Reflexiones en torno al
genocidio
DIARIO OCTUBRE / octubre 1, 2024
“No es verdad la muerte cuando se
ha cumplido bien la obra de la vida”
— José Martí
Hiere si quieres herir
que el golpe aguardo sereno
pues yo en cambio te condeno
al tormento de vivir
¿A dónde podrás huir
que no te alcance el castigo?
Buscarás en vano abrigo
otros montes, otras playas
y a donde quiera que vayas
irá tu crimen contigo
Epígrafe
Jesús Orta Ruiz
El Indio Naborí
Sergio
Rodríguez Gelfenstein.— Mataron a José Martí y la lucha
del pueblo cubano no se detuvo, mataron al general Augusto C. Sandino y años
después al comandante Carlos Fonseca y la lucha del pueblo nicaragüense no se
detuvo, mataron a Yasser Arafat y la lucha del pueblo palestino no se detuvo,
no está demostrado, pero existe la hipótesis de que mataron al comandante Hugo
Chávez y la lucha del pueblo venezolano no se detuvo. ¿Creen que por haber
matado a Hasán Nasralá la lucha de la resistencia anti sionista en el Asia
Occidental se va a detener? Suponer eso es subestimar a los pueblos, creer que
la lucha depende de una personalidad o incluso de un dirigente. Claro que la
pérdida de un líder es dura y dolorosa, pero jamás la historia de la lucha por
la independencia y la libertad se ha detenido por eso.
Está demostrado
que Israel es un engendro imperialista y que el sionismo se sostiene por el
aval que Estados Unidos y Europa le dan para cometer sus crímenes. Pero también
es cierto que el mayor triunfo del imperialismo y el sionismo –y en eso radica
la causa fundamental de su éxito- es haber logrado mantener dividido al mundo
islámico y musulmán, impidiendo la unidad necesaria para combatir al enemigo
sionista. Hasta el 7 de octubre del año pasado, algunos países árabes incluso
habían firmado los acuerdos de Abraham e iniciado la “normalización” de las
relaciones con Israel. Antes, en 1978 se firmaron los acuerdos de Camp David y
en 1993 los de Oslo. Más recientemente, al desatar la mal llamada “primavera
árabe”, al golpear al eje de la resistencia a fin de destruirlo, el
imperialismo y el sionismo apuntaban a la desunión.
Son más de 45
años de esfuerzo de Estados Unidos por buscar acuerdos parciales que paralicen
la lucha del pueblo palestino y de los países que resisten. Nunca un pueblo
firme y tenaz y sus líderes, han firmado acuerdo alguno con la entidad
sionista. Hoy, una vez más queda claro que la identidad religiosa y la nacional
tienen un carácter subordinado cuando de defender los intereses de clase se
trata. Por eso, algunos países y líderes árabes y musulmanes se quedan en la
retórica de “volver a Al Quds” y “rechazar” las matanzas sionistas, mientras en
realidad buscan aliarse -y hasta hacer negocios con ellos- a través de Estados
que buscan unificarlos para detener el impulso liberador de la resistencia.
300 millones de
árabes y 1500 millones de musulmanes no han sido capaces de unirse para
enfrentar al sionismo que en Israel configuran una población de 6.9 millones de
judíos (y no todos son sionistas). La división, los intereses de monarquías
medievales corruptas y su deseo de subordinarse y servir a Estados Unidos y a
Occidente permiten esta situación en la que Israel puede actuar a sus anchas
violentando el derecho internacional y la Carta de la ONU. Llegará el día en
que los pueblos de la región le reclamen a sus élites los titubeos y las dudas
al enfrentar al sionismo. Y cuando ese día llegue, todo cambiará.
El enciso 1 del
artículo 1 de la Carta de las Naciones Unidas instaura como primer propósito de
la organización: “Mantener la paz y la seguridad internacionales, y con tal
fin: tomar medidas colectivas eficaces para prevenir y eliminar amenazas a la
paz, y para suprimir actos de agresión u otros quebrantamientos de la paz; y
lograr por medios pacíficos, y de conformidad con los principios de la justicia
y del derecho internacional, el ajuste o arreglo de controversias o situaciones
internacionales susceptibles de conducir a quebrantamientos de la paz”.
Antes, en el
preámbulo de la Carta se establece que la ONU está resuelta “a preservar a las
generaciones venideras del flagelo de la guerra que dos veces durante nuestra
vida ha infligido a la Humanidad sufrimientos indecibles, a reafirmar la fe en los
derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona
humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones
grandes y pequeñas, a crear condiciones bajo las cuales puedan mantenerse la
justicia y el respeto a las obligaciones emanadas de los tratados y de otras
fuentes del derecho internacional, a promover el progreso social y a elevar el
nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad”.
