Rusia y el
mundo: ganancias y riesgos en la posguerra ruso-occidental
Diario
octubre / noviembre 15, 2025
Vamos a
ver en prospectiva lo que ha sacado y sacará como riesgo y ganancia la
posguerra ruso-occidental, principalmente para la Federación de Rusia.
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“La
belleza salvará al mundo”
— Fyodor Dostoievski, en El príncipe idiota, novela.
“La humanidad debe poner fin a la guerra,
o la guerra pondrá fin a la humanidad.”
— John F. Kennedy
Jhosman Barbosa.— Las grandes potencias o super
potencias tienden a caracterizarse por su perspectiva de larga duración con la
cual abordan sus procesos nacionales e internacionales desde múltiples variables;
tales como, energía, ciencia, educación, innovación, economía, demografía,
ideología, nacionalismo, religión, milicia, disuasión nuclear, relaciones
internacionales, bloques de poder y últimamente con más ahínco respecto a la
finitud de los recursos y la crisis de sobre explotación del planeta.
Asimismo, cuando se enfrentan a problemas
que son consecuencia de acumulados históricos decantados inexorablemente en
guerras, su propia condición de status relevante, su tradición en la gestión
del Estado y su preservación con variaciones -expansiones y contracciones- a lo
largo de los siglos, como el caso de Rusia, los lleva a plantear de manera
clara la prospectiva de su propio fin o finalidad: la forma en que se
transitará a la ausencia de guerra armada directa.
Rusia ha vivido un duro proceso en el
siglo XX y el primer cuarto del XXI de: la transición de un sistema zarista
medieval y premoderno hacia el comunismo -experiencia que debieron vivir entre
las dos guerras mundiales de 1914 a 1945-; un periodo de tensión denominado
Guerra Fría hasta 1991; la turbulencia denigrante de los años 90’s con el fin
del ciclo soviético; el cambio vertiginoso hacia una economía de mercado; la
larga guerra de Chechenia inducida por EE.UU. hasta su fin en 2010 y cuando las
relaciones con Europa parecían tensas, pero cordiales, llegó en 2014 el golpe
de Estado en Ucrania -animado por EE. UU lo que devino en la actual guerra con
occidente, que de manera total se empezó a librar desde febrero de 2022 y a
noviembre de 2025 todavía continúa.
La postguerra será una transición lenta y
con matices; razón por la cual lo que se denota a continuación no emergerá como
resultado mágico, requerirá de tiempo, que me atrevo a señalar como serie de
fenómenos a darse en el marco de un triunfo militar ruso que obligue a
occidente a negociar una arquitectura de seguridad y una ‘paz estable’ o ‘paz fría’, según definiciones de
Battaglino: “La paz fría es
limítrofe con el concepto de paz estable. Pero, aunque la frontera es tenue, no
anula la característica esencial que permite incluirla dentro del grupo de paz
negativa: el uso de la fuerza no ha sido descartado”.
En el marco de este sucinto preámbulo me
propongo ahora ver en prospectiva lo que ha sacado y sacará como riesgo y
ganancia la posguerra ruso-occidental, principalmente para la Federación de
Rusia.
1. Reavivamiento de la memoria y
afirmación de la singularidad nacional multiétnica: La guerra declarada por la OTAN y sus
socios, Japón, Corea del Sur y Australia, a Rusia, logró sacar del letargo en
que podían vivir los jóvenes rusos respecto a los efectos devastadores de la
Gran Guerra Patria 1941- 1945: 27 millones de muertos y un país para levantar
desde los cimientos en las zonas más occidentales. Rusia vuelve a ver la
pesadilla del nazismo más violento, el banderista ucraniano no sólo en las
puertas de sus fronteras sino dentro de sus ciudades con actos terroristas, que
es respaldado sin caretas por la Unión Europea y tristemente, por muchos
habitantes europeos. Si las tres o cuatro generaciones que han pasado desde
1940 a la actualidad en Europa, ya ven con indiferencia el nazismo en sus
países y quizá con simpatía, es en parte porque el protector estadounidense les
permitió desarrollar un Estado de bienestar mediante el Plan Marshall con altos
niveles de calidad mientras los rusos, según el preámbulo hecho al inicio de
estas líneas, no han tenido más que una vivencia hostil y adversa aún dentro
del periodo soviético.
