Haití
Sabine Lamou
Vientosur
27.01.2019
La originalidad
del movimiento feminista haitiano radica en el hecho de que no cabe pensarlo en
términos de ola (primera, segunda o tercera) 1/
ni en términos de corriente definida (liberal, negra, descolonial…). Este
movimiento, a contrapelo de los demás movimientos feministas, contribuye
enormemente a la identificación de las realidades nacionales problemáticas,
como por ejemplo las violencias cometidas contra mujeres y niñas, la
participación política, la impunidad, la soberanía nacional y la lucha contra
el oscurantismo.
Me parece que
la metáfora de la sacudida es más apropiada para hablar del movimiento
feminista haitiano. Cada vez que se plantea un problema a escala nacional, las
feministas se sitúan en la primera fila del escenario para plantear
reivindicaciones y definir orientaciones, como ocurrió en 1915 (ocupación de
Haití por EE UU), 1957 (ascenso de Duvalier al poder), 1986 (caída de
Duvalier), 1991 (golpe de Estado militar contra el gobierno de Jean Bertrand
Aristide) y en 2004 (desalojo del poder del partido Fanmi Lavalas). El
movimiento se estructura en situaciones críticas en que son atacados los
fundamentos de la convivencia por las fuerzas dominantes, tanto internas como
externas.
Estas luchas se
organizan en torno a pilares estratégicos basados en reivindicaciones populares
como el derecho de autodeterminación, el reparto igualitario de los lotes entre
hombres y mujeres, el derecho a los recursos. El movimiento feminista lucha
contra las asimetrías entre los sexos en una perspectiva popular global. Las
feministas han participado siempre en las efervescencias que agitan nuestra
sociedad. Fiel a esta tradición, el movimiento se alzó, después del seísmo,
contra un conjunto de derivas que ponían en peligro su existencia y que se
oponían a la reconstrucción real de la sociedad.
Para hablar de
sus acciones en el plano político durante estos últimos diez años, pondremos el
acento en los siguientes puntos. En primer lugar, las pérdidas sufridas durante
el seísmo. En segundo lugar, la exclusión de las feministas haitianas impulsada
por actores internacionales presentes en Haití tras el seísmo. En tercer lugar,
las acciones de establecimiento de la realidad y, finalmente, las luchas contra
las medidas machistas o antifeministas emprendidas por los gobiernos haitianos
desde entonces.
Las pérdidas
del movimiento feminista
La década de
2010 comenzó con el terrible terremoto del 12 de enero. La catástrofe golpeó
duramente a todo el país. Entre las víctimas hubo varias feministas, entre
ellas tres líderes históricas del movimiento, a saber: Magalie Marcelin,
dirigente de Kay Fanm; Myriam Merlet, dirigente de EnfoFanm y Anne Marie
Coriolan, la instigadora de la SOFA (Solidaridad de Mujeres Haitianas). Fue un
momento duro para el movimiento. Las feministas ni siquiera tuvieron tiempo de
llorar por sus hermanas. La llegada al país de gentes de fuera tras la
catástrofe, que por su número carecía de precedentes, en forma de fuerzas
militares extranjeras, contingentes humanitarios de las ONG y misioneros, vino
acompañada de toda su carga de problemas y agresiones. Estos nuevos actores se
instalaron con todo un aparato imponente en la sociedad y aprovecharon la
ocasión para reforzar su influencia en la maquinaria estatal con la complicidad
de las autoridades nacionales (Lamour 2019) 2/.
Peinaron el territorio nacional en función de las competencias que se
atribuyeron a sí mismos esos actores e impusieron la urgencia como modo de
gestión empresarial de los problemas sociopolíticos y económicos suscitados por
el seísmo. Al establecer este dispositivo, impusieron la perspectiva coyuntural
como modo de administración del territorio, ignorando el peso de la sociedad
civil haitiana a la hora de abordar determinados problemas. Las ONG
aprovecharon para adoptar decisiones, unas más inadecuadas que otras para la
población haitiana.