A la luz de
estos preceptos, es evidente que la ONU ha fracasado, debe desaparecer y dar
paso a una instancia que si esté capacitada para cumplir estos objetivos. Para
ello, es básico, fundamental y necesario que desaparezca el derecho a veto. El
derecho a veto es un instrumento dictatorial que proporciona las herramientas
que garantizan el genocidio sionista en Asia Occidental.
La ONU ya no es
un instrumento para la paz, al punto que el líder sionista -desde New York- y
sin importarle que el mundo no lo escuchaba, ordenó el ataque contra Líbano y
el asesinato del líder de la resistencia Hasán Nasralá. Cuando se ha hecho
evidente que la ONU ya no es una tribuna para promover la paz sino para
estimular la guerra, debería ser natural su desaparición.
Todo esto se puede hacer porque Estados Unidos lo permite, lo avala, lo apoya, lo financia y arma al causante de la guerra incluso cuando es evidente que se ha configurado el delito de genocidio establecido en la “Convención para la prevención y la sanción del delito de genocidio” aprobada en 1948 y puesta en vigencia en 1951. La ONU es tan ineficaz que no ha sido capaz de hacer aplicar esta convención que se proponía evitar “un delito perpetrado con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso”.
20 de noviembre de 1945. Los Juicios de Nuremberg
Cuando finalizó
la segunda guerra mundial, a fin de castigar a los culpables de tan abominable
hecho que causó la muerte a 60 millones de personas (el 2,5% de la población
del planeta en ese entonces) se realizó el juicio de Núremberg. Uno de sus
objetivos principales fue llevar a cabo un juicio justo y tener un rol concreto
en la prevención de genocidios en el futuro. A pesar de los esfuerzos de los
fiscales soviéticos, sus colegas occidentales se preocuparon de “suavizar” las
penas y salvaguardar a muchos criminales.
Gracias al
apoyo de Estados Unidos, el Vaticano, la Cruz Roja Internacional, la España
franquista y la Italia derrotada pero con una fuerte presencia de las huestes
de Mussolini, el nazismo y el fascismo sobrevivieron y hoy toman cuerpo en
Europa (las elecciones del pasado domingo en Austria son claro reflejo de esta
situación) , en América Latina y en otras regiones del mundo. Ayer, en Austria,
al igual que Hitler, los fascistas llegaron al poder por vía electoral.
La extirpación
no concluida del nazismo hoy le está pasando cuenta al mundo. El sionismo como
corriente nacionalista reaccionaria y expresión de la extrema derecha racista
surgida a finales del siglo XIX en Europa, sustenta su ejecutoria en el mito de
la superioridad racial y la exclusividad de los judíos. Al igual que Estados
Unidos, el sionismo considera que el territorio ocupado es una tierra prometida
por Dios. Se sustenta en un exacerbado chovinismo, anti comunismo y el
nacionalismo extremo. Eso les permite justificar el exterminio de los
palestinos y los árabes.
Me preguntó si
habrá que esperar a que termine la guerra en Asia Occidental con la derrota de
Israel para organizar un nuevo Núremberg, o si será necesario que Rusia, otro
país o alianza de países, realicen una nueva Operación Militar Especial, para
que al igual que en Ucrania se logre paralizar el desarrollo del genocidio en
curso.
¿Y qué dirán
los “civilizados” europeos, las social democracias y la izquierda cobarde
cuando ello ocurra? ¿O es que caso debemos seguir mirando desde la tranquilidad
de nuestros hogares y de nuestras vidas como el mundo no es capaz de
organizarse ni siquiera para evitar la muerte en masa de decenas de miles de
personas? En la conciencia de los habitantes de este planeta pesará la carga
por la incapacidad y la complicidad con este genocidio.
Ya no bastan las
declaraciones de rechazo y repudio, hay que pasar a la acción y hay múltiples
formas de hacerlo en términos políticos, jurídicos, económicos y militares,
pero lo repito una vez más, la iniciativa debe venir del mundo árabe y musulmán
porque esperar que Occidente y en primer lugar Europa hagan algo, no es más que
una quimera. Más que más, son ellos los ejecutores de los peores genocidios en
la historia de la humanidad. Así se hicieron ricos y poderosos: a través de la
muerte, la usurpación, el robo, la piratería, el latrocinio, la depredación, el
saqueo y la rapiña. Esos son los instrumentos que le permitieron transformarse
en “jardín”, recuerden… el resto solo somos “selva”.
www.sergioro07.blogspot.com
Fuente: sergioro07.blogspot.com
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