Cuando en documentales
de la cadena RT tales como: ¡Cosacos, a las armas!, Sudzha: espíritu inquebrantable o Mi vida tras el punto de mira,
se aprecia la unidad rusa bajo el ethos, el ser ruso más allá de ser cosacos,
ortodoxos, musulmanes, siberianos, yakutos, moscovitas o amures, entre otros.
La idea del nazismo de regreso a cohesionado la convivencia multiétnica y multi
religiosa de los rusos. Se afirman en doctrinas y tradiciones milenarias que
han sido superiores al periodo del zarismo o del Sovietismo.
Sin embargo, hay variables de las
realidades y complejidades que expresan grandes sociedades. Una de ellas es la
posición de ultranacionalistas rusos derivados de las barras bravas del fútbol
que aman a Rusia, luchan por ella; como el Batallón La
Española, que ha sido controlado en sus expresiones por el Kremlin luego de
la desagradable experiencia del levantamiento de Yevgueni Prigozhin, en 2023, como líder de
la PMC Wagner.
En prospectiva, en un mundo donde la interconexión
digital diluye las identidades, donde los discursos posmodernos y woke abogan
por un multiculturalismo sin límites, sin fronteras que tiene en crisis
migratoria a la propia Europa, Rusia afirma los valores de la familia, de
género y de sano nacionalismo; en tanto no se construye desde una idea de
superioridad sino de la capacidad de los nacionales para resolver por sí mismos
amenazas como el nazismo y todas las variantes de guerra económica, cultural y
comunicacional. Rusia puede ver a los próximos cincuenta o cien años con
esperanza y confianza gracias al doloroso tránsito de la guerra de élites
globales, camino a la transición hacia una multipolaridad ojalá auténtica.
En ese sentido, la prevalencia de la
historia soviética, anti nazi, anti excepcional debe afirmarse en libros
escolares y en la multimedia comunicacional. La formación de un público
ilustrado capaz de abordar diversas fuentes será siempre la tarea. El
aniquilamiento de factores internos desestabilizadores a nivel ideológico, como
el nazismo, o fundamentalismos en las regiones lejanas del Cáucaso, es una
tarea central para evitar la implosión de la gran Rusia.
La recuperación de la dignidad rusa será
la justa reivindicación a los agravios sufridos en los años 90’s, cuando se
desmanteló el Estado de Bienestar soviético y el desarraigo hundió a los
habitantes de una Rusia en transición en la lógica absurda del egoísmo y la
competencia. La Rusia de los próximos 50 o 100 años deberá hacer balance de
esta fase oscura y volver a integrar ideas básicas del socialismo porque en su
simiente ES colaborativa, desde
el mir y la Obshchina,
antecedentes del colectivismo soviético dentro del régimen zarista.
Al parecer, Europa y EE.UU. seguirán en
una reescritura de la historia, con una ruptura de su identidad tendiendo al
fundamentalismo de ultraderecha. La Europa blanca se verá afectada por la gran
oleada de migración o deberá controlarla bajo el tipo de método exportado de
EE.UU. de los comandos Inmigration and Customs Enforcement ICE.
2. Demografía y recursos
estratégicos: Con
las cinco regiones incorporadas por consulta popular a Rusia en 2022, Donetsk
(4 millones), Lugansk (2,2 millones), Jersón (296.100), Zaporiyia (717.000) más
Crimea (2,4 millones), ésta desde 2014, sumaron sus poblaciones a los
143.600.000 de habitantes rusos. Esto es relevante para un país con problemas
demográficos, pues, aunque se necesitan sobre todo fortalecer las regiones más
orientales para copar territorios, no es poco sumar 9.5 millones de habitantes
rusos, ortodoxos y cultural e históricamente así auto reconocidos. Esto es
mejor que cualquier política migratoria. Así, aunque las estadísticas recabadas
varían en uno o dos años entre sí, podemos pensar que la actual Federación de
Rusia cuenta con 153 millones de rusos étnicos, ruso hablantes, ortodoxos o musulmanes
con memoria histórica y una posición firme ante la familia como unidad social.