Una lucha
ideológica impuesta por los actores externos
En esta lógica,
estos nuevos actores se interesaron por la cuestión de las violencias cometidas
contra las mujeres, despreciando el saber hacer desarrollado desde hacía más de
dos décadas por las organizaciones feministas tras el fin de la dictadura. A
fin de imponer su legitimidad para abordar las violencias, los actores
internacionales utilizaron el concepto de epidemia de violaciones para
hablar de las violencias cometidas contra las mujeres en el campo. De ahí se
derivó una idea de los haitianos como predadores sexuales y de las haitianas
como sus presas. Estos planteamientos despolitizaron la violación y las
violencias sexuales sufridas por las mujeres, cuando la construcción política
de la violación constituye un enfoque estructural fundamental del movimiento
feminista desde 1915.
Las
organizaciones feministas creadas a partir de 1986 se rebelaron contra esta
situación. Refutaron el discurso construido y rechazaron asimismo la
colaboración propuesta por determinadas ONG, denunciando en los medios estas
intrusiones insanas. Para neutralizar a las feministas y continuar con sus
planes, estos actores propagaron a escala mundial el rumor de la “muerte del
movimiento” (Magloire, 2018; Côté, 2018) 3/.
El resultado fue una valoración negativa del feminismo haitiano, que quedó así
descalificado como interlocutor para la resolución de la crisis nacional tras
la catástrofe. La circulación de este rumor facilitó la difusión de un discurso
victimizante, encaminado a negar toda forma de reconocimiento con respecto a la
labor ya realizada por las feministas dede el fin de la dictadura. La palabra
de las feministas supervivientes de la catástrofe también quedó deslegitimada.
En esta lucha por la información, las feministas vieron restringido el acceso a
las plataformas mediáticas y su visibilidad se redujo en beneficio de
organizaciones de mujeres creadas tras el cataclismo.
En esta lucha,
que pretendía ignorar a las personas organizadas sobre el terreno, las ONG
dejaron de financiar los programas de las organizaciones o propusieron a estas
últimas unas sumas exageradas, que debían gastar en un tiempo récord so
pretexto de la urgencia (el Estado haitiano no financia a su sociedad civil).
Las organizaciones que rechazaron estas condiciones sufrieron una caída
vertiginosa de su financiación durante los primeros años posteriores al seísmo,
pese a que prosiguieron con su labor política de acompañar a mujeres. El
movimiento quedó postergado. Al emprender esta vía, los actores externos
reafirmaron la subordinación de las mujeres en el debate sobre la
reconstrucción del país.
En esta fase,
el dispositivo creado por los actores internacionales facilitó la domesticación
de la sociedad civil al invadir los espacios de debate y controlar los recursos
disponibles: por un lado, afirman el principio discursivo de reconocimiento de
los derechos de las mujeres, y por otro impiden el acceso de las feministas a
los foros mediáticos y a los recursos para continuar esa misma lucha. En esta
tesitura, el dispositivo asegura que las organizaciones que componen el
movimiento aparezcan más como objetos que no sujetos de un discurso construido
en el plano interno.
Las acciones de
afirmación sobre el terreno
Para luchar
contra estas derivas y refutar el discurso de impotencia de las feministas, las
feministas haitianas retomaron su labor de acompañamiento y apoyo a las mujeres
víctimas de violencia en condiciones extremadamente difíciles desde febrero de
2010. Conmemoraron las principales jornadas del movimiento, a saber, el 8 de
marzo y el 3 de abril. En efecto, en marzo de 2010 crearon una estructura móvil
de atención psicológica con miras a acoger a mujeres en refugios provisionales 4/,
sin dejar de llevar a cabo la labor de sensibilización contra las violaciones
en el campo. Además de estas acciones, sus esfuerzos fueron múltiples,
acogieron en sus casas a mujeres violentadas y apoyaron el relanzamiento de
actividades generadoras de ingresos junto con otras mujeres.
