El contragolpe de Juan Guaidó
Juan Guaidó,
cuyo liderazgo venía desfigurándose, ha logrado dar un vuelco a la situación
coyuntural y revertir su desplazamiento, al menos temporalmente. Venezuela
vuelve a la actualidad después de meses de permanecer en un segundo plano en
una región convulsionada.
Sociólogo,
analista político y profesor de la Universidad Central de Venezuela
Caracas
(Venezuela)
EL SALTO
2020-01-09
10:34
Este 7 de
enero, Juan Guaidó ha retornado al palacio Legislativo y ha jurado como
presidente [del Parlamento venezolano] para un nuevo período legislativo. Esto
ocurre dos días después del nombramiento en el mismo cargo, del diputado Luis
Parra, también opositor. ¿Qué pudo ocurrir para que llegara esta compleja
situación, sobre todo cuando Venezuela llevaba meses alejada de la resonancia
conflictiva mundial?
En medio de empujones con la Guardia Nacional y un performance agresivo, Guaidó logró penetrar las alcabalas militares que impedían su ingreso a la Asamblea Nacional, siendo juramentado por una plenaria de la cual no se conoce con exactitud el quórum. La sorpresiva acción puede implicar un reavivamiento de la política venezolana y genera nuevas expectativas en el campo opositor. Después de obtener un control casi total en las fuerzas armadas y en las calles de Venezuela, el Gobierno da un paso en falso en su afán de controlar el poder Legislativo, único poder dominado por la oposición.
La forma en la que intentó hacer a un lado a Guaidó y a la mayoría opositora —con la utilización de la fuerza militar para limitar el acceso al Parlamento a algunos diputados, con el incumplimiento de las reglas mínimas para sesionar y la censura de la información de medios públicos y privados— está provocando, hasta ahora, una derrota parcial para el chavismo en diversos campos. Guaidó, cuyo liderazgo venía desfigurándose, logró dar un vuelco a la situación coyuntural y revertir su desplazamiento, al menos temporalmente.
En medio de empujones con la Guardia Nacional y un performance agresivo, Guaidó logró penetrar las alcabalas militares que impedían su ingreso a la Asamblea Nacional, siendo juramentado por una plenaria de la cual no se conoce con exactitud el quórum. La sorpresiva acción puede implicar un reavivamiento de la política venezolana y genera nuevas expectativas en el campo opositor. Después de obtener un control casi total en las fuerzas armadas y en las calles de Venezuela, el Gobierno da un paso en falso en su afán de controlar el poder Legislativo, único poder dominado por la oposición.
La forma en la que intentó hacer a un lado a Guaidó y a la mayoría opositora —con la utilización de la fuerza militar para limitar el acceso al Parlamento a algunos diputados, con el incumplimiento de las reglas mínimas para sesionar y la censura de la información de medios públicos y privados— está provocando, hasta ahora, una derrota parcial para el chavismo en diversos campos. Guaidó, cuyo liderazgo venía desfigurándose, logró dar un vuelco a la situación coyuntural y revertir su desplazamiento, al menos temporalmente.
Una posibilidad real de cambio en
las esferas políticas no parece estar planteada hoy, puesto que los factores de
poder que sostenían el simulacro de presidencia de Guaidó parecen más
debilitados
A pesar del
acontecimiento del 7 de enero, una posibilidad real de cambio en las esferas
políticas no parece estar planteada hoy, puesto que los factores de poder que
sostenían el simulacro de presidencia de Guaidó parecen más debilitados.
Estados Unidos ha privilegiado a Irán en la agenda geopolítica. La oposición
confronta una división que parece ineludible. Los gobiernos de avanzada contra
Venezuela, como Colombia y Chile, están envueltos en graves conflictos. Los
organismos internacionales vieron en 2019 cómo el Gobierno peruano cerró el
Congreso y cómo al presidente de Bolivia, Evo Morales, después de ganar
elecciones, le dieron un golpe de Estado. Todo parece indicar que si no pudieron
contra Maduro en 2019, en 2020 ya será tarde.
Pero la política es imprevisible y el contragolpe de Guaidó puede revivir la política en Venezuela. Para poder explicar la situación, narramos los acontecimientos de esta semana.
Pero la política es imprevisible y el contragolpe de Guaidó puede revivir la política en Venezuela. Para poder explicar la situación, narramos los acontecimientos de esta semana.
5 de enero: opositor disidente se juramenta como
presidente del parlamento con los votos del oficialismo
Para ese
día, lo planificado por la “presidencia interina” era que Juan Guaidó dirigiera
el debate parlamentario, llamara al pleno a votación de la nueva directiva y
pudiera conseguir los 84 votos necesarios, que estaban en entredicho debido a
las escisiones y rupturas internas que han acontecido en la oposición entre
otras cosas por los escándalos de corrupción y, según los dirigentes de
oposición, debido al soborno de diputados opositores por parte del oficialismo.
