Entrevista a la periodista Marta Brancas, militante feminista
«El movimiento feminista sigue
muy oculto y muy poco consultado como fuente»
Por Andrea
Momoitio San Martín
Rebelion
08/03/2025
Fuentes: https://www.pikaramagazine.com
Repasamos con la periodista Marta Brancas, militante feminista, las transformaciones
que ha vivido el periodismo feminista en las últimas décadas.
Marta Brancas
(Málaga, 1951), periodista e historiadora, es parte de la Asamblea de Mujeres
de Bizkaia-Bizkaiko Emakumeen Asanblada (AMB-BEA). Ha dedicado su carrera
profesional al periodismo feminista y a la recuperación de la memoria histórica
de las mujeres. Es una vieja conocida de esta revista y parte activa del
movimiento feminista de Bilbao.
No sabía que habías nacido en Málaga.
Sí, mi padre
trabajaba en Mijas. Eso me salvó de algunos asuntos durante la dictadura porque
cuando pedían el carné no ponía nada de Bilbao.
¿Qué valoración haces del auge del periodismo feminista en los últimos
años?
La situación es
muchísimo mejor en ciertos sentidos. Ahora hay prensa que se nombra
directamente feminista. Antes era muy difícil meter cosas de género en los
medios, pero se ha peleado mucho para que las mujeres podamos ser fuentes. No
ha sido así con el movimiento feminista que sigue muy oculto y muy poco
consultado como fuente. El tema del tratamiento de la violencia contra las
mujeres ha sido un éxito, entre comillas.
En las décadas de los años 80 y 90 hubo mucha prensa editada por el
movimiento feminista. De alguna manera, se han perdido este tipo de
publicaciones.
Sí, totalmente.
Prácticamente no quedan. Esto tiene que ver con la mejora y la apertura de los
medios al mundo de las mujeres y, algo, al feminismo. En aquel momento no se
veía ninguna posibilidad. En los 80 no había nada: una página de ‘la mujer’ o
una sección en algunos periódicos, pero muy tomado por los pelos. La dificultad
era enorme. En ese momento, los periódicos de las organizaciones de mujeres
eran más bien panfletos que se sacaban en ese formato. Algunas publicaciones, como Geu
Emakumeok [periódico de la AMB-BEA] evolucionaron y se abrieron
a más organizaciones, a más mujeres, a más temas… para que no todo fuera
información sobre las campañas que estaban haciendo las propias organizaciones.
Por distintas razones eran muy difíciles de mantener. Es una pena porque hubo
cantidad de publicaciones y no están todas guardadas.
Eran publicaciones hechas por las propias militantes.
Siempre había
alguna periodista que sabía dirigir, que valoraba y estimulaba a otras para
escribir otro tipo de textos que no fueran panfletos, pero era caro, las
periodistas tenían otros trabajos…
¿Crees que la desaparición de estos medios se debe a la profesionalización?
De alguna
manera, sí; pero no solo se ha profesionalizado el periodismo. Se ha profesionalizado
el feminismo: hay cantidad de asesoras que hacen planes de igualdad, que
asesoran a empresas, a organizaciones; técnicas de igualdad… Muchas mujeres del
feminismo de finales de los 70 se metieron en política, en los sindicatos, que
tienen sus propias secciones. Por una parte, está muy bien, pero, por otra,
deja mucho que desear. El movimiento feminista y las organizaciones que somos
el hueso de la aceituna no somos fuente de información y si lo somos es en
momentos muy puntuales y somos un poco mal tratadas. Recuerdo, cuando la huelga
de 2019, haber tenido una reunión potente con todas las periodistas de EITB para contarles
cómo iba a ser. Nos preguntaban qué podían hacer y les decíamos que el 8 de marzo son todos los días. Hay que tener iniciativa y, desde luego, se ha notado muchísimo. Antes
no había nada. No te puedes imaginar. ¿Tú te acuerdas de eso?
La verdad es que no.
Era una sequía
total.
Hay una crítica, legítima bajo mi punto de vista, del movimiento a la
profesionalización del feminismo, pero tengo la sensación de que se critica a
las comunicadoras feministas, pero no a las abogadas feministas, ni a las
arquitectas, por ejemplo.
Sí y no. Ahora
no sé, pero por lo que he podido seguir, en la universidad no hay una
especialización de periodismo feminista. Así como hay periodismo deportivo,
político, no hay un periodismo feminista. Las mujeres que se dedican a ello
siguen teniendo que pelearse los espacios. Está mal visto, como está mal visto
en la sanidad que los médicos práctiquen abortos. Yo creo que la crítica que
hace el movimiento feminista es que hay poca relación de las periodistas con el
feminismo. Antes de las III Jornadas Feministas de Euskal Herría [celebradas en
Leioa en 1994] desde el Geu Emakumeok organizamos reuniones
con periodistas de todos los medios para explicarles qué íbamos hacer, qué se
podía escribir, cómo podían colaborar, apoyar. Eso no existe ahora. No existe
un puente entre el periodismo feminista y el feminismo. Creo que la
desconfianza viene de ahí.
¿Cuál podría ser ese puente?
Reuniones de
mujeres periodistas, espacios de encuentro… para ver los problemas que hay con
los medios, para apoyarse unas a otras, para pasar contactos, tener una base de
datos de feministas.
Pero existen redes de periodistas, existen bases de datos y, sin embargo,
al movimiento feminista le sigue costando la relación con los medios. Las
dinámicas de los medios, las prisas, la necesidad de declaraciones, parecen
incompatibles con las dinámicas del movimiento.
Sí, ese es el
tema, pero eso se construye con tiempo, pero, claro, el periodismo forma parte
de la industria de la información y tiene sus riesgos. El movimiento feminista
tiene los suyos.
ormaste parte de Andra, un periódico feminista que
quizá no tenga el reconocimiento que merece.
Andra fue un milagro. Supuso resistir el periodo más
duro de [el Gobierno de José María] Aznar, resistir al conmigo o contra mí, de
“todos sois terroristas y horribles”. A ver, se pudo hacer, ¿sabes por qué?
Porque, entre otras cosas, todas nos conocíamos de Geu Emakumeok.
Nos conocíamos, nos habíamos ayudado, escribíamos en la última etapa de Geu.
Entonces fue más fácil. Claro, al sacarlo en papel fue una chulada. ¡Venga, a
competir con El Correo!Estábamos en los quioscos. Tuvimos
colaboraciones magníficas de mucha gente de todo el Estado. Andra llegaba
a muchas mujeres y tuvo mucha influencia en la opinión. En ese momento había
desparecido la prensa feminista, la de los boletines, la de las organizaciones.
Tampoco existía ya Vindicación Feminista. Quedaban las
publicaciones de las instituciones. Emakunde, por ejemplo, publicaba una
revista en papel, a toda pastilla, pero era institucional. Andra fue
un periódico feminista independiente hecho por mujeres totalmente. Es verdad
que solo duró tres años, pero fueron años muy importantes. Fue la única forma
de resistir. Estoy encantada de haber podido participar en ese proyecto.
¿Crees que Andra ha tenido alguna digna heredera?
¿Qué quieres
que te diga?
La verdad, Marta.
En papel, de
aquel estilo, no hay nada. Lo que hay ahora es todo en internet. Pikara
Magazine es una heredera, pero lo habéis hecho de cero sin tener
genealogía feminista. Erais muy jóvenes y las jóvenes…, en fin, inventan
la rueda cada vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario