Terrorismo mediático: la construcción social del miedo
al cambio.
DIARIOOCTUBRE / noviembre 19, 2019
En 2013 Carlos
Fazio, profesor de la UNAM, escribió un libro fascinante, “Terrorismo
mediático. La construcción social del miedo en México” (*), sobre algo tan
simple como el poder político y sus mecanismos de influencia que, como bien
dice Fazio, no son otra cosa que terrorismo, del cual el terrorismo mediático
es una variante.
El Estado y los
grupos dominantes mantienen el poder a través -entre otras cosas- del control
mediático sobre la sociedad. El terrorismo mediático busca crear realidades
ficticias, miedos colectivos y convertir mentiras en verdades que permitan
manipular a la sociedad de acuerdo al conflicto y al enemigo. Si partimos de la
idea de que para el poder todo sujeto que considere una amenaza a sus
intereses, se concibe como una guerra, entonces el terrorismo mediático es
parte de esa premisa.
La guerra
psicológica utiliza una caracterización simplista y maniquea (bueno/malo,
negro/blanco) para describir al enemigo. El propagandista debe utilizar las
palabras claves capaces de estigmatizar al contrario y activar reacciones
masivas. Se trata de utilizar el mito de la guerra, satanizar al adversario,
arrancarle todo viso de humanidad y cosificarlo, de tal modo que eliminarlo no
equivalga a cometer un asesinato.
Informar es
proponerle al espectador asistir al acontecimiento mediático como a un
espectáculo. No hay causas. No hay actores. No hay contexto. No hay memoria. No
existe la historia. La realidad se muestra como un espectáculo. Las leyes del
espectáculo mandan sobre las exigencias de la información.
El origen de
todo este tipo de técnicas es siempre el mismo: las estrategias
contrainsurgentes de los militares estadounidenses, particularmente después de
los atentados del 11 de septiembre. Uno de los elementos claves de estas
estrategias es el papel asignado a los grandes medios de comunicación, y a la
tergiversación de la realidad como arma de guerra.
Fazio dibuja
una lúcida descripción de los acontecimientos más polémicos que se han dado en
los últimos 15 años, esto es, aquellos que descubren y revelan los mecanismos
del poder, y colocan en entredicho la ética de la política, explicando por qué
cada vez más la ciudadanía no confía ni en los políticos, ni en las instituciones
políticas.
El autor
explica lo que significa la guerra psicológica, los distintos tipos de
propaganda (blanca, gris o negra) y su puesta en práctica por Estados Unidos en
las guerras de Irak y Afganistán
La propaganda
blanca es aquella que se difunde y se reconoce por la fuente o por sus
representantes oficiales; es una actividad abierta, franca, en la que el emisor
no oculta su identidad; la propaganda gris es anónima, es decir, no es
identificable por su fuente (no lleva firma alguna) y queda librada a la
imaginación del público. La propaganda negra es aquella que aduce otra
fuente y no la verdadera; esconde su origen detrás de nombres ficticios, o
bien, material falso se atribuye a fuentes reales. Esta última es la utilizada
en las operaciones clandestinas de los servicios de inteligencia para
desinformar al enemigo y se utiliza generalmente a través de filtraciones.
Fazio llama la
atención sobre las estrategias propagandísticas que Estados Unidos ha utilizado
en la historia reciente, para justificar su intervención en los casos de Irak,
Afganistán y Libia, entre otros, y subraya que el gobierno estadounidense es
la principal matriz del terrorismo mediático.
Un ejemplo de
ello es que se haya aceptado públicamente lo que llamaron “errores de
inteligencia” que llevaron erróneamente a la agresión e invasión de Irak. El
caudal de información relativo a las estrategias puestas en práctica para
conservar intactas las estructuras del poder político y económico, nacional y
transnacional, pretenden generar miedo al cambio, a las alternativas, a las
variadas formas de lucha de la sociedad, introyectando en la conciencia
colectiva la incapacidad del sujeto para organizarse.
El poder es el
poder de mentir, de manipular, que hoy dispone de una tecnología sofisticada.
(*)
http://ciid.politicas.unam.mx/cgeografia/index.html
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