AZBLHIYUCH
Azblhiyush era el Alcalde de uno de
los Estado más importantes de los Estados Pacíficos, y como su padre, abuelo y
bisabuelo, todos ellos predecesores en el mismo cargo, era inmensamente rico.
Una mañana muy temprano Azblhiyus
Junior se dirigió al Supermercado Central, negocio propio que le puso el
Alcalde, su padre, para que fuera
acostumbrándose a contar el dinero en montoncitos de a diez millones cada uno.
Quedó blanco como la pared
Azblhiyush Junior al ver que todas las estanterías del Supermercado Central
estaban vacías. Parecía imposible que unos cuantos pobres hubieran saltado las
tres barreras de guardas de Alta Seguridad del Supermercado Central mejor
guardado del mundo.
Cuando se recuperó del susto Azblhiyush Junior echó a correr cuanto
pudo calle abajo, y sudoroso y jadeante llegó al palacio del Acalde, su padre:
- ¡Papi, papi…! Los pobres me han robado.
- ¿Cuándo ha sido, hijo mío?
- Esta noche, papi, esta noche
–repetía entre lloros el hijo.
El buen padre y mejor Alcalde Azblhiyush, primero consoló a su retoño,
y después se empleó a fondo para cumplir con el sagrado deber que le imponía el
cargo, ordenando que para mantener la paz se tirotearan a los responsables del
robo tan pronto fueran vistos, y aquel pueblo fiel a más no poder y cumplidor
de las órdenes del Alcalde, se dedicaron a buscar a éste y su hijo para cumplir
la orden recibida, pero de Azblhiyush y su hijo nunca más se supo, y así fue
como desaparecieron todos los robos en aquel Estado.
* * *
Manuel Sogas Cotano
Zaragoza
5 Octubre 2005
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