“No a Bruselas, si a Francia” o por qué ganó Le Pen las elecciones europeas
Oriol Mallo
Sociología Crítica
2014/05/27
[ La Jornada
] Es el doble titular indiscutible de estas desangeladas elecciones
europeas del 25 de mayo del 2014. El sorpasso del frente de izquierdas
Syriza en Grecia y el primer lugar del Frente Nacional en el recuento
francés. Dejemos para otro día el análisis sobre el fenómeno griego.
Este frente de izquierdas se posicionó como una alternativa viable ante
el genocidio económico aplicado por la troika pero queda por ver si en
caso de llegar al poder presidencial Alexis Tsipras, esta inestable
coalición de intereses contrapuestos romperá con la telaraña europea o
solo renegociará mejores condiciones para sus deuda externa y las
políticas de austeridad.
Así pues, la pregunta del millón es otra. ¿Cómo pudo ganar un partido
populista, ultra y xenófobo las elecciones europeas en Francia con algo
más del 25% de los votos?
Para mi la respuesta está clara. Una lema de campaña simple y
directo: No a Bruselas, Sí a Francia. O como dijo Marine Le Pen tras la
celebración de la victoria electoral: “Los franceses no quieren seguir
siendo dirigidos desde fuera”. La defensa del estado social frente a la
doctrina del shock que Bruselas aplica en toda Europa y que bajo
paraguas alemán busca terminar, ahora, con la excepción francesa, o un
sistema político-administrativo donde lo público prima aún sobre lo
privado, pese al evidente sesgo corporativo-empresarial de los recientes
presidentes, la dupla Sarkozy-Hollande y sus primeros ministros como el
neoliberal declarado Manuel Valls.
Cuando la izquierda francesa acepta la dictadura tecnocrática
europea, defiende el lobby sionista y aplaude las guerras imperialistas
en África ¿Por qué extrañarse que el Frente Nacional gane las elecciones
europeas con propuestas de este estilo?
1. Aumento salarial automático de 200 euros para aquellos franceses que tengan un sueldo inferior a 1500 euros.
2. Baja del 5 % en las tarifas del gas, la electricidad y los trenes,
3.Revalorización de los pensiones por encima de la inflación anual.
4. Disminución del 20 % en la tasa sobre el carburante financiada
gracias a un impuesto especial sobre las grandes corporaciones del gas y
el petróleo.
5. Restablecimiento del franco en coexistencia con el euro y fin del
endeudamiento exterior de Francia vía Mecanismo Europeo de
Estabilización Financiera (MEES)
6. Nacionalización parcial de la banca comercial para proteger a los
cuentahabientes y control de los movimientos especulativos y
financieros.
7. Fin de la participación de Francia en el mando integrado de la OTAN y recuperación de su soberanía en asuntos militares.
En el programa del Frente Nacional -versión corta o versión larga- se
encuentran estas y otras medidas que ponen en jaque el orden financiero
internacional sustentado por la Unión Europea y los poderes fácticos
(impuestos progresivos sobre el patrimonio o fin de la independencia del
banco central francés, entre otras).
Los viejos demonios de Jean Marie Le Pen no se disuelven en este
acordeón de socialdemocracia radical. Sigue presente el clásico paquete
rudo contra los emigrantes ilegales, la reducción de permisos de
estancia, la prohibición de marchas de apoyo a indocumentados, la
homofobia y la tolerancia cero (o brutalidad policial) contra los que
desafíen el orden legal. La hija de Le Pen no esconde el legado ultra
pero todos los aspavientos de los medios contra el populismo xenófobo de
Marine son poco más que hipocresía criminal.
Europa no necesita al Frente Nacional para ser lo que ya es desde
hace tiempo: Una estructura represiva que asesina, tortura y encierra
cada día a miles de “extracomunitarios” que intentan entrar o sobrevivir
en la UE. Eso lleva años sucediendo con el acuerdo de las corrientes
politicas hegemónicas en la Unión Europea.
La clave del éxito electoral del FN reside en su capacidad para
sintetizar en tiempos de crisis los aspectos fundacionales del proyecto
nacionalista que diseñara Charles de Gaulle entre 1958 y 1969. Solo que
esta vez la mescolanza de autoritarismo y racismo pasó a un segundo
plano para centrarse en la defensa del estado del bienestar y la
soberanía nacional que los partidos coaligados en el Front de Gauche no
supieron promover, entender o ni siquiera creer. Menos de un 7 % de
votos muestran, a las claras, el estancamiento político de la galaxia
política que sobrevive a la izquierda del Partido Socialista.
Claro está que un poco de memoria histórica basta para recordar que
la ultraderecha se apropia de discursos antioligárquicos e incluso
antiimperialistas para llegar al poder y luego negociar con sus patrones
un ajuste es expectativas contra sus propios votantes dejando en pie
solo el aspecto represivo de su programa electoral.
Pero la verdad sea dicha, demasiadas luminarias del progresismo
francés apoyaron la “intervención humanitaria” en Libia así como al
Euromaidan de Kiev. Y cuando se venden como avances democráticos la
destrucción/asimilación de países próximos al área de influencia a la
Unión Europea, la izquierda alternativa está cayendo en el
colaboracionismo imperial que tanto denunciaba años ha. Actitud que
evitó, en todo momento, el Frente Nacional apareciendo como el único
partido que puede evitar la conversión de Francia en enclave colonial
Hace ya demasiado tiempo que para luchar contra la saga Le Pen el
progresismo francés se convirtió en brigada humanitaria del capitalismo
europeo e inquisidor de Israel en tierras francesas, asunto que se
reveló cuando la persecución judicial contra un comediante de apellido
Dieudonné cuyo contexto intenté contar hace algunos meses. Su seguidismo
del poder presidencial socialista y del sionismo francés los reduce a
la inanidad política. Su destino parece sellado.
Las conclusiones, provisionales e inmediatas, resultan claras. Y
bastante crudas. O la izquierda empiece a decir, alto y claro, NO A
BRUSELAS o la ultraderecha tomará el control de la indignación social en
toda Europa. Mientras tanto, el lepenismo se consolida porque concreta
muchas cosas que la izquierda debería decir y decidió callar.
*++
No hay comentarios:
Publicar un comentario