Una victoria electoral
contra el «genocidio social» de Milei
Rebelion
13/09/2025
Fuentes: Rebelión
Por casi 14 puntos de
diferencia, el domingo 7 de septiembre el peronismo-kirchnerismo propinó en la
Provincia de Buenos el primer golpe político de envergadura al Gobierno de
Javier Milei y su proyecto antisocial. Fue una “paliza electoral”, titularon
diversos medios nacionales e internacionales, comentando los resultados que
ninguna de las empresas de sondeos había pronosticado.
Casi dos años después de
la victoria de Milei en 2023, la elección de parlamentarios provinciales
bonaerenses constituía el test más relevante del estado de humor político de la
ciudadanía en general.
La provincia de Buenos
Aires, con más de 17 millones de habitantes -el doble de la población de
Suiza-, reúne casi una tercera parte del electorado
argentino. Históricamente, los resultados de ese gigante
habitacional de 307.000 kilómetros cuadrados (más extenso que Italia),
constituye uno de los indicadores de referencia de las tendencias electorales a
nivel nacional.
El próximo 26 de octubre será el otro momento clave para evaluar la marcha del
proyecto “anarco-liberatorio-antisocial” de Milei: las elecciones
parlamentarias a nivel nacional. En ellas se elegirá la mitad de los diputados
y un tercio de los senadores. De ahí la trascendencia de la pulseada en las
urnas del pasado 7 de septiembre
Resultados contundentes
Fuerza Patria, que reúne
al peronismo-kirchnerismo y sus aliados, con más de 3.800.000 votos (47.3% de
los votos) fue la clara vencedora. Con 2.700.000 (33.7%) quedó en segundo lugar
La Libertad Avanza de Javier Milei que en esta elección fagocitó a la Propuesta
Republicana (PRO) del antiguo presidente derechista Mauricio Macri. Es decir,
Milei congregó en esta contienda electoral a todo el espectro de la
derecha-extrema derecha.
Muy lejos de las dos primeras fuerzas, quedaron con algo más del 5%, Somos
Buenos Aires (un sector del antiguo Partido Radical de centro) y como cuarta
fuerza electoral el Frente de Izquierda y Trabajadores – Unidad que alcanzó el
4.7% de los votos. Una decena de otras pequeñas fuerzas se ubicaron con menos
de 2% cada una, no llegando, en total, al 10% de los sufragios.
Dos conclusiones principales
Más allá de la aritmética y de la mayoría parlamentaria neta que mantendrá por
cuatro años el peronismo-kirchnerismo en la provincia más grande de Argentina,
surgen dos principales elementos de análisis a nivel de conclusiones
provisorias.
En primer lugar, y el
más contundente, la victoria incuestionable del peronismo-kirchnerismo sobre La
Libertad Avanza del presidente Milei. En términos más globales se puede
interpretar como un rechazo claro de un sector mayoritario del electorado
bonaerense al proyecto de duro ajuste antisocial que viene ejecutando el
dirigente libertario con el beneplácito del Fondo Monetario Internacional.
Si bien Milei logró un
relativo control de la inflación, el costo social del ajuste que aplica, el
desmantelamiento acelerado del Estado social, la dependencia total del Fondo
Monetario Internacional, así como su alianza ciega con Donald Trump y Benjamín
Netanyahu (como principales referentes de su visión geopolítica) le pasan una
costosa factura política. A lo que se suma el rechazo popular al negacionismo
de Milei sobre derechos humanos y el cambio climático. Y la condena popular a
la constante acción represiva que el Gobierno Milei vienen aplicando contra
toda forma de oposición, en particular contra los jubilados que encabezan desde
meses el reclamo social en las calles.
Por otra parte, el triunfo de Fuerza Patria lleva al análisis de las dinámicas
actuales internas de ese gran conglomerado político peronista-kirchnerista. En
el mismo confluyen tres sectores principales: el de Axel Kicillof (53 años),
actual gobernador de Buenos Aires, hijo político del kirchnerismo pero que reclama
autonomía en la gestión. El sector kirchnerista encabezado por Cristina
Fernández de Kirchner (72 años), hoy proscripta, detenida en prisión
domiciliaria pero que continua como presidenta del Partido Justicialista
(peronista) a nivel nacional. Y la centrista Renovación Peronista del ex
candidato Sergio Massa (53 años).
Sin embargo, más allá de estas fuerzas estructuradas, el peronismo-kirchnerismo
integra muy diversos sectores sociales lo que complejiza aún más la conducción
unificada de ese amplio movimiento: las principales centrales sindicales del
país; movimientos sociales urbanos y rurales; los gobernadores provinciales
peronistas –muchas veces con proyectos e intereses propios y dispuestos a
negociar con el Gobierno Nacional – e incluso, los intendentes municipales.
Como ejemplo, solo en Buenos Aires, el peronismo ganó el pasado 7 de setiembre
en casi un centenar de las 135 intendencias que existen en esa provincia, ya
que también se elegían concejales (parlamentarios municipales) y consejeros escolares.
Una primera lectura indicaría que el ganador en esa interna fue Axel Kicillof
quien impuso su voluntad de adelantar a septiembre esta contienda provincial,
separándola de las elecciones parlamentarias de octubre próximo. Las urnas
mostraron que esa decisión política de alto riesgo era correcta. Sin embargo,
la victoria del peronismo-kirchnerismo también deja una lección esencial: sin
unidad en la diversidad no hay victoria contra el proyecto de Milei.
El gran desafío de los
próximos meses y años consistirá no solo en mantener esa frágil unidad dentro
del campo nacional y popular sino extenderla y ampliarla a otros sectores para
que el resultado exitoso que se vivió en Buenos Aires logre superar, a nivel
nacional, el 50% de las simpatías electorales, condición para destronar
este peligroso laboratorio de genocidio social que impulsa el Gobierno de
Milei.
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