Cada uno de estos oblast tiene sus
propios potenciales, por posición geográfica como Crimea o en tanto recursos
mineros e instalaciones metalúrgicas en las que el gobierno ucraniano nunca se
detuvo a invertir sino en agotarlas sin dejar regalías suficientes a las
regiones donde se encontraban. Su potencial será puesto en marcha y tributará
para el desarrollo futuro de las regiones mismas; es decir, lo que el Estado
ruso deba invertir ahora en reconstrucción, incluidas la infraestructura
urbana, vías, redes, hospitales, colegios, etc., será recuperado en el mediano
plazo cuando por ejemplo Azovstal, un combinado metalúrgico del acero, en la
región de Mariúpol, que quedó destruido en los combates o Metinvest, planta
dedicada a la industria carbonífera de coque en la región de Krasnoarmeisk se
pongan en plena marcha de producción.
Respecto al potencial e incertidumbre de
los recursos minerales, escribí un artículo analizando el desespero estadounidense por hacerse
con las tierras raras de Ucrania, el realismo de las mismas como
explotación y su conexión con el puerto de Odesa; oblast que muy probablemente
se sumará como sexta región rusa en el marco del conflicto que reivindica tanto
zonas estratégicas como aquellas donde mayoritariamente hay rusos étnicos.
En prospectiva, estas regiones NO negociables en ningún
acuerdo, se integrarán completamente a la madre Rusia y sumarán éxitos en
potencial intelectual mediante sus centros de investigación, así como
deportistas o artistas. En términos económicos, serán capaces de ser
autosuficientes, generar el desarrollo que no lograron bajo la mano ucraniana,
luego de treinta años de la separación de la URSS. Esto se vio en la restauración adelantada en
Mariúpol, en cuanto a sistema educativo, planteles, red hospitalaria, vías
y demás.
La demografía será un plus bien recibido,
también ante la dolorosa pérdida de nacionales rusos en la guerra reafirmando
la premisa de la proyección de la Operación Militar Especial, OME: ‘no importan
los territorios sino las personas’. Diría yo, no las extensiones de tierra sino
los habitantes de tales zonas. En mi concepto el territorio SI importa, porque
éste se define como una suma de cultura, idiosincrasia, memoria, gastronomía,
música y tradiciones vinculados a un espacio geográfico. En tal
sentido, esos territorios se hacen de esos rusos y esos rusos hacen esos
territorios, o unidades administrativas llamadas oblast.
Es clave, desde mi perspectiva, que una
guerra tan dolorosa para Rusia por todas las implicaciones que le subyacen, no
puede terminar dejando Odesa y la frontera con Transnistria en manos de la OTAN
y lo que quede de Ucrania. Esta región será integrada a la Federación o dejarán
los rusos una cuña a renacer en su contra en el mediano o largo plazo.
Por otra parte, Ucrania tendrá una
demografía crítica, con una migración instalada en Europa y Polonia, cuando no
en Rusia, Canadá y Estados Unidos, como población no deseable -para los
polacos- y resentida por la guerra, además de afirmada en anti valores nazis; como
se aprecia en la comunidad ucraniana en Polonia. Una nación endeudada con
Europa o vendida a EE.UU. en sus recursos naturales, implica una total
incertidumbre en su viabilidad como nación o si será absorbida por países
fronterizos en sus reivindicaciones históricas polacas o húngaras.
Según la Oficina
del Censo de EE. UU. (U.S. Census Bureau) y la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) las dos de
EE.UU., “la inmigración neta será la única causa del crecimiento poblacional.”
Además:
Población Blanca No Hispana: Es el único
grupo principal cuya población está proyectada a disminuir con el tiempo,
debido a que las muertes superan a los nacimientos en este grupo, que es
demográficamente más viejo.
Latinos y asiáticos: Son los principales
impulsores del crecimiento poblacional entre los grupos minoritarios. Los
latinos representaron el 91% del crecimiento total de la población de EE. UU.
entre 2020 y 2023.
