Mentiras y silencios sobre Venezuela
Rebelión
Cuarto poder
10.05.2019
A estas alturas
esperar que los grandes medios españoles informen con rigor de lo que sucede en
Venezuela y a que llamen golpe de Estado al intento de que una persona, que no
es reconocida como presidente por el gobierno actual ni por las Naciones
Unidas, intente con la ayuda de militares tomar el poder es misión imposible. Sin
embargo, no por ello debemos dejar de analizar las falsedades y omisiones de la
cobertura e información sobre lo sucedido el pasado 30 de abril en Caracas.
Mentiras
Comenzaron
contando que Juan Guaidó estaba en una base militar de la capital, La Carlota,
y le presentaban rodeado de militares. De ese modo se aparentaba que había
tomado el control de una parte de la estructura militar y que, tras él, había
un sector del ejército. Era falso, estaban en una autopista, llamada Francisco
Fajardo, cercana a una base aérea.
Dijeron que
Leopoldo López había salido en libertad en cumplimiento de órdenes del
“presidente” Juan Guaidó (La Razón), “Juan Guaidó firmó su indulto y sus
custodios del Sebin y Dgcim (la contrainteligencia militar) acataron la orden
de liberación” ( ABC ).
Salió porque unos militares no obedecieron la cadena de mando y en su
sublevación liberan a un preso que está en arresto domiciliario, Guaidó no
tiene ninguna autoridad ni en el Sebin (Servicio Bolivariano de Inteligencia
Nacional) ni en Dgcim (Dirección General de Contrainteligencia Militar) ni en
la estructura militar ni policial venezolana, no puede ordenar nada.
La operación le
presentaron como “acompañada de las Fuerzas Armadas” (ABC). Incluso la
enviada a Caracas de Antena3 afirma ante la pregunta del presentador,
que no se sabe cuántos militares apoyan a Maduro y cuántos a Guaidó, solo que
la cúpula militar apoya al primero. De ese modo aparentan un ejército dividido.
Pues bien, al final el “ejército” que apoyaba a Guaidó fueron 25 soldados
rasos que acabaron refugiados en la embajada brasileña.
Además, los
militares rasos fueron engañados a apoyar el golpe, según declararon ante las cámaras
de Telesur y en otras imágenes recogidas en las redes .
Les dijeron primero que iban a recoger unas condecoraciones y luego a un penal
a un traslado de presos, pero les llevaron a cortar una avenida y protagonizar
un golpe de Estado. Esas declaraciones, con imágenes disponibles, no se
recogieron en los medios españoles.
A unos cientos
de personas rodeando a Guaidó y Leopoldo López le llaman multitud (El País).
Algunas veces
descubrimos cuál es su estructura periodística para informar con rigor: alguien
que vive frente al palacio presidencial les cuenta que no ve nada.
Pocas veces una
fotografía dice lo contrario que la realidad del titular
“El régimen
lucha por su supervivencia con una dura represión en las calles”, afirma La
Razón en su portada. El balance de heridos en la dos jornadas golpistas de
Caracas fue de 27 según los servicios de salud el primer día y 50 el segundo,
en cuanto a los detenidos fueron menos de diez en la capital, según las ONG’s.
Hubo más
detenidos por la policía argentina en Buenos Aires por protestar
contra el golpe de Estado en Venezuela. Al día siguiente, en París con motivo
del 1 de mayo hubo 40 heridos y
300 detenidos . Resultó casi más agresiva la acción del Estado en
Francia para sofocar una manifestación del día del trabajador que la de
Venezuela para desactivar un “levantamiento” popular para derrocar al gobierno.
Silenciamientos
Silencian
informaciones que casan mal con un gobierno dictatorial. Por ejemplo, el llamamiento del presidente de la
Asamblea Nacional Constituyente , Diosdado Cabello, a que los
venezolanos vayan al Palacio Presidencial. En los levantamientos populares
contra las dictaduras, los gobernantes no sacan gente a la calle sacan
militares, la gente va a los palacios presidenciales a pedir la dimisión de los
gobernantes no a apoyarlos. Tampoco emitieron las imágenes de esa respuesta con
manifestantes
apoyando a Maduro frente al palacio.
La televisión
venezolana también emitía coberturas de su corresponsal desde el interior de
una base militar donde las cámaras registraban a los opositores sitiando el
cuartel y lanzando piedras, bengalas e incluso disparos, un oficial y algunos
soldados resultaron heridos. Nada de ello merecía interés a las televisiones
españolas a pesar de que las imágenes las tenían disponibles y eran
espectaculares.
El ministro de
Cultura venezolano, Ernesto Villegas, difundió imágenes de los
opositores y soldados golpistas con armas semiautomáticos con silenciador que
no son las utilizadas por el ejército venezolano ni se pueden conseguir en el
país.
Los medios
españoles no recogieron ni una imagen de ninguna marcha o manifestación a favor
del gobierno a pesar de que las hubo. Tampoco de la masiva
manifestación del 1 de mayo que se convocó contra la injerencia
extranjera y en apoyo al gobierno venezolano.
Cuando una
corresponsal española en Caracas, la de Telecinco, dice en directo que
no percibe que Maduro sea un dictador, se tiene que enfrentar a
Cristina Seguí , de profesión “diseñadora gráfica” y fundadora de
Vox, con la que tiene que iniciar una discusión en directo.
