Parlamento democrático incluido–, son
percibidos como el castillo inexpugnable de la bruja de la montaña; el
que protege a la humanidad competente de los zoombies del fracaso, los
excluidos a la intemperie; los del silencio y la abstención permanente.
Rechina, pues, la pomposa celeridad en el aumento del Salario Mínimo
en medio de un mar de precariedad y zoombies harapientos que dependen
del IPREM, el invento creado por Zapatero, a falta de mayor
responsabilidad colectiva, por no hablar de las pensiones no
contributivas ni de los archipiélagos de humanos silvestres.
El cinismo social llega a tal extremo en España que los sintecho
tan sólo salen en los telediarios en nochebuena para mostrar a los
creyentes el buenismo culinario que reúne a algunos de estos zoombies
para degustar un trozo de menú de los del Palacio de la Cenicienta
cocinado por maestros que cobran por un solo plato cantidades
inimaginables para esas personas.
Una camarera en el Capitolio, y las doctas verduleras del congreso
Mientras tanto vemos atónitos como triunfa en el Capitolio de
Washington figuras como Alexandria Ocaso Cortés, joven camarera de un
bar de Manhattan, ¿Qué diría en este caso la doctora Cayetana y la
licenciada Arrimadas?... (5)
Nuestro problema a este lado del Atlántico es que en España
seguimos en la situación donde toda la clase política nacional,
autonómica y local, se nutre de profesionales del poder autolaureados
con el birrete de presuntos ingenieros de la gobernanza a semejanza de
los viejos ingenieros de caminos, puentes, puertos y canales. Es la
meritocracia elevada a rango de claustro político de la mediocridad
mágica del discurso persuasivo cuya única ontología remite a las
encuestas y votaciones de una ciudadanía errante, miope y mal formada e
informada.
El pueblo de los siglos XIX y XX ya no existe. Solo quedan sus
votos. Y nuestra democracia se limita al mercadeo de los percentiles de
encuestas y urnas entre los que periódicamente se presentan al concurso
del poder.
La democracia en España se ha convertido en un supermercado de la
política con campañas y productos electorales para un mercado político
plagado de ignorancia asilvestrada y chiringuitos de todo tipo donde los
grandes señores multiplican sus ganancias vendiendo toda clase de
pócimas de libertad, sumisión, emancipación, justicia, discriminación,
odio, desigualdad, igualdad, salvación, condena, independencia, patria,
etc, etc. etc…
Cambiemos ya España
Así pues, mediante la estrategia de enturbiamiento y crispación la
derecha española pretende impedir que se clarifique este mercado de la
política fomentando que los votantes conserven su grado de ignorancia
privada ya que todo conocimiento es pernicioso por su tendencia a
empoderar las comunidades de pensantes que siempre conducen al comunismo
del sentido común. Fenómeno social –el del sentido común–, que en
España no se conoce desde la derrota de la Armada “Invencible”.
Es por ello que la izquierda social española necesita recuperar la
coherencia ideológica y el sentido común para establecer una ética y una
moral sólidas y muy alejadas del pragmatismo felipista que empodera
sólo a los «listos» culpando al resto de ineptos.
No se trata sólo de combatir la corrupción mediante ejércitos de
inspectores. Se trata de crear el sentimiento colectivo de una sociedad
que se respete a sí misma; y eso sólo puede alcanzarse reconstruyendo el
sentido común, limpiando el enturbiamiento de la mediocracia,
desenmascarando la expertolatría con fuertes dosis de pensamiento
crítico y aislando la crispación mediante el diálogo y el consenso con
las gentes reales para que el poder emane efectivamente del pueblo, tal y
como dice la Constitución del 78. Justo lo que no desea la derecha
política, ni judicial.
El consenso post–neoliberal da alas a esta empresa: ¡Cambiemos ya España!
