sábado, 15 de agosto de 2015

GRECIA. DEPENDER DE LIDERES, MALA COSA


Entrevista a Stathis Kouvelakis, miembro del Comité Central de Syriza

El Referendum y la desintegración de Syriza

4/5

Rebelión
Jacobin
11.08.2015


¿Pero crees que las capas recién radicalizados de la clase trabajadora griega que acababa de ganar un referéndum entendían lo que estaba pasando?

Bueno, entendían que el gobierno había perdido el control de su propia mayoría. Los medios de comunicación hicieron el trabajo, centrándose en Lafazanis, dando noticia detallada de los que votaron "no", "presente", "ausente", etc. Hay que añadir que entre los ausentes estuvieron los cuatro diputados de la corriente maoísta (KOE) y el propio Yanis Varoufakis, quien supuestamente tenía "obligaciones familiares". Así que los medios hicieron el trabajo por nosotros, y todo el mundo se dio cuenta de que había una división dentro del grupo parlamentario de Syriza.

De inmediato, los elementos más derechistas de Syriza exigieron que los que habían estado en desacuerdo de una manera u otra dimitieran inmediatamente de sus cargos, incluyendo sus escaños parlamentarios. Así que fue muy claro que Syriza estaba fracturada, aunque por supuesto las tácticas no estaban claras.

El voto más simbólico y crucial sucederá ahora. La votación de la semana pasada fue sobre las propuestas de negociación. La próxima votación, que determinará el futuro de Syriza y el país, será la votación del acuerdo firmado el domingo. Y la información que tengo hasta ahora es que el voto será absolutamente claro y en la memoria popular habrá un verdadero paralelismo con los famosos votos de mayo de 2010 y febrero de 2012 votos, cuando todo el mundo estaba mirando a cada diputado, para ver cómo votaba en esa ocasión. 

¿Qué opinas del argumento de gente como Alex Callinicos, con quien debatiste hace unos días, y que decía que en este momento la Plataforma de Izquierda tenía la legitimidad del referéndum y de alguna manera perdió el balón y no metió gol en esa oportunidad?

Creo que es demasiado pronto para decir si hemos perdido o no. Las cosas no se deciden en un solo momento, al menos no en ese momento. Es un proceso que se está desarrollando y creo que el verdadero shock para la sociedad en conjunto vendrá con el nuevo acuerdo firmado.

En esta etapa, lo que puedo decir es que la decisión de la Plataforma de Izquierda es recuperar el partido y exigir un congreso del partido. Creo que está bastante claro que el cambio de dirección de la política de Syriza tiene sólo un apoyo minoritario dentro del partido. Por supuesto, todos sabemos que las manipulaciones burocráticas de los procedimientos partidistas son inacabables y la burocracia tiene infinita capacidad para innovar. Sin embargo, me cuesta pensar que la mayoría de Syriza pudiera aprobar lo que se ha hecho. Claramente, la dirección resistirá ferozmente la convocatoria de un congreso. Veremos qué pasa, porque los estatutos nos permiten llamar a una reunión del comité central y así sucesivamente.

Pero objetivamente, el proceso que conduce a la desintegración de Syriza ya ha comenzado. Syriza, tal como la conocíamos, ya se acabó y la escisión es absolutamente inevitable. El único problema ahora es cómo va a suceder y qué forma va a tomar.

Sin embargo lo que también es probable que suceda es una reconformación drástica de la mayoría gubernamental, hacia alguna forma de gobierno de "unidad nacional" o de "gran coalición". Toda la lógica de la situación apunta a eso.

Los cuatro ministros de la Plataforma de Izquierda dejarán el gabinete esta semana y la votación de mañana en el Parlamento sobre el acuerdo validará la existencia de una nueva mayoría pro-austeridad, reagrupará la mayoría de los diputados de Syriza y todas las demás partes, con la excepción del KKE y los nazis. Se espera que hasta cuarenta diputados de Syriza rechazarán el acuerdo y podrían sumarse también algunos diputados de los Independientes Griegos. El líder del partido To Potami (El Río) ya se comporta como si fuera a ser muy pronto ministro y la derecha discute abiertamente la posibilidad de unirse al gobierno, aunque la decisión no ha sido tomada aún. 

Lo que describes parece una Plataforma de Izquierda actuando como un bloque disciplinado. Pero, ¿no está fraccionada internamente? ¿La votación no fue una manifestación de esa fractura o solo una maniobra táctica?