Un cordón de la Guardia Nacional permitió la entrada de todos los diputados menos Guaidó. Mientras los diputados opositores estaban esperándole en el hemiciclo, de manera intempestiva comenzó la sesión con los nuevos directivos ya posicionados y una elección relámpago convocada por un secretario legitimado desde el partido de Gobierno en la que se contaron 81 votos según diputados oficiales, y una juramentación en medio de empujones y desorden en la plenaria.
El nuevo presidente de la Asamblea Nacional electo en esta situación era el diputado Luis Parra, que viene de Primero Justicia, el partido de Henrique Capriles y Julio Borges, y su terna fue presentada por una articulación de diputados opositores disidentes que ha venido en crecimiento desde que se instaló, hace meses, una mesa de negociación entre el Gobierno y un ala moderada de la oposición confrontada con Guaidó.
Por su parte, Guaidó y el grueso de los diputados opositores se dirigieron esa tarde a un viejo edificio, sede de un conocido medio opositor, El Nacional, y desde allí eligieron a una nueva junta directiva del parlamento presidida por Guaidó. Según sus cuentas, fueron 100 diputados quienes lo reeligieron.
Un cordón de la Guardia Nacional permitió la entrada de todos los diputados menos Guaidó. Mientras los diputados opositores estaban esperándole en el hemiciclo, de manera intempestiva comenzó la sesión con los nuevos directivos ya posicionados y una elección relámpago convocada por un secretario legitimado desde el partido de Gobierno en la que se contaron 81 votos según diputados oficiales, y una juramentación en medio de empujones y desorden en la plenaria.
El nuevo presidente de la Asamblea Nacional electo en esta situación era el diputado Luis Parra, que viene de Primero Justicia, el partido de Henrique Capriles y Julio Borges, y su terna fue presentada por una articulación de diputados opositores disidentes que ha venido en crecimiento desde que se instaló, hace meses, una mesa de negociación entre el Gobierno y un ala moderada de la oposición confrontada con Guaidó.
Por su parte, Guaidó y el grueso de los diputados opositores se dirigieron esa tarde a un viejo edificio, sede de un conocido medio opositor, El Nacional, y desde allí eligieron a una nueva junta directiva del parlamento presidida por Guaidó. Según sus cuentas, fueron 100 diputados quienes lo reeligieron.
El conflicto con Irán tiene muy ocupado
a Estados Unidos, muchos países de América Latina que impulsaron a Guaidó
tienen crisis internas que le impiden generar acciones internacionales
Hasta allí
todo era previsible. El Gobierno de Maduro contaba con un nuevo panorama
nacional e internacional que le permitía sacarle la silla a quien se autonombró
presidente de la República con el aval de Estados Unidos y más de 50 países.
Pero eso fue a comienzos de 2019. En 2020 hay cambios importantes. El conflicto
con Irán tiene muy ocupado a Estados Unidos, muchos países de América Latina
que impulsaron a Guaidó tienen crisis internas que le impiden generar acciones
internacionales y las cartas que ha puesto sobre la mesa la coalición opositora
y sobre todo Estados Unidos, han venido fracasando estruendosamente en su
objetivo de sacar a Maduro del poder.
Parecía muy fácil sacarle la silla a Guaidó bajo estas nuevas condiciones pero la situación, dos días después, se complicó.
Parecía muy fácil sacarle la silla a Guaidó bajo estas nuevas condiciones pero la situación, dos días después, se complicó.
7 de enero: Guaidó retoma el palacio Legislativo
Juan Guaidó
y los diputados opositores se presentaron en la entrada de la Asamblea
Nacional. Después de forcejear con la Guardia Nacional que filtraba los accesos
al Parlamento, pudieron entrar de forma inesperada para los diputados
disidentes que sesionaban junto con los oficialistas, al parecer sin el quórum
necesario.
Por primera vez el chavismo acusa
recibo de un contragolpe efectivo. De una manera inexplicable han quebrado sus
defensas
Una vez
dentro de la sede juramentaron nuevamente a la junta directiva presidida por
Guaidó. Según algunas fotografías, tampoco parecían tener quórum. A los
disidentes se les vio correr fuera del hemiciclo.
A pesar de que lo que sobresale es la incapacidad de ambos bandos de generar solidez a la institucionalidad parlamentaria, esta toma intempestiva revierte el momento de máxima debilidad de la oposición y especialmente de la figura de Guaidó y genera consecuencias adversas para el chavismo en varias esferas de interés.
A pesar de que lo que sobresale es la incapacidad de ambos bandos de generar solidez a la institucionalidad parlamentaria, esta toma intempestiva revierte el momento de máxima debilidad de la oposición y especialmente de la figura de Guaidó y genera consecuencias adversas para el chavismo en varias esferas de interés.
Consecuencias de la pugna entre poderes
Por primera
vez el chavismo acusa recibo de un contragolpe efectivo. De una manera
inexplicable han quebrado sus defensas. ¿O ha habido negociación para permitir
nuevamente la entrada de Guaidó? Se deja colar en el ambiente opositor la idea
de que el Gobierno puede ceder y es derrotable, algo que nadie creía desde hace
algunos meses. Y de que la misma toma que ocurrió en el palacio Legislativo
podría pasar, a pocas cuadras, en el palacio de Miraflores, sede del ejecutivo.
