jueves, 21 de noviembre de 2019

RELATO DE MIL CARACTERES DE UNA SERIE DE 1.000 RELATOS



LA CÁRCEL DE TORRERO 

 
            Seguramente habrá otra nueva guerra civil, porque dicen que cuando se olvida la historia, siempre hay alguien que porque le conviene se empecina en que la historia se repita. 

La cárcel de Torrero la estaban demoliendo las máquinas, y con ello, las grandes empresas de la construcción borraban la historia de un barrio, el de Torrero. En su lugar levantarían enormes y monstruosos y caros bloques de pisos, con permiso de la autoridad que llaman competente.

 Alguna reja de las que guardaban presos, probablemente, acabaría decorando una lujosa vivienda, segunda o tercera, a las afueras de la ciudad, no para recodar nada sino para exhibir el mal gusto, y evidenciar la posibilidad de disponer de mucho en muy poco tiempo.

            En las paredes de la cárcel quedaban todavía las huellas de los disparos tapados malamente con yeso por los propios presos. Las balas de fusil calibre siete noventa y dos, después de traspasar los cuerpos de los fusilados, desconchaban los ladrillos ocres de la pared de la cárcel.

            Comieron algunos presos heces y orines propios antes de ser fusilados, pero eso eran trozos de historia que no convenía hacer presentes: hería la sensibilidad del insensible ante los sufrimientos y, sobre todo, quitaba el apetito ante una mesa bien dispuesta.

            O, seguramente, ya no harían falta más guerras civiles. Con una buena domesticación social bien trenzada se podría conseguir lo mismo, o incluso más, y la nueva cárcel bien pudieran ser todas las calles de la ciudad.

* * *

Manuel Sogas Cotano
Zaragoza 8 Agosto 2005

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