Aunque ninguno de estos grupos será
mayoría absoluta para 2060. Sin embargo, estas proyecciones permiten apreciar
que los esfuerzos de ICE por deportar y mermar población migrante ‘ilegal’
serán infructuosos, o habrá una gran oleada de legalización.
Según Eurostat, se apreciará un envejecimiento de la
población y un crecimiento de las etnias no nativas, como la musulmana,
proyectada a un crecimiento del 10,5% al 2050. Cerca de un 14% de población
europea se ubica en el exterior.
En la prospectiva que
nos interesa, particularmente la rusa, es clave que la Federación de Rusia
desarrolle estrictos esquemas de permiso de inmigración, basados en la
asimilación de la cultura, la lengua y la historia de Rusia. así como una
lectura atenta de los perfiles de los solicitantes. La decadencia de Europa
pondrá como polo atractivo al país eurasiático y es prudente verse en el espejo
del caos vivido por Europa y EE.UU. durante este primer cuarto de siglo XXI.
3. Guerra, trato de prisioneros y
derechos humanos: Los
crímenes de guerra, el dolor de la población que siempre es la mayor víctima,
las mujeres, ancianos y niños, es tema doloroso para el perdón y la
recuperación del tejido social en la postguerra. La política e indicación
prioritaria del presidente Vladímir Putin, desde siempre y ratificada el pasado 30 de
octubre, es que se preserve la integridad de los soldados rusos y que se
garantice, según los convenios internacionales, el cuidado de los prisioneros y
soldados ucranianos rendidos en combate. En esto no sólo impera el sentido
común del respeto a la vida de quien no ofrece ni resistencia ni riesgo. Impera
la mentalidad de mediana y larga duración acerca de cómo manejar el duelo, el
resentimiento, la frustración que deja la derrota. Entre menos personas sean
maltratadas por la guerra, ucranianos que son eslavos hermanos de los rusos,
mejor se podrá vivir la nueva realidad geográfica, política, social, económica
y administrativa con la que quede ‘lo que quede’ de Ucrania. Esto implica
minimizar el periodo de transición a la estabilidad de posguerra que tiende a
caracterizarse por la zozobra del terrorismo de aquellos grupos rebeldes, nazis
fervientemente ideologizados que deberán ser reducidos por los servicios de seguridad
e inteligencia.
En prospectiva, teniendo como referencia la guerra de
Chechenia y la forma significativa en que el gobierno ruso invirtió en la
región, y la comprensión de la necesidad de normalización y fin de la guerra,
se pudo apreciar que hubo una integración chechena a Rusia y si bien pudo
quedar algunos resquemores, fueron subsanados por la inversión efectuada en tal
oblast. La guerra en Ucrania ha reafirmado este sentido de ser ruso, hijos de
la madre Rusia. esto se aprecia en la actuación en la guerra actual de las
fuerzas especiales chechenas Ajmat de Ramzán Kadýrov, no solo en condición de
chechenos musulmanes sino de rusos. Esto implica que el trato adecuado de
hermanos prisioneros hoy, garantiza o puede garantizar no sólo el respeto del Estado
ruso sino la afirmación nacional y la defensa de la misma. Aunque también hay
chechenos luchando del lado ucraniano. De hecho, algunos prisioneros ucranianos
bien tratados, pasan a integrar brigadas para luchar contra el régimen que los
reclutó a la fuerza y los manda a morir sin protección, apoyo ni trato humano.
En cuanto a los derechos humanos y
crímenes de guerra, será necesario un Nuremberg 2.0 y las reparaciones a los
cultos ortodoxos, la cultura rusa y el deporte ruso. Las reparaciones es posible
que no se den en términos materiales, pero en términos simbólicos y jurídicos
la derrota y castigo definitivo a la ideología nazi debe completarse, como
tarea que quedó pendiente en 1945 y es prioridad de la OME.
