Sobre el nuevo gobierno PSOE-UP.
DIARIO OCTUBRE / enero 9, 2020
Tras semanas de
discretas negociaciones, y en medio del griterío de la derecha franquista y las
advertencias apocalípticas de los medios de comunicación afines, finalmente
Pedro Sánchez ha culminado el proceso que lo convierte en el primer presidente
de un gobierno de coalición bajo el régimen del 78.
Es de destacar,
sin duda, la intensa campaña mediática emprendida por PP, Vox y C’s, de
resabios claramente ultras –fascistas– por su carácter agresivo, catastrofista
y grotescamente embustero, y que ha contado con el respaldo de patronal,
Iglesia y sectores relacionados con el Ejército. No solo se ha exagerado hasta
la caricatura las intenciones de los partidos firmantes del pacto, sino que se
ha llegado a mentir descaradamente incluso sobre las carteras atribuidas a «los
comunistas» y su verdadera significación.
Especial
gravedad han revestido los llamamientos a la intervención del Ejército,
realizados desde las filas de los fascistas de Vox, que han tenido su
correspondiente reflejo en amenazas serias contra la seguridad de diversos
diputados. Pero no resultan menos indicativas de la histeria derechista las
acusaciones de falta de legitimidad del nuevo gobierno por parte de Pablo
Casado, así como sus advertencias sobre la posibilidad de derribarlo por medios
distintos a los parlamentarios.
De esta manera,
la (ultra)derecha pone abiertamente sobre la mesa la alternativa autoritaria,
despojando a la democracia burguesa de sus últimos ropajes democráticos, una
vez comprobado que los mecanismos institucionales y los aparatos de hegemonía
no son suficientes para someter por completo la marcha de los asuntos
legislativos a los intereses del gran capital. Como muestra la evolución de la
situación política en los últimos años, tanto en España como a escala global,
la oligarquía necesita afinar sus instrumentos al máximo para disciplinar a la
clase obrera y someter al resto de fracciones burguesas nacionales, con el fin
de afrontar la pelea global por los mercados y los recursos en las mejores
condiciones.
Tal barullo y
nerviosismo contrasta, sin duda, con la entidad de los ministerios conseguidos
por los representantes de UP, con el limitado contenido del propio acuerdo PSOE-UP
y con la insistencia en ceñirse al «marco constitucional» a la hora de negociar
con el independentismo una solución al conflicto político. De hecho, la
cortedad de miras de la izquierda institucional a la hora de enfrentar los
cimientos del régimen amenaza con producir mayores frustraciones entre el
proletariado y la izquierda social en general, lo que acabaría reforzando al
fascismo.
En realidad,
por más que sea comprensible el alivio y el optimismo que la formación del
gobierno de coalición han inspirado en amplios sectores obreros y populares, no
es posible dar respuesta a los principales problemas que aquejan a nuestra
clase dentro del estrecho corsé impuesto por la “transición”: es necesario
romper con su entramado jurídico e institucional, empezando por la misma
monarquía.
Ciertamente, no
es descartable que, pese al ruido creado por la reacción en el Congreso, el
capital y sus principales representantes no estén considerando seriamente dar
un golpe de timón que, al poner en cuestión los aspectos formales del régimen,
pueda desencadenar una fase de inestabilidad contraproducente para sus
negocios. Pero, incluso en ese caso, no cabe duda de que el recurso al
nacionalismo españolista y la agitación producida en torno al papel de ERC y
otros partidos independentistas como EH Bildu en la formación del nuevo
gobierno amenazan con profundizar la derechización de sectores populares y su
radicalización en un sentido reaccionario, endureciendo la dominación política
y económica ejercida por la oligarquía.
Sea como fuere,
es necesario que el proletariado no baje la guardia ni se entregue a las
ilusiones de un parlamentarismo burgués del que empieza a renegar incluso su
clase beneficiaria. Muy al contrario, la situación requiere incrementar la
discusión, la organización y la movilización de nuestra clase en todos los
ámbitos, con el fin de hacer frente a la reacción y obligar al nuevo gobierno a
cumplir sus promesas y asumir nuevas medidas favorables para las clases
populares. Solo de esta manera empezaremos a construir una correlación de
fuerzas favorable a nuestra clase, que permita plantear nuevas tareas en el
camino de conseguir más democracia –la República– en el camino hacia el
Socialismo.
¡A DISCUTIR Y A
ORGANIZARSE EN TODOS LOS BARRIOS Y CENTROS DE TRABAJO Y DE ESTUDIO!
¡A LA CALLE
PARA DETENER A LA BESTIA FASCISTA! ¡NO PASARÁN!
¡POR LA
REPÚBLICA DEMOCRÁTICA, POPULAR Y FEDERATIVA!
¡POR EL
SOCIALISMO!
Secretariado
del CC del Partido Comunista de España (marxista-leninista)
Ocho de Enero
de 2020
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