Entrevista a Stathis Kouvelakis,
miembro del Comité Central de Syriza
El Referendum y
la desintegración de Syriza
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Rebelión
Jacobin
11.08.2015
¿Pero crees que
las capas recién radicalizados de la clase trabajadora griega que acababa de
ganar un referéndum entendían lo que estaba pasando?
Bueno,
entendían que el gobierno había perdido el control de su propia mayoría. Los
medios de comunicación hicieron el trabajo, centrándose en Lafazanis, dando
noticia detallada de los que votaron "no", "presente",
"ausente", etc. Hay que añadir que entre los ausentes estuvieron los
cuatro diputados de la corriente maoísta (KOE) y el propio Yanis Varoufakis,
quien supuestamente tenía "obligaciones familiares". Así que los
medios hicieron el trabajo por nosotros, y todo el mundo se dio cuenta de que
había una división dentro del grupo parlamentario de Syriza.
De inmediato,
los elementos más derechistas de Syriza exigieron que los que habían estado en
desacuerdo de una manera u otra dimitieran inmediatamente de sus cargos,
incluyendo sus escaños parlamentarios. Así que fue muy claro que Syriza estaba
fracturada, aunque por supuesto las tácticas no estaban claras.
El voto más
simbólico y crucial sucederá ahora. La votación de la semana pasada fue sobre
las propuestas de negociación. La próxima votación, que determinará el futuro
de Syriza y el país, será la votación del acuerdo firmado el domingo. Y la
información que tengo hasta ahora es que el voto será absolutamente claro y en
la memoria popular habrá un verdadero paralelismo con los famosos votos de mayo
de 2010 y febrero de 2012 votos, cuando todo el mundo estaba mirando a cada
diputado, para ver cómo votaba en esa ocasión.
¿Qué opinas del
argumento de gente como Alex Callinicos, con quien debatiste hace unos días, y
que decía que en este momento la Plataforma de Izquierda tenía la legitimidad
del referéndum y de alguna manera perdió el balón y no metió gol en esa
oportunidad?
Creo que es
demasiado pronto para decir si hemos perdido o no. Las cosas no se deciden en
un solo momento, al menos no en ese momento. Es un proceso que se está
desarrollando y creo que el verdadero shock para la sociedad
en conjunto vendrá con el nuevo acuerdo firmado.
En esta etapa,
lo que puedo decir es que la decisión de la Plataforma de Izquierda es
recuperar el partido y exigir un congreso del partido. Creo que está bastante
claro que el cambio de dirección de la política de Syriza tiene sólo un apoyo
minoritario dentro del partido. Por supuesto, todos sabemos que las
manipulaciones burocráticas de los procedimientos partidistas son inacabables y
la burocracia tiene infinita capacidad para innovar. Sin embargo, me cuesta
pensar que la mayoría de Syriza pudiera aprobar lo que se ha hecho. Claramente,
la dirección resistirá ferozmente la convocatoria de un congreso. Veremos qué
pasa, porque los estatutos nos permiten llamar a una reunión del comité central
y así sucesivamente.
Pero
objetivamente, el proceso que conduce a la desintegración de Syriza ya ha
comenzado. Syriza, tal como la conocíamos, ya se acabó y la escisión es
absolutamente inevitable. El único problema ahora es cómo va a suceder y qué
forma va a tomar.
Sin embargo lo
que también es probable que suceda es una reconformación drástica de la mayoría
gubernamental, hacia alguna forma de gobierno de "unidad nacional" o
de "gran coalición". Toda la lógica de la situación apunta a eso.
Los cuatro
ministros de la Plataforma de Izquierda dejarán el gabinete esta semana y la
votación de mañana en el Parlamento sobre el acuerdo validará la existencia de
una nueva mayoría pro-austeridad, reagrupará la mayoría de los diputados de
Syriza y todas las demás partes, con la excepción del KKE y los nazis. Se
espera que hasta cuarenta diputados de Syriza rechazarán el acuerdo y podrían
sumarse también algunos diputados de los Independientes Griegos. El líder del
partido To Potami (El Río) ya se comporta como si fuera a ser muy pronto
ministro y la derecha discute abiertamente la posibilidad de unirse al
gobierno, aunque la decisión no ha sido tomada aún.
Lo que
describes parece una Plataforma de Izquierda actuando como un bloque
disciplinado. Pero, ¿no está fraccionada internamente? ¿La votación no fue una
manifestación de esa fractura o solo una maniobra táctica?
Tuvimos algunas
pérdidas individuales, pero fueron bastante limitadas y hemos tenido éxito en
la preservación de la coherencia de la Plataforma. Claramente, creo que fue un
error no haber presentado nuestro plan alternativo antes, pero ahora se ha
presentado un documento en la reunión plenaria del grupo parlamentario como
declaración común de la Plataforma de Izquierda, con la participación de los
dos componentes de la Corriente de Izquierda y la Red Roja. Es absolutamente
crucial mantener la coherencia entre esos dos componentes. Pero es aún más
importante, en realidad, que la izquierda de Syriza opere manteniendo la
cohesión.
Hay todo tipo
de iniciativas por fuera de las filas de la Plataforma como reacciones a lo que
está sucediendo. Sabemos que la llamada tendencia de los Cincuenta y Tres (el
ala izquierda de la mayoría) se ha desintegrado y habrá importantes reajustes
en ese lado. La clave es que actuemos como la representación legítima del campo
del No, el campo antiausteridad, que es la mayoría de la sociedad griega que ha
sido traicionada por lo que está sucediendo.
Y,
constitucionalmente, ¿la dirección está en posición para purgar el partido?
Indudablemente
está en posición de purgar el gobierno y eso es una buena cosa. Por supuesto,
eso significa que los ministros de la Plataforma de Izquierda pronto serán expulsados del gobierno. Sobre el partido, ya veremos.
Pero ¿existen
mecanismos que podrían utilizar?
Es muy difícil
expulsar a alguien del partido, pero vamos a ver cómo se manipulan los
procedimientos a nivel de comité central.
¿Y se puede
obligar a los diputados a renunciar a sus escaños?
No, no se
puede. Es totalmente imposible. Hay una especie de carta adoptada por los
candidatos electos de Syriza que dice que deben renunciar a su escaño si no
están de acuerdo con las decisiones de la mayoría. Pero las decisiones del
gobierno no han sido aprobadas por ninguna instancia del partido. El comité
central del partido, que es el único órgano elegido por el congreso del
partido, no ha sido convocado desde hace meses. Así que la legitimidad de las
decisiones dentro del partido, y por supuesto dentro de la sociedad griega, es
simplemente inexistente.
Pero, si hay
nuevas elecciones, la dirección del partido puede excluir a ciertas personas,
¿no?
Eso es lo que
pretende. Incluso se habló de eso antes del referéndum, durante la última fase
del proceso de negociación, cuando el fracaso se estaba volviendo más y más
evidente. Se decía que Tsipras debía convocar elecciones y en ellas purgar a
todos los candidatos de izquierda de Syriza. Y creo que ese es el plan que sin
duda tienen en mente. Así que será una carrera entre el funcionamiento legítimo
del partido y la manipulación de la agenda y el calendario político,
particularmente la convocatoria de nuevas elecciones.
¿Cuál es tu
evaluación del acuerdo firmado la semana pasada entre el gobierno griego y el
Eurogrupo?
El acuerdo es
en todos los aspectos la continuación de la terapia de choque continuamente
aplicada a Grecia durante los últimos cinco años. Va incluso más allá de todo
lo que se ha votado hasta el momento. Incluye el paquete de austeridad
constantemente promovido por la Troika durante meses, incluyendo un objetivo de
un superávit primario elevado, un aumento de recaudación fiscal a través del
IVA y todos los impuestos excepcionales que se han creado en estos últimos
años, más recortes a las pensiones y en el sector público a los salarios porque
la reforma de la escala salarial sin duda supondrá recortes a los salarios.
Hay también
importantes cambios institucionales, con una agencia tributaria plenamente
autónoma del control político interno, en realidad convertida en una
herramienta de la Troika, y la creación de otro consejo “independiente” para
supervisar la política fiscal, habilitado para introducir de forma automática
cortes horizontales si no se cumplen los objetivos en términos de superávit
primario.
Ahora lo que se
ha añadido y lo que le da un sabor particularmente agrio a este acuerdo, es lo
siguiente: en primer lugar, se confirma enfáticamente que el FMI está ahí para
quedarse; en segundo lugar, las instituciones de la Troika se asentarán
permanentemente en Atenas; en tercer lugar, Syriza se compromete a no aplicar
dos de sus principales compromisos, el restablecimiento de la legislación
laboral (había algunas vagas referencias a las mejores prácticas europeas, pero
es explícito que el gobierno no puede volver a la legislación pasada) y, por
supuesto, también se bloquea el aumento del salario mínimo.
El programa de
privatización se amplía hasta un nivel increíble —hablamos de una privatización
de 50.000 millones de euros— de forma que todos los activos públicos se
venderán. No sólo eso, sino que serán transferidos todos ellos a una
institución absolutamente independiente de Grecia. Se hablaba de que estaría en
Luxemburgo, pero en realidad estará en Atenas aunque sin control político
griego. Este es el tipo de proceso Treuhand que privatizó todos los activos de
la Alemania Oriental.
Y la más fuerte
de todas estas medidas es que, con la excepción del proyecto de ley sobre
medidas humanitarias —que se ha reducido en gran medida respecto del programa
de Syriza, esencialmente se trata de un gesto simbólico— todo el resto de los
pocos proyectos de ley aprobados por el gobierno en materia de política
económica y social tendrán que ser derogados.
¿Y qué pasa con
todos estos temas que los liberales y los socialdemócratas utilizan para dar
argumentos “políticamente correctos” a favor de la austeridad, como el
presupuesto de defensa o los subsidios a la Iglesia Ortodoxa?
El acuerdo no
dice nada acerca de la iglesia. Se recorta el presupuesto de defensa y hay una
discusión vaga acerca de favorecer pagos de la deuda más factibles, al tiempo
que se rechaza explícitamente cualquier condonación o cancelación de la deuda
propiamente dicha. Esto no cambia casi nada porque la tasa de interés de la
deuda griega ya es bastante baja y los reembolsos anuales se han extendido
mucho a lo largo del tiempo, por lo que es muy poco lo que puede hacerse para
aliviar la carga de la deuda de esa manera. Y no debemos olvidar que el acuerdo
es sólo un elemento preliminar para el memorando que acompañará a un nuevo
préstamo de 86.000 millones, que por supuesto lleva a otro incremento
significativo de la deuda.
Así que la
cláusula vaga acerca de una futura reconsideración de los términos de pago de
la deuda es un elemento esencialmente retórico que permite a Tsipras decir que
ahora se ha reconocido la necesidad de abordar la cuestión de la deuda. Es pura
retórica, verborrea vacía.
¿Crees que fue
un error del gobierno y la izquierda no haber hecho algo más acerca de la
iglesia ortodoxa, el ejército y el presupuesto de defensa, dando así argumentos
al otro lado?
La verdad es
que eso no era una prioridad. La deuda griega se debe esencialmente a la
situación económica general en el país, con un crecimiento insostenible
impulsado por los préstamos de todos los años anteriores y se debe a que el
Estado griego no ha gravado adecuadamente al capital y a las clases medias y
altas. Ese es el núcleo del problema, no el mito de la iglesia.
Es difícil
gravar la iglesia, no se puede hacer de la noche a la mañana porque los bienes
propiedad de la iglesia son muy diversos, la mayor parte son empresas, o son
rentas de la tierra o de bienes raíces. Así que hay un mito sobre esto, cuando
en realidad si se ponen impuestos a este tipo de ingresos adecuadamente,
también se grava la riqueza de la iglesia.
Entonces ¿no
crees que el gobierno temiera el costo político de un enfrentamiento con los
Independientes Griegos, o un conflicto más general en el país, si hubiera
adoptado una línea dura con la iglesia?
Hay muchas
cosas que podemos criticar a este gobierno pero sinceramente tratar de echarle
la culpa a los Independientes Griegos es lo menos relevante. Incluso me
atrevería a decir que los movimientos más impactantes en el ámbito de defensa o
política exterior —por ejemplo, la continuación del acuerdo militar con Israel,
la realización de ejercicios conjuntos en el Mediterráneo con los israelíes—son
todos decisiones tomadas por personas clave de Syriza, como Dragasakis. Es
bastante elocuente que Dragasakis representara al gobierno griego en la
recepción ofrecida por la embajada de Israel al cumplirse los 25 años de
relaciones diplomáticas normales entre Grecia e Israel.
¿Y qué dirías
de estas ideas a favor de Tsipras que algunos están mencionando, por ejemplo
que Tsipras ha vuelto a introducir la política en estos debates técnicos, que
ha expuesto el lado feo, que ahora en la opinión pública Merkel y los otros se
muestran como los monstruos que realmente son, y así sucesivamente?
Creo que
bastante de eso es cierto. Un compañero me envió un mensaje diciendo que es
cierto que el gobierno de Syriza ha conseguido hacer de la Unión Europea algo
mucho más odiado por el pueblo griego de lo que Antarsya [una coalición
extraparlamentaria de extrema izquierda] o el KKE han sido capaces de lograr en
veinte años de lucha contra la retórica de la UE.
Hablemos de lo
que está por venir. Hay una votación sobre el nuevo paquete de austeridad esta
semana que la Plataforma de Izquierda votará en contra, un congreso urgente del
partido para tratar de recuperar la mayoría con divisiones o expulsiones
potenciales. ¿Entonces que? ¿Una reconstrucción de la izquierda con elementos
de Antarsya?
Es pronto para
hablar de esas perspectivas de futuro.
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