Tuvimos algunas pérdidas individuales, pero fueron bastante limitadas y hemos tenido éxito en la preservación de la coherencia de la Plataforma. Claramente, creo que fue un error no haber presentado nuestro plan alternativo antes, pero ahora se ha presentado un documento en la reunión plenaria del grupo parlamentario como declaración común de la Plataforma de Izquierda, con la participación de los dos componentes de la Corriente de Izquierda y la Red Roja. Es absolutamente crucial mantener la coherencia entre esos dos componentes. Pero es aún más importante, en realidad, que la izquierda de Syriza opere manteniendo la cohesión.

Hay todo tipo de iniciativas por fuera de las filas de la Plataforma como reacciones a lo que está sucediendo. Sabemos que la llamada tendencia de los Cincuenta y Tres (el ala izquierda de la mayoría) se ha desintegrado y habrá importantes reajustes en ese lado. La clave es que actuemos como la representación legítima del campo del No, el campo antiausteridad, que es la mayoría de la sociedad griega que ha sido traicionada por lo que está sucediendo. 

Y, constitucionalmente, ¿la dirección está en posición para purgar el partido?
Indudablemente está en posición de purgar el gobierno y eso es una buena cosa. Por supuesto, eso significa que los ministros de la Plataforma de Izquierda pronto serán expulsados ​​ del gobierno. Sobre el partido, ya veremos. 
Pero ¿existen mecanismos que podrían utilizar?

Es muy difícil expulsar a alguien del partido, pero vamos a ver cómo se manipulan los procedimientos a nivel de comité central.

¿Y se puede obligar a los diputados a renunciar a sus escaños?

No, no se puede. Es totalmente imposible. Hay una especie de carta adoptada por los candidatos electos de Syriza que dice que deben renunciar a su escaño si no están de acuerdo con las decisiones de la mayoría. Pero las decisiones del gobierno no han sido aprobadas por ninguna instancia del partido. El comité central del partido, que es el único órgano elegido por el congreso del partido, no ha sido convocado desde hace meses. Así que la legitimidad de las decisiones dentro del partido, y por supuesto dentro de la sociedad griega, es simplemente inexistente. 

Pero, si hay nuevas elecciones, la dirección del partido puede excluir a ciertas personas, ¿no?

Eso es lo que pretende. Incluso se habló de eso antes del referéndum, durante la última fase del proceso de negociación, cuando el fracaso se estaba volviendo más y más evidente. Se decía que Tsipras debía convocar elecciones y en ellas purgar a todos los candidatos de izquierda de Syriza. Y creo que ese es el plan que sin duda tienen en mente. Así que será una carrera entre el funcionamiento legítimo del partido y la manipulación de la agenda y el calendario político, particularmente la convocatoria de nuevas elecciones. 

¿Cuál es tu evaluación del acuerdo firmado la semana pasada entre el gobierno griego y el Eurogrupo?

El acuerdo es en todos los aspectos la continuación de la terapia de choque continuamente aplicada a Grecia durante los últimos cinco años. Va incluso más allá de todo lo que se ha votado hasta el momento. Incluye el paquete de austeridad constantemente promovido por la Troika durante meses, incluyendo un objetivo de un superávit primario elevado, un aumento de recaudación fiscal a través del IVA y todos los impuestos excepcionales que se han creado en estos últimos años, más recortes a las pensiones y en el sector público a los salarios porque la reforma de la escala salarial sin duda supondrá recortes a los salarios.

Hay también importantes cambios institucionales, con una agencia tributaria plenamente autónoma del control político interno, en realidad convertida en una herramienta de la Troika, y la creación de otro consejo “independiente” para supervisar la política fiscal, habilitado para introducir de forma automática cortes horizontales si no se cumplen los objetivos en términos de superávit primario.

Ahora lo que se ha añadido y lo que le da un sabor particularmente agrio a este acuerdo, es lo siguiente: en primer lugar, se confirma enfáticamente que el FMI está ahí para quedarse; en segundo lugar, las instituciones de la Troika se asentarán permanentemente en Atenas; en tercer lugar, Syriza se compromete a no aplicar dos de sus principales compromisos, el restablecimiento de la legislación laboral (había algunas vagas referencias a las mejores prácticas europeas, pero es explícito que el gobierno no puede volver a la legislación pasada) y, por supuesto, también se bloquea el aumento del salario mínimo.

El programa de privatización se amplía hasta un nivel increíble —hablamos de una privatización de 50.000 millones de euros— de forma que todos los activos públicos se venderán. No sólo eso, sino que serán transferidos todos ellos a una institución absolutamente independiente de Grecia. Se hablaba de que estaría en Luxemburgo, pero en realidad estará en Atenas aunque sin control político griego. Este es el tipo de proceso Treuhand que privatizó todos los activos de la Alemania Oriental.

Y la más fuerte de todas estas medidas es que, con la excepción del proyecto de ley sobre medidas humanitarias —que se ha reducido en gran medida respecto del programa de Syriza, esencialmente se trata de un gesto simbólico— todo el resto de los pocos proyectos de ley aprobados por el gobierno en materia de política económica y social tendrán que ser derogados.

¿Y qué pasa con todos estos temas que los liberales y los socialdemócratas utilizan para dar argumentos “políticamente correctos” a favor de la austeridad, como el presupuesto de defensa o los subsidios a la Iglesia Ortodoxa?

El acuerdo no dice nada acerca de la iglesia. Se recorta el presupuesto de defensa y hay una discusión vaga acerca de favorecer pagos de la deuda más factibles, al tiempo que se rechaza explícitamente cualquier condonación o cancelación de la deuda propiamente dicha. Esto no cambia casi nada porque la tasa de interés de la deuda griega ya es bastante baja y los reembolsos anuales se han extendido mucho a lo largo del tiempo, por lo que es muy poco lo que puede hacerse para aliviar la carga de la deuda de esa manera. Y no debemos olvidar que el acuerdo es sólo un elemento preliminar para el memorando que acompañará a un nuevo préstamo de 86.000 millones, que por supuesto lleva a otro incremento significativo de la deuda.

Así que la cláusula vaga acerca de una futura reconsideración de los términos de pago de la deuda es un elemento esencialmente retórico que permite a Tsipras decir que ahora se ha reconocido la necesidad de abordar la cuestión de la deuda. Es pura retórica, verborrea vacía. 

¿Crees que fue un error del gobierno y la izquierda no haber hecho algo más acerca de la iglesia ortodoxa, el ejército y el presupuesto de defensa, dando así argumentos al otro lado?

La verdad es que eso no era una prioridad. La deuda griega se debe esencialmente a la situación económica general en el país, con un crecimiento insostenible impulsado por los préstamos de todos los años anteriores y se debe a que el Estado griego no ha gravado adecuadamente al capital y a las clases medias y altas. Ese es el núcleo del problema, no el mito de la iglesia.

Es difícil gravar la iglesia, no se puede hacer de la noche a la mañana porque los bienes propiedad de la iglesia son muy diversos, la mayor parte son empresas, o son rentas de la tierra o de bienes raíces. Así que hay un mito sobre esto, cuando en realidad si se ponen impuestos a este tipo de ingresos adecuadamente, también se grava la riqueza de la iglesia. 

Entonces ¿no crees que el gobierno temiera el costo político de un enfrentamiento con los Independientes Griegos, o un conflicto más general en el país, si hubiera adoptado una línea dura con la iglesia?

Hay muchas cosas que podemos criticar a este gobierno pero sinceramente tratar de echarle la culpa a los Independientes Griegos es lo menos relevante. Incluso me atrevería a decir que los movimientos más impactantes en el ámbito de defensa o política exterior —por ejemplo, la continuación del acuerdo militar con Israel, la realización de ejercicios conjuntos en el Mediterráneo con los israelíes—son todos decisiones tomadas por personas clave de Syriza, como Dragasakis. Es bastante elocuente que Dragasakis representara al gobierno griego en la recepción ofrecida por la embajada de Israel al cumplirse los 25 años de relaciones diplomáticas normales entre Grecia e Israel. 

¿Y qué dirías de estas ideas a favor de Tsipras que algunos están mencionando, por ejemplo que Tsipras ha vuelto a introducir la política en estos debates técnicos, que ha expuesto el lado feo, que ahora en la opinión pública Merkel y los otros se muestran como los monstruos que realmente son, y así sucesivamente?

Creo que bastante de eso es cierto. Un compañero me envió un mensaje diciendo que es cierto que el gobierno de Syriza ha conseguido hacer de la Unión Europea algo mucho más odiado por el pueblo griego de lo que Antarsya [una coalición extraparlamentaria de extrema izquierda] o el KKE han sido capaces de lograr en veinte años de lucha contra la retórica de la UE.

Hablemos de lo que está por venir. Hay una votación sobre el nuevo paquete de austeridad esta semana que la Plataforma de Izquierda votará en contra, un congreso urgente del partido para tratar de recuperar la mayoría con divisiones o expulsiones potenciales. ¿Entonces que? ¿Una reconstrucción de la izquierda con elementos de Antarsya?

Es pronto para hablar de esas perspectivas de futuro. 


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