4. Economía, nueva normalidad y desaceleración
de la industria militar:
Hay datos importantes de la economía rusa en el proveedor
mundial de inteligencia macroeconómica FocusEconomics, en donde se aprecian
cifras como: desempleo (población económicamente activa), 2020 = 5.9%; 2022 =
3.7% y 2024 = 2.3%. Esta tendencia es relevante, en tanto se avista no sólo que
ya el desempleo venía bajando antes de la OME, sino que la activación de la
industria de guerra, así como las sanciones que obligaron a una línea
autárquica, fomentó el empleo. La inflación en septiembre de 2025, fue igual a
8%, es un logro sustantivo, ante el 2022, donde en pleno inicio de la OME, se
situaba en el 11,9%. Las exportaciones en mercancías han pasado de 33400
millones de dólares en 2022 a 43300 millones en 2024 y 32000 millones de dólares
a agosto de 2025; siendo las importaciones en tal año 25313 millones de dólares.
El PIB per cápita pasó de 10.077 USD en 2020 a 15.619 USD, en 2022 a 14.831 USD
en 2024,
último dato de BM.
a esto hay que sumar las proyecciones de
exportaciones de armas por contratos logrados cada año en las ferias militares
y para el caso de 2025 vemos en el portal
Sputnik, del 4 de noviembre pasado, que,
El grupo ruso Rosoboronexport —que forma
parte de la estatal Rostec— se convirtió en el líder del mercado
mundial de armas, aumentó significativamente su cartera de pedidos y su volumen
de suministro, declaró el director general de Rostec, Serguéi Chémezov.
“La empresa concertó más de 30.000
contratos con sus socios, exportó productos a más de 120 países por un valor
superior a $230.000 millones”, precisó.
En los últimos 25 años, la compañía
quintuplicó sus exportaciones de armas, añadió el director ejecutivo de Rostec,
Oleg Evtushenko.
Indicó que Rosoboronexport juega un papel
clave en su objetivo estratégico de mantenerse en el segundo lugar en el
ranking mundial de países exportadores de armas hasta 2030 y más allá, hasta
2036.
Esto implica un mantenimiento de puestos
de trabajo para cumplir tanto los contratos como la demanda de armas para la
OME y señala una tendencia a mantener el complejo militar ruso activo; también
ante amenazas de Europa.
Asimismo, es importante la balanza
comercial con el socio más cercano de Rusia, China, que este año alcanzó un nuevo récord de intercambio, aún en
el marco de la presión de EE.UU. sobre China –infructuosa por lo visto en la reunión mantenida por los
mandatarios el día 3 de noviembre– para que no compre hidrocarburos a
Rusia.
Además, para traer sólo un ejemplo,
según la página oficial del Ministerio de desarrollo económico de
Rusia, el intercambio comercial entre Rusia y Etiopía, un socio
BRICS+, creció el triple en 2025 comparado con 2024; basado en fertilizantes,
cereales de Rusia, así como perspectivas de inversión en infraestructura rusa
en el país africano a contra pelo de un crecimiento del 46% de las
exportaciones de café etíope a la Federación.
Como prospectiva, la economía rusa deberá tender a un
crecimiento sostenido no inferior al 3% en la siguiente década, salvo
variaciones globales o regionales por pandemias, desaceleración económica del
socio clave chino, entre otras y teniendo en cuenta los desempeños macroeconómicos
señalados. La consolidación de BRICS+, como se vio en el ejemplo con un socio
menor, Etiopía, da señales de multiplicar tal factor por los países que
integran e integrarán BRICS+ y comprender un crecimiento y diversificación de
la canasta de exportación – importación, además porque mantiene lazos
comerciales con países por fuera de BRICS+. Por ejemplo, en la postguerra, hay
que ver cómo quedará la nueva normalidad de intercambio comercial con Europa y
EE.UU.
En tal sentido, es deseable que Rusia no
sea amable con la Europa que ha jugado todas las cartas para derrotarla. Por lo
cual, los precios del gas deberían subir para Alemania, las condiciones
arancelarias para retornar al mercado ruso onerosas y la recuperación total de
los activos rusos congelados y robados hasta el momento por Europa y EE.UU. sea
una condición del restablecimiento de las relaciones comerciales, más cuando
han utilizado los intereses de esos 300 mil millones de euros para financiar al
enemigo nazi en Ucrania. Ese no es sólo el dinero de magnates rusos sino del
pueblo ruso.
