Día de la victoria sobre el predominio nazi y fascista
Han pasado ochenta
años y algunas de las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial todavía se
dejan sentir o están presentes en el desarrollo de las relaciones
internacionales
Victor Arrogante
El Plural.com
05.05.2019
Imgen de un grupo de prisioneros soviéticos en el
campo de concentración de Mauthausen.
El Día
de la Victoria, conmemora la derrota
de la Alemania nazi por la Unión Soviética y los Aliados.
Fue el 9 de mayo de 1945.
La rendición incondicional se firmó el 8 de Mayo a las 22,43 (hora de Europa)
ante el Mariscal del Ejército Rojo Gueorgui Zhúkov, poniendo fin a la Segunda
Guerra Mundial en el continente europeo. El Acta de rendición militar se firmó
en el Cuartel General de Eisenhower, Comandante Supremo Aliado en Europa, el 7
de mayo en Reims. Tras el suicidio de Adolf Hitler, que no pudo soportar que
los soviéticos estuvieran a escasos metros del bunker, la rendición alemana
estaba cantada. La guerra había terminado
La Guerra en España
(1936-1939), sirvió de campo de pruebas para Alemania e Italia. Hitler,
tras denunciar las cláusulas sobre desarme impuestas a Alemania por el Tratado
de Versalles, organizó un nuevo ejército y puso a prueba el nuevo armamento y
las nuevas tácticas guerreras. Hitler y Mussolini, entregaron material de
guerra a Franco y enviaron tropas especializadas a combatir en suelo español
contra el gobierno republicano. Las otras potencias, encabezadas por Francia y
apoyada por Reino Unido, se abstuvieron de intervenir, desarrollando su
política de «No intervención», porque la guerra de España venía a complicar el
juego estratégico que se desencadenaba en Europa. El nazismo y el fascismo,
quedaron derrotados en Europa, pero en España, todavía los estuvimos sufriendo
durante mucho tiempo. Ahora parece que retornan.
En la madrugada del 30 de abril de 1945, Hitler se suicidó y Berlín fue tomada por las fuerzas
soviéticas. La guerra en el Pacifico terminó en agosto, poco
después de que los Estados Unidos lanzaran las bombas atómicas en las ciudades
japonesas de Hiroshima y Nagasaki. Murieron en el acto ciento veinte mil
personas. Como consecuencia de todo, EEUU y la Unión Soviética surgieron como
las superpotencias que iban a dominar el mundo. La «guerra fría», el inicio de
la era atómica, la descolonización, y la creación de organismos internacionales
como la ONU o las Comisiones Europeas, fueron otras de sus consecuencias. Para
España representó el aislamiento internacional, la represión política en el interior
y la depresión económica.
El fin de la Segunda Guerra Mundial, se firmó
definitivamente el 2 de septiembre
de 1945, en la cubierta del Missouri –acorazado
norteamericano anclado en el golfo de Tokio–. Japón, el último aliado de la
Alemania nazi, firmaba el acta de capitulación. La Guerra Mundial había
estallado el 1 de septiembre de 1939, con la invasión de Polonia por parte de
Alemania. En lo que respecta a Asia Oriental y del Pacífico, los japoneses
plasmaron sus planes en 1941-1942, ocupando la mayor parte de China y alcanzado
las costas de Australia, ocupando las islas Filipinas, Indonesia y todos los
países del sudeste de Asia. Alemania y Japón, trataron de dividir el mundo bajo
su influencia.
El antiguo Tercer
Reich fue dividido. Prusia Oriental fue repartida entre Polonia y la
URSS, mientras que las regiones germanas de Pomerania y Silesia, fueron
transferidas a Polonia según lo pactado por Reino Unido, Estados Unidos, la
Unión Soviética y Francia en los Acuerdos de Potsdam. El resto de Alemania,
excluyendo Berlín, quedaba dividido en cuatro zonas militares de ocupación. En
1949, las tres zonas ocupadas por Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia se
convirtieron en la Alemania Occidental –República Federal de Alemania o RFA–, y
ese mismo año, la zona de ocupación soviética, Alemania Oriental se convirtió
en la República Democrática Alemana.