Durante el
intento de golpe de Estado, las únicas intervenciones contra la libertad de
expresión venezolana fueron las suspensiónes
por parte de la empresa Twitter, con sede en San Francisco, de las
cuentas periódicos e instituciones venezolanas afines al gobierno: El Correo
del Orinoco (correoorinoco), el Diario
Vea (@DiarioVEAVen) y de la
televisora ViVe Televisión (
@ViVetvoficial ), así como las cuentas del Ministerio del Poder
Popular para la Mujer (@MinMujer); del
Ministerio del Poder Popular para la Educación (@mppeducacion) y del Ministerio del Poder Popular
para el Petróleo (@MinPetroleoVE).
Lenguaje
El lenguaje
también es importante. A llamar a los militares a tomar el poder le denominaron
“convocar” (“Guaidó convoca a los militares y al pueblo tras liberar de sus
arresto a Leopoldo López”. El País). El término utilizado para referirse
a una acción militar que derroque al gobierno, fue “levantamiento” ( La
Vanguardia ), “insurrección” ( Marca )
o “alzamiento” ( RTVE ,
El Mundo, Atlántico). Los españoles reconocemos muy bien el uso de término
“alzamiento nacional” cuando se quiere legitimar un sublevación militar contra
las instituciones elegidas.
La persona que
llevan semanas intentando presentar como presidente sin que despierte apoyos
masivos en Venezuela lo denominan “líder en construcción” (El País),
curiosamente como las páginas web caídas. Lo de Venezuela, una vez más, es
régimen de Maduro (“El régimen de Maduro informa de enfrentamientos”. El
País), término que no se plantearon usar ese mismo día para referirse a
Japón, donde se relevaba al cargo de emperador, un sistema más digno del
término régimen.
Comienzan a
aparecer titulares con el término “intervención humanitaria” (“Una intervención
humanitaria”, ABC), que es el paraguas con el que llevan unos años
invadiendo Iraq, Afganistán, Yugoslavia, Somalia, Siria o Libia. Con
consecuencias muy poco humanitarias.
Los medios
hacen suyo (sin ni siquiera comillas) el término con el que los golpistas
denominan la acción: “Sigue en vídeo, en directo, la Operación Libertad” (ABC).
Llamaban al
ejército del país y a su policía, «fuerzas de Maduro» (TVE1). Ningún
medio se plantea llamar «fuerzas de Sánchez» a la guardia civil española y el
ejército de España, o “fuerzas de Trump” a los marines.
La portavoz del
gobierno español también juega con las palabras cuando dice que está en contra
de un golpe de Estado pero apoya a la persona que lo está intentando: “ El Gobierno
de España mantiene el apoyo a Guaidó, pero asegura que «no respalda ningún
golpe militar»” .
Desde el primer
momento, algunas
firmas piden sin pudor que un comando estadounidense entre en
Caracas asesine a los miembros del gobierno y lance sus cuerpos al océano como
hicieron con Bin Laden:
“Sin la
intervención de los marines, o el secuestro de la dirección chavista en una
operación quirúrgica como que la que acabó con Bin Laden, difícilmente será
posible el derrocamiento de Nicolás Maduro. Los alzamientos militares parciales
no prenden en la tropa”.
Los medios se
refieren al presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, Diosdado Cabello,
como “líder chavista” o “número dos del chavismo” (El País). De
este modo evitan recoger el conflicto de competencias que hay entre esa
Asamblea y la que mantiene como presidente a Juan Guaidó, la asamblea
partidaria del gobierno directamente la desaparecen.
Los titulares
de las portadas de las ediciones en papel dan una idea de cómo asistimos al
apoyo a un golpe más que a un ejercicio de periodismo: “La libertad guía al
pueblo” (La Razón), “Venezuela intenta echar al dictador Maduro (La
Voz de Galicia), “La revuelta popular contra Maduro, encienda las calles de
Venezuela (La Región), “Venezuela entere la esperanza y la violencia” (El
Comercio), “Mirando de frente a Maduro” (ABC), Es imposible que, desde
esas premisas, se pueda informar en el interior del diario con veracidad.
El balance del
intento de golpe de Estado no pudo ser más patético. Los militares movilizados
fueron escasamente 25 soldados rasos, no tomaron ningún cuartel, solo se
plantaron en una autopista, a pesar de tener toda la presencia y llamamientos
en los grandes medios de comunicación y el apoyo de grandes potencia apenas
salieron en su apoyo unos cientos de ciudadanos. A las fuerzas orden les
bastaron algunas bombas lacrimógenas para contener los disturbios (ninguno de
los dos muertos de las primeras 48 horas fue en enfrentamiento con fuerzas del
orden, uno de ellos ni siquiera murió en Caracas). Las víctimas mortales
siguientes son el resultado de disturbios y violencia posterior al intento del
golpe de Estado. El cambio de denominación que le han dado los organizadores es
bastante elocuente. De Operación Libertad a Protesta Sostenida.
Fuente: https://www.cuartopoder.es/internacional/2019/05/04/venezuela-medios-de-comunicacion-manipulacion/
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