De hecho, el crecimiento del complejo
militar industrial de Europa, está al alza, es caro, pero se proyecta para las
guerras imaginadas que declaran contra la “Amenaza rusa” hacia 2030. Si se observa la página del Consejo Europeo, el crecimiento
de inversión en este sector viene desde 2014 con 189 mil millones de euros a
2024 con 343 mil millones de euros y se proyecta hacia 2030 con base en la
Declaración de Versalles del 10 de marzo de 2022, donde señala que:
Sobre la base de la declaración de
Versalles y de las prioridades políticas establecidas por el Consejo Europeo,
el 19 de marzo de 2025 la Comisión Europea presentó el plan ReArm
Europe/Readiness 2030.
El plan abre el camino a un aumento
masivo de la inversión en defensa en Europa, haciendo posible un gasto
adicional en defensa de hasta 800.000 millones de euros en los próximos
años.
Las sanciones occidentales desde 2014 y
las impuestas desde 2022 que suman 19 paquetes, han llevado a Rusia no sólo a
volcarse hacia los socios asiáticos y en el marco BRICS+, sino a generar una
economía autárquica. En ese sentido, Rusia debería seguir el camino de una
consolidación de su potencial científico-técnico, como el caso de su
aeronáutica civil y el avión MC-21-300. Además, el avance de proyectos de
cultivo de Banano y otras verduras y frutas nativas del trópico, se dan en este
sentido y de exportación en la región. El desarrollo de la I.A., de
procesamiento de tierras raras, el sector biotecnológico y farmacéutico deben
ser prioridad para mermar la dependencia de China tendiendo a la
complementariedad.
Los contratos de la industria militar, de
alguna manera me preocupan, en tanto esos sectores pueden volverse dependientes
de los conflictos avivados para mantener los récords de ventas. La posible
tranquilidad, espero, es que no es un complejo militar anárquico y privado como
lo es el estadounidense. Por lo visto del complejo militar industrial europeo,
y no menos el estadounidense, no habrá desaceleración del sector
armamentístico; teniendo como conato la necesidad por ahora de mermar en tal
rubro ante la incertidumbre de la vuelta o no a los tratados de armas nucleares
abandonados por EE.UU., del cual el Nuevo START se vence en febrero de 2026.
5. Relaciones internacionales, bloques de
poder, mercados e internacionalismo: Definitivamente
el mundo se dirige al multilateralismo basado en un poli centrismo erguido en
la tripolaridad China, Rusia, Estados Unidos. Esto será lo deseable atendiendo
a una sensatez occidental en el relevo del capitalismo que pasa de EE.UU. a
China, en la lógica del re-centramiento del mismo, tal cual pasó cuando
Inglaterra cedió el liderazgo a los estadounidenses, no por gusto, al final de
la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, se puede apreciar un agotamiento de las
Naciones Unidas, una pérdida de sentido de la misma y su Consejo de Seguridad.
Asimismo, BRICS+ tiende a posicionarse no sólo como una alternativa comercial
que proyecta el respeto por la negociación, sino que puede tender a la
construcción de una nueva arquitectura de las relaciones internacionales y una
diplomacia de altura.
En prospectiva, la guerra determinará los bloques y
alianzas básicas para una relación entre regiones. Si en verdad Rusia y China
están contra las formas decadentes del globalismo, así como las del insano
nacionalismo, deberán ir hacia un internacionalismo si no proletario, al menos
uno que comprenda al sur global como base y principio de la solidaridad. Si
Palestina y África no se ven reivindicadas por una mirada humana, no tendrá
sentido una guerra ganada al occidentalismo criminal Y el fin de sus 500 años
de dominio.
El intercambio comercial en el marco de
las relaciones internacionales, para ser justo, debería retomar algunas
fórmulas del Consejo de Ayuda mutua Económica, CAME, sobre lo cual detallé la
idea en el artículo, La arquitectura BRICS+: un logro valioso, que es deseable
contemplar de la experiencia del CAME. Es necesario
revisar los términos de intercambio y los costos de externalidades, más aún
cuando la crisis de recursos naturales y la sobre explotación demandan nuevas
estrategias.