La primera gran
batalla después del terremoto que libraron las mujeres fue la relacionada con
el PDNA (Evaluación de necesidades después de la catástrofe), el documento que
definía las acciones encaminadas a la reconstrucción. El PDNA fue el resultado
de un procedimiento de dos meses que aplicó el gobierno haitiano y que reunió a
más de 250 personas que representaban a Naciones Unidas, el Banco Mundial, la
Unión Europea y el Banco Interamericano de Desarrollo. A pesar del número de
agentes implicados, el documento no integraba la dimensión de género en las estrategias
propuestas por el gobierno haitiano para la recuperación de las políticas
macroeconómicas, sociales, medioambientales, infraestructurales y de
gobernanza.
Durante ese
mismo periodo, las feministas haitianas impulsaron, con el apoyo de Gérandal Thélusma
–política haitiana, diputada en la 48ª legislatura–, la lucha por la aprobación
de la ley de paternidad responsable por el parlamento haitiano. Y ganaron la
batalla.
Una información
más realista sobre las condiciones de las mujeres
Para contrarrestar
el PDNA, las feministas elaboraron, con la ayuda de aliadas internacionales, un
contrainforme en el que denunciaban la ausencia en el documento de toda
referencia a los problemas específicos que afrontaban las mujeres. El 3 de
abril 5/
de 2010, la CONAP (Coordinadora Nacional de Defensa de los Derechos de las
Mujeres) publicó una nota para denunciar las relaciones de dependencia
estructural del país con respecto a las potencias imperialistas, cuestionando
la legitimidad de la CIRH (Comisión Temporal de Reconstrucción de Haití) como
órgano encargado de la reconstrucción. En un artículo publicado en la página
web de Radio Kiskeya, el 3 de abril de 2010, la CONAP anunció lo siguiente:
Para este 3 de
abril de 2010, la CONAP proclama su independencia de agentes oportunistas o de
cualquier planteamiento populista implicados en gestiones encaminadas a recoger
las migas de un pastel envenenado y cuya receta, como siempre, se cocinó sobre
las espaldas de las mujeres y, una vez más, en detrimento del pueblo
reivindicativo y, por tanto, en contra de los intereses de la nación hatiana 6/.
En otra
declaración del 31 de marzo de 2010, la misma organización explicó:
La CONAP está
más decidida que nunca a retomar la pluma de Mireille Neptune-Anglade, para reivindicar las
aportaciones de La seconde moitié du développement a la creación de
riquezas en nuestro país, y de este modo continuar el combate reivindicativo
por imponer el reconocimiento de las ladrès fanm, las marginadas entre
las obreras del polígono industrial, las trabajadoras domésticas, las
comerciantes del sector informal y las productoras del mundo rural, expuestas
más que nunca al fenómeno de la feminización de la pobreza y de la violencia de
género. El impacto devastador del seísmo del 12 de enero ha comportado pérdidas
económicas inconmensurables ante la situación económica de las familias,
debilitando los resortes de las fanm potomitan, de las que siguen
dependiendo el 80 % de los hogares de la nación y de las que un 48 %
están encabezadas por mujeres. Estas familias sobreviven con menos de dos
dólares al día, comprometiendo igual de drásticamente el bienestar de varias
generaciones 7/.
Cuota femenina
o responsabilidad de los hombres
En 2012, las
organizaciones feministas se entregaron en cuerpo y alma a rechazar la promesa
de que en el gobierno de Lamothe/Martelly habría un 40 % de mujeres. Para
Danièle Magloire, “lo más importante no es la presencia de mujeres. Hay que ver
sobre todo la orientación del gobierno en las cuestiones sociales, económicas y
del Estado de derecho”. Michaëlle Desrosiers, por su parte, dijo lo siguiente:
“La presencia de [estas] mujeres en un gobierno de extrema derecha –por muy
popular que sea– refleja la visión y el posicionamiento ideopolítico y
económico de estas últimas en lo tocante a la apertura de Haití a los
inversores asociados a los neocolonos” 8/.