Notas:
(1).- Con fecha 30 de 0ctubre de 2019 la agencia tripartita
de la UE denominada Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones
de Vida y de Trabajo publicaba un estudio sobre el peso de la clase
media en Europa entre los años 2004 y 2015. En sus conclusiones el
estudio afirma que «La clase media disminuyó en tamaño en la mayoría
de los países europeos entre 2008 y 2013 y, en la mayoría de los casos,
esto ocurría en parejo con una expansión de la clase baja de los
ingresos. Esta reducción del tamaño de la clase media fue especialmente
pronunciada en algunos de los Estados miembros periféricos más afectados
por la crisis, como Grecia, Irlanda, Portugal y España.» Más
adelante excluye España de una inversión de la tendencia registrada por
el estudio entre los años 2013 al 2015. Ver estudio en; https://www.eurofound. europa.eu/publications/ customised-report/2019/recent- developments-in-the-state-of- the-middle-classes
(2).- Sin duda, el principal escollo para mejorar la
inversión pública en Europa está en cómo la Unión Europea puede salir de
la sombra estratégica de Estados Unidos y de la «paranoica» política
presupuestaria de su Departamento de Defensa. Paranoia que tiene
incidencia directa sobre la OTAN. En este sentido la OTAN se configura
ya como uno de los principales problemas del gasto fiscal en la Unión
Europea ya que la exigencia de Trump de aumento del gasto de defensa
significa, sólo para Alemania un incremento del 2% de su PIB para gasto
militar anual, lo que equivale a la cantidad de unos 80.000 millones de
euros según lo acordado en la cumbre de la OTAN de 2014 en Gales. Ya en
2018 Francia propone, además, un gran aumento del presupuesto de defensa
(ver: https://www.defensenews. com/global/europe/2018/02/08/ france-proposes-big-defense- budget-hike/).
Sin embargo, la estratosférica espiral de gasto militar USA ha llevado
recientemente al máximo general de la fuerza aérea norteamericana,
general Dave Goldfein, a rehusar verse envuelto en lo que él mismo
denominó como «paranoia presupuestaria» para el año fiscal 2021 (ver: https://www.defensenews. com/air/2020/01/27/air-forces- top-general-doesnt-want-to- get-mired-in-budget-paranoia/
(3).- Ver, entre otros, los recientes artículos de Javier Pérez Royo y José Antonio Martín Pallín: https://www.eldiario. es/contracorriente/paso- degradacion-institucional_6_ 989411073.html, y https://www. eldiario.es/zonacritica/Junta- Electoral-Central-tomar- decision_6_990110987.html
(4).- El concepto de la meritocracia se acuña por el inglés Michael Young en 1958 con la publicación del libro The Rise of Meritocracy
al objeto de ampliar y redondear el clásico concepto del gobierno de
los tecnócratas. Young desarrolla una sátira acerca de una distopía del
futuro, en la que la inteligencia natural de cada persona –medida desde
temprana edad con exámenes psicométricos, coeficientes de inteligencia,
etc.–, definía su rol en la sociedad, para dejar atrás las otras formas
clásicas de discriminación social que anteriormente habían definido las
relaciones de desigualdad; formas tales como la clase social, las
relaciones políticas, el origen étnico o el lugar donde se nace. En el
libro, Young deposita una gran carga satírica sobre el concepto del
«mérito» ya que deja ver que se trata de un orden que únicamente
administra la desigualdad para profundizarla, justificarla y
petrificarla, en lugar de aliviarla. La meritocracia conforma
simplemente una perspectiva más del orden jerárquico clásico, militar o
religioso, del modelo de sociedad estratificada. En definitiva «mérito» y
«preparación técnica» no son más que una justificación de privilegio
social. Algo muy visible en la retórica de los tertulianos actuales
donde el supuesto conocimiento de los expertos se vuelve sospechoso,
injusto y elitista bajo el mantra de que sus conocimientos exclusivos no
están al alcance de «el pueblo», y justificar así el caché de sus
intervenciones mediáticas. ¡Puro payaseo circense de gente que ni
siquiera conocen lo mucho que ignoran!
(5).- Como exponentes del bajo grado intelectual de la
mediocracia de nuestra expertolatría ver la actuacíón de la licenciada
Inés Arrimadas en el Congreso: https://www. europapress.es/nacional/ noticia-arrimadas-burla- adriana-lastra-congreso- cuestionando-curriculum- 20200105125036.html, así como también el abultado curriculum de experta en obispos de Cayetana Álvarez de Toledo, XIII Marquesa de Caja Fuerte; https://www.elplural. com/politica/los-genoveses/ cayetana-alvarez-de-toledo- una-patriota-en-diferido_ 214826102
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