La ciudad de Berlín, había quedado dividida en cuatro
zonas, permaneciendo bajo ocupación militar, hasta el 12 de septiembre de 1990,
por el Tratado sobre
el Acuerdo Final
Con Respecto a Alemania, firmado por las cuatro potencias y los dos gobiernos
alemanes. Fue el tratado final de paz y la restauración de la plena soberanía
alemana, tras acordarse el fin de la ocupación extranjera. La reunificación
alemana se produjo el 3 de octubre de 1990 y el país reunificado obtuvo la
soberanía el 15 de marzo de 1991.
Las principales causas de la SGM, provienen de las consecuencias de la Primera Guerra
Mundial (1914-1918). El tratado de
Versalles (1919) estipulaba que las Potencias Centrales (Alemania y sus
aliados) aceptasen las responsabilidades morales y materiales por haber causado
la guerra; además debían desarmarse. Tuvieron que realizar concesiones
territoriales a los vencedores y pagar exorbitantes indemnizaciones económicas
a los Estados victoriosos.
La Segunda Guerra
Mundial fue el conflicto armado de mayores dimensiones
de la historia. Se enfrentaron los países que conformaban las Potencias Aliadas
y las Potencias del Eje. Tras seis años de lucha, se declara el final de la
guerra y la caída de los regímenes de Adolf Hitler en Alemania y Hideki Tojo en
Japón. El mundo quedó divido en dos bloques irreconciliables. Durante seis
años, la guerra se cobró más vidas y destruyó más tierras y propiedades en todo
el mundo que cualquier otra guerra antes conocida. De los cincuenta y cinco
millones de personas muertas, seis
millones eran judíos, exterminados en los campos de concentración, como
parte de la Solución Final. Gitanos,
homosexuales y personas de ideología opuesta fueron víctimas de la barbarie.
Han pasado ochenta años y algunas de sus consecuencias
todavía se dejan sentir o están presentes en el desarrollo de las relaciones
internacionales. La Segunda Guerra Mundial ha quedado marcada como uno de los conflictos más destructivos en la historia
del mundo, aunque parece que se olvidan sus consecuencias.
Desde entonces el mundo no ha dejado de guerrear. Más de cincuenta guerras,
conflictos armados o de «baja intensidad», están abiertas en nuestro planeta.
Independentistas, de insurgencia islámica, otras religiosas, tribales o de
identidad cultural, étnicas y contra el narcotráfico. Casi todas con la ayuda
de los países occidentales que suministran armamento y proclaman la paz:
Afganistán, Angola, Argelia, Birmania, Chad, China, Colombia, Corea del Norte y
Corea del Sur, Egipto, Etiopía, Filipinas, Gambia, India, Indonesia, Irak,
Irán, Líbano, Libia, Mauritania, Marruecos, México, Níger, Nigeria, Pakistán,
Perú, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Sahara,
Senegal, Siria, Somalia, Sudán, Tailandia, Túnez, Uganda o Yemen. Y las
amenazas de otras tantas. Destrucción, sufrimiento y muertes, pasadas,
presentes y las que vendrán, maldigo a los gobiernos canallas que ordenan y
provocan a quienes se benefician de la destrucción y del dolor inocente.
Estamos viendo a personas tras alambres de espino y no
es Auschwitz ni el Mauthausen alemán, es Europa hoy, que impide que los que
huyen de las guerras lleguen a su territorio. Por todo, parece que la guerra es
el sino de la humanidad. Entonces ganaron «los buenos»; hoy parecen que son los
contrarios quienes toman ventajas. Habrá que evitarlo; por decencia y dignidad.
El Consejo de Ministros, ha acordado instaurar el 5 de
mayo como "Día de Homenaje a los españoles deportados
y fallecidos en Mauthausen y en otros campos y a todas las víctimas del nazismo
de España". De los más de 7500 españoles, la mayoría republicanos
exiliados, 5117 fallecieron los campos de concentración nazis. Con la
instauración de este día, el Gobierno honra la memoria de estos españoles y
reconoce que representan una parte fundamental de nuestra historia democrática
por su ejemplo insuperable de sacrificio y lucha por la democracia y la
libertad.
España jugó su papel antes, durante y después de la
guerra, por lo quesufrimos las
consecuencias de la posguerra durante años. Los días 7, 8 y 9
mayo de 1945, se firmaba la rendición incondicional, que ponía fin al
predominio del nazismo y fascismo en Europa. Quedaba enconado el odio y rencor.
Hoy, esas ideologías criminales vuelven a tomar auge en Europa y en España
particularmente y tenemos que evitarlo. De momento, en las pasadas elecciones
generales, las derechas más radicales han perdido.
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