En mayo de
2012, la SOFA reclamó que el presidente Michel Martelly publicara un informe
indicando las fuentes de financiación de su campaña electoral y denunciando a
los cascos azules que estaban en el origen de la epidemia de cólera en Haití.
Dede entonces, la SOFA se dedicó a llamar la atención de la sociedad sobre la
corrupción que gangrenaba el espacio político y las derivas institucionales del
parlamento. Asimismo, la SOFA hizo sonar la alarma mostrando los problemas
asociados al programa Ti manman chéri, implementado por el gobierno
de Martelly. Contrariamente a esta medida, las feministas, a través de Marie
Jocelyn Lasègue, exigieron la promulgación de la Ley de paternidad, maternidad
y filiación, planteando el principio de la gratuidad de las pruebas de ADN para
romper con la realidad de los y las menores sin padre en Haití. Esta postura se
inscribe en la lucha de las feministas para conseguir que las mujeres accedan a
una autonomía no controlada en Haití. En este país, las mujeres tienen libertad
para desplazarse, pero esta autonomía aparente está asociada al hecho de que se
hagan cargo de su progenie.
El año 2012 fue
crucial para las feministas en la lucha contra el acoso sexual de las mujeres profesionales
en Haití, con la denuncia del caso Josué Pierre-Louis 9/,
el entonces presidente de la Junta electoral, exministro de Justicia. Fue un
año clave en la lucha contra las violencias sexuales y machistas. En la misma
época asistimos a la aplicación de estrategias antifeministas internas, obra de
hombres periodistas en Haití. De ello dio cuenta el artículo de Danièle
Magloire sobre el movimiento feminista (ibid. 2018).
En 2013, las
feministas exigieron la implantación de la cuota del 30 % en la ley
electoral. Hablando de este periodo, Marie Frantz Joachim (2012) 10/
señaló lo siguiente:
La institución
del principio de la cuota del 30 % en la ley electoral de 2006 constituye
uno de los mayores avances del movimiento feminista de aquel periodo, en la
medida en que introdujo una dimensión política formal de la lucha feminista en
Haití. Decimos formal porque es bien sabido que el movimiento feminista es
eminentemente político, vista la lucha de lleva a cabo por derribar el sistema
patriarcal y transformar económica, política, social y culturalmente las
condiciones de vida de las mujeres. Se opone a todas las formas de
autoritarismo.
Asimismo
quieren que la ley electoral castigue a los partidos, asociaciones y
confluencias políticas culpables de prácticas machistas, entre ellas el
incumplimiento de la cuota. En octubre de 2013, las feministas jalonaron el año
con la celebración del parlamento simbólico de mujeres. Hablando de aquella
iniciativa, Marie Frantz Joachim (2015) explica 11/:
[La iniciativa]
movilizó a cerca de un centenar de personas, que representaban a cuarenta (40)
asociaciones y comités de mujeres de partidos políticos de todos los
departamentos, salvo el del Centro y el del Noreste. En el Parlamento Simbólico
de Mujeres se implicaron 150 miembras de organizaciones de mujeres y de
estructuras mixtas. Simularon con todo rigor, orgullo y serenidad la función de
diputadas (99), senadoras (30), primera ministra y ministras (hombres y
mujeres). El proceso de organización del Parlamento Simbólico de Mujeres fue en
sí misma una importante iniciativa a favor de la política inclusiva,
relacionando la SOFA, las organizaciones amigas y asociaciones con las
autoridades parlamentarias.
En 2014, la
batalla principal del movimiento fue la aprobación de la Ley de paternidad
responsable bajo el gobierno de Martelly. Fue un momento clave en la lucha
contra la impunidad en Haití. Las turbulencias provocadas por las derivas
políticas condujeron al sometimiento del ministerio de la Condición Femenina,
que se convirtió en una institución de propaganda progubernamental.