BRICS+, liderado por Asia, indo pacífico,
-China, India y Rusia- deberán cortar lazos con occidente mediante Naciones
Unidas, pues esta es una plataforma occidental, que opera desde New york. El
fin del ciclo occidental debe ser el fin de la democracia. Occidente tendrá su
zona de injerencia sumada en una liga no global de la cual Estados Unidos y
otros países de Europa y Asia serán interlocutores con el bloque BRICS+. En ese
sentido la banca multilateral se romperá, como ya viene pasando, quedando el
Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, BAII y Banco BRICS y sus
plataformas de transacción tipo SWIFT de un lado y FMI-BM-OMC, del otro. Esto
será quizá lo más complejo, marcará las nuevas relaciones de los próximos 50 y
100 años.
Occidente, básicamente EE.UU. y en menor
medida Europa, podrán desarrollar un propio núcleo diplomático; lo que
permitiría tener foros entre grandes bloques, que sería mucho mejor como
contención mutua y garante de eficiencia ante desmanes de potencias
consolidadas o emergentes, que no ha podido impedir el anquilosado Consejo de
Seguridad, ante abusos de OTAN en Yugoslavia, Libia, Siria, o la masacre
israelí a los palestinos, así como los asesinatos extrajudiciales a lancheros
en el Caribe. En ese sentido, la propuesta de Jeffrey Sachs, que se puede
apreciar en la brillante controversia que sostuvo con John Mearsheimer,
titulada Esferas de seguridad para evitar la tercera guerra mundial,
implica un respeto de áreas de injerencia ‘naturales’ de cada superpotencia;
mismas de la tripolaridad ya descrita.
Lo anterior puede implicar a mi modo de
ver, una tensa negociación en la cual, al estilo de la crisis de los misiles de
1962, Rusia y China acepten salir de Venezuela y quizá de Nicaragua y Panamá,
así como de Cuba, a cambio de la salida total de EE.UU. de Europa del Este, el
Estrecho de Taiwán y Asia. Dejando estas zonas a la esfera de influencia
ruso-china, manteniendo para EE.UU. a Europa y Latinoamérica, y dejando una
zona gris en Medio Oriente y África. Esto lo he señalado sin sistematizarlo en
artículos anteriores, como posibilidad realista del juego de grandes potencias.
Ya Nikita Jrushchov fue pragmático en 1962, con Kennedy.
Latinoamérica, juzgada por lo que hace en
el presente y lo que ha hecho en el pasado, seguirá circunscrita como vasalla
de las potencias, aún en el marco de la multipolaridad. La última cumbre CELAC-UE del 9 y 10 de noviembre de 2025,
dio como resultado que, el punto 14 de la declaración se pliega a la voluntad
europea y estadounidense cuando dice:
Reiteramos nuestra profunda preocupación
por la guerra en curso contra Ucrania, que continúa causando un inmenso
sufrimiento humano. Apoyamos todos los esfuerzos encaminados a lograr un
alto el fuego sostenible y a promover el diálogo político orientado a una
paz justa, integral y duradera; a fomentar la desescalada y a propiciar un
diálogo directo, de conformidad con el derecho internacional y con pleno
respeto de los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas,
incluido el arreglo pacífico de las controversias y el principio de integridad
territorial y soberanía.
(El subrayado es mío) De lo cual o es
ambiguo, pensar que la guerra contra Ucrania es culpa también de una Europa que
ha dicho en sus representantes “hasta el último ucraniano” o le culpa de todo a
Rusia. Además, se pliega a algo que rechaza sistemáticamente la diplomacia y la
dirigencia del Kremlin: NO ALTOS AL FUEGO sin abordar condiciones estructurales
del conflicto y la negociación de una arquitectura de seguridad.
