Gastos militares y pobreza
Rebelion / España
26/02/2025
Fuentes: Comité
de Coordinación de la Campaña "Que no nos arrastren a la guerra"
[Ilustración: Fernando Francisco Serrano]
39 Aniversario del Referéndum de la OTAN. En el seno de la OTAN, solo en
Europa hay cerca de 100 millones de pobres que no tienen nada para invertir,
pero la OTAN y su secretario general han encontrado una solución: “aceptar
hacer sacrificios”, “gastar menos en otras prioridades”, refiriéndose a
“pensiones, sanidad, seguridad social”, dice Mark Rutte.
De un tiempo a
esta parte, y de forma creciente, somos “bombardeados” con propaganda belicista
los 365 días del año: la guerra y nuestros “enemigos”; la criminalización de
Irán, China, República Popular Democrática de Corea y, sobre todo, de Rusia.
En contraposición, hay otros asuntos casi ocultos y que,
cuando aparecen, apenas sí se les presta atención durante unos pocos días. Este
es el caso de la pobreza, elemento disruptivo del discurso del “jardín”
occidental, de su “prosperidad” y de su “modo de vida”, que tan solo emerge
cuando se publican los informes anuales que muestran las cifras de una realidad
incómoda, que se quiere invisibilizar desvinculándola de sus causas y
consecuencias.
El reciente informe núm. 14 de la EAPN (Red Europea de
Lucha contra la Pobreza) sobre la pobreza en Europa deja las cosas claras: en
Europa hay 95 millones de pobres, uno de cada cinco ciudadanos no cubre sus
necesidades básicas, es decir, sufre carencias graves que le impiden alcanzar
la “prosperidad” y formar parte del “modo de vida” del que alardea Occidente:
son los excluidos.
El Reino de España ocupa un lugar destacado en esta
clasificación. Es el tercer país más pobre de Europa, cuenta con 12 millones de
pobres, la cuarta parte de su población, a lo que hay que añadir la pobreza
infantil, que se acerca al 30%.
Estas cifras ponen en evidencia que ni técnica, ni ética,
ni moralmente podemos hablar de desarrollo, ni de progreso, ni de modo de vida
ejemplar.
Mientras esto sucede, el peligroso y temerario nuevo
secretario general de la OTAN hace campaña para aumentar los gastos militares,
intentando asustar a la gente para que lo consideren necesario, imprescindible,
prioritario.
Es la lógica belicista: si el otro se rearma, yo también
tengo que hacerlo. No importa quién sea el otro, ni que se rearme por estar
siendo hostigado. Tampoco si se trata de una posible amenaza real o inventada,
o de anteponer soluciones diplomáticas cuando haya intereses en juego. Lo que
se busca es el conflicto, alimentar el complejo militar industrial, gastar en
armas, municiones y tropas para expandir el dominio de la potencia que encarna
esa lógica belicista: EE.UU.
“Invertir en defensa es invertir en nuestra seguridad”
dice el secretario general de la OTAN, Mark Rutte. ¿La guerra es una inversión?
¿Qué esperamos ganar? Estamos pasando del antiguo mecenazgo al posmoderno mercenariazgo.
Para dejarlo claro: ganar dinero pagando a quienes me aseguran seguir
ganándolo.
En el seno de la OTAN, solo en Europa hay cerca de 100
millones de pobres que no tienen nada para invertir, pero la OTAN y su
secretario general han encontrado una solución: “aceptar hacer sacrificios”,
“gastar menos en otras prioridades”, refiriéndose a “pensiones, sanidad,
seguridad social”, dice Mark Rutte. Los pobres no pueden ganar dinero
invirtiendo, pero pueden contribuir a la guerra reduciendo sus gastos sociales.
Este personaje ignora, o finge ignorar que, según los
especialistas, el aumento de la pobreza ha creado una situación en la que
cualquier restricción de ayudas a este colectivo tendría graves consecuencias.
Se estima que, solo en el Reino de España, en poco tiempo el número de pobres
aumentaría en más de un millón, aunque no se concreta qué ayudas serían las
afectadas ni en qué medida. Lo que pretende Mark Rutte es que asumamos la
necesidad de entrar en economía de guerra, donde la prioridad son los recursos
militares, sean cuales sean sus consecuencias.
Mientras, las capas medias altas se han visto afianzadas,
pero eso no significa que acepten de buen grado el aumento del gasto militar.
Lo que más les atrae es la consigna de la seguridad; por ello hay que seguir
convenciéndolas de que desatar una guerra es lo más seguro. Tomándolas en
conjunto, dado que el belicismo entraña riesgos, no mejorarán su nivel actual;
una contradicción que no se podrá resolver, aunque se puede amortiguar con la
propaganda del terror.
Este fenómeno es universal. Según los datos de la revista
Science, 4.400 millones de personas, el 50% de la población mundial, no tiene
acceso al agua potable segura, cifra que Naciones Unidas rebaja a 2.200
millones. En cualquier caso, se estima que esta situación ocasiona entre
quinientos mil y un millón de muertes anuales, de los que 365.000 son niños
menores de 5 años. Esta cifra supera con mucho el número de víctimas de los conflictos
armados, con una media de 232 mil víctimas anuales.
La situación es aún más escandalosa si comparamos los
gastos militares con la inversión necesaria para eliminar esta lacra. El gasto
anual militar declarado en el mundo es de 2,44 billones de dólares, cifra
inferior a la real por las partidas camufladas y porque los presupuestos
realmente ejecutados son siempre superiores a los previstos. La OTAN gasta el
55% del total, 1,34 billones, con un crecimiento sostenido desde hace 9 años, que
en 2023 fue del 6,8%. Frente a ello, los gastos necesarios para suministrar
agua potable a toda la humanidad se estiman en 140 mil millones anuales, es
decir, 17,5 veces menos que el gasto militar. Si la OTAN desapareciera y el
gasto militar se redujera al 1% del PIB, este problema desaparecería y
sobrarían varios cientos de miles de millones.
Ocultar esta situación es prioritario. Por eso, el
secretario general de la OTAN no tiene ningún pudor en mentir cuando afirma que
“Rusia y China lideran la inversión militar”, contrariamente a las cifras
oficiales publicadas. En ellas, China aparece con 296.000 millones y Rusia con
109.000 millones. En total, 405.000 millones, frente a los 916.000 millones de
EE.UU., más del doble, y los 1,34 billones del conjunto de la OTAN, más del
triple.
El verdadero terror es pensar que un manipulador,
ignorante, mentiroso y cínico sea el que hoy está al frente del mayor aparato
militar del mundo.
Comité de Coordinación de la Campaña
«Que no nos arrastren a la guerra»
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Fuente: Comité de
Coordinación de la Campaña «Que no nos arrastren a la guerra»
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