Replegadas en
sus respectivas organizaciones, durante los cinco años que siguieron al
cataclismo, las feministas desarrollaron una lucha sin cuartel para que las
mujeres participaran en todos los niveles en los espacios decisorios. En este
contexto, la SOFA 12/
condujo un estudio en 2015 sobre los obstáculos que impiden a las mujeres
acceder a los espacios decisorios. Esta lucha permitió que las feministas
fueran reconocidas como interlocutoras en relación con cuestiones de relevancia
nacional, lo que dio pie a una serie de peticiones para que más mujeres
accedieran a dichos espacios.
Se formaron
varias coaliciones de mujeres, entre ellas el COTEM (Comité técnico y
multisectorial). Tales iniciativas dieron fruto y las feministas ganaron la
batalla de la representación en los ayuntamientos y las entidades
territoriales. Todas las mancomunidades de municipios tienen por lo menos una
mujer entre las tres personas que las componen obligatoriamente. Esta lucha
explica por qué existe la asociación de alcaldesas de Haití, la Fenafemh
(Federación Nacional de Alcaldesas de Haití). Actualmente, las organizaciones feministas
cooperan con las concejalas, incluidas las alcaldesas, con vistas a conservar
la cuota del 30 % reconocida por la constitución modificada de 2011.
Durante todo el
mandato de Michel Martelly, las mujeres denunciaron las derivas del poder, en
particular los ataques del presidente contra las mujeres en la sociedad.
Testimonio de ello es la campaña de apoyo Nou Tout se Lili a favor de la
periodista Liliane Pierre-Paul, atacada por el presidente Martelly. Además de
las luchas por la participación política de las mujeres, se mantuvo una antigua
constante en el seguimiento de la aplicación de los grandes ejes estratégicos
del movimiento por parte de las políticas, entre ellas las cuestiones de salud
de las mujeres y la lucha sin cuartel contra las violencias cometidas contra
las mujeres.
En 2016 tuvo
lugar en Puerto Príncipe un coloquio internacional sobre las cuestiones de
género, los feminismos y las relaciones entre los sexos. Fruto del mismo fue
publicado un libro en 2018 por Éditions féministes Remue-Ménage, titulado Déjouer
le silence: Contre-discours sur les femmes haïtiennes. Además, las
feministas participaron conjuntamente en varios grandes eventos feministas
científicos internacionales. Esta dimensión de la lucha asume la dinámica
global que anima al movimiento feminista haitiano. En efecto, debido a la
posición desfavorable que ocupa el país en el escenario internacional, las
feministas luchan en general en dos frentes: el nacional y el internacional.
Las feministas haitianas fueron las primeras en denunciar las derivas de la
MINUSTAH (Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití), las
violaciones de menores y jóvenes de ambos sexos y el abandono de sus hijos por
parte de los Cascos Azules. Para dejar constancia de su desacuerdo, las
feministas cortaron toda relación con la MINUSTAH en Haití, emprendiendo una
batalla por la retirada de los soldados de la ONU del territorio haitiano y la
indemnización a las mujeres víctimas de abusos y víctimas del cólera.
Paralelamente,
durante este periodo se intensificó la lucha por la despenalización del aborto.
Esto tiene que ver con el hecho de que las feministas se dieron cuenta de los
daños causados por este acto en la vida de las mujeres, particularmente de las
más pobres. Así que montaron un colectivo, llamado DSSR (Derechos Salud Sexual
y Reproductiva), que básicamente se encarga de la lucha por el acceso de las
mujeres a la salud sexual y reproductiva.