En los puntos 19 a 21, se reconoce la
necesidad de una reforma de la ONU y el Concejo de Seguridad. La UE, sólo ‘toma
nota’ [sic.] de varios puntos donde no quiere comprometerse. Así, las elites de
la región atrasada, son atrasadas en su estima; están cómodas como economías
primario exportadoras, vasallas de las élites globales. Puede que caigan los
500 años de dominio occidental, pero continuará el dominio en el imaginario y
el ethos lacayo de esta parte del sur global, con las excepciones marcadas de
Venezuela, Cuba y Nicaragua, salvo que una invasión o acción del comando sur
alteren tal independencia o los arreglos ya señalados entre potencias.
6. Conflictos y poderío militar: La postguerra OTAN-Rusia si bien definirá
la transición más franca hacia la multipolaridad, no necesariamente evitará
otros espacios de disputa. Lo que suceda en el Caribe, entre Armenia y
Azerbaiyán, entre Irán e Israel, así como los conflictos en África, serán la
expresión de una continuidad de una paz fría, como ya se señaló. En cuanto al
poderío militar, sin duda Rusia ha marcado una inflexión como potencia
dominante y el conflicto en Ucrania redefinió las doctrinas de guerra
convencional con la inserción de tecnología y la revaloración del riesgo que
ahora se vive en la propia retaguardia. El mercado negro de armas se ha visto
fortalecido, así como la exportación de las propias técnicas de guerra que han
pagado cárteles de droga y mafias de todo el mundo para formar a sus
terroristas y sicarios en las nuevas técnicas dadas en la guerra en Ucrania.
En prospectiva, Rusia, quien, por ser siempre el chivo
expiatorio como excusa para las amenazas de occidente, no dejará de desarrollar
armamento y capacidades militares, manteniendo la brecha tecnológica al máximo
con sus competidores. En ese sentido, Rusia será la gran potencia militar al
menos por lo que resta del siglo XXI, no sólo por sus desarrollos de doctrina
militar, guerra electrónica, drones y armas convencionales hipersónicas que
también pueden ser portadoras de armas nucleares, sino porque habrá acuñado
experiencia ganadora en el campo de batalla, que no tienen ni China ni EE.UU.
En cuanto las enseñanzas militares de la
guerra, las nuevas tecnologías se seguirán ampliando hacia grupos terroristas y
narcotraficantes como ya pasa en México, Colombia y Brasil. El arsenal de armas
que Ucrania vende y venderá al mercado negro, así como la mano de obra
experimentada que participó en el conflicto, garantiza no sólo guerras inter
estatales y conflictos regionales, como los que pretende fomentar EE.UU. en
Latinoamérica, sino a las guerras civiles o de los Estados paralelos dentro de
los Estados nacionales.
De esta forma, bajo el escenario más
alentador de una larga transición sin guerra nuclear, estas pueden ser en mi
concepto las formas en que se proyecta el futuro, particularmente ruso y de
otros actores. Seguramente quedan por fuera varios aspectos. El anhelo de
totalidad es deseable, pero difícilmente alcanzable, más aún sin fuentes más
especificas a las cuales acceder.
Una interrogante sustancial radica en
imaginar cómo se reenfocará la lucha de clases vigente y creciente, en el marco
de un descrédito de lo que se era y es la izquierda y cómo el progresismo y la
incultura woke, desarrollada como arma ideológica por occidente, serán
derrotados por un renacimiento de los valores y doctrina auténtica anti
burguesa y colaborativa, colectivista del socialismo, que hoy China, sólo
aplica de la muralla hacia dentro. Esto se aprecia aún más oscuro ante la
pérdida de comprensión lectora, el facilismo y parasitismo basado en las
tecnologías que no impiden el desarrollo de un pensamiento crítico y complejo.
Esta postguerra será diferente a la de
1945, pues no hay antagónicos ideológicos, todos se pliegan al capitalismo como
forma y motor de desarrollo, lo que implica que las bases obreras y campesinas
seguirán en un lugar donde ‘todo cambia para que todo siga igual’. Solo la
voluntad de China de exportar su modo de producción o el inevitable copamiento
del mismo por inercia de su poder a futuro, cambiaría quizá el marco
capitalista que pudo abandonar occidente, pero continuará inexorable como modo
de producción dominante.
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