Apuntes sobre el Frente Obrero
y Popular por el Socialismo
DIARIO OCTUBRE / marzo 12, 2025
Enric Lloret (Unidad y Lucha).— Las tierras de España, vastas y
desiertas, galopan bajo el ritmo del caballo cuatralbo. Es el jinete del
pueblo, que sabe que la tierra le pertenece. Galopa, como vanguardia
revolucionaria, para organizar el Frente Obrero y Popular hacia el Socialismo.
Las condiciones
objetivas ya están dadas en el Estado español. Ahora es necesario que, como
vanguardia, aportemos nuestra subjetividad, combinando teoría y praxis junto al
sujeto revolucionario: la clase obrera. Es la síntesis teórica de un proceso
organizativo y dialéctico, que debe comenzar para la toma del poder. Esta tarea
exige una correlación de fuerzas favorable a las posiciones marxista-leninistas
y, por tanto, debe contemplar diversas alianzas. Alianzas que se forjarán en el
ámbito asociativo, popular y sindical de clase, incorporando las capas
explotadas de la sociedad a la Revolución Socialista.
La temperatura
social global está al borde de estallar. El fervor fascista de las élites
imperialistas de EE. UU., que muestran orgullosamente el saludo romano, y sus
apresuradas prisas para imponer un nuevo orden internacional, están
estrechamente vinculados a la crisis sistémica y en descomposición del
capitalismo. Hoy, el relato idílico de la democracia burguesa, que en su
momento derrotó al “perverso comunismo de la URSS”, ya no es suficiente para
alimentar la superestructura burguesa. El capital necesita un nuevo marco
ideológico, más autoritario y criminal, que multiplique la alienación de las
masas explotadas.
Afirmamos que
existen condiciones para que los comunistas ganemos terreno, al colocar la
contradicción fundamental entre trabajo y capital en el centro de la lucha. En
este contexto de agudización de la lucha de clases, donde el capital, en su
fase terminal imperialista, muestra su criminal voracidad, la realidad es
clara: el holocausto en Gaza perpetrado por el sionismo o la guerra de la OTAN
en Europa para la apropiación de las tierras de Ucrania por BlackRock son
ejemplos de la depredación criminal que la clase dominante necesita para
sobrevivir. Estos hechos luctuosos exigen millones de víctimas sacrificadas al
Moloch capitalista.
A nivel local,
la burguesía intenta conservar su parte del botín. Para ello, las capas
populares deben ser despojadas, exprimidas y bombardeadas intelectualmente con
el relato sistémico, un discurso idealizado que oculta los beneficios generados
por la rapiña. La explotación, la especulación y la privatización de lo público
son presentadas como el “orden natural”, vociferan desde la dictadura
mediática. La superestructura, con la colaboración de la socialdemocracia,
fomenta la división del proletariado y atiza el conflicto entre pobres. Esta es
la señal de que el sistema está en descomposición. El conflicto por la
supervivencia del Estado burgués está servido. Las riquezas se concentran
principalmente en las corporaciones multinacionales de EE. UU., mientras las
facciones burguesas locales se disputan entre sí, como vimos en el intento de
secesión del entramado burgués catalán.
No estamos en
el fin de la historia, como profetizaba el “ínclito” Francis Fukuyama. Todo lo
contrario, extraeremos conclusiones de ella. Partiendo del materialismo
histórico, rechazamos posiciones idealistas que podrían llevarnos a un
voluntarismo y dogmatismo que dificultarían el impulso del Frente Obrero y
Popular hacia el Socialismo. Recurriremos al acervo histórico para ordenar un
proceso dialéctico cuyo primer objetivo es recuperar para el proletariado la
conciencia de clase y revolucionaria. Esta será la vacuna intelectual para
revivir los organismos sociales que, en su momento, lucharon con acierto contra
la dictadura franquista.
Negras
tormentas agitan los aires de la España monárquica de Felipe VI. Como un déjà
vu, nos retrotraen al pasado, a la España prerrepublicana de 1930, cuando se
acordaron los primeros pasos para poner fin a la dictadura monárquica de
Alfonso XIII. La historia nos enseña que, desde la proclamación de la Segunda
República hasta su final trágico el 1 de abril de 1939, por la agresión militar
del nazifascismo internacional, la lucha por la libertad no fue tarea fácil ni
espontánea. Estuvo marcada por las contradicciones del momento y por los
movimientos de masas que dieron lugar al Frente Popular.
El próximo
congreso del Partido nos permitirá profundizar en los aspectos ideológicos y
organizativos necesarios para dar respuesta a los retos que nos imponen las
nuevas relaciones sociales de producción. Aplicaremos las contradicciones del
momento para desmontar el relato de la socialdemocracia y su conciliación con
el sistema y con su organización armada, la OTAN. Colaboraremos con sindicatos
de clase para combatir el sindicalismo amarillo y movilizaremos las entidades
populares para frenar el avance del fascismo en los barrios obreros. Cuando sea
necesario, debatiremos la interpretación distorsionada de las ideas
revolucionarias por parte de efímeros núcleos de izquierdismo revolucionario
que se atribuyen el papel de sujeto revolucionario. Todas estas involuciones
existen para desarmar ideológica y organizativamente al proletariado. Son las
lacras que sostienen la superestructura de alienación capitalista.
Fuente: unidadylucha.es
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