lunes, 12 de septiembre de 2011

ESCRITO Y DICHO EN 2005




ZARAGOZA – POLONIA = NEGOCIO GORDO = “COSNTITUCION EUROPEA”


El arma del chantaje económico en manos del capital (léase, por ejemplo, General Motors, que en Alemania, por ejemplo, es la Volkswagen) para incrementar la explotación de los trabajadores y de los pequeños y medianos empresarios, que son los que realmente fabrican el automóvil, pero no son los que disfrutan de la riqueza creada, es algo elemental y lógico que no deberá llamar la atención de nadie que con dos dedos de frente decida correr el riesgo de pensar por sí mismo y dejar de confundir sus deseos con la realidad, o lo que es lo mismo, dejar de creer en base a nada.
Asistimos al bochornoso e indigno espectáculo (indigno sólo en el caso de que tuviéramos dignidad, si no, nada. No se trata de darme la razón) de que ante una tropelía de los traga panes jefes de la General Motors (GM) servidos por unos estomaguetes bien pagados y de lujo, a fin de que los trabajadores de Polonia se peleen con los trabajadores de la planta de Figueruelas para ver quienes de ellos se pueden ofrecer más baratos y resulten más despiadadamente explotados.
Ya no se alza la voz para clamar por la justicia (dar a cada cual lo suyo) ni para erradicar la explotación (que nadie viva ni del esfuerzo ni del trabajo de otro). Ahora nos peleamos para que nos exploten más, para que la explotación se lleve a cabo sin ningún tapujo y con más chicha y limoná, lo que resulta una aberración absoluta para la dignidad humana (pero esto sólo en el caso de que tuviéramos dignidad, si no, nada), porque hemos llegado a un grado tal de alienacion social, política y económica que esa explotación ya no escandaliza a nadie, y lo que es peor, si es que todavía se puede empeorar algo: encuentra justificación moral incluso entre los propios explotados.
Esta situación a la que hemos llegado, y que yo creo que se agravará más hasta que llegue la implantación clara y definitiva del nuevo fascismo del siglo XXI que ya viene asomando las narices desde hace años, no ha sido producto de la voluntad divina ni producto de la madre naturalezas que es muy sabia ella y así lo ha querido, sino por el sometimiento político e ideológico a las condiciones sociales, políticas y económicas impuestas por el modo de producción capitalista, al que algunos llaman liberalismo o neoliberalismo, como modo de producción dominante que es, a lo que ha contribuido de una manera fundamental la actuación de los pedorretes sindicales (jefaturas de UGT y CC.OO) quienes en vez de denunciar injusticias (digo denunciar, no montar la revolución con la quema de conventos y la toma del Palacio de invierno incluidas) y dedicarse a que los trabajadores tomaran conciencia de su importancia en la sociedad, haciéndoles ver que son ellos con sus respectivos trabajos los que crean cuantos bienes materiales e inmateriales existen (digo educación, no el tutti fruti de la dictadura del proletariado ruso de 1917, que por cierto, no se produjo nunca), se han dedicado a la alimentación de las musarañas propias.
Claro que, también es verdad, que para enseñar a que alguien tome conciencia, o sea, a que alguien tenga un conocimientos profundo de la situación en que se halla desprovisto de ideología, o sea, objetivamente, primero hay que tenerla, lo que no ha sido el caso de los pedorretes sindicales actuales, que a lo primero que se dedicaron una vez liberados de sus puestos de trabajo fue a la escalada de las cumbres sindicales en unos casos y en otros, a la subida de los sillones del mando político, alejándose cuanto pudieron de las profesiones que les daban de comer.
Ante la descarada tropelía y chantaje económico que ahora hace la GM a sus trabajadores de Figueruelas de: “tenéis que cobrar menos por vuestro trabajo, que es incluso más productivo que antes, porque yo quiero ganar más, o me voy. Que en Polonia hay la misma pedorrería sindical que aquí y me están esperando con los brazos abiertos para explotarlos igual que a vosotros”, los pedorretes sindicales ya han tomado cartas en el asunto a favor de la GM, claro está, y se dedican a preparar una buena oferta para que algunso accionistas de la empresa ganen más (en definitiva, bajar los sueldos de los trabajadores de Figueruelas a través de una mayor productividad –mayor explotación- o de un tiempo más largo de trabajo –mayor explotación-, etc.) para servírsela en bandeja a la dirección de GM, y mediante la coacción, y la amenaza velada del miedo a la pérdida del puesto de trabajo, metérselas por el gañote a los trabajadores para que traguen.
Lo indigno es esto (pero sólo si tuviéramos dignidad, si no, nada) que los teóricos representantes de los trabajadores sean quienes justifiquen, y no sólo justifiquen, sino que se desgañiten, porque de aquí a poco los veremos desgañitarse por empeorar las condiciones de vida de los trabajadores, haciéndoles tragar la disminución de salarios para equiparase a los miserables salarios de los trabajadores polacos y a la precariedad laboral, para que General Motors no se vaya de Figueruelas (que no se deslocalice. ¿No se atreverán a negarme que la palabra deslocalizar contiene una sonoridad agradable al oído, y que además es perfecta para encubrir toda la podredumbre en injusticia que guarda?).
Algunos pedorretes sindicalistas, yo imagino que con la estrategia política bien calculada y definida, han comenzado ya a asomarse a los medios de comunicación (que no es lo mismo que información, que una cosa es joder, y otra muy distinta, estar jodiendo) para decir que la situación es muy compleja y delicada y que o trabajan más por menos o mami GM se va.
Y, no les falta razón. Tan delicado es el momento por el que atraviesa el modo de producción capitalista que ha llegado a su fase terminal y que para mantenerse en pie hasta su extinción y sustitución histórica de kas relaciones de producción Socialista, no le queda más remedio que empeorar paulatinamente las condiciones de vida de todos, incluso la propia de estos pedorretes.
Yo no creo que General Motors se vaya de Figueruelas. Lo que si creo es que las condiciones laborales de sus trabajadores empeoren considerablemente, gracias, fundamentalmente, al peonaje bien hecho a favor de la empresa de los pedorretes sindicalistas.
Pero no sería justo, lo reconozco, que los pedorretes sindicalistas, últimos eslabones del peonaje del capital sean los que carguen con todas las culpas.
El primer responsable soy yo, para no irnos muy lejos. Porque si estamos en una sociedad en la que lo que verdaderamente manda es el dinero, no me he preguntado nunca hasta ahora dónde está mi euro.
Sí, mi euro, el que yo dejo en el banco, porque a lo mejor resulta que a mi euro le salen alitas y se va volando, y con mi euro se pagan los salarios que cobran los trabajadores de Figueruelas. A lo mejor soy yo el que estoy pagando a esos trabajadores (pero yo no soy el que se lleva los beneficios producto de la explotación de esos trabajadores. No hay que confundirse, el que se lleva los beneficios, y a lo mejor hasta sin saber siquiera donde está Zaragoza, es el tragapán gordo jefe primero de la General Motors), o a lo mejor es mi euro el que en estos momentos está financiando las inversiones que ya ha hecho la General Motors en Polonia, o a lo mejor es mi euro el que financia la porra del policía que me puede dar dos porrazos en las narices como siga escribiendo así, o puede que mi euro esté financiando las líneas el AVE, o puede incluso que sea mi euro el que financia la fabricación de las bombas que en estos momentos están matando a iraquíes como yo, para que unas cuantas empresas les roben el petróleo…, en fin, que un euro es mucho euro, y yo quiero ver mi euro.
Hasta ahora me he conformado, porque he sido muy creyente, y me he venido fiando del numerito que el banco me enseñaba y me dece: “ves, Manolo, tu euro, hijo mío.” Pues, yo quiero ver mi euro, y ¡ojo!, que no estoy diciendo que me lo voy a llevar porque no quiero que me den un disgusto y me digan que me vaya a “chuflar a la vía” que mi euro está más perdido que Cuba para España.



Y esto del posible vuelo de mi euro no me lo vayan a tomar a broma, que los dineros de los trabajadores argentinos, una vez que aterrizaron por allí Telefónica y Endesa, por poner unos ejemplos, ya salió volando.
Tampoco me he preocupado hasta hoy, por creyente, sólo por creyente, de ver donde estaban los sacos de euros de las inversiones que realizó en su día la General Motors. Y como sé que se me puede acusar de radical óptico por querer ver los sacos de dineros de las inversiones realizadas, voy a rebajar el listón de mis exigencias, y sólo quiero ver el documento notarial y la inscripción en el Registro de la Propiedad de la hipoteca de bienes raíces hipotecados del Jefe de la GM (y sus avalistas), para garantizar la devolución de todo el dinero que le han dejado los diferentes bancos, no sea que mi euro ande por ahí en la cuerda floja en un que si sí, que si no.




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Manuel Sogas Cotano
Zaragoza 8 Septiembre 2005



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