Comunicado de «Anticapitalistas» rechazando la
coalición PSOE-Podemos
01/06/2019
El contexto
general
La triple cita
electoral del pasado 26M pone fin al intenso ciclo electoral que hemos vivido
los últimos meses y establece ya el marco institucional en el que se va a
desarrollar la dinámica política en los próximos años. La relación de fuerzas
en el marco de la representación política queda conformada así en los
diferentes niveles institucionales para el próximo periodo. Sin embargo, permanecen
aún abiertos importantes interrogantes respecto a la formación de los gobiernos
y la política de alianzas entre los distintos actores.
Por de pronto,
el resultado de las elecciones del 26M pone de manifiesto una primera
consideración: el reforzamiento indiscutible del PSOE a costa de una derrota
generalizada de las fuerzas agrupadas en el denominado “bloque del cambio”.
Esta restauración de la hegemonía del PSOE dentro del difuso “pueblo de
izquierdas” muestra las limitaciones estructurales y estratégicas que ha venido
arrastrando en los últimos años el proyecto de la dirección de Podemos y de las
que el propio PSOE es el gran beneficiado.
Por otro lado,
asistimos a una parcial recomposición del régimen en torno a la restitución de
una vieja dinámica izquierda-derecha (siempre funcional al PSOE) y de la
restitución de un neo-bipartidismo en forma de bloques. Una recomposición
incompleta debido a la innegable crisis territorial que aún permanece (y que el
ciclo electoral ha mostrado que sigue muy presente) y a la dificultad para la
formación de una mayoría parlamentaria estable por parte del PSOE.
Un tercer
elemento fundamental de balance para las fuerzas transformadoras es la derrota
de las diferentes opciones electorales que se han presentado, bajo distintas
fórmulas, en estas elecciones. Todo un ciclo político se cierra con ello bajo
el colapso estratégico, la extrema debilidad organizativa, el fracaso de un
modelo de unidad sin anclajes y el agotamiento de la fuerza social que había
acompañado a las fuerzas del “bloque del cambio”. En este sentido, el fuerte
retroceso de Podemos a nivel autonómico viene acompañado de la pérdida de
prácticamente todos los “ayuntamientos del cambio”, así como de las diferentes
y diversas experiencias municipalistas. Una derrota sin paliativos que bien
merece una reflexión y auto-crítica profunda que no busque excusas de mal
perdedor ni busque solo en causas ajenas respuestas a problemas de fondo que
vienen arrastrándose desde hace años.
Breve balance elecciones europeas, autonómicas y municipales
Las elecciones
europeas se han desarrollado en una ausencia absoluta de debate sobre el
proyecto europeo. Nuevamente, la trascendencia del marco europeo para la lucha
política y las estrategias de transformación ha quedado sepultado en la batalla
local. En este contexto, el PSOE, siguiendo la estela de las elecciones
generales, ha obtenido una contundente victoria y aparece ahora como una
referencia para el nuevo intento de recomposición del proyecto de la UE junto a
liberales como Macron. El resultado de UP en estas elecciones supone un fuerte
retroceso aunque, paradójicamente, sitúa al espacio de UP (junto al Bloco de
Esquerda portugués que, en la práctica, es la única opción claramente de
izquierdas en toda Europa que mejora sus posiciones) como una referencia en un
contexto general de fuerte declive las opciones de izquierdas en prácticamente
todos los países de la UE.
Las elecciones
autonómicas, por su parte, arrojan un resultado en el que el PSOE afianza
territorialmente su estructura de poder y donde las fuerzas transformadoras
(bien en el marco de candidaturas de UP o en el de otras experiencias) obtienen
unos pésimos resultados. La debilidad endémica de las organizaciones de
izquierdas, la falta de credibilidad de su discurso o los erráticos procesos de
“unidad” son solo algunas de las cusas de esta derrota en los distintos
territorios. En este sentido, el voto útil frente a la (extrema) derecha ha
vuelto a ser un elemento tremendamente funcional para el PSOE.
Respecto a las elecciones
municipales la derrota de las izquierdas transformadoras es si cabe aún más
dolorosa. La pérdida de enclaves importantes en capitales de provincias es solo
la parte más llamativa y la punta del iceberg de un retroceso muy fuerte de la
representación en el ámbito local. El progresivo desinfle y desorientación
estratégica de las experiencias municipalistas y de unidad popular ha
significado un resultado que, salvo excepciones, nos retrotrae a posiciones muy
anteriores al 2015. Entre estas excepciones no podemos dejar de señalar (y
alegrarnos) por el triunfo de la candidatura de Adelante Cádiz encabezada por
nuestro compañero José María González “Kichi”. Una experiencia que ha
conseguido ampliar su base electoral en un contexto muy complicado gracias a un
trabajo sostenido durante años de implantación social en la ciudad.
Perspectivas para el ciclo que viene
Todo un ciclo
político se cierra dejando tras de sí un reguero de oportunidades perdidas y de
posibilidades alternativas inexploradas. También de valiosas lecciones para el
futuro. Sin embargo, partimos para lo que está por venir de una situación de
derrota que conviene no minusvalorar. La progresiva reducción de las
expectativas de la forma y contenido del cambio han devenido en un
reforzamiento de la parte progresista del Régimen, los modelos verticales
sostenidos por hiper-liderazgos han contribuido al vaciamiento de las
estructuras organizativas y los mecanismos colectivos, la ilusión institucional
y gobernista nos deja un agotamiento de la fuerza social y de las instituciones
populares para la lucha socio-política. En este sentido, la fórmula subalterna
de relación y negociación con el PSOE para un gobierno de coalición a escala
estatal no parece la mejor para la construcción de un proyecto alternativo.
Situar una serie de demandas y políticas concretas en el centro del debate se
impone, a nuestro entender, como una tarea primordial en estas semanas para
arrancar victorias concretas que mejoren la vida de las clases populares.
En las próximas
semanas, desde Anticapitalistas iniciaremos un proceso de reflexión profunda,
debatiendo colectivamente entre nuestra militancia y simpatizantes, de forma
abierta y ya sin urgencias electorales. También con la gente de los movimientos
sociales y las organizaciones aliadas. Somos conscientes de que tenemos que
pensar y proyectar una salida creíble para la crisis de las izquierdas
transformadoras. Una salida que rompa con la inercia auto-destructiva que se ha
ido imponiendo en los últimos años. Sabemos que esto no va a ser fácil: la
situación de la izquierda post-15M es la de una derrota de las fuerzas
transformadoras y una preponderancia de las fuerzas transformistas en el seno
de la izquierda. Necesitamos más organización, y una política unitaria, pero
también renovar discursos, repertorios y prácticas políticas ante el evidente
agotamiento del ciclo y de nuestras hipótesis. Aún es pronto, en todo caso,
para formular recetas pero queda claro que reconstruir la posibilidad de la
transformación política desde la lucha es un horizonte más necesario que nunca.
Seguir abonando ideas y proyectos más ambiciosos que el simple “mal menor” va a
ser imprescindible frente a las urgencias ecosociales que tenemos por delante.
Ni un paso
atrás, por tanto: debatir colectivamente, implicarse a tope en las resistencias
de nuestras comunidades y de nuestra clase, dialogar y pensar desde la
humildad, no encerrarse en la tentación sectaria ni en el oportunismo
posibilista, ir armando una nueva posibilidad política con todo el mundo que
quiera sumarse. Después de una derrota, toca aprender, nunca rendirse. Si
quieres seguir luchando, contamos contigo.
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