La oposición siempre peca de sobredimensionar sus triunfos parciales, aunque
esta vez, ciertamente logró volcar la situación.
Dentro de la oposición, el contragolpe de Guaidó ha generado entusiasmo y ha unido sectores que, hasta hace horas, se enfrentaban agónicamente.
En las pocas horas de los acontecimientos, Guaidó alcanzó a pedir a Voluntad Popular, su partido, que lo liberara de la militancia como forma de responder a la presión de los sectores que vienen confrontando a su líder Leopoldo López. El partido accedió y esto permitió, en parte, recomponer la mayoría parlamentaria.
Guaidó es hasta los momentos el gran triunfador de las jornadas porque condujo la toma del palacio y agregó un performance agresivo que le permitió cautivar nuevamente a los más radicales. Sin duda ha tomado un nuevo aire con esta acción.
Dentro de la oposición, el contragolpe de Guaidó ha generado entusiasmo y ha unido sectores que, hasta hace horas, se enfrentaban agónicamente.
En las pocas horas de los acontecimientos, Guaidó alcanzó a pedir a Voluntad Popular, su partido, que lo liberara de la militancia como forma de responder a la presión de los sectores que vienen confrontando a su líder Leopoldo López. El partido accedió y esto permitió, en parte, recomponer la mayoría parlamentaria.
Guaidó es hasta los momentos el gran triunfador de las jornadas porque condujo la toma del palacio y agregó un performance agresivo que le permitió cautivar nuevamente a los más radicales. Sin duda ha tomado un nuevo aire con esta acción.
Lo ocurrido el 5 de enero está
produciendo un mayor aislamiento político en el Gobierno de Maduro, quien ha
expresado su deseo de establecer alianzas con el nuevo ciclo de gobiernos
progresistas que apenas comienza
En el plano
internacional, la acción del 5-E ha producido una ruptura profunda entre el
gobierno de Maduro y los gobiernos progresistas que están tomando posiciones en
América Latina. Especialmente agresivas han sido las palabras entre el
canciller argentino y sectores del Gobierno venezolano. Pero México y España
también han condenado la acción. El 5-E está produciendo un mayor aislamiento
político en el gobierno de Maduro, quien ha expresado su deseo de establecer
alianzas con el nuevo ciclo de gobiernos progresistas que apenas comienza.
La tardanza del Gobierno en calificar y explicar el hecho de la toma de la Asamblea por parte de Guaidó aumentó la incertidumbre. No hay claridad de cómo va a reaccionar ante el hecho y si va a seguir reconociendo a Luis Parra y la directiva escogida el 5 de enero.
Toda esta confusión puede tener un final feliz. Este año deben convocarse, por mandato constitucional, las nuevas elecciones legislativas. Al oficialismo podría interesarle incluso que ocurriera en el primer trimestre del año para fomentar la división opositora entre los abstencionistas y los que llaman a participar. Antes de terminar el año pasado, la oposición amagó con asistir a los comicios cuando formó, junto al oficialismo, un comité para preparar la nueva designación del Consejo Nacional Electoral. Los acontecimiento del 5 y 7 de enero pueden tender a acrecentar la tendencia radical y abstencionista de la oposición y en consecuencia y paradójicamente, a dejar el poder legislativo en manos del chavismo.
En todo caso, el intento de desplazar a Guaidó parece haber sido un error de cálculo de la dirigencia chavista, innecesario a todas luces debido a la proximidad de unas nuevas legislativas cuya convocatoria puede permitirle recuperar la iniciativa rápidamente.
La tardanza del Gobierno en calificar y explicar el hecho de la toma de la Asamblea por parte de Guaidó aumentó la incertidumbre. No hay claridad de cómo va a reaccionar ante el hecho y si va a seguir reconociendo a Luis Parra y la directiva escogida el 5 de enero.
Toda esta confusión puede tener un final feliz. Este año deben convocarse, por mandato constitucional, las nuevas elecciones legislativas. Al oficialismo podría interesarle incluso que ocurriera en el primer trimestre del año para fomentar la división opositora entre los abstencionistas y los que llaman a participar. Antes de terminar el año pasado, la oposición amagó con asistir a los comicios cuando formó, junto al oficialismo, un comité para preparar la nueva designación del Consejo Nacional Electoral. Los acontecimiento del 5 y 7 de enero pueden tender a acrecentar la tendencia radical y abstencionista de la oposición y en consecuencia y paradójicamente, a dejar el poder legislativo en manos del chavismo.
En todo caso, el intento de desplazar a Guaidó parece haber sido un error de cálculo de la dirigencia chavista, innecesario a todas luces debido a la proximidad de unas nuevas legislativas cuya convocatoria puede permitirle recuperar la iniciativa rápidamente.
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