Entre 2018 y
2019, las organizaciones de mujeres creadas a partir de 1986, incluida la SOFA,
desarrollaron una lucha encarnizada contra el gobierno de entonces,
posicionándose a favor del cese del presidente actual, participando en
manifestaciones, escribiendo comunicados de prensa y organizando actividades
para denunciar la creciente adopción de medidas encaminadas a establecer una
dictadura. Esta lucha se inscribe en un combate contra el oscurantismo y por la
supervivencia de la sociedad haitiana.
Además de estas
acciones realizadas durante el decenio, las feministas libran una batalla sin
respiro contra el poder del PHTK (Partido Haitiano Tèt Kale), que moviliza una
forma tóxica de masculinidad para gobernar. En efecto, este poder no duda en
hacer llamamientos a violar a las mujeres que cuestionan a las autoridades. El
PHTK no se distancia de los hombres del poder, de los responsables cuyos
nombres aparecen asociados a agresiones físicas y sexuales de sus parientes y
sus empleados. Los dignatarios del PHTK utilizan la denigración, el insulto, la
violencia y la corrupción como modos de gobernar.
En las luchas
contra la corrupción que se desarrollan en la sociedad haitiana, la violación
de mujeres, especialmente en los barrios populares, se utiliza como medio de
represión para neutralizar la movilización. A fin de contrarrestar estas
derivas, la SOFA, Kay Fanm (Casa de Mujeres) y Fanm Deside (Mujeres Decididas)
llevan a cabo sobre el terreno un conjunto de acciones de concienciación para
explicar a la población el peligro que representa este poder, mostrando las
similitudes que existen entre el poder del PHTK y el poder de los Duvalier, el poder que reinó en Haití a base de
asesinatos, masacres, saqueos y violaciones durante 29 años, con la complicidad
de un amplio sector de la comunidad internacional, como ocurre hoy con el poder
del PHTK.
En conclusión,
esta travesía del decenio muestra que el movimiento feminista abarca en su
ímpetu un doble movimiento: la responsabilidad para con la sociedad haitiana y
la esperanza de un mañana mejor. Las mujeres rechazan la resignación. Desde
1915, ellas hacen de la indignación un leitmotiv para construir en Haití
una dinámica política portadora de transformación social. Fiel a sus pilares
estratégicos basados en un siglo de lucha, el movimiento feminista haitiano ha
logrado imponer la cuestión de la participación política en el debate nacional
de los últimos diez años, a pesar de que los medios de que dispone son bastante
escasos.
A lo largo de
este decenio, las mujeres han reforzado su presencia en el plano político en
los ayuntamientos y las entidades territoriales. Se han impuesto como
interlocutoras políticas ineludibles a través de la CONAP, que ha desarrollado
en la década transcurrida una lucha sin cuartel por la visibilización de la labor
política de las feministas. También han logrado incluir en el debate la
cuestión del acoso como forma de violencia contra las mujeres con el escándalo Josué Pierre-Louis e imponer el término tizonnay
en el vocabulario haitiano para calificar el acoso sexual. Han transformado las
reivindicaciones políticas de las mujeres en política pública a través del Plan
Nacional de Igualdad entre Mujeres y Hombres y el Plan Nacional de Lucha contra
las Violencias Cometidas contra las Mujeres, mostrando al mismo tiempo la
necesidad de que se promulgue una ley nacional para luchar contra las
violencias.
En cuanto a la
salud, las mujeres han demostrado la necesidad de vincular el combate por la
despenalización del aborto con el del derecho a la vida y a la salud sexual y
reproductiva. Asimismo, han relanzado la lucha contra la impunidad impulsando,
junto con toda la sociedad, la lucha contra la corrupción y el fraude
administrativo y participando en distintos niveles en la batalla en torno a los
fondos de Petrocaribe. Aparte de estas luchas, la conquista
más importante es la transmisión de los saberes feministas a una nueva generación
de militantes a fin de mantener viva la llama de la combatividad de las mujeres
en la sociedad haitiana.
En definitiva,
a través de esta presentación, la sacudida restituye la manera en que las
feministas se ven obligadas a luchar en diversos espacios (internacional,
nacional…) para mantener sus conquistas, al tiempo que militan para obtener
nuevas. Este choque evoca la idea de un seísmo; réplica tras réplica, las
mujeres responden a situaciones de agresión al tiempo que se agarran a los
pilares estratégicos que sostienen las reivindicaciones sociales del
movimiento, y que deben ayudarles a superar las crisis sociales y contribuir a
construir la sociedad.
19/01/2020
Sabine Lamour
es socióloga y feminista, dirigente de SOFA (Solidaridad de Mujeres
Haititanas).
Traducción: viento
sur
Notas:
1/ Bibia Pavard, “Faire naître et mourir les vagues: comment s’écrit
l’histoire des féminismes”, Itinéraires, 2017-2 | 2018, en línea desde
el 10/03/2018, consultado el 14/01/2020. URL: http://journals.openedition.org/itineraires/3787; DOI:
10.4000/itineraires.3787
2/ Sabine Lamour, “L’irresponsabilité, une compétence de dominant”, Revue
Internationale des études du développement, n°239, septiembre de 2019.
3/ Danièle Magloire, “L’antiféminisme en Haïti” y Denyse Coté, “Défense des
droits des femmes en Haïti: les effets déstructurants de l’aide humanitaire”,
en Déjouer le silence: contrediscours sur les femmes haïtiennes. Bajo la
dirección de Sabine Lamour, Denyse Coté y Darline Alexis, Montréal y Puerto
Príncipe: Remue-ménage, Mémoire d’encrier et Press UniQ, 2018.
4/ Ronald Colbert, “Des cellules mobiles d’intervention psychosociale pour
soutenir les femmes victimes de violences”, Alterpresse, https://www.alterpresse.org/spip.php?article9425#.Xh3NPEdKiM8,
publicado en línea el 9/04/2010, consultado en línea el 10/01/2020.
5/ El 3 de abril es la jornada de las mujeres haitianas, en conmemoración de
la manifestación del 3 de abril de 1986 organizada por las feministas tras la
caída de la dictadura.
6/ Declaración de la CONAP contra el “proyecto de reconstrucción” adoptado en
Nueva York, http://www.radiokiskeya.com/spip.php?article6679).
Las organizaciones firmantes son Fanm Deside Jakmel, Kay Fanm, REFRAKA, SOFA;
consultada en línea el 13/01/2020.
7/ Haïti-Séisme/ConférenceNY: “La CONAP s’inscrit en faux contre la tenue de
la rencontre onusienne”, https://www.alterpresse.org/spip.php?article9410#.Xh24skdKiM8.
Consultado en línea el 10/01/2020.
8/ > “Haïti: Une organisation féministe dénonce le silence de Michelle
Bachelet sur la violence des casques bleus contre les femmes”, Alterpresse,
https://www.alterpresse.org/spip.php?article12884#.XhkatEdKiM8,
publicado el 25/11/2011, consultado el 14/01/2020.
9/ “Haïti-Viol-Affaire Josué Pierre-Louis: organizaciones de derechos humanos
interpelan al Consejo Superior del Poder Judicial (CSPJ) sobre las graves
amenazas proferidas contra un juez de instrucción, Carta de cuatro
organizaciones y de la plataforma de organizaciones de defensa de los derechos
humanos a los miembros del CSPJ”, Alterpresse, publicado el 20/12/2012,
consultado en línea el 9/01/2020.
10/ Marie Frantz Joachim, “Quand Fleurissent les lilas, acquis et
questionnements autour de 25 ans de lutte de femmes, Alterpresse,
publicado el 27/12/2012, consultado en línea el 12/01/2020.
12/ > SOFA, Ankèt prezans fanm yo nan eleksyon législatif 2015 yo: Baryè
avan, pandan epi apre kanpay sou direksyon Julien Sainvil, septiembre de
2016.
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